Europa

Del 11 al 13 de abril se celebró el Primer Congreso del Partido Comunista Revolucionario (PCR) de Italia en Cervia. Exactamente un año antes, la organización política Sinistra Classe Rivoluzione decidió constituirse como partido y enarbolar la bandera del comunismo revolucionario, convocando a todos los jóvenes y trabajadores dispuestos a luchar contra el sistema capitalista. Un año después, el emocionante crecimiento de las fuerzas del partido y el tumultuoso desarrollo de los acontecimientos a escala mundial ofrecen la mejor confirmación de la valiente elección que hicimos y de las perspectivas políticas en las que basamos nuestra acción.

El pasado 5 de marzo, Emmanuel Macron se dirigió a millones de telespectadores para alertarlos solemnemente: «Más allá de Ucrania, la amenaza rusa está ahí y afecta a los países de Europa, nos afecta a nosotros». El jefe de Estado pintó un cuadro aterrador: Rusia «ya ha convertido el conflicto ucraniano en un conflicto mundial». «Manipula las elecciones en Rumanía y Moldavia, organiza ataques digitales contra nuestros hospitales para bloquear su funcionamiento». Continuó: «¿Quién puede creer, en este contexto, que la Rusia de hoy se detendrá en Ucrania? En el momento en que les hablo, y en los años venideros, Rusia se ha convertido en una amenaza

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El éxito electoral de Die Linke, La Izquierda, en Alemania muestra que existe un deseo genuino entre los jóvenes de luchar contra todos los males de la sociedad capitalista. Die Linke recibió el 8,8 por ciento de los votos en las elecciones al Bundestag y, por lo tanto, pudo celebrar una sorprendente recuperación en comparación con su desempeño en los últimos años. Ahora está en el 11 por ciento en las encuestas. Es el partido más fuerte entre los jóvenes. Incluso ganó las elecciones en Berlín.

Hace apenas seis semanas, el vicepresidente de Estados Unidos, J. D. Vance, habló en la Conferencia de Seguridad de Múnich y dijo a Europa que la relación de décadas que Estados Unidos tenía con el viejo continente había terminado. Desde entonces, los líderes europeos han estado corriendo frenéticamente de una cumbre a otra, de una reunión virtual a una reunión de la «coalición de los dispuestos», mirando en todas direcciones y en ninguna al mismo tiempo para tratar de hacer frente a este importante cambio en las relaciones mundiales.

La condena de Marine Le Pen a cinco años de inelegibilidad para cargo público, con ejecución inmediata, es un terremoto político cuyas réplicas y efectos serán considerables. El día anterior a esta condena, una nueva encuesta situaba a Marine Le Pen muy por delante de todos sus competidores en las elecciones presidenciales. Hoy, la líder de la Agrupación Nacional (RN) está descartada, quizás definitivamente, de la próxima carrera hacia el Elíseo.

En Belgrado, Serbia, el 15 de marzo se produjo la que sin duda fue la mayor protesta en la historia de Serbia. Según el Archivo de Reuniones Públicas, contó con alrededor de 300 000 personas, y muchos estiman que fue aún mayor.

Hoy, la voz de orden en la Europa “civilizada” es armarse hasta los dientes. En lugar de las agradables promesas de paz, progreso y bienestar con que suelen adormecer nuestras conciencias, la perspectiva que nos ofrecen es guerra, destrucción y padecimiento. Como en los dramas de la antigua Grecia, el rostro alegre de Talía cede paso al semblante severo de Melpómene, la tragedia es llamada al escenario. Sea así, preferimos que se muestre el verdadero rostro del capitalismo y no su máscara.

La batalla de Stalingrado fue un punto de inflexión en la Segunda Guerra Mundial, pero fue con la batalla de Kursk, en julio de 1943, cuando el destino de Alemania quedó definitivamente sellado. Sin embargo, el hecho de que la guerra estuviera efectivamente perdida no impidió que los dirigentes nazis lucharan hasta el amargo final, que aún tardó casi dos años en llegar.

Los chinos tienen un proverbio antiguo: «la mayor desgracia que le puede ocurrir a un hombre es vivir en tiempos interesantes». La verdad de esa antigua sabiduría se ha hecho ahora de repente evidente para los gobernantes del mundo occidental.

Publicamos a continuación el primer balance político de la Organización Comunista Revolucionaria, sección griega de la ICR, de las históricas concentraciones de masas que tuvieron lugar el viernes 28 de febrero, en el segundo aniversario del accidente ferroviario de Tempi en el que murieron 57 personas.

Friedrich Merz, dirigente de los demócratas cristianos (CDU), será el próximo canciller de Alemania. La noche de las elecciones, declaró que el gobierno debería estar en funciones para Semana Santa, alegando que su misión es unir a Europa y que todo depende del liderazgo de Alemania. Merz quiere ser el «canciller europeo» que se enfrente a Estados Unidos, Rusia y China y, como ha exigido Der Spiegel, convertir a la UE en una «gran potencia».

Una sola llamada telefónica la semana pasada marcó la muerte de la llamada alianza occidental y el colapso del sistema de relaciones mundiales que ha prevalecido desde la Segunda Guerra Mundial. Esa llamada telefónica fue, por supuesto, entre Trump y Putin. No fue una mera apertura formal de diálogo. Según ambos, fue una llamada extremadamente cordial. Durante una hora y media, ambos hablaron con calidez sobre la historia común de cooperación de sus naciones, que se remonta a la Segunda Guerra Mundial, y sobre su deseo mutuo no solo de avanzar hacia la paz, sino también hacia la normalización de las relaciones económicas y políticas.