“La democracia misma está en riesgo” – La hipocresía de El País al descubierto Share TweetEl lunes por la mañana mientras desayunaba se me ocurrió revisar qué decía la prensa española de la victoria del Barça en la supercopa y casi se me atraganta la tostada de mermelada de arándanos cuando me saltó de la pantalla el estridente editorial de El País. “Europa debe reaccionar” gritaba de manera casi histérica el titular. Alarmado, empecé a leer la opinión de este órgano autorizado de la clase dominante española. ¿De dónde venía el pánico y cuál era la respuesta que exigía El País?El argumento central del editorial es que “Europa se enfrenta a una ofensiva política encabezada por Elon Musk”. Los magnates de las empresas tecnológicas, nos advierte El País, “utilizan sus plataformas para influir en la política europea, difundir desinformación y privilegiar la agenda de la extrema derecha”. La amenaza es seria, ya que el “tecnopopulismo pone en riesgo la democracia misma”. Ni más ni menos.Empecemos por el principio. No hay ninguna duda que Elon Musk ha lanzado una ofensiva política en Europa, atacando, por turno y para empezar, a Starmer, Scholz y Macron. Además ha utilizado la plataforma que le da la red social X de su propiedad para promocionar a demagogos reaccionarios como Farage en Gran Bretaña y la AfD en Alemania.Sin embargo, uno podría pensar que estas actividades están dentro de los límites del liberalismo burgués y la libertad de expresión que supuestamente es uno de sus pilares. Parece que no. El País exige “una más firme reacción de la UE para salvaguardar su soberanía digital” para “frenar la desinformación y proteger a los ciudadanos de la Unión.” En otras palabras, la UE debe protegerse de opiniones que no le gustan mediante leyes que permitan su censura … en nombre de la democracia y la libertad de expresión.¿Cuál es la objeción aquí? ¿Que Musk tiene mucho dinero – “el hombre más rico del mundo” nos recuerda El País? Pero, ¿acaso eso no se aplica a todos los medios de comunicación? Veamos. El País, por poner un ejemplo, es propiedad del grupo PRISA. El grupo PRISA es uno de los mayores grupos mediáticos españoles, controlando periódicos como El País, AS, Cinco Días, El HuffPost, además de ser el líder en radio en el Estado español (Cadena SER, Los 40), en Colombia (Caracol, W Radio) y Chile (ADN), además de tener presencia en otros 10 países. Prisa es además propietaria de la editorial educativa Santillana, con presencia en 20 países. Digamos que X es una de las redes sociales más grandes del mundo, pero El País no es precisamente un periódico local de un pueblo pequeño.¿Y quien controla el grupo PRISA? El principal accionista de PRISA, con casi el 30% de las acciones, es el fondo de inversión Amber Capital, del billonario Joseph Oughourlian, que además es propietario de varios clubs de fútbol. El segundo mayor accionista de PRISA es el grupo empresarial francés Vivendi, con un 11% de las acciones.Rascando un poco en la superficie, lo que nos encontramos es que bajo el capitalismo todos los grandes medios de comunicación, ya sean “tradicionales” (radio, TV, periódicos), como redes sociales (Meta, X, Telegram, etc), son propiedad de grandes empresas capitalistas o multimillonarios. Y cada uno de los grandes grupos mediáticos que controlan en la práctica el acceso a la información por parte de los ciudadanos de a pie, tienen un determinado punto de vista político, El País incluido. Todos defienden el sistema capitalista, pero lo hacen con uno y otro énfasis político. Elon Musk y su plataforma X no son en esto ninguna novedad.¿Pero acaso lo que realmente molesta a El País es que estos multimillonarios “teconopopulistas” difunden desinformación? Realmente, los que viven en casas de cristal no deberían tirar piedras. Todos los medios de comunicación burgueses participan en la difusión de desinformación, y el diario El País no es ninguna excepción. El País lleva más de 20 años mintiendo deliberadamente sobre Venezuela. No se trata solamente de que tenga un punto de vista político que en última instancia responde a los intereses de las multinacionales españolas, sino que además, miente descaradamente para manipular la opinión pública en favor de ese punto de vista, un punto de vista imperialista español.Por dar solo un ejemplo. En 2019, cuando el intento de Guaidó de auto-proclamarse presidente de Venezuela sin haber sido elegido, El País afirmó, en su editorial, que “El régimen ha dejado al descubierto su cara más miserable al quemar algunos camiones cargados de medicinas y alimentos” en un incidente en la frontera con Colombia. Bien. Esto era directamente falso. El País fue obligado a publicar una fe de erratas en la que reconocía que “estos hechos nunca se produjeron”. Un ejemplo de manual de lo que es desinformación.Entonces, ¿a qué vienen las protestas de El País? Quizás es el hecho de que estos millonarios estadounidenses han lanzado “una ofensiva política” contra Europa. Ah, pero es que resulta que los millonarios propietarios de El País han hecho justamente lo mismo, es decir, han lanzado una ofensiva política contra Trump en EEUU. Solo hace falta leer los editoriales de El País para darse cuenta que el periódico militó de forma activa contra Trump durante las elecciones de EEUU, presentando su posible victoria en los términos más apocalípticos posibles y abogando por una victoria de Harris como la única manera de “salvar el sistema”.Así pues, es el colmo de la hipocresía por parte de El País quejarse de que Musk recurre a desinformación, de que interfiere en asuntos europeos cuando este propio periódico es culpable de lo mismo.La situación real de la libertad de prensa bajo el capitalismo la resumió muy bien Lenin hace más de 100 años:“La publicación de un periódico es una gran y lucrativa empresa capitalista en la que los ricos invierten millones y millones de rublos. La “libertad de prensa” en la sociedad burguesa significa para los ricos la libertad de engañar, corromper y embaucar sistemáticamente, sin descanso, todos los días, en millones de ejemplares, a las masas explotadas y oprimidas del pueblo, a los pobres.“Esta es la verdad simple, conocida por todos, obvia, que todo el mundo ve y comprende, pero que “casi todo el mundo” pasa por alto “tímidamente”, en silencio, tímidamente eludida” (Sobre la libertad de prensa, ¿Cómo garantizar el éxito de la Asamblea Constituyente, 28 de septiembre, 1917)Y posteriormente, en un decreto del gobierno soviético, añadía:“Para la burguesía, la libertad de prensa significaba libertad para los ricos de publicar y libertad para los capitalistas de controlar los periódicos, una práctica que en todos los países, incluso en los más libres, producía una prensa corrupta.” (Borrador de decreto sobre la libertad de prensa, 4 de noviembre, 1917)El editorial de El País también contiene un llamado patético e impotente a la burguesía europea “a fomentar el crecimiento de empresas locales y priorizar el uso de tecnologías europeas.” En realidad, en el panorama internacional actual, Europa representa una colección de potencias imperialistas menores y en declive con intereses dispares asustadas porque Trump amenaza con retirarles la protección que tradicionalmente les había proporcionado el imperialismo estadounidense bajo el manto de la OTAN. Y no hay mucho que puedan hacer en respuesta, a pesar de los llamados alarmistas de El País.El periódico abanderado del progresismo y la democracia exige a la UE “aplicar medidas severas contra plataformas que violen las reglas comunitarias”. Es decir, en nombre de la defensa de la democracia y la libertad de expresión … exige la censura de aquellas opiniones que le parecen peligrosas.Este es un asunto bastante serio. Seamos claros. Cualquier normativa que los estados capitalistas creen, con la excusa de combatir la desinformación o el extremismo, se usará hoy supuestamente para combatir a la extrema derecha, se usará también mañana para combatir también opiniones que ellos consideren peligrosas por parte de aquellos que nos oponemos al sistema capitalista. No hay que ir muy lejos. Medidas de este tipo ya se han usado, en el Estado español y allende sus fronteras, para reprimir la libertad de expresión.No hace falta más que uno de los ejemplos que pone El País de las medidas que exige: Rumanía. Allí, la victoria de un candidato anti-sistema (un demagogo reaccionario) en la primera ronda de las elecciones presidenciales, llevó a un aullido de protestas por parte de la UE y finalmente a la cancelación de dichas elecciones por parte del Tribunal Constitucional, con la excusa de que se había producido “interferencia extranjera” mediante una campaña en TikTok.Así, en nombre de una amenaza “a la democracia misma”, El País exige “abandonar la pasividad” y “adoptar medidas severas”, como por ejemplo … la cancelación de las elecciones si no gana el candidato favorito del periódico progresista por excelencia.He aquí la esencia del progresismo de El País. Seamos claros. Trump y Musk son reaccionarios opuestos a los intereses de la clase obrera. Pero eso no los hace de ninguna manera peores que Biden, Harris y Starmer, que representan los intereses del establishment capitalista imperialista que arma, financia y apoya la masacre de los palestinos en Gaza por el estado sionista de Israel. Ah, si, pero lo hacen tapándose cínicamente con el taparrabos de la inclusividad, la diversidad y la equidad.En las redes sociales la desinformación y la manipulación está desatada, pero en eso no son muy diferentes de los medios de comunicación burgueses respetables, los que nos vendieron el cuento de que Saddam Hussein poseía “armas de destrucción masiva”, los que levantaron un coro hipócrita de protesta ante la violación de las fronteras soberanas de Ucrania mientras justifican la invasión del Líbano por Israel como legítima defensa.No, en realidad todos los medios de comunicación mienten y manipulan, a veces de manera abierta, otras de manera encubierta y sibilina, con el objetivo de defender los intereses de sus propietarios capitalistas.Es por eso que la clase obrera necesita sus propios medios de comunicación. Es por eso que los comunistas revolucionarios deben tener su propia prensa, cuya independencia política se garantiza porque se financia solamente con las contribuciones de sus lectores y simpatizantes.La auténtica libertad de prensa y de expresión solamente estará garantizada cuando la clase obrera tome el poder y expropie los medios de comunicación para ponerlos al servicio de la mayoría. Como explicaba el Programa del Partido Comunista Ruso en 1919, después de la toma del poder:«La democracia burguesa se limitaba a extender formalmente a todos los ciudadanos los derechos y libertades políticas, como el derecho de reunión, el derecho de asociación y la libertad de prensa. Pero, en realidad, la práctica administrativa y, sobre todo, la esclavitud económica de los trabajadores bajo la democracia burguesa, han hecho siempre imposible para los trabajadores hacer un uso amplio de estos derechos y libertades.«Por el contrario, la democracia proletaria, en lugar de reivindicar formalmente derechos y libertades, en realidad los concede, en primer lugar y sobre todo, a las clases de la población oprimidas por el capitalismo, es decir, al proletariado y al campesinado. Para ello, el gobierno soviético expropia a la burguesía de los edificios, imprentas, almacenes de papel, etc., y los pone a plena disposición de los obreros y de sus organizaciones.«La tarea del Partido Comunista de la Unión Soviética es atraer a masas cada vez más amplias de la población trabajadora al disfrute de los derechos y libertades democráticos y ampliar las posibilidades materiales para ello.» (Programa del Partido Comunista Ruso de 1919)Aquí solo habría que añadir a “imprentas y almacenes de papel”, servidores y redes sociales. La auténtica libertad de prensa y de expresión solo se puede garantizar mediante la abolición del régimen de la propiedad privada. Mientras tanto desenmascaremos la hipocresía repugnante del progresismo que aúlla en favor de la censura y la suspensión de elecciones “en defensa de la democracia”.