La controversia suscitada alrededor de la compra de un chalet por parte de Pablo Iglesias e Irene Montero en Galapagar (Madrid), como vivienda familiar –a través de un crédito hipotecario a 30 años– ha dado rienda suelta a una jauría formada por la reacción y todos los partidos del régimen (PP, Ciudadanos y PSOE) para tratar de destruir personal y políticamente a ambos y, por extensión, de inhabilitar a Podemos y a sus confluencias y a todos los que plantean una alternativa al régimen establecido. Es nuestra convicción de que cualquiera que, desde la izquierda, muestre su disconformidad con la actuación de Iglesias y Montero en este asunto, debe comenzar en primer lugar por delimitar
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