En la noche del viernes, 13 de agosto falleció Alberto Müller Rojas (ex-vicepresidente del PSUV) con la edad de 75 años. Su muerte ha dejado un profundo consternación en las filas del movimiento bolivariano. Su vida entera fue dedicada a la lucha por la revolución y sin duda vale la pena resaltar algunos puntos de ella.
Nació el 9 de agosto de 1935 en el estado Táchira, ingresando a la academia militar a la edad de 15 años. Fue desde adentro del mismo ejercito que participó en la insurrección revolucionaria contra la dictadura de Marcos Peréz Jímenez el 23 de enero de 1958. Se puede observar que Müller Rojas es otro ejemplo del gran fermento revolucionario que muchas veces en la historia ha dejado su huella en la fuerza armada venezolana. Un fenómeno clave para entender la misma revolución bolivariana.
En el 1978 ascendió al rango de General de división y más tarde trabajó como profesor en la UCV y en la Universidad Simón Bolívar, pero nunca dejó de trabajar por un cambio profundo en la sociedad. En un breve período funcionó como gobernador del Estado Amazonas, designado por el entonces presidente Jaime Lusinchi. Pero al ver la miseria y el sufrimiento por lo cual tenia que pasar el pueblo venezolano en los años 80, decidió meterse en la política de izquierdas, militando en la Causa-R y asesorando a Andrés Velasquez para los comicios presidenciales de 1993.
Su ruptura con aquel partido se produce en 1997, por la actitud adoptada hacia la candidatura y el proyecto de Hugo Rafael Chávez Frías. Allí Müller Rojas participa en la formación del PPT y actúa como jefe del comando de la campaña electoral de Chávez en el 1998. Desde aquel entonces fue uno de los protagonistas de la revolución bolivariana. Pasando por una breve experiencia como Embajador de Chile, volvió en el 2000 y se unió a la defensa del gobierno revolucionario en todos los momentos claves, como el golpe de estado de abril 2002 y el paro petrolero de diciembre 2002-enero 2003.
Mientras Müller Rojas tenía la confianza de Chávez, nunca se aprovechaba de ella para beneficiarse o buscar intereses personales. Era uno de estos hombres dignos y honestos que luchaba por una idea, por un proyecto, por una visión. No le interesaba lujo ni tampoco prestigio. Siempre decía lo que opinaba de forma franca y abierta, aún en los casos dónde estaba en desacuerdo con el propio Chávez. Muchos recuerdan el incidente del 2007 dónde Müller Rojas casi de una forma profética advirtió a Chávez que “estaba sentado en un nido de alacranes” y agregó que Baduel (el entonces ministro de defensa) era uno de ellos. Aunque Chávez lo denunció públicamente, Müller Rojas mantuvo su postura y pocos meses después su pronóstico se convirtió en realidad cuando Baduel saltó la talanquera y traicionó la revolución, oponiendose a la reforma constitucional.
Chávez tuvo que disculparse públicamente y pocos meses después decidió nominarlo para el cargo del primer Vice-Presidente del PSUV. Desde este cargo Müller Rojas intentó consolidar el funcionamento del partido, en una situación difícil después la derrota de la reforma del 2007. Pero en lugar de ceder bajo la presión de los reformistas, que querían aprovechar el ambiente tras la derrota electoral para frenar el avance de la revolución, Müller Rojas intentó movilizar al partido para evitar un retroceso decisivo. En este esfuerzo chocó con los elementos más derechistas de la burocracia que lo odiaban por su vinculación a las bases y sus ideas radicales.
Uno de sus planteamientos más vigentes, fue la necesidad de hacer un trabajo político en las fuerzas armadas, incluso en la situación actual dónde el ejercito oficialmente es bolivariano. Explicó con la honestidad que caracteriza a un revolucionario verdadero, que las FAN están divididas en corrientes políticas y que esto no podría ser de otra manera, pues los militares no vienen de otro planeta sino de distintas clases sociales en la sociedad. Por este motivo argumentaba a favor del ingreso al PSUV de los oficiales del ejercito venezolano. Agregó que el objetivo central debía ser el armamento general del pueblo.
Habían por supuesto también ideas del camarada general Alberto Müller Rojas que no defendemos los marxistas. En varias entrevistas reveló una cierta desconfianza en la clase obrera venezolana y pensaba que los pobres de los barrios eran el sujeto primordial de la revolución. Es probable que su desconfianza era producto de la traición de los sindicalistas y la dirección de la Causa-R, un fenómeno que contribuyó al retroceso del movimiento obrero en los años 90. Pero esto no impidió que la clase obrera venezolana entrara en la escena en la revolución con el poderoso movimiento contra el paro petrolero de diciembre de 2002, ocupando instalaciones y fábricas en todo el país.
Después de haber sido sustituido en su cargo como vice-presidente del PSUV, el camarada Müller Rojas estaba verdaderamente decepcionado con la conducta de la burocracia quinta-columna. En una entrevistaconcedida a Vladimir Villegas en el més de diciembre del año pasado, denunció en términos fuertes a los políticos profesionales del PSUV que solo buscaban su parte de la torta y no estaban verdaderamente interesados en la revolución. Desafortunadamente decidió renunciar del PSUV en el més de Marzo; cansado y desmoralizado de la lucha contra la burocracia. Su resignación llamó a la reflexión en las bases pesuvistas, dónde muchos activistas lamentaron el tener uno menos en la lucha interna del partido.
Despedimos a un gran revolucionario y nos comprometemos a seguir batallando por la emancipación de las clases oprimidas de Venezuela, el objetivo estratégico al cual el camarada general dedicó casi toda su vida.
Notas: