Se supone que la libertad de expresión es una piedra angular de la democracia. Todas las opiniones, incluso las más desagradables, deben poder competir en un mercado abierto de las ideas. El capitalismo, nos han dicho, es el único sistema capaz de facilitar tal tolerancia; el comunismo, por otra parte, aplastaría la disidencia bajo el talón de hierro de la conformidad y la "línea del partido". Sin embargo, mientras escribimos estas palabras, estudiantes y personal académico están siendo golpeados y arrestados en docenas de campus universitarios de los Estados Unidos capitalista por sus opiniones "inaceptables". Mientras tanto, los comunistas somos los únicos que defendemos la libertad
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