Después
del 09 de Julio (9-J) existe un punto de inflexión. Aunque no se
paralizó la producción (minería, agroindustria, textiles), el Paro tuvo
un carácter masivo y popular. Participaron obreros de Construcción
Civil, 500 textiles (en Lima), de los Puertos, Frentes Regionales,
Comedores populares, SUTEP, Universidades, etc. que confluyó con el
Paro campesino de 48hrs. Pero
este Paro no es como un rayo que cae del cielo. Es, por un lado,
producto de la pobreza (que sigue bordeando el 50% de la población), y
el continuismo neoliberal. Y por otro, la continuidad de la Marcha
de los 4 suyos, el Arequipazo, Ilave, las polarizadas elecciones del
2006, y el Moqueguazo, que exigen una transformación radical de la
sociedad. Por
este motivo, el 09-J, manifestó, una vez más, la profunda polarizaciòn
social entre ricos y pobres. Aunque en Lima, por el carácter
conservador del sector transporte, hubo solo una importante
movilización de 20 mil trabajadores, en el resto del país fue
contundente. En la Selva,
3 días de paro (hubo un “desborde” en Puerto Maldonado). En el Sur y
Centro (donde el gobierno tiene solo 8% y 12% de aprobación
respectivamente), el paro también fue masivo. En el Norte,
especialmente Ancash, las movilizaciones fueron de miles. Todo este
movimiento expresa que la correlación de fuerzas está del lado de
nuestro pueblo. Pero también en Piura y Trujillo los manifestantes
fueron decenas de miles. De
esta manera, el 09-J expresó la unidad patriótica y clasista de todos
los trabajadores sin distinción de credo, raza o ideología.
Desenmascaró al gobierno derechista y hambreador de García. Demostró
que los únicos “perros del hortelano” son ellos.
El 09-J volvió a
manifestar, concretamente, que las masas hacen la historia. Es por esta razón que García declaró que, “…no es necesario quemar llantas para que los escuchemos…” (Conferencia de prensa en Palacio de Gobierno, 09-07-08). Esto
demuestra, por un lado, que el Paro se ha hecho sentir. Pero, por otro,
manifiesta que el gobierno, en verdad, no escucha el clamor de las
masas que le demandan ¡cambio! Y
si es que el gobierno minimiza el éxito del Paro es porque además de su
soberbia, pues, las direcciones sindicales del Paro como Mario Huamán
(quién junto con el PC-unidad capitalizó la medida de lucha) se han
limitado a plantear una Asamblea Nacional de los Pueblos como parte de
un “nuevo proyecto de izquierda” que tiene más un carácter político
electoral que de enfrentamiento decidido contra el enemigo. Algunos esperaban el discurso de Ollanta Humala para cubrir este vacío, pero este nunca llegó. Solo Miguel Palacin, dirigente de la Cumbre
de los Pueblos, llamó al pueblo a organizarse para la huelga general
indefinida a partir del 09 de agosto bajo la perspectiva de un gobierno
“plurinacional”. Esto último refleja también la pelea política de las direcciones para canalizar todo el movimiento antineoliberal. Lo
que parece seguro es que las masas no esperaran a que los dirigentes se
pongan de acuerdo para combatir contra el alza del costo de vida o la
pobreza. La situación actual solo necesita un “accidente” para que como
en Moquegua todas las contradicciones exploten. Hay mucho “material
explosivo” en el ambiente.