Las elecciones catalanas del pasado domingo han mostrado una sociedad muy polarizada, casi a partes iguales, entre los partidarios de la independencia y quienes desean seguir formando parte del Estado español. La política represiva del nacionalismo español reaccionario, impulsada por la derecha, es la principal responsable del agravamiento de esta cuestión. Y mientras que simpatizamos con la aspiración democrática de la mayoría del pueblo catalán a favor del derecho de autodeterminación, éste nunca se conseguirá siguiendo la estela del nacionalismo burgués. Lo que se necesita es una alternativa socialista y revolucionaria que una a los trabajadores por encima de las divisiones
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