Stalin fue el último libro que Trotsky estaba escribiendo, cuando el asesino, Frank Jackson -en realidad Ramón Mercader- le arrancó la vida. El 11 de noviembre, se presentó el libro, frente a un auditorio repleto, en la casa Museo León Trotsky. Esta publicación inconclusa del legendario revolucionario y mártir de la clase obrera, fue recibida entre la expectación de los viejos militantes revolucionarios y el ánimo de la juventud ahí reunida, en un acto extraordinario.
Esteban Volkov, nieto de León Trotsky e incansable defensor de las ideas de su abuelo junto a Alan Woods, dirigente de la Corriente Marxista Internacional y director de la popular página web marxist.com.
En el museo había casi 200 personas, con el auditorio repleto y la una sala adjunta totalmente llena. Los oradores hablaron de la trascendencia de este libro y explicaron el papel que jugó Stalin como personalidad en el proceso de degeneración burocrática.
El primero en tomar la palabra fue Israel López, representante de la editorial Fontamara, que estuvo a cargo de la edición e impresión de libro. El compañero dio una breve participación explicando lo que el libro significaba para la editorial, así como agradeciendo a Alan Woods por permitirles la publicación de tan importante libro.
El segundo a la palabra fue Esteban Volkov. Con su singular forma de exponer sus ideas, siempre en defensa del marxismo y las ideas de Trotsky, sacudió con su voz firme y segura al auditorio (el informe completo se puede leer abajo), explico la travesía que vivió este libro, haciendo hincapié en la importancia de leer el libro:
“Su última obra: “La Biografía de Stalin” fue emprendida a regañadientes solo por motivos económicos. Comprendemos que fue un trabajo de poco agrado para el abuelo, su mayor interés estaba en completar la biografía de Lenin de la que ya había hecho su juventud. Dzhugashvili estaba muy preocupado con la hechura de su biografía por Trotsky. (...)
“ La Casa editora Harper and Brothers movida únicamente por motivos de lucro encargó al traductor Charles Malamuth por cierto no muy del gusto del abuelo, tras su asesinato que también tomara a su cargo la labor editorial. Ahí fue donde ardió Troya, Charles Malamuth sacó una versión incompleta, mutilada con acopio de anotaciones inapropiadas de su hechura. De nada valieron las enérgicas protestas de Natalia Sedova y su abogado Albert Goldman para detener la publicación de esta mutilada y alterada obra. La editorial fue sorda a las quejas y procedió con su publicación. (...)
“Cosas del azar el camarada Rob Sewell de la “International Marxist Tendency”(IMT), incursionando en los archivos de Trotsky de la Houghton Library de Harvard, casualmente encontró cajas y cajas con manuscritos que no publicó Charles Malamuth, ahí fue donde un admirable trabajo de equipo de aproximadamente diez años de un material muy heterogéneo, hasta algunos textos en ruso, algunos manuscritos, fueron transcritos y mecanografiados para que finalmente el revolucionario marxista Alan Woods, muy conocedor de las ideas del autor dio vida a una de las más importantes obras de León Trotsky realizada en su etapa de mayor madurez política, con más de un treinta por ciento agregado de material de gran valía con respecto al bodrio de Charles Malamuth. Dentro del mejor estudio, análisis y comprensión de la contrarrevolución burocrática estalinista faltaba la cereza del pastel de un minucioso estudio de quien fue el genial guía de la mayor empresa criminal de la historia.”
La audiencia mostró su aprecio con un cálido aplauso
Finalmente Alan Woods tomó la palabra. dijo: “Esta es una de las obras maestras del marxismo, donde podemos encontrar un análisis del papel del individuo en la historia, no solo en términos políticos, sino incluso psicológicos”. Comentó que había una obra de Marx donde se analiza de forma similar este fenómeno, El 18 brumario de Luis Bonaparte.
La parte más interesante y en la cual se centró su intervención fue responder la pregunta que él mismo se hizo, ¿Por qué venció Stalin a Trotsky? No fue por el talento de Stalin o porque fuera más astuto, por el contrario, Stalin era una figura mediocre en la revolución. La respuesta a la pregunta se encuentra en las condiciones objetivas.
Alan Woods explicó, de forma bastante aguda, que las revoluciones tienen etapas, que en la etapa de ascenso se necesitan verdaderos héroes para llevar adelante las tareas que se tiene por delante. Lenin y Trotsky fueron verdaderos genios, pero no eran los únicos, toda una capa de dirigentes del partido bolchevique jugaron un papel fundamental, fueron verdaderos gigantes. El mismo fenómeno se puede ver durante la revolución francesa, en el periodo de ascenso vimos a grandes revolucionarios al frente: Robespierre, Marat, Danton…
Pero después de un periodo de ascenso, siguió un periodo de reflujo, las masas, cansadas y hasta cierto punto desmoralizadas, regresan a la rutina de la vida cotidiana, la búsqueda de la comida, y la búsqueda la casa, los hijos, etc. Recordemos que los obreros y campesinos rusos habían pasado por de 4 años de Guerra mundial, una revolución, años de guerra civil sangrienta, presiones económicas, sabotajes y muchas otras cosas. No existían las condiciones materiales en Rusia para la construcción del socialismo, era un país económica y culturalmente atrasado.
Pero los bolcheviques veían en la revolución rusa como un eslabón de la revolución mundial, la derrota de la revolución alemana dejó aislado la revolución Rusa, eso acentuó la desmoralización y apatía de los trabajadores y campesinos. Esta es la base sobre la que surge el poder de la burocracia.
La reacción pequeñoburguesa y burocrática se sintió fuerte y segura cuando dejaron de sentir la presión de los trabajadores. En eso momento ya no se necesitan los grandes hombres, sino una gente mediocre. La burocracia necesitaba un líder en las filas del bolchevismo. Y lo encontraron en la figura de Stalin. Los héroes de la revolución fueron desplazados por trepadores sin escrúpulos.
Alan explico que Trotsky intentó apoyarse en la clase obrera pero los obreros estaban agotados. Dijo:
“Hay una mentira que se ha repetido miles de veces, que el bolchevismo y el estalinismo es lo mismo, que el germen del estalinismo estaba en el bolchevismo y la forma de organización leninista. A los que defienden esta idea les pregunto ¿si realmente fuesen idénticos el estalinismo y el bolchevismo, por qué Stalin, para consolidar su dictadura burocrática y totalitaria tuvo aniquilar el partido de Lenin?”
Como cualquier asesino, Stalin tenía que eliminar a todos los testigos, y lo hizo, eliminó a la vanguardia de la revolución, a sus familiares y amigos. Toda la vieja guardia fue asesinada para poder acentuar el poder de la burocracia estalinista. Una guerra civil unilateral.
Alan reafirmó: “Bolchevismo y estalinismo no son lo mismo, son antagónicos, contrarios”
También dijo que es una mentira absurda, que Trotsky estaba luchando por el poder. Alan explicó que Trotsky sabía desde el principio que esa batalla estaba perdida, porque las condiciones objetivas, materiales que había en ese momento eran desfavorables. Trotsky decidió luchar por una sola cosa; defender el bolchevismo y la revolución de octubre, preservarlo para las nuevas generaciones:
“Stalin pensaba que matando a León Trotsky se acabaría todo. Se equivocó, porque se podrá matar a un hombre, pero nunca a una idea cuyo momento ha llegado”.
Después de la maravillosa intervención de Alan Woods se abrió una ronda de participaciones y preguntas, todas muy interesantes, sobre el papel de la violencia, las similitudes del régimen estalinista con el fascismo, el trato de Stalin a la disidencia anarquista, etc.
Alan respondió a cada una de ellas de forma brillante, animó a seguir luchando por las ideas de Trotsky, las cuales son las ideas del auténtico marxismo. Invitó a organizarse en la Corriente Marxista Internacional para proseguir el camino de los bolcheviques hace 100 años, la lucha por el socialismo.
Todos los presentes quedaron satisfechos con la presentación de esta obra maestra del marxismo, en sus aplausos y sonrisas se pudo ver el compromiso que hay con las ideas de la exposición.
En la galería de los grandes criminales de la historia: Nerones, Calígulas, Pol-Pots, Borgias, Fuhreres, hay un personaje que sin la menor duda encabeza por mucho toda esta siniestra lista de monstruos de la historia: El georgiano Joseph Dzhugashvili más conocido como José Stalin, por mucho el mayor criminal de la humanidad, no solo por las decenas de millones de vidas por el cegadas, sino por el haber llevado la contrarrevolución, el termidor de la revolución bolchevique a niveles inimaginables de crueldad, falsificación y traición. Dando oxígeno y supervivencia al cada vez más destructivo e inoperante régimen capitalista, que está hundiendo al género humano en un escenario de absoluta barbarie, poniendo hasta en peligro su supervivencia en el Planeta que nos tocó en suerte habitar. Para muchos es difícil de entender que desde aquí, desde esta vetusta, reducida casa con no más armas que su pluma y el análisis marxista el revolucionario León Trotsky hacía temblar de ira y miedo al sanguinario tirano del Kremlin. Lo que llegó a su paroxismo cuando hasta en contra de su propia voluntad, por causa de la penuria económica de la familia de Coyoacán, se vio obligado a emprender la hechura de la biografía de Stalin.
No hay la menor duda que León Trotsky fue el revolucionario más completo y si se permite el término: afortunado políticamente hablando, ya que nadie como él ha podido intervenir en absolutamente todas las etapas de un proceso revolucionario y menos en el de la gran resonancia e importancia de octubre 17, como fue la primera Revolución Socialista aun por breves años, triunfante en este Planeta. Contribuyó a crear las bases ideológicas, junto a Vladimiro Lenin, para llevarla a cabo y a su triunfo, posteriormente creando y dirigiendo el Ejército Rojo defenderla, derrotando 21 ejércitos invasores extranjeros enemigos y el blanco zarista. Tras la muerte de Lenin en 1924, emprendió la defensa de esta revolución contra un emergente enemigo, esta vez interno: una voraz e inescrupulosa burocracia encabezada por Stalin, usurpadora del poder de la clase trabajadora fabril y agrícola, que dejó a los Soviets como simple figura decorativa. León Trotsky además de ser actor de primer orden en todo este acontecer histórico, también fue observador y testigo privilegiado. Por lo que enriqueció vastamente el arsenal marxista con la transcripción minuciosa de estos trascendentes hechos de la historia . Arsenal marxista que es por hoy la más poderosa arma que tienen los explotados y oprimidos del Planeta para su defensa y liberarse del yugo cada vez más despiadado de la explotación capitalista. Donde el bienestar del ser humano sea lo primordial y no la codicia sin límites de minorías detentoras de la riqueza.
En cuanto al escenario del pseudo-comunismo bonapartista de Stalin, en el mismo tenor de la ilegitimidad de su gobierno usurpador de la revolución Bolchevique, Stalin creó una maquinaria asesina y de falsificación histórica jamás vista a hasta esta fecha, con el propósito de mantener y perpetuar su régimen de totalitarismo burocrático contrarrevolucionario.
Hoy por hoy además de los vastos aportes con lujo de detalles del compañero de Lenin y organizador del Ejército Rojo León Trotsky de cada página de su intensa y agitada vida revolucionaria. Nadie como él estudió y definió en el marco marxista el nuevo fenómeno de la degeneración burocrática bajo la égida de Stalin de un estado obrero de economía planificada con propiedad estatal de los medios de producción. Intensa y sin cuartel fue su lucha: organizó la “Comisión Dewey” o “Contra Proceso de Moscú”, donde desenmascaró la sangrienta y burda farsa que fueron los “Procesos de Moscú” mediante los cuales Stalin asesinó a los compañeros de armas de Lenin, siendo después el mismo León Trotsky el último de la lista.
Muchas fueron sus obras al respecto, entre ellas: ”El Organizador de Derrotas”, “La Revolución Desfigurada” y la principal, “La Revolución¡ Traicionada” donde muestra punto por punto el alejamiento del régimen de Stalin de los fundamentos marxistas que fueron cimientos de la revolución bolchevique de octubre 1917.
Con precisión matemática con más de medio siglo de antelación predice, la destrucción de la Unión Soviética y retorno al capitalismo de seguir la burocracia en el poder y de no ser recuperado este por la clase obrera mediante una revolución política de la que se hizo ardiente portavoz.
Su última obra: “La Biografía de Stalin” fue emprendida a regañadientes solo por motivos económicos. Comprendemos que fue un trabajo de poco agrado para el abuelo, su mayor interés estaba en completar la biografía de Lenin de la que ya había hecho su juventud. Dzhugashvili estaba muy preocupado con la hechura de su biografía por Trotsky.
Tan así que su agente infiltrado en la casa: Sheldon Hart continuamente preguntaba a la secretaria del abuelo Fanny Yanovitch sobre ¿Cómo iba el avance de la obra? Rápidamente fueron puesto en pie los atentados intentando impedir su hechura. Primero el fallido, del ametrallamiento de la recamara de los abuelos en la madrugada del 24 de mayo, por Alfaro Siqueiros y sus secuaces, lo que le dio casi tres meses más para trabajar sobre la biografía, pero rápidamente entró en acción el agente GPUista Ramón Mercader, logrando cumplir el 20 de agosto las órdenes de Stalin, quien parcialmente logró su propósito al quedar la biografía inconclusa y sin imprimir. La Casa editora Harper and Brothers movida únicamente por motivos de lucro encargó al traductor Charles Malamuth por cierto no muy del gusto del abuelo, tras su asesinato que también tomara a su cargo la labor editorial. Ahí fue donde ardió Troya, Charles Malamuth sacó una versión incompleta, mutilada con acopio de anotaciones inapropiadas de su hechura. De nada valieron las enérgicas protestas de Natalia Sedova y su abogado Albert Goldman para detener la publicación de esta mutilada y alterada obra. La editorial fue sorda a las quejas y procedió con su publicación.
Cosas del azar el camarada Rob Sewell de la “International Marxist Tendency”(IMT), incursionando en los archivos de Trotsky de la Houghton Library de Harvard, casualmente encontró cajas y cajas con manuscritos que no publicó Charles Malamuth, ahí fue donde un admirable trabajo de equipo de aproximadamente diez años de un material muy heterogéneo, hasta algunos textos en ruso, algunos manuscritos, fueron transcritos y mecanografiados para que finalmente el revolucionario marxista Alan Woods, muy conocedor de las ideas del autor dio vida a una de las más importantes obras de León Trotsky realizada en su etapa de mayor madurez política, con más de un treinta por ciento agregado de material de gran valía con respecto al bodrio de Charles Malamuth. Dentro del mejor estudio, análisis y comprensión de la contrarrevolución burocrática estalinista faltaba la cereza del pastel de un minucioso estudio de quien fue el genial guía de la mayor empresa criminal de la historia.