Norteamérica

Los estadounidenses están acostumbrados a oír que cada elección es «la más importante de nuestra vida». Este año, ambos candidatos han ido un paso más allá, argumentando que son las elecciones más importantes de la historia de Estados Unidos. «¡¿A favor o en contra de Trump?!» Esta es la supuesta pregunta existencial que plantean los dos grandes partidos. 

En vísperas de las elecciones, ambos candidatos van a la par, por lo que se puede percibir la ansiedad de la clase dirigente, que en su mayoría se opone al inconformista Trump. Pero, ¿por qué su mensaje antisistema ha calado hondo en un sector de la sociedad estadounidense?

El 18 de octubre, Cuba sufrió un apagón masivo que dejó sin electricidad a más de 10 millones de personas. Dos días después, el huracán Oscar azotó la costa oriental de la isla, agravando la crisis. El apagón es consecuencia directa del embargo estadounidense, que sanciona a los barcos que transportan combustible a la isla y ha privado a Cuba de las divisas necesarias para importar combustible y piezas de repuesto para mantener la producción y distribución de energía. Para que el pueblo cubano pueda vivir, el embargo imperialista debe morir.

Dos semanas después de ser azotado por el huracán Helene -la tormenta más fuerte que ha tocado tierra en la región del Big Bend de Florida en 150 años-, el sureste de EE.UU. fue azotado por una «tormenta monstruosa» mucho peor, el huracán Milton. Se trata de la última de una serie de catástrofes humanitarias en toda la región, que han causado una destrucción sin precedentes.

Un minuto después de la medianoche del 13 de septiembre, treinta y tres mil miembros de los distritos 751 y W24 de la Asociación Internacional de Maquinistas y Trabajadores Aeroespaciales (IAM) abandonaron sus puestos de trabajo e instalaron piquetes. Es la primera huelga desde 2008 en Boeing, el gigante aeroespacial que emplea a 66.000 trabajadores en todo el estado de Washington y a más de 171.000 en todo el país.

En otro giro dramático en la tragicomedia de la política estadounidense, Joe Biden ha puesto fin a su campaña de reelección. A 108 días de las elecciones, es lo más tarde que un presidente de un solo mandato toma una decisión semejante. La analogía histórica más cercana fue en 1968, cuando Lyndon Johnson declinó presentarse a un segundo mandato presionado por las protestas contra la guerra de Vietnam. La estancia de Joe el Genocida en la Casa Blanca ha estado marcada por la inflación y la guerra, y terminará su mandato con un índice de desfavorabilidad de alrededor del 56%.

El intento de asesinato de Donald Trump ha acelerado la polarizacion de la sociedad estadounidense, ya que el candidato a la presidencia republicano esquivó la muerte por el más estrecho de los márgenes. Pero no fue sólo Trump quien esquivó una bala. El país entero se acercó al borde del precipicio antes de dar medio paso atrás. Como decía el título de un artículo del Financial Times: "Estados Unidos se asoma al abismo".

Tras el primer debate presidencial entre Joe Biden y Donald Trump, hay una pregunta en la mente de millones de estadounidenses de a pie y de la clase dirigente de Estados Unidos: “¿Cómo demonios son estas nuestras únicas opciones?”.

El jueves 30 de mayo, Donald Trump fue condenado por 34 cargos de falsificación de registros comerciales para influir en las elecciones de 2016. Fuera del tribunal de Manhattan, el republicano denunció el juicio: «Ha sido un juicio amañado, una vergüenza». En contra del veredicto del jurado, Trump se declaró no solo inocente, sino «muy inocente». A pesar de estas protestas, ha vuelto a hacer historia, esta vez al convertirse en el primer presidente estadounidense condenado por un delito grave.

En un ambiente electrizante, alrededor de 400 comunistas de todo Canadá y Québec se reunieron en Montreal y fundaron oficialmente el Partido Comunista Revolucionario (PCR). Nuestro objetivo: ser la generación que derroque al capitalismo durante nuestra vida, y sentar las bases para construir una sociedad libre de explotación, violencia y opresión. 

El martes 30 de abril por la noche, la policía se cruzó de brazos y permitió a una turba de extremistas sionistas asaltar violentamente el campamento de solidaridad con Palestina de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA). Los medios de comunicación y los políticos de todo signo han tachado de violentas, racistas y antisemitas las protestas pacíficas a favor de Palestina que se están produciendo en Estados Unidos. Pero ha habido una conspiración de silencio en torno al verdadero racismo manifiesto y la violencia extrema de los sionistas que han atacado los campus estos últimos días.