En el momento en que se acercan las elecciones generales, hay poco entusiasmo entre la gente común por cualquiera de los principales partidos y el programa de austeridad que comparten. Mientras tanto, el estado de ánimo entre la clase dominante, en todo el mundo, es de profundo pesimismo, mientras la economía global cruje y se estanca, y el Establishment se tambalea de un escándalo a otro.