El gobierno de Cristina Kirchner anunció la expropiación del 51% de activos en la empresa argentina YPF, propiedad de la multinacional española REPSOL. La prensa procapitalista española, junto con la mayor parte de los representantes políticos, se ha lanzado inmediatamente a defender a REPSOL frente a lo que han venido a considerar como un “ataque intolerable contra los intereses españoles”
Buena representación de este estado de opinión viene dado por la editorial del diario El País, de hoy jueves 17 de abril donde afirma que la acción del Gobierno argentino:
“…supone a todos los efectos una declaración de hostilidad económica que debería ser repudiada por las instituciones internacionales…”.
Posteriormente, en el mismo artículo, El País equipara la actuación del gobierno de Cristina Kirchner a “un expolio”.
Dentro de la dirección del PSOE, el presidente del mismo y de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, en una entrevista concedida a Onda Cero, ha asegurado que a Argentina se le podrán exigir "internacionalmente las responsabilidades correspondientes". También ha destacado que cualquier nacionalización "exige indemnizaciones y contraprestaciones si se hace".
La posición de Alberto Garzón, diputado por IU
Frente a este coro de defensores del capitalismo español, que solo discrepan en aspectos secundarios sobre qué táctica implementar para defender los sacrosantos intereses de las grandes empresas y bancos, destaca la digna postura de nuestro diputado Alberto Garzón.
Entresacamos algunos estractos de la misma, que son abc de lo que es una postura socialista e internacionalista:
“…YPF es una entidad que no es propiedad al cien por cien de la multinacional Repsol. En realidad Repsol controla en torno al 57% de YPF, lo que la convierte en el socio mayoritario y el que tiene poder de control y gestión, pero no es el beneficiario pleno de la actividad de YPF. El resto de la empresa es propiedad de capital privado argentino y de capital flotante (propiedad de capital argentino y extranjero).
En cuarto lugar, Repsol no es técnicamente una empresa española, y en absoluto es propiedad de todos los españoles. Más del 50% de la multinacional es propiedad del capital extranjero (el 42% pertenece a fondos de inversión extranjeros –gestionados habitualmente por grandes bancos- y el 9’5% pertenece a la empresa mexicana PEMEX). El resto de la empresa es propiedad del grupo de capital privado español Sacyr (10%), de una entidad financiera española como Caixabank (12’83%) y de más capital privado español.
En quinto lugar, Repsol proporciona beneficios a la economía española que podrían considerarse nimios. Repsol declara en España el 25% de sus beneficios totales por todo el mundo, y en 2010 pagó impuestos aquí por valor de 949 millones de euros a un tipo impositivo efectivo del 26’8%. Ello quiere decir que ni siquiera paga el 30% que corresponde como tipo nominal por tributar en España. Repsol paga otro tipo de impuestos en los países donde opera, como Argentina o Libia, pero también tiene operaciones en paraísos fiscales. Y su operativa financiera muy probablemente no se contabilice en España.
En sexto lugar, el crecimiento y desarrollo de Repsol –que debe mucho a la privatización argentina de YPF- no es igual de beneficioso para todas las partes que conforman la multinacional. Mientras los beneficios contables han crecido un 11’97% entre 1998 y 2007, el salario medio de sus empleados sólo ha crecido un 1’71%. Eso quiere decir que los mayores beneficiados han sido los accionistas privados –fundamentalmente grandes empresas extranjeras y otras españolas- y no sus trabajadores.
En séptimo lugar, Repsol-YPF en tanto que empresa privada sólo persigue maximizar el beneficio en el corto plazo –para sus accionistas, además-, de modo que su estrategia empresarial no tiene por qué alinearse necesariamente con la estrategia de desarrollo de la economía argentina. Esta es precisamente una de las razones que aduce el gobierno argentino, que desea recuperar la empresa para poder usarla como instrumento efectivo de desarrollo.
(…) No están enfrentados los intereses de dos naciones distintas, sino los intereses nacionales de Argentina y los intereses económicos de sujetos privados de distintas nacionalidades –y entre ellas, en menor grado, españoles-. Por lo tanto, es una falacia considerar esta medida económica como un ataque a España. Es una compra legal, que en todo caso podría estar minusvalorada –ya veremos-, y que afecta a los intereses de unos sujetos económicos –grandes empresas y bancos- que no comparten beneficios con el resto de la sociedad.
Esta no es la guerra de los trabajadores españoles. En todo caso queda pendiente ver si la gestión de YPF, a partir de ahora en poder del Estado argentino, será beneficiosa para los trabajadores argentinos o si, por el contrario, será YPF un instrumento al servicio de las oligarquías argentinas. No obstante, no es ese el tema que ahora nos ocupa.
Es una vergüenza que el gobierno español salga en defensa de los intereses de las grandes empresas españolas que poseen un capital minoritario de Repsol, en perjuicio de los intereses nacionales de un país soberano como Argentina. Más aún cuando mientras eso ocurre el gobierno está efectuando políticas de recortes que hacen recaer el peso de la crisis sobre la población española más desfavorecida.
Para el gobierno del PP el grado de atención y ayuda prestada depende del tamaño del bolsillo. Lo que debería hacer el PP, en vez de proteger los intereses de los más ricos, es replantearse su política económica y reflexionar acerca de si no es mejor opción de política económica imitar a Argentina y proceder a la recuperación de determinados instrumentos políticos. Instrumentos que deberían ponerse al servicio de los españoles en su conjunto, y no de unos pocos adinerados con capacidad para especular en distintos mercados financieros –entre ellos el de acciones".
Más información:
¿Cuánto paga Repsol en impuestos?...”
Lógicamente, el PP no le va a hacer caso a Alberto Garzón. Alberto, en cualquier caso, en este último aspecto, no hace sino partir también del punto de vista aprobado en IU en su última gran reunión programática. En octubre pasado, IU celebró la reunión de la Convocatoria Social en Madrid, después de decenas de discusiones en diferentes provincias con la aportación de miles de compañeros, para perfilar su programa electoral. El programa aprobado en dicha reunión (que luego fue cambiado para formar la candidatura electoral junto a otros partidos menores) defendió la nacionalización de la banca, del transporte, de la energía y las comunicaciones.
Cristina Kirchner no hace sino practicar algunos aspectos de lo que IU defendió y defiende. Otra cosa diferente, como bien dice Alberto, es qué tipo de nacionalización Cristina va a defender. Eso lo analizaremos en otro artículo. Hoy toca defender las legítimas aspiraciones del pueblo argentino contra
la campaña reaccionaria mundial implementadas por REPSOL y el gobierno del PP.
Hay muchos más aspectos que recordar. Habría que recordar cómo, según las cifras de la propia empresa, todo lo invertido con la compra de YPF ha sido generosamente rebasado por los beneficios generados, que han servido además para retribuir abundantemente a sus accionistas año a año.
Habría que recordar que la multinacional española REPSOL no solo explotó salvajemente a los trabajadores de las diferentes nacionalidades donde tiene asentadas sus concesiones petrolíferas, sino también a los propios trabajadores españoles.
Recordemos aquí la explosión registrada el 14 de agosto de 2003 en la principal refinería que REPSOL YPF posee España, en Puertollano (Ciudad Real). Nueve operarios murieron en el acto o a consecuencia de las graves quemaduras que sufrieron, otro resultó herido muy grave y varios resultaron heridos de persa consideración.
La misma empresa ya fue condenada a pagar 390.657 € por otro accidente industrial acaecido en la misma factoría de Puertollano el 26 de agosto de 1996, en el que fallecieron 4 trabajadores y otros 4 resultaron heridos.
Tras ambos accidentes se hizo público cómo durante años y años las denuncias sobre escapes de todo tipo interpuestas por los trabajadores y sus representantes sindicales resultaron sistemáticamente ignoradas por la empresa. La concatenación de ambos accidentes resulta una prueba manifiesta de ello.
De hecho, en el segundo accidente se comprobó que “durante alguns días se produjeron la acumulación de gases desprendidos de la unidad (butano y otros hidrocarburos más ligeros) que, en contacto con un punto caliente, provocaron su deflagración”.
Los accidentes se atribuyeron a un ERROR HUMANO. Pero hay muchos errores humanos derivados de la explotación laboral y la búsqueda de la maximización del beneficio empresarial. No fue casualidad que muchos trabajos del interior de la refinería son encargados a empresas subcontratadas y, de hecho, la mayor parte de las víctimas del siniestro de 2004 trabajaban como personal subcontratado.
Por otra parte, la forma en que Repsol se privatizó (al igual que Endesa, Telefónica, Gas Natural, etc), fue absolutamente escandalosa, con todo tipo de fondos públicos puestos por el Estado (a través de los gobiernos del PSOE y del PP) para limpiar las pérdidas de dichas empresas y que les sirvieron de trampolín para saquear otras empresas latinoamericanas durante años, como también denunció valientemente Hugo Chávez en la famosa cumbre latinoamericana del ¿Por qué no te callas? que nuestro monarca se atrevió a espetarle a Hugo Chávez. Hoy en día, con todo lo que está aconteciendo, nuestro monarca sí que está especialmente calladito.
Posteriormente se supo cómo al día siguiente, el presidentes español por entonces, Zapatero, recaló un día entero en Argentina para entrevistarse con los gobernantes argentinos defendiendo los intereses de REPSOL.
En definitiva, los trabajadores del estado español tenemos que estar alertas y mostrar el máximo de acciones de solidaridad con el pueblo argentino y contra la campaña reaccionaria desatada en nuestro país.