ACTUALIZACIÓN: En el momento en que íbamos a publicar este artículo se conoció la noticia de que el gobierno en reunión con la empresa privada había decidido derogar la reforma. Es importante que ahora el movimiento obrero y estudiantil se dote de un programa para asegurar que la crisis del sistema de pensiones la paguen los capitalistas.
El reciente paquete de medidas impuestas por el presidente Daniel Ortega ha desencadenado una serie de protestas en las principales ciudades de Nicaragua, a la fecha de hoy, según cifras oficiales, se reportan ya 11 muertos en los violentos y dramáticos acontecimientos en las calles. Estudiantes, pensionados y trabajadores, grupos de choque pro-gubernamentales, elementos infiltrados por la burguesía para desestabilizar al gobierno y antimotines del gobierno son los protagonistas de este drama. Nicaragua se encuentra convulsionada y no hay muestras de que la lucha pueda cesar, al contrario, tiende a intensificarse cada día más. Hay elementos muy interesantes en este proceso, en algunos municipios en un acto de solidaridad natural la policía se ha negado a reprimir a los manifestantes e incluso se ha unido a las protestas.
La ‘Comunidad’ Internacional no ha tardado en pronunciarse por las protestas y las muertes que se han reportado; en un acto totalmente hipócrita, pues cuando se trató de Juan Orlando Hernández en Honduras que arremetió contra el pueblo que protestaba contra el fraude electoral recién pasado no se pronunciaron inmediatamente y con tanta energía, ni con lo que pasa en otros países donde se dan intervenciones militares por parte de Estados Unidos, en estos casos convenientemente se hacen del ojo pacho. Es claro que tras la desestabilización hay un interés enorme por retomar el control de toda Centroamérica por parte del imperialismo, las relaciones comerciales de Nicaragua con países como China son parte de la necesidad que tiene el imperio para intervenir de manera enérgica en Nicaragua. Y ante esto no dudaran en invertir miles de dólares para crear el caos, no importando si pasan sobre una montaña de muertos. Las verdaderas víctimas de todo esto son siempre las clases explotadas que se encuentran desprotegidas ante el fuego cruzado por intereses imperialistas. El próximo acto del imperialismo será intentar confundir la opinión pública tratando de comparar de manera irresponsable la situación de Nicaragua con la de Venezuela, cuando son casos totalmente diferentes. El control mediático del imperio utilizará todo sus recursos para justificar todas sus atrocidades y arrojará veneno sobre el socialismo y los gobiernos de la izquierda mientras dan palmaditas a los gobiernos represivos de la derecha en el mundo.
¿Qué es lo que pasa realmente en Nicaragua?
Los efectos de la crisis capitalista mundial y la presión de los organismos internacionales están obligando a muchos gobiernos reformistas a tomar medidas en contra de la clase obrera, en otras palabras las reformas se han vuelto contrarreformas. En 2017, el FMI pronóstico que para 2019 el colapso del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) era inminente y recomendó aumentar la edad de jubilación, y la cantidad de semanas cotizadas. Sin embargo, el gobierno inteligentemente no se jugó esta carta, nadie es tan torpe como para lanzar una acometida de este tipo, sobre todo al ver las expresiones convulsivas en varios países alrededor del mundo en donde los gobiernos se han atrevido a aplicar esta receta de los organismos internacionales. A pesar de no aplicar estas “recomendaciones” en aquel momento, para mal de la clase obrera, el gobierno tampoco buscó una salida revolucionaria. Como un buen gobernante al estilo neoliberal se buscó una forma directa de conseguir un respiro a la crisis actual, y se encontró aplicando un impuesto inconstitucional del 5 % a los pensionados y aumentando los puntos porcentuales de la cotización del patrono y el trabajador.
La salida neoliberal al problema no es más que el producto del retroceso que ha dado el FSLN en los últimos años, un proceso de derechización del partido, similar a lo que pasa en la mayoría de partidos tradicionales de la clase obrera en todos los países. Las alianzas realizadas por el FSLN en años atrás y en concreto en 2016 para las elecciones a la Asamblea; estas se han estado realizando con todo tipo de movimientos y partidos de la derecha “entre los que se destaca un sector de sus antiguos enemigos de la Contra, actualmente agrupados en el Partido Resistencia Nicaragüense (PRN, derecha). También figuran en la alianza oficialista el Partido Liberal Nacionalista (PLN, derecha) que en el pasado representó a la dictadura de la familia Somoza, pero que actualmente integran políticos poco conocidos. El FSLN cuenta además en sus filas con dos movimientos evangélicos y tres partidos regionales indígenas del Caribe, entre otros” [1]. Estos partidos están canjeando su parte del pastel, y piden la moderación contra el capital y los ataques directos a la clase obrera, es parte del compromiso adquirido en aquella elección. El sector de izquierda del FSLN debe romper con estas Alianzas y comprometerse con un gobierno revolucionario, hay que tomarle la palabra al sector que quiere orientarse más a la izquierda que a la derecha en el FSLN, como lo ha declarado Carlos Fonseca Terán:
“En todo caso, la culpa de que estén desinformados es nuestra, del FSLN. Los niveles de organización y acción política del sandinismo han decaído en los últimos años, se ha descuidado la formación política y no se tienen mecanismos efectivos para la selección de cuadros tanto a nivel político partidario como a nivel de gobierno.
Debemos ser humildes, autocríticos y valientes, consecuentes con nuestros principios. A nuestra dirigencia no se le ayuda en nada diciéndole que todo marcha de maravilla, porque no es así y nunca será así. Nuestro gobierno ha hecho grandes esfuerzos para combatir la corrupción, pero evidentemente han sido insuficientes, y esto también está relacionado con las debilidades organizativas a las que me refiero. Se cometen muchas arbitrariedades y abusos, muchas injusticias y hay menosprecio por el pueblo y por los trabajadores a nivel de muchos funcionarios del Estado y de compañeros que ejercen cargos públicos. Esto crea un malestar que se acumula, y solo hace falta una chispa para que estalle, lo cual a quien más perjudica es en este caso, al mismo pueblo, debido a que hay políticos inescrupulosos esperando como buitres a que llegue el momento para reinstaurar en Nicaragua un régimen enemigo de los trabajadores, los jubilados, los estudiantes y el pueblo en su conjunto, como lo fue la triste noche neoliberal y ya no digamos, el somocismo…
Así que, a organizarnos mejor, a promover la participación del pueblo, a defender las conquistas alcanzadas y como buenos revolucionarios, a ser consecuentes con aquello que nos enseñó el comandante Fidel Castro: ‘cambiar todo lo que debe ser cambiado’”.[2]
El sector de la izquierda del FSLN debe presionar porque se derogue la reforme y apoyar la lucha justa de los trabajadores que han salido a manifestarse.
La reforma al INSS
En concreto, esta es la reforma de contribución al INSS que se implementó: “aportes de las empresas al Seguro Social en 3.5% entre julio de 2018 y el año 2020, cuando pagarían una tasa de 22.5 %. Asimismo, las cuotas de los asegurados del régimen integral pasarán de 6.25 % a 7 %. Las empresas aportarán a partir de julio 2018 dos puntos porcentuales más a su cuota de cotización al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), alcanzando una tasa de 21 % entre julio y diciembre de este año, pero en 2020 llegará a 22.50 %, es decir 3.5 puntos porcentuales más debido a tres ajustes que se realizarán paulatinamente”.[3] A simple vista la medida podrá parecer muy equilibrada, pero no es así, significan ataques a los intereses de la clase trabajadora nicaragüense, y en tiempos de crisis aguda atacar las ya miserables condiciones de vida de los trabajadores es un crimen.
El salario mínimo de la clase obrera nicaragüense es uno de los más bajos de la región centroamericana, esto a pesar de que se han dado aumentos salariales que no terminan de eliminar la brecha entre el costo de la vida y los salarios. El salario mínimo más alto de la clase obrera es de tan solo 7,660.52córdobas mensuales (unos 239 dólares) y el más bajo que es el del sector agropecuario ronda los 4,176.49 (130 dólares). Son salarios miserables que no alcanzan para cubrir todas las necesidades básicas de la clase obrera, el aumento de la canasta básica no se detiene y está muy lejos del salario mínimo más alto del país: “De acuerdo con cifras del máximo emisor bancario, hasta noviembre la cesta de 53 productos se situó en 13,187.41 córdobas”[4]. Es una diferencia abismal entre salarios y canasta básica. Sobre este análisis podemos concluir que el aumento a la cotización representa un duro golpe al poder adquisitivo de las masas.
La empresa privada, que antes de esta medida rompió el “dialogo” con el gobierno central y se ha declarado en contra de la medida, obviamente, no aceptará pagar los efectos de la crisis del sistema de pensiones. Ahora mismo han desplegado también sus agentes desestabilizadores entre los manifestantes y han llamado a movilizarse contra el gobierno, mientras hablan en nombre del pueblo siembran el terror, y se frotan las manos al ver el caos y la inestabilidad, esperan como hienas hambrientas la caída del gobierno de Ortega e imponer su dictadura, sin importarles en lo más mínimo el sufrimiento del pueblo.
A pesar que el mismo Ortega y el FSLN son los principales culpables de esta crisis, al no querer aplicar un programa de medidas contra la gran empresa, al no querer implementar un programa revolucionario y de clase en su gobierno apoyado por la juventud y la clase obrera desde el inicio de su llegada al poder por el voto popular, denunciamos y condenamos enérgicamente las medidas desatadas por la burguesía, que funcionan como desestabilizadores y solo generan confusión en el pueblo.
Pero también denunciamos enérgicamente la violenta reacción del oficialismo, que ha abandonado todo tipo de dialogo con las organizaciones de los trabajadores y estudiantes que hoy se están manifestando. Desde la reforma hasta el día de hoy han sido casi 5 días de protestas continuas, donde el gobierno incluso ha movilizado a más de 35 estructuras municipales del partido y a las juventudes sandinistas para utilizarlas como arietes para disolver las manifestaciones, acusando a las protestas de ser organizadas por bandas de derechas y desestabilizadores. En las redes sociales se ha podido ver como los jóvenes pro-gubernamentales armados con tubos, piedras y palos han atacado a estudiantes y trabajadores incluso han llegado a robarles sus pertenencias. Actúan casi como las guarimbas en Venezuela, pero a la inversa. Estos grupos no son nuevos, operan desde el pasado 2008, donde el oficialismo se agenció las elecciones en medio de un caos total por acusaciones de fraude electoral y de protestas en las calles.
Gioconda Belli la poeta y guerrillera del sandinismo de los años 80 se ha manifestado de la siguiente forma en su cuenta de Twitter: “Antes veíamos guerrilleros enfrentando la guardia, hoy vemos pandilleros empoderados por el gobierno amenazando al pueblo que protesta. Este gobierno alienta trúhanes y jayanes y los disfraza de sandinistas. ¡Eso no es sandinismo! Que no te engañen”. Así mismo muchos dirigentes históricos del FSLN se han sumado a la lucha de los estudiantes y no ven con buenos ojos la reforma impuesta por Ortega. Además, hay elementos dentro de la dirección sandinistas que no apoyan la reforma y piden, sin ser escuchados, dar marcha atrás a la reforma y a la violenta represión contra el pueblo. Mientras tanto la vicepresidente Murillo ha declarado este sábado que el presidente hace un llamado a la empresa privada a retomar el dialogo: “Estamos respondiendo al llamado del Consejo Superior de la Empresa Privada de nuestro país, confirmando nuestra disposición de retomar ese diálogo abierto, franco, que nos ha caracterizado y retomar y darle continuidad a ese modelo que nos ha dado tantos frutos, tanto buen resultado”[5]. La burguesía está caldeando el infierno en Nicaragua y Ortega pide el dialogo, mientras voltea la espalda a las protestas del pueblo mostrándoles el poder represivo del Estado burgués.
Condenamos la actitud del gobierno de Ortega y nos solidarizamos con la lucha de los verdaderos sandinistas, la juventud organizada en las universidades que hasta el momento se encuentran tomadas por estudiantes y de la gente que se ha autoconvocado para luchar contra la reforma. En algunos municipios los mismo militantes del FSLN han salido a manifestarse en contra de la reforma, en este caso los manifestantes han logrado integrar a la policía misma de la localidad impidiendo la represión; los estudiantes mantienen tomadas las principales universidades y piden el cese a la represión y ser escuchados en la mesa de dialogo con el gobierno.
Así también denunciamos la actitud nefasta y oportunista de la burguesía al querer sacar provecho de la situación, infiltrándose entre los manifestantes, en esto dejamos claro que no es la primera vez que la burguesía o el imperialismo mismo tiene metida sus manos en las justas luchas del pueblo. En el vecino país de Guatemala, un movimiento de masas fue capitalizado por la burguesía al cambiar un gobierno para poner a otro servil a ellos. Los trabajadores no fueron capaces de generar una dirección propia que realmente defendiera sus intereses y han tenido que pasar por la amarga experiencia del gobierno de Jimmy Morales, al cual ya han enfrentado con fuertes protestas y huelgas.
A los reformistas les parece apropiado tildar a todos los manifestantes sin distinción de provocadores, pues esto legitima la represión y el uso de la fuerza del aparato del Estado e incluso sus bandas violentas del partido sandinista. Se debe diferenciar de aquellos que legítimamente luchan contra ataques dignos de cualquier gobierno burgués y aquellos que quieren montarse y desviar la lucha a favor de la burguesía, estos son claros enemigos de los intereses del pueblo nicaragüense.
Ante esto, los estudiantes quienes han sido los heroicos y valientes que han salido a luchar a las calles desde el día miércoles, deben estrechar lazos con las organizaciones de la clase obrera, unificar las reivindicaciones de los estudiantes con la de los trabajadores y definir una dirección nacional del movimiento contra la reforma y la desestabilización, buscando la unificación del movimiento bajo un mismo plan de acción. La lucha revolucionaria debe llegar a los nervios de la sociedad, esto solo se puede lograr si los estudiantes se vinculan con los que en realidad mueven al país: la clase obrera nicaragüense.
La crisis del capital y las contrarreformas
No hay ningún país en el mundo que no sufra de la presión del capital, es un periodo convulso de revolución y contrarrevolución, ningún gobierno puede jactarse de estabilidad. Los llamados gobiernos “progresistas” en Latinoamérica han demostrado en el plano concreto el total fracaso de querer reformar el capitalismo poniéndole un rostro más humano y hoy deben dar marcha atrás a medidas que han significado mejoras momentáneas a favor de las masas. Los reformistas de hoy son solamente un pálido reflejo de los gobiernos socialdemócrata de los años de bonanzas del capitalismo. Una cuestión es clara no hay lugar para las reformas en la actualidad, ni es posible una tercera vía al capitalismo o al socialismo. Los partidos obreros que en verdad quieran sacar a las masas de la miseria deberán romper con el capitalismo, dentro de los límites del capital no se puede conseguir mejoras, sino ataques, sino quieren terminar siendo los partidos más odiados por los trabajadores al hacer el trabajo sucio de la burguesía: aplicar los recortes para salvar el sistema de su quiebra total.
El FSLN regresó al gobierno bajo el rechazo de las masas a los gobiernos burgueses, ellas querían un regreso a las principales conquistas de la revolución sandinista pero sus aspiraciones fueron traicionadas. El gobierno monolítico del sandinismo se ha mantenido en el poder durante años a través de la dominación de un aparato monstruosamente burocrático que tiene uno y mil lazos entre las empresas y sindicatos, favoreciendo con los recursos del Estado a sus más serviles funcionarios y aliados, controlando todos los aparatos del Estado y gobernando para los capitalistas. Pero esta práctica está llegando a un límite insuperable, la burguesía parece que está tomando la decisión de desechar a Ortega y a su extravagante esposa porque no le sirve más para sus intereses y se prepara para lanzar la ofensiva contra ellos y las masas. El sandinismo se encuentra acorralado entre la burguesía y los trabajadores. Las últimas medidas muestran que intenta balancearse sin éxito entre las dos clases, lo que ha hecho al contrario es colmar la paciencia de la juventud, que como bien sabemos ha sido en las grandes revoluciones (y en la lucha revolucionaria en Nicaragua particularmente) un termómetro casi exacto del descontento de los oprimidos y que podría ser el preludio de un proceso convulsivo con movilizaciones de masas en las calles. El ambiente en el pueblo no es muy estable, el aumento salarial del 5 % de los 91 diputados en la Asamblea que pasaran a ganar 96,251 córdobas (casi trece salarios mínimos del sector industrial) no pasó desapercibido en la opinión del pueblo y de hecho fue una de las chispas que encendió el caos en el país. Si los estudiantes encuentran la clave para despertar el descontento reprimido de los trabajadores nicaragüenses no habrá fuerza que pueda detener este gigante dormido.
A donde debe orientarse el movimiento
Como todo gobierno reformista y servil a los intereses de los capitalistas, al gobierno nicaragüense no le interesa encontrar la forma de resolver los problemas del Estado con medidas revolucionarias, estas parecen ser medidas “obsoletas y del siglo pasado”.
La crisis del sistema de seguridad no es más que la expresión de la crisis del sistema capitalista. Los sistemas de seguridad social estatal (de reparto o capitalización colectiva) funcionan bajo el capitalismo a medida que las tasas de desempleo se mantienen cercanas a cero, pues la generación actual debe pagar la seguridad social de la generación pasada y así sucesivamente. Pero en medio de una recesión profunda a nivel mundial esta tarea es hartamente imposible. Las recetas del FMI en todo los países son las mismas siempre, aumentar la edad de jubilación, reducir las pensiones, aumentar la cotización, etc. En lenguaje simple atacar a los obreros y no a los empresarios, banqueros y terratenientes.
La solución revolucionaria a este problema no está en las recetas draconianas del FMI sino en la generación de empleo formal y en el aumento de los salarios. La quiebra del Seguro Social llegó a partir de perder más de 504 millones de sus reservas técnicas en menos de 5 años, al punto de que el próximo año quedaría sin fondos, esto se debe a que solo una pequeña minoría de trabajadores cotiza en el INSS, o sea el porcentaje de cotizantes no es suficiente para cubrir las obligaciones previsionales que debe cumplir el sistema.
“ Según Datos ofrecidos por el especialista Manuel Israel Ruiz indican que en 2006 el INSS tenía unos 440,000 afiliados, lo que equivalía al 19 % de la Población Económicamente Activa (PEA), y diez años después tenía el 26 %. En la actualidad hay 914,198 afiliados activos”[6].Esto refleja que la creación de empleo formal es muy baja en Nicaragua, lo que se traduce en un aumento casi insignificante de las cotizaciones de los trabajadores al INSS en un largo periodo. El sistema no logra cumplir con la cobertura total de la PEA, ni siquiera alcanza su 50%, esto es la expresión de la incapacidad del capitalismo para garantizar empleos dignos con seguridad social, un cáncer que agobia al sistema en su conjunto y a nivel mundial, y un factor fundamental para la quiebra de los sistemas de seguridad social de capitalización colectiva.
Los capitalistas son incapaces de generar empleos pues se niegan a invertir sin tener favorables ganancias, el paupérrimo crecimiento económico experimentado por Nicaragua este año que ronda el 3.4 %[7] del PIB no representan un avance para los niveles de vida de los trabajadores, pues no ha habido generación de empleo. Esto no se debe a que no hayan necesidades en el pueblo nicaragüense, todo lo contrario, Nicaragua sigue necesitando vivienda digna, alimentación, centros de recreación, hospitales, escuelas, universidades y carreteras, en este sentido sí hay donde invertir, pero los capitalistas no invertirán en esto sino le genera jugosas ganancias, por tanto una reducción del desempleo que venga desde los capitalista está descartada.
En este panorama no hay una forma de solventar la crisis del INSS, la imposición del nuevo tributo solo recrudece las condiciones de vida de los pensionados y el aumento a la contribución del INSS precariza la vida de los trabajadores mientras que los capitalistas se preparan para recortar los puestos de trabajo y aumentar el nivel de explotación de los que no serán despedidos. Como lo expresan en este extracto: “El incentivo para las empresas medianas sería buscar mecanismos para reducir la afiliación. Para las pequeñas, les significaría problemas financieros y de liquidez muy serios para hacer frente a estos costos más altos, creando un formidable desincentivo para la formalización.Todas las empresas se verían compelidas a reducir personal y no hacer los incrementos salariales para compensar el aumento del aporte patronal“.[8]
No hay solución en líneas capitalistas lo único que puede salvar a la clase obrera nicaragüense es la lucha organizada de los estudiantes y trabajadores, llamando a la convocatoria de asambleas en todo el país para definir una dirección nacional que presione al sector más a la izquierda en el gobierno Ortega para que se aplique un programa revolucionario, que incluya:
- Derogación de las medidas de INSS impulsadas por Ortega
- Administración de INSS por parte de una entidad tripartita conformada por un tercio de trabajadores del Estado, un tercio de trabajadores no sindicalizados y un tercio de trabajadores sindicalizados, ¡no a la privatización del INSS!
- Campaña de incentivos para buscar la afiliación de todos los sectores laborales y formalizar a los sectores que se encuentra en la informalidad
- La reducción de la jornada laboral de 48 a 36 horas semanales sin reducción salarial
- Plan estatal de inversión en viviendas, escuelas, universidades y centros de recreación de carácter público
- Por un aumento salarial acorde al costo de la vida, no más salarios miserables
- No al pago de la deuda externa, utilizar ese dinero para financiar una seguridad social y pensión universal a toda la población
- Por la expropiación progresiva de las palancas fundamentales de la economía (grandes extensiones de tierra, banca e industria) bajo control democrático de los trabajadores
¡Cese a la represión, creación de grupos de autodefensa para defenderse de los ataques de la burguesía desestabilizadora, de los grupos de choque pro-gubernamentales y la policía represiva!
¡Por un gobierno democrático de los trabajadores con un programa socialista y revolucionario!
¡Fuera burócratas y oportunistas!
¡Alto a la represión y a la criminalización de la protesta!