Este verano El despertar rojo (Rato Jhilko, ver foto), una revista del Partido Comunista del Nepal publicó un artículo de Baburam Bhattarai, quien afirmaba que "el trotskismo es más relevante que el estalinismo para hacer avanzar la causa del proletariado". Éste es el resultado de la experiencia histórica concreta que ha revelado la auténtica esencia del estalinismo y vindicado las ideas de León Trotsky, en el caso de Nepal, particularmente la teoría de la revolución permanente.
En El despertar rojo (Rato Jhilko, ver foto), una revista del Partido Comunista de Nepal, uno de los principales teóricos del partido, Baburam Bhattarai, escribió recientemente un artículo que no ha pasado desapercibido para el grueso del movimiento comunista, tanto en Nepal como internacionalmente. Bhattarai, de 55 años de edad, es un miembro del politburó de la principal organización maoísta del Nepal. Fue ministro de finanzas en agosto del 2008 mientras los maoístas participaban en un gobierno de coalición que más tarde abandonarían. Mientras que el Partido Comunista de Nepal ha defendido tradicionalmente las ideas de Mao y Stalin, ésto fue lo que escribía Bhattarai:
"la globalización del imperialismo capitalista se ha incrementado varias veces en comparación con los principios del siglo XX. El desarrollo de la tecnología de la información ha atravesado las fronteras nacionales para transformar el mundo en una aldea. Por otro lado, el inherentemente desigual y extremo desarrollo del imperialismo capitalista ha causado gran disparidad entre las diferentes naciones. En este contexto, hay todavía alguna posibilidad de revolución en un sólo país similar a la revolución de octubre; sin embargo, para mantener la revolución, se necesita, sino una ola global de revoluciones, sí una regional de, al menos, un par de países. En este contexto, los revolucionarios marxistas deberían reconocer el hecho de que en el contexto actual, el trotskismo es hoy más relevante que el estalinismo para avanzar la causa del proletariado." (El despertar rojo, número 1, julio de 2009, página 10)
Hasta ahora, la verdad sobre la vida y la contribución del camarada León Trotsky había estado oculta para los maoístas nepalíes, incluso para sus propios cuadros. Ahora que el camino del estalinismo y el maoísmo se dirigen a un callejón sin salida, y los cuadros del partido exigen una explicación a sus dirigentes, éstos se han visto forzados a decir la verdad sobre la revolución de octubre, en general, y sobe León Trotsky, en particular. Este reconocimiento indica también que los maoístas están intentando presentar un balance de su campaña de lucha que se extiende por varias décadas.
Una de las mayores diferencias entre Stalin y Trotsky fue el asunto del "socialismo en un solo país". Para 1904 Trotsky había desarrollado la idea de que una revolución rusa contra el régimen zarista no se detendría con las tareas más inmediatas de la revolución "democrático burguesa" (reforma agraria, democracia parlamentaria, derechos de las minorías nacionales, etc.) En otras palabras, que la revolución rusa no se detendría con el establecimiento de un régimen democrático burgués. De hecho, Trotsky expicó que debido a la debilidad de la burguesía rusa y su dependencia del zar, el liderazgo de la revolución recaería de forma inevitable en la clase obrera. El subdesarrollo de la economía rusa no evitaría que la clase trabajadora tomara el poder, e iniciara así la transformación socialista de la sociedad. Pero Trotsky explicó que, al mismo tiempo, sería imposible establecer un régimen socialista viable sin extender la revolución socialista a otros países en un periodo de tiempo relativamente corto. Esta perspectiva entró en la historia del marxismo como "la teoría de la revolución permanente."
Tras la muerte de Lenin en 1924, Stalin y otros líderes atacaron la teoría de la revolución permanente, a la que opusieron la teoría del "socialismo en un solo país". De acuerdo a esta teoría, era posible construir el socialismo en Rusia, independientemente del contexto internacional. La perspectiva de una "revolución mundial" fue así abandonada. Esta teoría reflejaba la degeneración nacionalista y burocrática del régimen soviético, debida al prolongado aislamiento de la revolución rusa y al atraso económico y cultural del país.
Bhattarai yerra, sin embargo, en un punto. Ni Lenin, ni Trotsky, ni ningún otro dirigente del parido bolchevique (ni siquiera el propio Stalin) consideraban que la revolución pudiera quedar conferida a un solo país. Nadie jamás había mencionado esa idea antes de que se convirtiera en el lema de Stalin a partir de 1924. Pero a pesar de este error de Bhattarai, el hecho de que un viejo dirigente de un partido tradicionalmente "estalinista" reconozca la validez de las ideas de Trotsky es un acontecimiento significativo. Servirá como estímulo para lanzar un útil debate dentro del movimiento comunista sobre la raíces históricas del estalinismo y el marxismo genuino.
Hay ahora en Nepal un creciente interés por la teoría de la revolución permanente. El hecho de que un dirigente maoísta haya reconocido que "en el actual contexto de dominación capitalista globalizada, el trotskismo es más relevante que el estalinismo" es un acontecimiento extremadamente interesante. Hay también en este debate un paso claro hacia la construcción de vínculos con otros movimientos y organizaciones que se enfrentan al capitalismo a escala mundial. Es, de hecho, el deber de los marxistas discutir las tácticas y la estrategia correctas para la revolución internacionalmente. En ese sentido damos la bienvenida al artículo de Bhattarai y deseamos contribuir a la discusión entre los comunistas nepalíes. La lucha por el socialismo es una lucha internacional, y la victoria para los comunistas nepalíes sería una victoria para todos los trabajadores del subcontinente del sur de Asia y, de hecho, del mundo.
Fuente: El Militante