No les llevó mucho tiempo a los líderes de los Liberal Demócratas (LibDem) comprender que cualquiera que fuesen los principios que hubieran tenido son menos importantes que sus propias carreras personales, y aún menos importantes que las necesidades del mercado. Toda la retórica de la campaña electoral saltó por los aires cuando se unieron a la coalición con los tories –conservadores-, cuya tarea será llevar a cabo un programa draconiano contra la clase trabajadora.
Ayer, (martes 18 de mayo), Gordon Brown se vio obligado a dimitir dos veces, primero como líder laborista; a continuación, como Primer Ministro después de que las conversaciones sobre una posible coalición entre laboristas y Lib Dem se rompieran. Fue un final humillante para el Nuevo Laborismo después de 13 años en el poder. Marca el fin del Proyecto del Nuevo Laborismo, cuyos arquitectos claves fueron el propio Brown, Blair y Mandelson.
En la última semana, los políticos del Nuevo Laborismo, comenzando con Lord Mandelson, estaban desesperados por llegar a un acuerdo con los liberales, como parte de lo que denominan una “coalición progresiva”. Como Tony Blair trató de hacer hasta 1997, estaban deseosos en sanar la escisión con los liberales que tuvo lugar hace más de 100 años. Son de la misma cuadra y se sienten como en casa con los tipos que proceden del SDP (el extinto Partido Socialdemócrata), que se unieron a los Liberales para formar el Partido Liberal Demócrata (LibDem) como secuela de su intento fallido de escindir el Partido Laborista en 1982.
Acuerdo.... ¡o falta de acuerdo!
Estas nuevas negociaciones, sin embargo, cayeron. “justo antes de las 13 pm, Lord Mandelson y Lord Adonis, los dos negociadores laboristas más entusiastas acerca de las perspectivas de un pacto Lib Lab (LibDem y Laboristas), fueron vistos caminando penosamente a través de New Palace, resignados a la derrota,” comentó el diario Financial Times.
El intento por forjar el acuerdo Lib Lab también provocó oposición dentro de las filas laboristas. Tom Harris, diputado del sur de Glasgow, atacó a aquellos que estaban “dispuestos a intercambiar” sus principios por una oportunidad de estar en el poder. Paul Flynn, diputado nacional, describió cualquier pacto Lib Lab como una “visión del infierno”.
La derrota fue una derrota del Nuevo Laborismo y de la economía de mercado. El ala derecha será ahora correctamente culpada por permitir que los Tories estén de nuevo en el poder. El Partido Laborista entrará en una lucha por su nuevo líder, que será decidido en septiembre en la Conferencia del partido. El ala derecha y la prensa capitalista han dado su apoyo a David Milliband, una creatura del Nuevo Laborismo. Sin embargo, esto no será fácil, dado que la culpa por perder las elecciones muchos en el movimiento la colocarán a los pies de Blair.
Los blairistas ansían contra toda esperanza que las cosas vuelvan a la “normalidad” como si la derrota no tuviera nada que ver con ellos. Incluso vemos la visión repugnante de Alan Johnson, el antiguo Ministro del Interior laborista, que realmente deseaba que la nueva coalición Cleggameron [Nick Clegg es el líder de los LibDem y David Cameron el dirigente de los Conservadores] vaya bien. Es como algunos juegos donde, como en el cricket, el once titular se pide una vez más para entrar en el bate. Esto muestra cuán lejos realmente están estos políticos de carrera del pulso de la clase obrera.
Envueltos en tristeza
Cameron estaba desesperado por convertirse en el Primer Ministro y estaba preparado para ofrecer casi cualquier cosa a cualquiera para lograr este objetivo. Estas concesiones, especialmente sobre la reforma electoral, han abierto grandes divisiones en el partido Tory, muchos lo ven como una traición de principios al ala derecha. Pero los principios no son el asunto aquí. Es una cuestión de poder político. Cuando parecía una posibilidad que un acuerdo se estaba cocinando entre Laboristas y Lib Dems, tras los anuncios de Brown, que él no podría permanecer como líder laborista, Cameron y Hague entraron en un pánico alocado y empezó prometiendo toda clase de cosas nuevas al equipo de Clegg para mantenerlos a bordo. No es de extrañar que haya mucho resentimiento dentro de los Tories acerca de como las cosas se han ido dando, ya que ellos disfrutaban de una enorme mayoría en las encuestas hasta no hace mucho tiempo. Esto está escondido por ahora, pero no desaparecerá
“No es unánime, pero la inmensa mayoría de la bancada parlamentaria del Partido está detrás de la movida de David Cameron”, dijo uno de los diputados tories. Están entre la espada y la pared. El fracaso en la formación de un gobierno hubiera significado el fin de Cameron y la retirada de la escena de los Tories.
Clegg ve este acuerdo de la misma manera. Ha estado desesperado por llegar a un acuerdo, tanto como Cameron. Sus destinos están ahora entrelazados, lo que significa que se hundirán juntos. La idea de establecer por ley períodos parlamentos de duración fija no los salvará mientras las cosas se sigan desintegrando. En 50 días se va a presentar un presupuesto de crisis que marcará una nueva era: la era de la austeridad. Todos los rostros sonrientes y la cháchara sobre propósitos comunes se desvanecerán a medida que la presión comienza a crecer.
Como soberbiamente comentó el Financial Times: “la retórica de los acuerdos no puede enmascarar el sentimiento de que el partido Tory como un todo entró en esta nueva Alianza como un socio inquieto y un poco desconfiado.”
Esta alianza “incómoda” también va contra los sentimientos de muchos en las bases de los Lib Dem – así como de aquellos que los votaron. Todos los que han votado Lib Dem para el cambio, no estaban claramente buscando un nuevo gobierno Tory, como finalmente resultó. “Vote Clegg, asume Cameron” se volvió realidad. Habrá enojo y desconcierto en sus filas a medida que la realidad se hunda. Mientras algunos se sienten incómodos metiéndose en la cama con los tories, Clegg ha tomado el poder con ambas manos. Ha ido tan lejos como para expresar su “gran admiración” por David Cameron y la manera en cómo se maneja. Tal gratitud no descansará fácilmente con algunos de los simpatizantes liberales y están aquellos que se consideran “radicales”. Pero no cuentan para nada en los cálculos de los dirigentes en su ambición por el poder. La realidad es que tanto los Conservadores como los Lib Dem son partidos capitalistas, actuando en defensa de las grandes empresas. La ilusión de que los Lib Dem sean, de alguna manera, parte de una “nueva política” ahora está expuesta tan sólo como palabras. Cabe señalar que, de la misma manera que en las administraciones locales hemos visto los recortes aplicados por los LibDem en los servicios públicos, también los veremos ahora a nivel nacional.
El “interés nacional”
Todo se hace por el “interés nacional”, a saber, el interés de los banqueros y grandes empresas. Esta es su mayor consideración. Ellos esperan que la coalición Tory- Liberal traerá estabilidad, pero están completamente equivocados.
Los acuerdos sobre la base mínima imponible a aplicar en los impuestos al ingreso de los salarios bajos están dependiendo del ritmo y de los fondos. Pero en la medida que están a punto de utilizar el hacha contra el gasto publico, cualquier concesión será pateada hacia adelante, nuevamente en nombre del “interés nacional”. Osborne ha prometido que algunos recortes de impuestos para los ricos no se harán, mientras están ocupados implementando un congelamiento del salario para el sector público, por un año, que se inicia en abril. ¡No muchas concesiones cuando uno considera cuán bien están los ricos evitando impuestos de todas maneras!
Este gobierno, como dijo Osborne sobre los tories antes de las elecciones, será el gobierno más impopular desde la II Guerra Mundial. Va a verse sacudido por las crisis a medida que se mueva hacia el recorte del gasto publico y eleve impuestos indirectos como el IVA, un impuesto que golpea a los más pobres de la manera mas dura.
Reacción
Los LibDem no escaparan a la reacción por lo antes mencionado. Su suerte esta ahora directamente conectada a los tories. En 1931, Lloyd George escindió a los liberales por su negativa a entrar al gobierno nacional con el Partido Conservador (Tory). Los liberales que entraron fueron absorbidos por los conservadores, mientras que Lloyd George esperaba ganar por afuera. El crecimiento del Partido Laborista cortó de raíz sus aspiraciones, pero por lo menos fue capaz de ver las consecuencias de juntarse en la coalición. El actual partido liberal nació de esa escisión. Ahora, serán aplastados por la impopularidad de la coalición y el inevitable resurgimiento del Partido Laborista. La codicia por el poder los ha forzado a lanzar todas las precauciones a un lado. Ahora cosecharan el torbellino.
Mervyn King, el presidente del Banco de Inglaterra, advirtió que quienquiera que forme el gobierno e implemente los horrendos recortes que vienen serán tan impopulares que estarán fuera del poder por una generación. Esto es lo que enfrentan los partidos de la coalición. “Ahora deben compartir el oprobio inevitable para algunas de las decisiones más difíciles que Gran Bretaña ha enfrentado desde, bueno, desde los días de Churchill”, explicó el Financial Times.
El costo de reflotar a los banqueros y salvar al capitalismo ha sido inmenso. El país esta aún ejecutando un déficit fiscal de más del 11% de la producción. Este año, 15% de la deuda emitida por todos los Estados europeos será británica. Sólo Italia necesita pedir prestado más que Gran Bretaña. Ahora, a la clase trabajadora se le solicita que pague las cuentas. Una serie de presupuestos austeros están siendo delineados. Los Lib Dem han dicho que esto no puede esperar.
“Gracias y hasta luego” dijo Gordon Brown. Para la clase trabajadora, sin embargo, esto no es un adiós sino una llamada a la reactivación masiva. Ahora, el gobierno de coalición intentará probarse a sí mismo frente a los mercados y sus partidarios de las grandes empresas.
La clase obrera debe aprender de nuestros hermanos y hermanas griegos. La debilidad invita a la agresión. Los movimientos laborista y sindical deben orientarse para el próximo período. Esto tiene que ir de la mano con la necesidad de transformar el Partido Laborista, sacando a los carreristas y al Nuevo Laborismo. Vivimos tiempos sin precedentes. El movimiento obrero británico debe alzarse para la ocasión. La tendencia marxista jugará plenamente su papel en esta lucha para rearmar el movimiento y preparar el camino para derrocar al capitalismo y llevar adelante la transformación socialista de la sociedad.
Londres, 19 de mayo 2010
Traducción: Vero
Source: El Militante (Argentina)