El golpe en Venezuela parece estancado, la oposición pierde su empuje y las divisiones internas resurgen. El imperialismo no ha logrado por ahora su objetivo de colocar a Guaidó en el poder, pero eso no impide que multiplique las sanciones y siga promoviendo más bloqueos. Mientras todo esto pasa, el gobierno venezolano comienza una tímida ofensiva, como tanteando cada paso, esperando la reacción del imperialismo. Y en medio de todo este caos, un pueblo que, sin servicio eléctrico, sin agua y en medio de una feroz crisis económica, se niega a rendirse.