La democracia parlamentaria, que se nos ofrece cada 3 o 6 años, como única oportunidad para hacer política, no es más que la sacrosanta democracia de la burguesía, que solo pretende confundir a los trabajadores basándose en la idea de que es la única forma en la que uno puede hacer y participar en la política. Lo que esta plantea es la delegación de decisión y solución de los problemas a “otros, “los que saben”. Aun en países donde la democracia parlamentaría sea más justa, lo que se esconde detrás de ella es una dictadura de un puñado que mantienen las grandes fortunas en sus manos, los obscenamente ricos. Así su poder económico se transforma en control político. Al final, las
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