Por tercera semana consecutiva, trabajadores franceses de docenas de profesiones (conductores de trenes, maestros, médicos, enfermeras, bomberos, trabajadores de fábricas, ¡incluso cantantes de ópera!) colgaron sus herramientas y salieron a las calles, junto a cientos de miles de seguidores, para oponerse al reaccionario régimen de Macron. Si bien el gobierno ha estado minimizando la participación, alegando que solo 600,000 participaron, las protestas fueron al menos tan grandes como el 5 de diciembre. La federación sindical de la CGT afirma que eran aún más grandes, citando una cifra de 1.800.000 manifestantes, lo que sería la mayor movilización desde 1995.