El Parlament de Catalunya se encuentra hoy en día en una situación de bloqueo político. El gobierno de Junts pel Sí (JxS) sigue con la dinámica de presión hacia la CUP para poder aprobar los presupuestos de la Generalitat, que fueron tumbados por primera vez en la historia de Catalunya el pasado 8J. La CUP declaró que no podía apoyar unos presupuestos "manifiestamente insuficientes y que siguen supeditados a Montoro y a la Troika, sin poner en el centro la obediencia al Parlament de Catalunya”. Catalunya Sí Que es Pot (CSQP) explicó correctamente que eran unos presupuestos continuistas y que escondían nuevos recortes al aceptar el límite de déficit de 0,7 de la ley Montoro.
Las consecuencias del pacto JxS-CUP
Justo después del voto, el presidente Puigdemont declaró que la CUP había roto el pacto de gobernabilidad, ya que el pacto afirmaba que la CUP no podía ¨votar nunca contra JxS en lo fundamental cuando esté en riesgo la estabilidad parlamentaria¨. Por otro lado, la CUP declaró que el acuerdo no se había roto sino modificado y que, por tanto, seguía con su compromiso de apoyar a la hoja de ruta del gobierno, con la condición de que se vertieran a ensanchar la base social del independentismo.
Finalmente, el presidente decidió someterse a una moción de confianza este mes de septiembre, con el objetivo de forzar los cupaires a aceptar los presupuestos en nombre de la hoja de ruta independentista. Lamentablemente los dirigentes de la CUP han decidido votar a favor de la moción de confianza, desvinculándola de los presupuestos. De esta forma limitan su capacidad negociadora y reafirman su aceptación de la dirección convergente.
Todo esto demuestra lo que dijimos sobre el acuerdo entre la CUP y el gobierno, un acuerdo que supedita la formación anticapitalista a las exigencias de la burguesía catalana y mantiene CDC (ahora PDC) al frente de la Generalitat, cuando las urnas demostraron su declive y la creciente radicalización a la izquierda en el seno de la sociedad catalana. Pero no todo está perdido, todavía estamos a tiempo para una rectificación.
La única manera de romper el régimen del 78 es romper con el capitalismo
Las elecciones del 20D y del 26J confirmaron este profundo giro a la izquierda de Catalunya con la victoria de En Comú Podem seguida por ERC y el PSC, y CDC relegada a la 5ª posición. Es evidente la contradicción entre la mayoría de Catalunya que desea un cambio social y político radical y un gobierno dirigido por un partido burgués de derechas. Ahora bien, hay que añadir que los resultados del 26J no contribuyen a resolver las tensiones hacia el derecho a decidir pero sí nos sugieren el camino potencial. Se demostró la imposibilidad de celebrar un referéndum de autodeterminación sin chocar frontalmente con la esencia del régimen del 78. Uno de los tratos esenciales del régimen del 78 es el centralismo represivo hacia las nacionalidades históricas del Estado. Es exactamente por este motivo que la cuestión nacional es uno de los eslabones débiles del régimen y tiene un carácter potencialmente progresista. Es decir, dado que el capitalismo español no puede ofrecer más que un estado con claros déficits de democracia, obtusamente centralista y represivo, la única forma de resolver la cuestión nacional es romper con el sistema.
Con la perspectiva de un gobierno de derechas en el Estado, débil y en minoría, que hará todo lo posible para exacerbar las tensiones con Catalunya a golpes de inhabilitaciones del Tribunal Constitucional, es probable que el independentismo volverá a crecer. ¿Cuál es entonces la estrategia que puede asegurar la unidad de la clase trabajadora y el crecimiento de su conciencia política?
La única salida al bloqueo
Pensamos que sólo hay una salida a la situación de bloqueo de Catalunya que pasa por conseguir la unidad de la izquierda transformadora y buscar el apoyo de la clase trabajadora del resto del Estado gracias a un programa radical y estimulante. Queda claro que los burgueses de CDC utilizan la cuestión nacional sólo para conseguir un acuerdo favorable con sus hermanos de clases de España y no se preocupan nada por las masas catalanas. Pensamos que la CUP debería presionar a ERC para que rompa con CDC, y comenzar un diálogo con Los Comunes y Podemos sobre la base de un referéndum unilateral y del proceso constituyente, pero vinculando la defensa de los derechos nacionales en contra de los recortes y la austeridad (es decir, romper con el sistema capitalista que las impone). Es cierto que no ayuda la actitud de CSQP que en vez de enmendar las conclusiones de la comisión del proceso constituyente y abstenerse votó en contra sin diferenciarse claramente de los partidos del búnker.
¿Cómo ejercer el derecho a decidir?
La convocatoria de un referéndum unilateral enfrenta a dos escollos. Por un lado, la falta de voluntad de CDC de romper con la legalidad burguesa y por la otra, el recelo de amplios sectores de la clase trabajadora catalana que estaría a favor de un referéndum, pero que desconfían de CDC (partido que ha aplicado con entusiasmo recortes, represión y corrupción). Para superar estos escollos hay que romper de manera clara con CDC y enmarcar el referéndum en un proyecto de ruptura con los recortes y la austeridad, que pueda ganar el apoyo necesario, tanto en Catalunya como en el resto del Estado. Sólo sobre esta base nos podemos plantear avanzar.