Han pasado ochenta días desde el golpe de estado en Honduras y no hay signos de que la resistencia se debilite. Todo lo contrario, sigue en aumento y cada vez es más combativa. Existen las condiciones para el derrocamiento del régimen golpista, pero se requiere una acción decidida en forma de una huelga general total.
El martes 15 de septiembre es el aniversario de la proclamación de la independencia de Centroamérica, este año también coincidirá con los ochenta días que han pasado desde que el golpe de estado derrocara al presidente elegido democráticamente Zelaya y fuese sustituido por el derechista Roberto Micheletti, el hombre de la oligarquía.
Durante los últimos ochenta días hemos presenciado el movimiento de resistencia más impresionante, que no se ha acobardado con la represión, el acoso, la manipulación informativa, el asesinato de destacados activistas a manos de escuadrones de la muerte... Ochenta días después del golpe el movimiento de resistencia sigue fuerte, su confianza va en aumento, su organización se ha fortalecido y la conciencia de las masas de trabajadores, campesinos y jóvenes ha experimentado un salto cualitativo.
Este impresionante movimiento de la clase obrera hondureña, y particularmente su constancia, que ha mantenido la cuestión del golpe bajo los focos y obligado a países de todo el mundo a intensificar la presión diplomática sobre los líderes golpistas.
En los últimos días la mayoría de los países de América Latina e incluso los propios Estados Unidos han declarado que no reconocerán los resultados de las elecciones que el régimen de Micheletti ha convocado para noviembre en un intento de legitimar su gobierno.
La semana pasada el presidente Zelaya fue a EEUU y se reunió con Hillary Clinton. Desde el golpe, la posición de Washington ha, por lo menos sido ambigua. Aunque los EEUU estaban encantados con la destitución de Zelaya, el hecho de que esto fuera el resultado de un golpe militar donde soldados armados pusieron al presidente en un avión y le llevaron a Costa Rica (con una escala en la base aérea de La Palmerola, donde está la base norteamericana) resultaba embarazoso para la política exterior de Obama hacia América Latina. A Obama le gustaría ver la restauración del orden constitucional en Honduras, pero con Zelaya neutralizado y la oligarquía de nuevo al mando. Ese fue el significado de las conversaciones de San José promovidas por el presidente costarricense Oscar Arias. Según los términos de este "acuerdo" Zelaya podría regresar al país, pero atado de pies y manos y amordazado por un gobierno de coalición, una amnistía general para los golpistas y el compromiso de no plantear la cuestión de la asamblea constituyente.
Washington no ha tomado ninguna medida seria para cortar la ayuda a Honduras y, lo más importante, no ha rescindido los acuerdos comerciales preferenciales de los que depende una gran parte de la economía hondureña. Después de todo, aunque Obama y Clinton no estén satisfechos con los métodos utilizados por la oligarquía para echar a Zelaya, sí lo están con el resultado y los que llevaron a cabo el golpe son de los suyos. Además, en EEUU hay fuerzas poderosas, en la derecha republicana, dentro del Partido Demócrata y del aparato del estado, que apoyan abiertamente el golpe en Honduras, y que tienen lazos muy estrechos con la oligarquía hondureña. Durante los años ochenta Honduras sirvió de base para las operaciones norteamericanas contra la revolución nicaragüense. John Negroponte, Roger Noriega y otros que entonces jugaban un papel clave en la política latinoamericana de Bush, estuvieron en ese momento muy implicados organizando y financiando a la contra, compuesta por mercenarios asesinos. Los viejos favores no se olvidan fácilmente y los intereses comunes de clase están por encima de los desacuerdos de método.
Para subrayar este punto, Honduras fue invitada por el Comando Sur de EEUU a participar en las maniobras militares Panamax 2009 que comenzaron en la costa de Panamá el 11 de septiembre. Cuando los medio de comunicación informaron de ello, una nota de prensa de SouthCom clarificaba que "Honduras se retiró del ejercicio el 10 de agosto". Esto confirmaría que la invitación a Honduras para participar se mantuvo hasta siete semanas después del golpe y que sólo entonces el ejército hondureño se retiró, ¡en lugar de ser excluidos!
¿Qué sacó Zelaya de la reunión con Clinton? Bien, el Departamento de Estado norteamericano hizo una declaración oficial anunciando la terminación de una "gama amplia de ayuda" a Honduras y el hecho de que "en este momento", "no sería capaz de apoyar el resultado de las elecciones programadas". Con relación a la ayuda al régimen Micheletti, ya hemos explicado que a pesar de un anuncio similar el 7 de julio, el dinero de la Millennium Challege Corporation (encabezada por Hillary Clinton) continuó transfiriéndose al régimen hondureño. Si esta nueva declaración quiere decir que el anuncio del 7 de julio con relación a la "suspensión de los programas de ayuda" a Honduras finalmente se va a aplicar, eso significará una presión muy pequeña para el régimen. Como parte de esta "presión amistosa", Washington también ha revocado los visados de varias figuras destacadas del golpe, incluido Micheletti.
La parte de la declaración que habla de no apoyar las elecciones ilegítimas hay que leerla con cuidado. Las medidas anunciadas con relación a Honduras, que ciertamente no son "fuertes" como dice el comunicado, se toman a "la luz de la continua resistencia a la adopción del Acuerdo de San José por parte del régimen de facto". Es decir, si los dirigentes golpistas aceptan el acuerdo, como ya hemos señalado, conseguirían los mismos resultados que el golpe pero por medios constitucionales más amables.
Más importante, desde el punto de vista de las finanzas del régimen, que no se verán muy alteradas por el recorte de pequeñas cantidades de la ayuda norteamericana (18 millones de dólares), es la posición del FMI. El 1 de septiembre el FMI anunció la concesión a Honduras de 163 millones de dólares en concepto de Derechos Especiales de Giro (SDR). Esto provocó tal tumulto de críticas que el FMI tuvo que hacer una retirada parcial. "El régimen actual que tiene el control de facto no puede utilizar estos SDR hasta que se tome una decisión sobre si el Fondo considerará a ese régimen como el gobierno de Honduras", esto es lo que dijo el portavoz del FMI, David Hawley, en una rueda de prensa l 10 de septiembre. Si estos fondos se congelaran, algo que está aún por ver, entonces supondría una presión considerable sobre Micheletti.
Sin embargo, el punto clave en el anuncio del Departamento de Estado norteamericano fue el hecho de que aún se niegan a considerar lo ocurrido en Honduras el 28 de junio como un golpe militar. El lenguaje utilizado fue cuidadoso e importante: "El Departamento de Estado reconoce el carácter complicado de las acciones que llevaron al golpe de estado del 28 de junio en el que el dirigente democráticamente elegido de Honduras, el presidente Zelaya, fue destituido de su cargo. Estos acontecimientos implican hechos complejos y cuestiones legales y la participación tanto de los sectores legislativo como judicial del gobierno así como el militar". Si EEUU hubiera calificado como golpe de estado un golpe militar entonces tendría que haber roto relaciones con el régimen hondureño y posiblemente cortar las relaciones comerciales preferenciales con el país. Dada la estructura de la economía hondureña (depende mucho de las exportaciones de las maquiladoras a EEUU y de las remesas de hondureños en EEUU a sus familias en Honduras), esto habría supuesto un duro revés para el régimen, que habría colapsado en 48 horas. Esa es precisamente la razón por la que eso no sucederá. Una cosa es presionar un poco a tus amigos, otra totalmente diferente ¡es apoyar a tus enemigos!
La resistencia se fortalece y está más organizada
Es realmente destacable que después de casi ochenta días, la resistencia haya continuado sin mostrar síntomas de cansancio o desmoralización. No sólo esto, sino que el movimiento, dirigido y coordinado por el Frente Nacional de Resistencia Contra el Golpe, se ha fortalecido, está mejor organizado y ha dado un salto cualitativo en su conciencia política.
Es importante subrayar que el Frente se ve a sí mismo luchando no sólo por la restauración y regreso del presidente elegido democráticamente Zelaya, sino también y sobre todo, defiende la convocatoria de la asamblea constituyente, algo que ven como una manera de cambiar radicalmente el sistema político del país. También, la cuestión del socialismo, que estaba completamente ausente de las discusiones antes del golpe, ahora ha penetrado en la conciencia popular. Honduras se ha puesto al día de la revolución latinoamericana con un salto gigantesco. Una prueba de ello es el discurso de Oscar Montecinos en las manifestaciones de masas, se trata de un niño de diez años que se ha convertido en uno de los símbolos de la resistencia, que terminó gritando: "¡Paso firme, rumbo al socialismo!”
Hay manifestaciones masivas semanales con decenas de miles de participantes, a pesar de la fuerte presencia de policías y militares armados. Las manifestaciones pasan por distintos barrios de las principales ciudades donde la población sale en su apoyo, gritando consignas, animando a los manifestantes, dándoles comida y agua. Se trata de un genuino movimiento de masas con raíces profundas entre los trabajadores, campesinos, jóvenes y pobres. Durante tres semanas los profesores estuvieron en huelga y cuando ya no podían mantener la lucha al mismo nivel, decidieron regresar al trabajo de lunes a miércoles, los jueves y viernes hacen huelga, que son los días en que se producen las manifestaciones masivas.
La clase obrera organizada ha jugado un papel clave en la resistencia y particularmente en la dirección del Frente. El 8 de septiembre hubo una asamblea nacional de delegados sindicales pertenecientes a las tres principales confederaciones sindicales, que decidió convocar una huelga general. Ya sindicatos como el de las empresas del agua, electricidad y telecomunicaciones, todos del sector público, anunciaron su participación. Como señalamos antes, la única manera efectiva de paralizar al régimen es avanzando hacia una auténtica huelga general.
El 6 de septiembre en la capital, Tegucigalpa, se celebró la Primera Asamblea Nacional de Delegados del Frente de Resistencia, con cientos de delegados de todo el país. Uno de los acuerdos de la asamblea fue fortalecer las estructuras de la resistencia en todo el país. Israel Salinas, secretario general de la Confederación Unificada de Trabajadores Hondureños (CUTH), habló del " proceso de organización del Frente a nivel territorial con representaciones a nivel nacional, regional, departamental, municipal, de barrios y comarcas, con el objetivo de seguir fortaleciéndonos y agrupar más gente para los retos que nos esperan en el corto, mediano y largo plazo”. ".
Este es un paso adelante muy importante y es la manera correcta de organizarse, a través de asambleas de masas en cada barrio, ciudad, pueblo, escuela, universidad y centro de trabajo, eligiendo al mismo tiempo delegados revocables en cada uno de los niveles. La unidad del movimiento sólo se puede conseguir a través de una estructura democrática. Pero estos comités locales y de barrio del Frente de Resistencia deben darse también la tarea de luchar por los problemas concretos a los que se enfrenta la población donde viven y trabajan, de tal manera que la lucha general contra el régimen de Micheletti se vincule de manera inseparablemente a la lucha por el empleo, vivienda, educación, sanidad, tierra, etc.,
Otras de las decisiones de la asamblea de delegados del Frente fue "boicotear activamente la farsa electoral convocada por los golpistas". Esto también es correcto. La participación en las elecciones convocadas por el régimen de Micheletti significaría darle legitimidad. Estamos convencidos de que el movimiento de masas es suficiente fuerte no sólo para boicotear las elecciones sino también para derrocar al régimen, si se emplean tácticas correctas. Ya los manifestantes han comenzado a romper la propaganda electoral durante las manifestaciones regulares y sobre todo de los candidatos del Partido Liberal (el partido de Mel Zelaya) en distintas zonas del país se han enfrentado a multitudes furiosas que les lanzan huevos. El boicot a las elecciones no puede ser un acto pasivo donde la población se quede en casa, debe ser un movimiento activo, como se acordó en la asamblea del Frente.
No se debe permitir la presencia de candidatos y propaganda electoral en los barrios obreros ni comunidades campesinas. Se les debe hacer frente de una manera activa. Toda la campaña electoral debe ser paralizada por el movimiento de masas, incluida la huelga general. Si finalmente el régimen consigue llegar al día de las elecciones (29 de noviembre), todos los colegios electorales deben estar rodeados de piquetes masivos, y los trabajadores estatales en los distintos departamentos deben ir a la huelga y negarse a colaborar con las elecciones.
Sin embargo, la decisión de la asamblea de delegados del Frente de boicotear las elecciones ha abierto una discusión dentro de las filas de la resistencia. Algunos hablan de la posibilidad de utilizar el paraguas electoral de la izquierdista Unificación Democrática (UD) para presentarse al parlamento y elecciones municipales. Otros dicen que Carlos H. Reyes, el candidato independiente y líder sindical del combativo STIBYS, debería presentarse a presidente. Esto es muy peligroso y podría dividir a la resistencia consiguiendo que la táctica del boicot sea menos efectiva. Obviamente la cuestión del boicot o la participación es una cuestión táctica. Nosotros estamos claramente a favor del boicot y pensamos que es posible derrocar al régimen si se utilizan tácticas correctas (una huelga general que lleve a una insurrección de masas). Sin embargo, la decisión se debe tomar de manera democrática por un organismo elegido democráticamente (como es el caso de la Asamblea Nacional de Delegados del Frente de Resistencia) y debe ser respetada por todos aquellos que están participando en la resistencia. La división del movimiento en una cuestión como esta sería muy irresponsable y equivaldría a un acto de traición.
En su desesperación, la oligarquía está recurriendo cada vez más a métodos de represión paramilitares. Ya algunos activistas destacados han sido asesinados utilizando los métodos de los escuadrones de la muerte. El periódico colombiano El Tiempo ha informado del reclutamiento de paramilitares colombianos "desmovilizados" para ser enviados a Honduras, contratados por los terratenientes y rancheros, para defender sus propiedades contra el movimiento cada vez más grande y confiado de los campesinos. El periódico da la prueba de una reunión de reclutamiento en la que a ex - paramilitares colombianos se les ofrecía 750 dólares más comida y alojamiento para ir a Honduras a defender las propiedades de los capitalistas y oligarcas. Según este artículo algunos ya han viajado a Honduras. (ver: Estarían reclutando ex paramilitares para que viajen como mercenarios a Honduras)
Esto confirma otra noticia que procede de Honduras sobre el ataque por parte de 100 hombres armados encabezados por el alcalde Quintín Soriano, a una manifestación pacífica en Choluteca. Una concentración con cientos de campesinos, convocada por el Frente de Resistencia en esta ciudad de 100.000 habitantes en el sur del país, se encontraba frente a las oficinas de la Asociación de Propietarios de Ranchos cuando fue atacada por un grupo de 100 hombres armados con machetes y armas de fuego, provocando 20 heridos.
Después de ochenta días de lucha no hay duda de que los trabajadores, campesinos y jóvenes de Honduras son capaces de derrocar el golpe y comenzar el proceso de transformar la sociedad. Sin embargo, necesitan estar armados con una estrategia correcta y política correcta para tener éxito. El Frente de Resistencia ha dado muchos pasos en la dirección correcta. Es crucial fortalecer sus estructuras a todos los niveles, basadas en asambleas de masas y delegados. La orientación hacia la clase obrera debe ser enfatizada, una huelga general puede paralizar la economía del país y derrocar el régimen. Parte de la tarea de los comités del Frente debe ser organizar la autodefensa de las manifestaciones y del movimiento, que sufre regularmente el ataque de la policía, ejército y fuerzas paramilitares. Sólo la huelga general combinada con una insurrección de masas puede derrotar el golpe. Las masas sólo deben confiar en sus propias fuerzas y no en maniobras diplomáticas que sólo están diseñadas para engañar al pueblo revolucionario.
14 de setiembre, 2009
Fuente: El Militante