Iraq está en llamas como nunca antes lo ha estado. Las escenas que vimos la semana pasada en Basora muestran una vez más el lamentable estado de Iraq. Vimos como un soldado británico salía en llamas de un tanque ardiendo rodeado por un gran grupo de iraquíes. Las tropas británicas parece ser que utilizaron diez tanques ¾ apoyados por helicópteros ¾ para derribar los muros de una comisaría para liberar a dos “militares” británicos que en realidad eran miembros de los servicios secretos británicos.
Los acontecimientos se desencadenaron cuando dos británicos fueron detenidos por la policía iraquí en un puesto de control. Más tarde se supo que eran dos agentes secretos británicos disfrazados con ropas árabes. Fueron detenidos en el puesto de control y se produjo un choque con disparos. Dos policías iraquíes fueron disparados, uno más tarde murió. Los agentes británicos fueron después arrestados, para disgusto del mando británico, y después siguió el asalto a la comisaría de policía.
Las campanas de alarma sonaron en los cuarteles británicos. Aunque unos cuantos manifestantes resultaran heridos y la comisaría demolida, esto parecía trivial con los atentados suicidas diarios que se producen en la zona controlada por EEUU, al norte del país, resulta significativo que estos acontecimientos se produzcan en la zona controlada por los británicos, la que rodea a Basora, que hasta ahora se pensaba era tranquila y relativamente estable.
Ahora el consulado británico en Basora ha sufrido por primera vez en meses ataques con cohetes, debemos recordar que se encuentra en el corazón de la región chiíta y donde se encuentra la mayor parte del petróleo iraquí. Si pierden el control de esta zona sería un desastre para las fuerzas de ocupación, el menor síntoma de debilidad y desesperación en el “pacífico sur” es muy preocupante desde su punto de vista porque puede transformar toda la situación.
Como señala The Economist: “Para las empantanadas tropas estadounidenses, bajo el fuego en las zonas sunnitas del norte, servirá de poco consuelo saber que si, como se dice a menudo, los británicos antes tan amados por la población local han perdido ya rápidamente ese amor”. (22/9/2005).
Si existiera algo de “amor” por parte de la población local hacia sus ocupantes, con sus actos los británicos están destruyendo rápidamente cualquier credibilidad que antes podían tener. El mito de los pacíficos soldados británicos, supuestamente adalides del “mantenimiento de la paz”, poco a poco está desapareciendo. Ese mito desapareció con la política de “divide y vencerás” que el imperialismo británico impuso en Irlanda del norte, en realidad, toda la historia del imperialismo británico, con sus brutales guerras coloniales en África y el subcontinente indio, demuestra su carácter real.
Robert Fisk recientemente hizo la siguiente observación:
“En realidad, la mayor parte de la guerra en Irlanda del Norte pareció girar alrededor del uso de asesinatos y operaciones encubiertas de la SAS, que organizaban emboscadas contra los hombres del IRA. La pregunta en este caso es ¿qué estaban haciendo dos miembros del SAS en Basora, vestidos de árabe y armados hasta los dientes? ¿Por qué nadie pregunta? ¿Cuántos hombres del SAS están en el sur de Iraq? ¿Por qué están allí? ¿Cuál es su tarea? ¿Qué armas llevan? Nadie pregunta”.
“Lo que realmente están haciendo ‘para mantener la paz’ en Basora es ‘cerrar los ojos’ al abuso, el asesinato y la anarquía que reina en Basora desde 2003 (incluidos los abusos cometidos por sus propios compañeros). Cuando fue asesinado un vendedor de alcohol cristiano guardaron silencio. Cuando antiguos miembros del Baath fueron asesinados en la calle ¾ incluidos sus mujeres e hijos ¾ , nuestros oficiales británicos se olvidaron de comunicárselo a la prensa. Todo por apartar a nuestros chicos del mal camino”. (The Independent. 24/9/2005).
El principal problema para el ejército británico no es que la mayoría de la población iraquí ya no le vea como un aliado. Después de todo, la “pacificación” a punta de pistola nunca ha sido muy popular en las naciones ocupadas. El problema más importante al que se enfrentan es que ya no pueden confiar en la policía iraquí porque está infiltrada por “insurgentes”.
Históricamente hablando, una fuerza ocupante nunca ha sido capaz de mantener el control de la situación durante mucho tiempo si no tiene aliados locales en los que basarse. En Iraq las cosas no son diferentes, donde el ejército más poderoso del planeta ¾ y su joven socio británico ¾ no será capaz de permanecer mucho tiempo sin el consentimiento de una elite de colaboradores locales, incluido el actual gobierno títere encabezado por el primer ministro Ibrahim al Jaafari. En ese sentido, las palabras del gobernador de Basora, Muhammad al-Waili, no son una tontería. La semana pasada condenó el asalto como “salvaje, bárbaro e irresponsable”.
Tal Afar
En el norte la situación se está caldeando para los estadounidenses. Hace dos semanas la ciudad de Tal Afar, a 80 kilómetros al este de Mosul, cerca de la frontera siria, fue tomada por una fuerza combinada de 6.000 soldados iraquíes y 4.000 estadounidenses. Con una fuerza arrolladora de tanques, armas y helicópteros, la resistencia pronto fue derrotada. Los bombardeos norteamericanos hicieron huir a la población presa del pánico, la ciudad está habitada por una mayoría de árabes sunnitas y turkomanos chiítas. La semana pasada el ejército iraquí anunció el final de la ofensiva que había durado tres semanas, en la que habían muerto 157 “rebeldes” y habían capturado a 683 sospechosos.
Como ocurrió en noviembre en Faluya, esa es la historia oficial. Lo que no dice la historia oficial es que casi toda la ciudad ha sido destruida. Después de ser bombardeada, los que han vuelto a la ciudad se quejan de la ausencia de agua potable y energía eléctrica ya que toda la infraestructura está hecha añicos.
Irónicamente, la administración Bush, que después de too es un ocupante extranjero de Iraq, ha justificado la operación con la excusa de que simplemente estaban neutralizando a los extremistas islámicos que entran en el país a través de la frontera siria. El embajador estadounidense, Zalmay Khalilzad, ha dicho que EEUU está “perdiendo la paciencia” con Siria. Estas palabras ocultaban la verdadera razón del ataque, es decir, una vez más someter por la fuerza a cualquier que no siga los dictados de EEUU. La gran mayoría de la resistencia en Tal Afar eran iraquíes y no extranjeros. Como ocurrió en Faluya, la estrategia de destruir toda la ciudad parece estar basada en la pretensión de liberarla de combatientes extranjeros. Sin duda, a los ojos de los iraquíes, los verdaderos extranjeros son las tropas estadounidenses y sus aliados “extranjeros”.
El ataque a Tal Afar ha sido visto como una ofensiva más amplia del ejército estadounidense para acabar con cualquier oposición a su presencia, pero también de cara al referéndum sobre la constitución que debe celebrarse el 15 de octubre. El gobierno iraquí y sus amos estadounidenses corren muchos riesgos porque varias organizaciones, sobre todo sunnitas y turkomanas, han aconsejado a sus miembros que voten contra un pedazo de papel inútil. Dado que cientos de miles de sunnitas, que boicotearon las elecciones en enero, no se han registrado para votar en el referéndum, no hace falta demasiada imaginación para ver como reaccionaría el imperialismo a esto.
Como ocurrió en Faluya, aquí también han recurrido al método de bombardear una ciudad para someterla. Y no se detendrán ahí, el ministro de defensa iraquí, Saadun Al-Dulaimi, reveló el 10 de septiembre que las fuerzas iraquíes y estadounidenses lucharían contra los “insurgentes” en cuatro ciudades del noroeste, Ramadi, Samarra, Rawa y Qaem, todas habitadas fundamentalmente por sunnitas. Esta amenaza ha llegado ahora a Ramadi, cerca del río Eufrates. Desde ahí las fuerzas estadounidenses continuarán su ataque militar a lo largo del Eufrates. Esta operación en realidad es un signo de debilidad por parte de una potencia imperialista que se ve superada por todas partes.
¿Un Iraq más seguro?
En el frente interno las cosas no van demasiado bien para los círculos dominantes. Una encuesta de CNN/Gallup/USA Today de la semana pasada, decía que el 67 por ciento desaprobaba la forma en que Bush estaba manejando la situación en Iraq, mientras que el 57 por ciento desaprobaba su respuesta al huracán Katrina. Resulta interesante que cuando preguntaban cómo el gobierno debería hacer frente a los costes del Katrina, el 54 por ciento dijo que la reconstrucción debería ser sufragada con el dinero destinado a la guerra de Iraq.
Al otro lado del océano, sólo el 12 por ciento de los 1.009 encuestados por ICM para el periódico The Guardian, decía que la presencia de las tropas británicas en Iraq estaba ayudando a mejorar la situación y el 51 por ciento decía que el gobierno de Tony Blair debería poner una fecha a la retirada de los soldados de Basora. Sólo el 39 por ciento estaba satisfecho con el trabajo de Blair como primer ministro, comparado con el 47 por ciento de hace un mes. Sólo el 41 por ciento de los votantes estaba convencido del argumento del primer ministro sobre que las tropas tenían el deber de permanecer en el país hasta que las cosas mejoraran.
No es resulta sorprendente que Blair dijera que no se podía poner una fecha arbitraria a la retirada. En una entrevista en la BBC dijo: “No tengo absolutamente ninguna duda de lo que debemos hacer. Debemos seguir allí”: Blair añadió que no hay absolutamente ninguna duda de que lo que “está ocurriendo en Iraq ahora es crucial para nuestra propia seguridad. No importa la seguridad de Iraq u Oriente Medio. Lo realmente importante es la seguridad del mundo”.
¿De qué seguridad estamos hablando? ¿Están las cosas mejor hora en Iraq que cuando Sadán Husein estaba en el poder? A pesar del monstruoso régimen de Sadán, la respuesta es sencilla, no. Iraq ahora es un lugar mucho menos seguro para vivir y trabajar que antes. Nadie puede ir a trabajar sin el temor de no ver más a su familia. La soberanía iraquí es pisoteada por ejércitos extranjeros que pretenden llevar la “democracia” pero que sólo han llevado caos. Cientos de personas agonizan diariamente como resultado directo de la ocupación. Es verdad que muchas bajas son producidas por los atentados suicidas, que también asesinan a iraquíes inocentes. Sin embargo, la realidad es que el grueso de estas bajas de inocentes son el resultado del fuego estadounidense y británico, aunque lógicamente esto nunca es mencionado por los medios de comunicación burgueses.
La amenaza de la guerra civil
Para contrarrestar las peticiones de retirada inmediata de Iraq, el gobierno normalmente responda a cualquier oposición a la guerra hablando de la amenaza de una guerra civil. “Veis, nuestros chicos son necesarios para mantener la paz. Si se van el resultado será el caos total. Este es precisamente el mismo tono que utilizaba Lloyd George en 1920, cuando ¡advertía de una guerra civil en Iraq si el ejército británico se iba! Pero ¿no se ha extendido el terrorismo en Iraq? ¿No hay una guerra de guerrillas contra las fuerzas de ocupación? No hay enfrentamientos esporádicos entre sunnitas y chiítas? “Sí” se podría responder, “pero las cosas irán peor cuando se vayan los ejércitos ocupantes”. Este tipo de razonamiento pasa por algo un dato simple, y es que la presencia de ejércitos extranjeros no evita sino que contribuye a una posible guerra civil.
En primer lugar, las fuerzas estadounidenses están asesinando ya a más civiles iraquíes que los que probablemente morirían en una guerra civil. Cada día mueren iraquíes en los puestos de control a manos de soldados nerviosos que no siempre distinguen entre luchadores de la resistencia y civiles normales. Cada día iraquíes de todas las etnias y religiones mueren debido a los disparos de las patrullas que tienen instrucciones de utilizar la fuerza en enfrentamientos con sospechosos de ser “insurgentes”. Allá donde puede haber algo de resistencia las órdenes son demoler todo el edificio y amenazar a todo el que se encuentre dentro como si fuera un enemigo. Sobra decir que docenas de personas inocentes mueren como resultado inmediato de estas acciones que provocan miles de muertos al año. Además está el número de iraquíes que mueren víctimas de los bombardeos estadounidenses en zonas muy pobladas, así que todo lo que se dice sobre una “guerra civil” hay que ponerlo en el contexto adecuado.
En segundo lugar, podríamos preguntar: ¿Por qué se ha extendido el terrorismo en el país? Precisamente se debe a la presencia de un invasor extranjero. Es verdad que la resistencia a veces adopta una forma despreciable (como los atentados suicidas de hace una semana en Bagdad contra parados iraquíes esperando la cola para conseguir un empleo). Sin embargo, la gran mayoría de la resistencia procede aún de amplias capas de la población y tiene como objetivo principal las fuerzas ocupantes. En otras palabras, sino existiera la presencia de un ejército ocupante, no habría necesidad de este baño de sangre. La mayor parte de la violencia actual sin duda desaparecería una vez que los norteamericanos se hubieran ido. Si quieres erradicar una enfermedad tendrías que empezar a curar los síntomas de esa enfermedad.
Sin embargo, como la enfermedad es tan severa y el paciente está tan enfermo, una guerra civil en Iraq es una posibilidad real sino se pone remedio pronto. Ha habido varios informes de enfrentamientos violentos entre sunnitas y chiítas. El fundamentalismo islámico recientemente demostró su cara reaccionaria de nuevo cuando Al Qaeda declaró en una cinta de audio que declaraba la guerra contra los chiítas. Personas como Abu Musab al Zarqawi, el líder de los “yihadistas”, están sólo interesadas en crear un estado separado para los árabes sunnitas en Oriente Medio. En lugar de unir a las diferentes religiones y afiliaciones contra el enemigo común, es decir, las fuerzas ocupantes, ellos hacen el juego a la política de divide y vencerás del imperialismo, llamando abiertamente a una guerra contra la población chiíta. Esto sólo añade más combustible al fuego.
Sin embargo, tenemos que decir claramente quién es el responsable de este caos. La mayor parte de los ataques sectarios contra los chiítas es consecuencia de la interferencia estadounidense en Iraq. Los reaccionarios como Zarqawi realmente no tendrían ningún eco sin la presencia de las tropas norteamericanas. Después de todo, su principal fuente de apoyo surge de su idea de que los “chiítas están ayudando a los norteamericanos”. El éxito del fundamentalismo islámico depende de su capacidad para ganar gente dispuesta a dar su vida en un atentado suicida. Pero el reclutamiento a su vez depende del descontento de los posibles reclutas, que claramente es el resultado de la situación provocada por el imperialismo en Iraq. Un país no puede ser libre bajo la bota de un invasor extranjero. Esto sólo puede acabar en lágrimas e inevitablemente avivará las llamas del descontento en toda la región, como está ocurriendo ahora.
Por esa razón la retirada inmediata de todas las tropas extranjeras es la condición necesaria para evitar una guerra civil y nuevos ataques sectarios. ¡Dejemos que los iraquíes decidan su propio destino! ¡La ocupación de Iraq debe acabar!