El triunfo de los tories en las elecciones municipales del 1 de mayo significa que casi con toda seguridad los conservadores ganarán las próximas elecciones generales y formarán gobierno. Teóricamente, la dirección laborista podría recuperarse de la situación, pero parece incapaz de cambiar este rumbo desastroso. El nuevo laborismo ha sufrido un cataclismo.
Los resultados son los peores en cuarenta años, desde 1968. Ese año, como resultado del desencanto con el gobierno laborista del derechista Harold Wilson, en aquel momento los laboristas sólo ganaron en 13 municipios. Accrington fue a los tories, lo mismo ocurrió con Hackney y, por supuesto, ganaron las elecciones generales en 1970.
En mayo de 2008 el laborismo perdió otros 331 concejales, además partían de una base muy baja porque llevan once años sufriendo pérdidas en las elecciones municipales. Los tories han ganado 256 concejales más. El nuevo laborismo, el partido en el gobierno, actualmente está en el tercer puesto en las encuestas con sólo el 24 por ciento de los votos. Los liberales tienen un 25 por ciento y los tories un 44 por ciento. Estos resultados sugieren una victoria arrolladora con más de 100 escaños. Los conservadores han avanzado en el norte, sur, este y oeste, han ganado en Bury, Harlow, Maidstone y North Tyne. El laborismo ha perdido lugares como Merthyr Tydfil, Blaenau Gwent, Torfain, Caerphilly y Sunderland.
¿Por qué se ha llegado a esta situación? Muchos activistas y parlamentarios disidentes laboristas, hay muchos disidentes que ahora son conscientes de que no tienen garantizado su escaño, culpan de la derrota a Gordon Brown. Éste sólo lleva diez meses como primer ministro. Una manera segura de dejarle farfullando incoherencias es preguntarle cuál es su "visión" de lo ocurrido. Pero si él no sirve para qué sirve su gobierno ¿cómo se supone que debe adivinarlo el electorado?
No sólo es el fracaso personal de Brown, también es la herencia del nuevo laborismo creado por Blair y Brown. Creían que las elecciones se ganaban y perdían, no por los votos de millones que han votado laborismo durante toda su vida, sino por un puñado de votos cambiantes en distritos marginales. Brown ha tenido que guardarse la lengua y nadie sabe qué defiende porque él no tiene principios.
Habría que recordar que Blair dejó el cargo como una figura despreciada y deteriorada. Brown al principio experimentó un repunte en las encuestas porque no se le veía tan implicado en la época de las mentiras de Blair. Pero pronto su popularidad colapsó cuando amenazó con convocar elecciones y después cambió de idea al ver que las encuestas le daban perdedor. También está identificado como otro de los tortuosos ideólogos de la fábrica del nuevo laborismo. Pero el balbuceo y la vacilación de Brown son consecuencia de la crisis en la que se encuentra su gobierno.
Otros ven la impopularidad del laborismo debido a la eliminación del tipo de impuesto 10p. Eso significa que 5 millones de trabajadores mal pagados o que ganan menos de 18.000 libras anuales serán los perdedores. Aunque se implantó en abril, Brown anunció su eliminación en el presupuesto de 2007. Ahora dice que no tenía ni idea de que significaría un ataque a los peor pagados. Pero parece poco probable. Brown es un feroz micro-administrador, según sus seguidores tienen un "cerebro del tamaño de Asia". Si realmente es verdad que no era consciente de que la eliminación de este impuesto afectaría a los más pobres, entonces es demasiado estúpido para ser primer ministro o ministro de economía.
Pero las escenas en la Cámara de los Comunes del año pasado indican que es perfectamente consciente de que estaba castigando a los más pobres y beneficiando a los más favorecidos, así que ¿por qué lo hizo? Todo formaba parte de la agenda del nuevo laborismo. Brown se vanagloriaba de haberle robado el traje a los tories en cuestión de impuestos, consideraba que era una obra maestra estratégica que preparaba la victoria en las siguientes elecciones.
En cualquier caso sí hubo voces que avisaron de las consecuencias de la eliminación del tipo 10p. El parlamentario laborista de izquierdas John McDoneell explicó exactamente qué ocurriría. ¿Y entonces qué? Pues que cuando dimitió Blair y McDoneel tuvo la oportunidad de desafiar a Brown en la dirección, el rebaño irreflexivo del grupo parlamentario laborista permitieron la "coronación" de Brown sin rechistar. Brown se convirtió en primer ministro sin que ni una sola persona le votara. Ahora los diputados "rasos", aterrorizados por que pueden perder sus escaños, gimen de manera patética por los pasillos por los supuestos defectos psicológicos y fallos políticos de Brown. Ellos mismos son los culpables.
Después está la economía. Los votantes son conscientes de que los buenos tiempos se han acabado. La recesión se aproxima, todavía no hemos visto lo peor. Pero no es la razón por la que están furiosos con el Partido Laborista, sino porque durante once años el mantra de Brown ha sido: "ya no existe el ciclo boom y recesión". Ha mentido, además pretende ser el responsable de un boom que habría ocurrido de cualquier forma y no tiene nada que ver con la política del gobierno. Todo el mundo puede ver su mentira.
Ahora no quieren ninguna responsabilidad ante la crisis. En realidad, el nuevo laborismo es impotente ante los ritmos del capitalismo global y además no están dispuestos a emprender ninguna acción contra el sistema. La gente sabe que este gobierno no hará nada para protegerles en los tiempos duros. Simplemente el electorado ha calado al nuevo laborismo.
¿Habrá una lucha por la dirección? Uno de los síntomas de la crisis en las filas del Partido Laborista es que el partido está lleno de rumores y complots. El problema es que aparezca una alternativa creíble a Gordon Brown. Una de las características del nuevo laborismo es que los candidatos parlamentarios han estado estrechamente vigilados para evitar cualquier signo de independencia. Los parlamentarios ‘rasos' están más ocupados con sus localizadores que con sus cerebros, están aterrorizados ante la posibilidad de no centrarse en el mensaje adecuado. Los ejecutores no elegidos por nadie han impuesto la voluntad de la oficina del primer ministro sobre el grupo parlamentario. Como resultado de esa situación el PL y el gabinete están llenos de mediocres sin ningún tipo de talento. ¿Quién dentro del gobierno puede ser una alternativa seria a Brown? Nosotros apoyaríamos a John McDonnell si se presentara. Pero recordemos que la dirección laborista el año pasado nos robó el derecho a elegir al líder del partido.
En Londres, Ken Livingstone ha sido arrollado por la corriente de impopularidad del nuevo laborismo. Después del recuento, perdió con un 47 por ciento de los votos frente al 53 por ciento del derechista etoniano tory, Boris Johnson. Livingstone no hizo lo suficiente para diferenciarse del gobierno. En su campaña se presentó como un administrador experimentado frente a Johnson, éste último defendía algún tipo de cambio.
Ken siempre lo ha hecho mejor cuando se ha presentado él solo. En los años ochenta, como líder del Gran Ayuntamiento de Londres, consiguió presentar algún tipo de resistencia a Thatcher y eso le dio fama. En el año 2000, se presentó frente a la maquinaria del nuevo laborismo, se presentó como independiente frente al candidato oficial laborista, eso le dio ventaja en las encuestas y finalmente fue elegido alcalde. Entre la lista de aficiones de Ken está la cría de tritones y el socialismo. Podría haber ganado si hubiera puesto como su segunda afición como parte de su descripción laboral.
Las elecciones en Londres demuestran que la clase dominante ahora está apoyando a los tories. Después de todo, ¿qué utilidad tiene ahora el nuevo laborismo? En la campaña de Johnson se han gasto por lo menos un millón y medio de libras. El papel del periódico londinense Evening Standard ha sido crucial con titulares: "Una bomba suicida dirige la campaña de Ken", y así día y noche. Incluso aquellos de nosotros que no compramos el Evening Standard tenían dificultades para no ver sus portadas por toda la ciudad. Además forma parte del grupo Daily Mail que también distribuye el periódico gratuito Metro. Sin duda la clase dominante prefería a Johnson. El fascista Partido Nacional Británico consiguió en Londres un 2,84 por ciento y un escaño en la Asamblea de Londres, aunque en el resto de zonas es marginal.
El nuevo laborismo ha abandonado a los pobres. Sólo han hecho concesiones a las grandes empresas. No han aprendido nada y se dirigen a la derrota en las próximas elecciones.
La agenda del nuevo laborismo se consolidó después de 1992, cuando el laborismo había perdido cuatro elecciones consecutivas. Crearon el mito de que el laborismo había girado demasiado a la izquierda durante los años ochenta y que esa situación era inaceptable. Dijeron que el laborismo debía "triangular" para ganar. El laborismo tenía que imitar la política tory y hacerse eco de sus prejuicios para ganar a esos votantes que oscilan en los distritos marginales. Olvidar a los pobres, olvidar a la clase obrera, pensaban que de cualquier forma tenían sus votos en el bolsillo.
Pero con el nuevo laborismo el voto laborista se ha hundido a niveles más bajos que antes de 1983. Los resultados catastróficos de 1968 y 2008 se han "conseguido" cuando el ala de derechas ha tenido el control absoluto de la política y el partido. El mensaje es claro: el nuevo laborismo pierde elecciones.
La razón del desastre en las urnas es la gran abstención de la clase obrera en zonas sólidamente laboristas. Los trabajadores no han visto ninguna razón para caminar unos cuantos metros y votar por un gobierno que les ha abandonado. El comité de expertos laborista Compass ha declarado: "El nuevo laborismo ha muerto". Nosotros sabemos que todo se basaba en negar cualquier principio del partido o en renunciar a lo que defendía originalmente. Nos dijeron que era la única manera de ganar elecciones y ahora vemos que el nuevo laborismo ha llevado a un callejón sin salida. ¡Es el momento de convertir la situación en su contrario!
Es natural que bajo la dirección del nuevo laborismo los trabajadores reacciones con desconfianza, absteniéndose y volviéndose contra el laborismo. Pero los trabajadores más veteranos deben recordar que si nos abstenemos, los tories creerán que somos débiles. Intentarán pisotear a la clase obrera. Si los tories ganan, los trabajadores jóvenes también aprenderán rápidamente una lección, lo que hace falta es luchar para liberar al Partido Laborista de sus actuales secuestradores.
Source: El Militante