Decir que una revolución ha comenzado no quiere decir que se haya completado, y mucho menos que la victoria esté asegurada. Es una lucha de fuerzas vivas. La revolución no es un drama de un solo acto. Es un proceso complicado, con muchas alzas y bajas. El derrocamiento de Mubarak, Ben Alí y Gannouchi marca el final de las primeras etapas, pero la Revolución no ha logrado aún completamente el derrocamiento del viejo, mientras que este último aún no ha logrado restablecer el control.