Oriente Medio

En Gaza e Israel se han desatado celebraciones tras el anuncio de Trump en Truth Social de que se ha alcanzado un acuerdo de paz entre los negociadores israelíes y Hamás en Egipto. Es comprensible que haya celebraciones, especialmente para los habitantes de Gaza, que hasta ahora se enfrentaban a un futuro de muerte segura por los bombardeos o el hambre. Sin embargo, debemos decir la verdad, por muy desagradable que sea.

La semana pasada, el presidente estadounidense Donald Trump intervino para imponer su plan de paz de 20 puntos con el fin de poner fin al genocidio en Gaza. Ahora propone que Gaza sea entregada a una autoridad transitoria liderada por Estados Unidos, presidida por él mismo, con la ayuda del destructor de Irak, Tony Blair.

Alrededor de las 18:00 GMT del 1 de octubre, las fuerzas armadas israelíes interceptaron la Flotilla Global Sumud, compuesta por más de 40 embarcaciones que se dirigían hacia Gaza para romper el bloqueo naval y entregar ayuda humanitaria. Esta mañana, 2 de octubre, la mayoría de los barcos habían sido confiscados por Israel y sus ocupantes, cientos de personas, han sido detenidos ilegalmente y trasladados a Israel. Entre los detenidos se encontraban Greta Thunberg, la exalcaldesa de Barcelona Ada Colau, un senador irlandés y muchas otras figuras políticas, sindicales y del movimiento solidario, así como activistas pro palestinos.

Las manifestaciones y la huelga del 22 de septiembre han marcado un punto de inflexión decisivo. Toda la rabia y el disgusto acumulados ante las acciones cada vez más feroces del Estado de Israel, toda la indignación por la complicidad y la repugnante hipocresía del Gobierno italiano y de los Gobiernos occidentales, se han vertido finalmente en las manifestaciones que se han extendido por todo el país.

La hambruna está devastando Gaza. Durante las últimas semanas, las imágenes más espantosas han salido del territorio ocupado, mostrando a hombres, mujeres y niños reducidos a piel y huesos. Un millón de niños en Gaza, la mitad de la población, corren el riesgo de morir de hambre. Al menos 180 palestinos, entre ellos 93 niños, ya han muerto de desnutrición y decenas mueren de hambre cada día.

La semana pasada, el régimen yihadista sírio de al-Jolani orquestó otro pogromo. Los objetivos eran miembros de la minoría drusa en la provincia sureña siria de Sweida. Utilizando esto como excusa, Israel lanzó enormes bombas sobre el cuartel general del Ministerio de Defensa y lugares cercanos al palacio presidencial en Damasco.

«Disparan a las mujeres porque llevan el pelo descubierto. Disparan a los estudiantes. Simplemente le quitan el oxígeno a este pueblo valiente y talentoso, el pueblo iraní. La decisión de actuar, de levantarse esta vez, es la decisión del pueblo iraní». Estas fueron las palabras del primer ministro israelí Netanyahu en plena guerra de agresión de Israel contra Irán.

El 13 de junio de 2025 marcó un peligroso punto de inflexión en Oriente Medio. Israel, respaldado por el imperialismo estadounidense, lanzó ataques sin precedentes contra Irán, atacando instalaciones militares, pero también causando numerosas bajas civiles.

Hubo un tiempo en que la diplomacia internacional era un asunto relativamente estable, sin duda complejo, pero al mismo tiempo bastante predecible. Las grandes potencias decidían su política de forma bastante cínica, en función de sus propios intereses nacionales.

A primeras horas de la madrugada del viernes 13 de junio, Israel lanzó un ataque masivo contra Irán, acabando con parte de su liderazgo militar y golpeando algunas de sus instalaciones nucleares. En el momento de escribir este artículo, se está produciendo una segunda oleada de ataques israelíes, que están alcanzando objetivos en Teherán, Keraj y Qom, así como la planta de enriquecimiento nuclear de Natanz por segunda vez. Este descarado acto de agresión amenaza con desatar una conflagración regional mortal con consecuencias de gran alcance.