Durante la última semana de noviembre y primera de diciembre de este 2010 se han desarrollado acontecimientos, unos en la esfera internacional y otros en el terreno nacional que ponen en evidencia los usos y costumbres del régimen, sobre todo la profunda crisis política en la que está sumido.
El caso de Proceso
Uno de los pocos medios de comunicación de importancia nacional que no basan su existencia a partir de los buenos términos que pueda tener con el régimen es la revista Proceso. No obstante tanto en los tiempos de Julio Scherer como ahora no ha pasado de ser un medio de expresión de una corriente de periodismo liberal en donde, en aras de la pluralidad, combina sus críticas al gobierno con a ataques a movimientos de masas como el estudiantil o el sindical o incluso del mismo AMLO. No obstante es una referencia cuando se busca información relativamente independiente del Estado.
Durante los últimos cuatro años Proceso ha centrado su atención en la supuesta lucha contra el narcotráfico, esto no tendría nada de raro dado que el gobierno de Calderón ha establecido como el eje de la propaganda de legitimación en esta “guerra”. No obstante mientras más tiempo pasa, el desgaste de dicha estrategia aumenta y cada día la farsa montada por Calderón y su gobierno se hace más evidente.
La gota que derramó el vaso fue la publicación del 19 de noviembre en proceso de un reportaje donde se mostraba que “El Grande” antiguo colaborador del Cartel de los Beltrán Leyva había pasado de reo de la justicia a testigo protegido y en esa calidad había dado a conocer que el llamado cartel del pacifico sur habían crecido vertiginosamente, dentro del mismo periodo calderonista a partir de sus contactos con todos los niveles del gobierno, incluso con la propia presidencia.
La siguiente fue una denuncia incluso más fuerte en términos políticos, fuentes del mismo ejercito habían dado a conocer a la periodista Anabel Hernández que el propio gobierno de Calderón habría establecido contactos con el “chapo Guzmán” bajo iniciativa del favorito del presidente Juan Camilo Muriño (Proceso 1178, 28 de noviembre de 2010).
Las revelaciones señalaban como el gobierno de Calderón ha negociado con distintos carteles de la droga, especialmente con el de Sinaloa la “venta de plazas”, implementando la vieja maniobra de pactar con uno mientras combate a otros. Si bien términos propagandísticos la violencia de narcotráfico se presenta oficialmente como una guerra con el gobierno en términos reales sería una guerra entre organizaciones criminales en las que el gobierno toma partido según le convenga.
Como una reacción que busca nulificar la escandalosa colusión del narcotráfico con el gobierno se ha orquestado un burdo montaje para intentar acusar a Proceso de recibir dinero del narcotráfico empleando al famoso “Grande”, elemento que trabaja ahora bajo las ordenes del gobierno en calidad de testigo protegido.
Realmente la ofensiva que por medio de televisa se ha orquestado en vez de debilitar o desprestigiar a Proceso pone aún más en evidencia al gobierno, al mostrar abiertamente la sociedad estrecha con los monopolios de “comunicación”.
Wikileaks
Para completar el cuadro, entre el 28 y el 30 de noviembre, se dieron a conocer reportes de la diplomacia norteamericana de distintas embajadas que muestran odios, prejuicios y menosprecio, pero fundamentalmente la relación de subordinación que la mayoría de los gobiernos tienen para con el de Estados Unidos.
En el caso de México la información emanada de la embajada confirma que el gobierno una y otra vez pide ayuda a los funcionarios norteamericanos tanto en el entrenamiento de militares y marinos como en las tareas de espionaje y que el mismo presidente recibe órdenes de funcionarios norteamericanos. Particularmente importante en ese sentido fue el informe que se emitió de una reunión entre Felipe Calderón y Robert Gates, en donde este ultimo prácticamente le señala las prioridades que debiera tener el gobierno de México en política exterior (La Jornada 1 de diciembre de 2010)
El asunto no es nuevo, los informes desclasificados de la CIA habían señalado que funcionarios como el propio presidente Díaz Ordaz y Luis Echeverría eran al mismo tiempo informantes de la CIA especialmente respecto de países como Cuba. No obstante las actuales revelaciones muestran el tamaño de la subordinación institucional que ya ha llegada un grado realmente humillante.
La respuesta del gobierno ha confirmado la veracidad de los hechos señalados al simplemente descalificar las fuentes de información. Lo que en otros países podría se la base para la renuncia del presidente aquí se maneja como una simple indiscreción.
Cuando hablamos de la subordinación de la burguesía mexicana a la norteamericana y que los asuntos importantes de México en ultima instancia de deciden en Washington, estamos señalando una realidad que ahora se puede sustentar en informes directos de los propios norteamericanos a través de las comunicaciones de las embajadas y de los consulados que en ciertos casos operan mas como oficinas mismas de gobierno.
A más de 200 años del inicio de la lucha por la independencia política y a 100 años de la rebelión de las masas populares ante la subordinación económica los gobernantes del país, representantes de la burguesía mexicana, han demostrado que no sólo no son capaces sino que no desean romper con las relaciones de dominación que tienen con gobiernos como el de los Estados Unidos.
Por supuesto la subordinación no se reduce simplemente a la política exterior en donde se le ha encomendado a Calderón formar un bloque para enfrentar a la revolución en Venezuela y Cuba, sino que también se refleja en las relaciones económicas , las cuales con el paso se han ido adaptando mas y mas a las necesidades de la economía norteamericana aún a pesar de que ello suponga el permanente estancamiento del país con el subsecuente incremente de la miseria y la violencia, que se ha convertido en un circulo vicioso en el cual el gobierno participa prácticamente en todas las esferas
La crisis del gobierno
A cuatro años del régimen de Calderón ha demostrado que sólo es útil para sus amos del norte y para los grandes burgueses del país, ello incluye a los narcotraficantes. Con una política mínimamente consecuente una oposición de izquierda ya lo habría derribado o al menos nulificado los ataques que este gobierno quisiera implementar en contra de los trabajadores. Lejos de ello el escenario que tenemos de frente es el de la conformación de una especie de coalición entre el PRD y el PAN bajo cuyo cobijo se han implementado ataques, especialmente en el terreno sindical que son verdaderos golpes bajos a los trabajadores, especialmente en lo que se refiere a mineros, electricistas y a los trabajadores de Mexicana de Aviación.
La actitud de la derecha del PRD, que se ha convertido en la muleta izquierda del gobierno, no se puede explicar mas que sobre la base de un acuerdo general para el 2012.
La dirección del PRD de ese modo se ata de pies y manos a un gobierno que está condenado a ser uno de los peor recordados de la historia y con ello, al nulificar la opción de izquierda, allana el camino para el regreso del PRI.
El propio Calderón ha declarado su beneplácito a la posibilidad de una “candidatura ciudadana” para el 2012, es decir ante la debacle del PAN estarían dispuestos a apoyar a un “ciudadano sin partido” que por supuesto sería simplemente una fachada para encubrir su bancarrota y mantener más o menos al mismo equipo en el gobierno
Es por ello de vital importancia fomentar una autentica alternativa de izquierda que se les enfrente en el próximo periodo pero no sólo en el terreno electoral, sino también en el de la movilización social.
El año que inicia puede ser el del resurgimiento de una ofensiva de los trabajadores sólo a condición de que se fortalezca un frente unitario que vaya desde los sindicatos más combativos hasta el gobierno legitimo de Andrés Manuel López Obrador. Sobre esa base es muy posible no sólo resistir los ataques que se avecinan sino alcanzar triunfos.
Una autentica oposición de izquierda tendría que estar pugnando en estos momentos por una movilización nacional para exigir la renuncia del gobierno.
Los escándalos en los que el gobierno se ha visto involucrado en los últimos meses demuestran que el peor error que se puede cometer es hacer una alianza con quienes de manera evidente están en colusión con el narcotráfico y con el imperialismo norteamericano. Alianza que se realiza para preservar el régimen de explotación, violencia y miseria que vive nuestro pueblo.
Fuente: Militante (Mèxico)