Devaluación, apertura, deuda y ajuste. El plan de negocios que el gobierno de Cambiemos pretende hacer pasar como un plan económico es como echar nafta al fuego en el marco de la crisis capitalista mundial.
La corrida cambiaria de los últimos días empujada por la salida de los capitales especulativos del país, y la fragilidad del sector externo desnudan el deterioro de la economía real.
El dólar cerró a $ 23,79 este viernes 11 de mayo en agencias y bancos de la city porteña, y terminó la semana con una suba del 6,8%, siendo esta la mayor suba desde diciembre de 2015, cuando se eliminó el cepo cambiario.
A todo esto se suma la perdida de reservas del Banco Central (BCRA) a velocidad record, ya que lleva vendidos casi u$s 6.000 millones desde el 25 de abril, día en que comenzó la actual suba del tipo de cambio. En un contexto donde el martes 15 de mayo el BCRA debe afrontar vencimientos por más de u$s 28.000 millones, es decir, más de la mitad de las reservas de la autoridad monetaria.
A pesar de la intervención frenética del BCRA quemando reservas y subiendo el rendimiento de las Lebacs (títulos de deuda emitidos por el Banco Central) para intentar que los capitales golondrina no se vayan, el dólar ha seguido sin pausa su carrera alcista.
En este marco el gobierno ahorcado por la falta de dólares recurre en un acto desesperado al Fondo Monetario Internacional (FMI) buscando de esta manera obtener un préstamo de emergencia de u$s 30.000 millones que sostenga a flote la economía.
Los trabajadores argentinos tenemos bien en claro lo que significa entregar la economía al FMI. Mas ajuste, mas desocupación, mas miseria, mas violencia.
El país tiene una larga y triste historia de relación con el Fondo donde el resultado siempre es el mismo: una minoría privelgiada hace mega-millonarios negociados y los trabajadores y el pueblo pobre pagan la cuenta. Basta mirar a Grecia para tener un ejemplo fresco de la devastación que implica la aplicación de los planes del FMI.
Congelar las jubilaciones y pensiones por dos años, un fuerte retroceso en materia de derechos laborales, congelamiento de los salarios de los empleados públicos y una mayor devaluación son las exigencias que el Fondo le impone al país y cabe recordar que el crédito que negocia el Gobierno se entrega en cuotas, de acuerdo al cumplimiento de las condiciones impuestas. Razón por la cual el país sólo recibirá el capital que pide si cumple con las condiciones del FMI.
El ciclo de apertura y endeudamiento de la década del 90 condujo a una de las peores crisis de la Argentina en 2001. El Gobierno de Macri hoy viene recorriendo exactamente el mismo camino.
Mientras tanto el proceso inflacionario se agudiza. El traslado del aumento del dólar a los precios quedó reflejado en alimentos, artículos de perfumería y limpieza, electrodomésticos y en medicamentos, registrándose aumentos de hasta el 27 por ciento en alimentos, alimentando un espiral inflacionario que viene castigando de manera cada vez más severa a los trabajadores y sus familias. No debemos olvidar las subas desbocadas de la luz, el agua y el gas, nafta y transporte publico. Vea por donde se vea el gobierno ha declarado una guerra contra los trabajadores y demás sectores populares con el fin de sostener la tasa de ganancia del empresariado en medio de la crisis mundial de la economía.
La semana entrante se augura como una semana en donde las tormentas financieras continuaran profundizando el empobrecimiento de la clase obrera y demás sectores de la clase trabajadora, y favoreciendo a los grandes bancos de la bicicleta financiera.
Los empresarios y los capitalistas no tienen otra salida a la crisis capitalista mundial más que el ajuste y la represión para sostenerlo.
¿Qué hacer?
La única oposición real al FMI es la de los trabajadores a través de sus armas de lucha más efectivas: La huelga y la movilización.
No hay otro camino más que la acción directa de las masas en la calle. La lucha parlamentaria, si bien es necesaria, no puede frenar por si sola esta ofensiva del macrismo. Tampoco podemos esperar a 2019 para solucionar los graves problemas que estamos atravesando los trabajadores. La pelea es hoy, acá y ahora.
Es necesario entonces organizar la respuesta de los trabajadores y todo el movimiento popular para dar forma a una gran paro activo nacional y un plan de lucha para tirar abajo el acuerdo leonino con el FMI, sumado a un llamado a la desobediencia civil propiciando el no pago de las tarifas usureras de las privatizadas amigas del gobierno.
Para esto no solo debemos exigir a la CGT y la CTA por su convocatoria sino que debemos avanzar en convocatorias de base mediante un congreso de delegados para construir este paro y delinear un plan de lucha.
A su vez es necesario convocar a la más amplia movilización en un Frente Único de todas las organizaciones políticas, sindicales, estudiantiles, universitarias y sociales que se opongan al saqueo de Macri y el FMI. Las organizaciones políticas mayoritarias y con capacidad de movilización y convocatoria como el Frente de Izquierda o las organizaciones agrupadas alrededor de Unidad Ciudadana tienen una responsabilidad central en esta tarea.
A su vez es necesario discutir un programa para que la crisis la paguen quienes la generaron: los empresarios, banqueros y terratenientes.
Vamos por:
- No al FMI. Desconocimiento de la deuda externa cuya totalidad es ilegitima, fraudulenta, ilegal o basada en la usura.
- Reestatización sin compensación de todas las empresas privatizadas, bajo control obrero.
- Establecer el monopolio estatal del comercio exterior
- Estatización sin compensación, y bajo control de los trabajadores, de todas las empresas que cierren o despidan trabajadores.
- Por un plan de obras públicas que atienda las necesidades de vivienda e infraestructura y así dar trabajo a los desocupados.
- Nacionalización y estatización de la Banca, monopolios, multinacionales y latifundios bajo el control de los trabajadores y sin compensación, para así planificar los recursos productivos en beneficio de la mayoría de la sociedad.
- Ningún pacto social gobierno-CGT para frenar la lucha por el salario, los despidos y el empleo digno.
- Salario promedio equivalente al costo de la canasta familiar.
- Asambleas en empresas, fábricas, escuelas, universidades que defina democráticamente un plan de lucha.
- Reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario, para así acabar con la desocupación. Por el cumplimiento efectivo e inmediato de la jornada laboral máxima de 8 hs y su reducción progresiva a 6 hs.
- No al empleo precario. Efectivización inmediata de los trabajadores contratados y "en negro".
- No a la discriminación de la mujer trabajadora. A igual trabajo, igual salario.
- Escala móvil precios-salarios. Indexación de los salarios con los precios de acuerdo a la inflación.
- Jubilación con el 100% del salario.
- Por las libertades democráticas, no a la judicialización de la protesta. Desprocesamiento y liberación de todos los luchadores populares encausados o presos. Libertad a Milagro Sala, libertad a Pablo Giusto y Diego Parodi, desprocesamiento de Dimas Ponce y César Arakaki. Esclarecimiento de los asesinatos de Rafael Nahuel y Santiago Maldonado.