A medio día de hoy, 9 de diciembre, se ha votado en comisiones unidas, en lo general, el dictamen de reforma a la constitución para permitir la privatización de la energía eléctrica y el petróleo. No importándoles las manifestaciones de sindicatos, de Morena y otras organizaciones, el PRIAN simplemente están al servicio de la oligarquía nacional y el imperialismo.
La reforma recargada
El día domingo se entrego, al límite, esta propuesta a los senadores para comenzar la “discusión” en la cual se intentan modificar los artículos constitucionales 25, 27 y 28 con el fin de quitar todo candado para entregar la generación, extracción y refinación de petróleo a manos privadas, así como la practica desaparición de Comisión Federal de Electricidad.
Esta reforma que ahora mismo se ha votado en comisiones es más agresiva y regresiva, que la que se había mandado en un primer momento por Peña Nieto, se puede decir que es la conjugación perfecta de la panista y priista. Esta reforma implica cambios sustanciales en el papel del Estado, como poseedor único y exclusivo del petroleó, de su extracción y procesamiento. Remarca lo que por la vía de los hechos se ha consumado tiempo atrás: el permitir que empresas privadas puedan generar energía eléctrica y con esto darle el golpe de gracia a CFE.
Proponen que por la vía de contratos de producción compartida, de servicios o licencias a las grandes empresas trasnacionales éstas puedan invertir y disponer no sólo del petróleo, sino del territorio donde este se encuentra. Pemex y CFE ahora van a tener que competir por contratos junto a las empresas extranjeras. Esto es la bancarrota para las paraestatales a las cuales el gobierno les ha dejado de invertir de forma consiente para desmantelarlas. En este proceso de competencias las empresas nacionales se van a quedar rezagadas en nuevos contratos e irán perdiendo el terreno paulatinamente hasta ceder todo el mercado al capital de las grandes corporaciones como Chevron, Texaco, etc. Dichas empresas tienen tecnología de punta y miles de millones de dólares dispuestos a invertir para hacerse del mercado.
El pago que tendrá que hace el Estado a las particulares puede ser en efectivo, porcentaje de ganancias, o en el caso de las “licencias” se impondrá una especie de impuesto, un pago en favor de la Nación que será considerado a partir de lo que se extraiga. De esta forma las empresas podrán contar como activos propios las reservas que se asientan en los espacios a explorar, los cuales ahora son recursos de la nación.
En el sector de la energía eléctrica se propone abrir la participación a privados en la generación y comercialización de este producto. Plantean además que paulatinamente se pueda ir quitando los subsidios a los usuarios lo cual repercutiría de forma inmediata en el aumento de los precios de luz.
Consecuencias de esta reforma
Se dice que se respetará los derechos en activo de los trabajadores de Pemex y CFE, pero esto es una tontería, mientras estas empresas estén cediendo terreno frente a la inversión privada estas no podrán mantener ni los contratos colectivos y mucho menos a todo el personal en activo y vendrá una carga contra los trabajadores petroleros y electricistas.
Como podemos ver esta reforma es una verdadera declaración de guerra para el pueblo en nuestro país. Hemos explicado anteriormente de qué forma repercutiría está reforma a todos nosotros. Por un lado se abre un gran boquete en las finanzas del Estado ya que ahora mismo Pemex aporta el 40% de los ingresos totales. Este dinero es la base para financiar el gasto social como educación, vivienda pública y salud. Dos de cada cinco profesores y doctores son pagados por el dinero del petróleo.
El gobierno de Peña Nieto ha contraído una enorme deuda pública para que los efectos de esta privatización no se sientan de forma tan brutal en el siguiente año pero la deuda se va a tener que pagar en algún momento y no se contará con los recursos que aporta Pemex, eso quiere decir que a mediano plazo el gobierno tendrá que seguir atacando nuestros niveles de vida y nuestros pocos derechos que nos quedan para pagar a la banca internacional.
Como a dicho Andrés Manuel López Obrador, está reforma es el robo más grande de todos los tiempos pues estamos hablando de una cantidad, en promedio, diaria, de 100 millones de dólares. Todos, lo querremos o no, vamos a resentir en nuestros huesos esta estúpida política que se va a someter a votación al Senado en pleno y después pasará a la capara de diputados.
Las tácticas de lucha
Aunque no podemos decir todavía que todo está perdido –en los próximos 5 días todas las acciones por nuestra parte serán decisivas- Es muy seguro que si no hay una acción más contundente y unitaria de todas las fuerzas en lucha (Morena, SME, CNTE, organizaciones sociales, estudiantiles y campesinos) no vamos a detener este brutal ataque.
Ayer pudimos ver como en el Senado no hay ninguna posibilidad de que los diputados del PRD, MC y PT puedan hacer algo para frenarla. El debate fue una plática entre sordos, los de la derecha no escuchan más razones que la línea política del imperialismo y su jugoso bono secreto de 35 millones de pesos. Ni con la toma del senado ni otras acciones dentro de las cámaras se van a detener los que hoy impulsan este ataque. La lucha en las calles es nuestra única oportunidad.
El cerco que hemos ejercido al senado tampoco ha funcionado mucho pues los senadores se han atrincherado en hoteles al interior del cerco que han contratado y acondicionado como nido de ratas. Siendo autocríticos tenemos que aceptar que la política de un cerco simbólico no ha servido para gran cosa, lo habíamos dicho en reuniones amplias. Sí los maestros habían hecho tomas de aeropuerto, cierre de carreteras, toma de casetas, etc. y no habían frenado la reforma educativa, con un cerco simbólico no detendríamos la reforma. Tenemos que unirnos, con urgencia, entre todas las fuerzas en lucha y hacer un llamado a la población en general a que salga a luchar.
Al momento no hay una respuesta de masas en esta lucha, nuestra base está paralizada y sí no somos capaces de arrastrar a este sector mayoritario a las calles, con llamados firmes a la lucha, no podremos detener esta contrarreforma. Solo el impulso que podamos dar a la lucha callejera nos posicionara como una fuerza capaz de hacer temblar la firme mano del imperialismo y la oligarquía nacional.