El show de la “ayuda humanitaria” en Venezuela impulsado el mes pasado desde Washington fue un fracaso y no logró el objetivo principal de hacer caer el gobierno de Nicolás Maduro, dividir a un sector de las fuerzas armadas y con esto asestar un golpe decisivo a la revolución bolivariana que sirviera además de lección para todos los pueblos latinoamericanos.
El declive de los “gobiernos progresistas” en América Latina en la década pasada, que en muchos sentidos traicionaron las ansias de cambios estructurales de los votantes, continuaron el modelo de privatizaciones, corrupción y ataques a la clase trabajadora, finalmente abrió el paso a la victoria electoral de las derechas, como Bolsonaro, Piñera y Macri.
Con los gobiernos de derecha las perspectivas para el imperialismo parecen maduras para pasar a una ofensiva de escala regional contra la revolución bolivariana. El objetivo del plan de la administración Trump en Estados Unidos, y sus esbirros de la oposición en Venezuela, es el derrocamiento del gobierno de Maduro. Para lograr tal fin amenazaron con que “todas las opciones están sobre la mesa”. Sin embargo, la idea de una opción militar no encuentra el respaldo necesario de los líderes de derecha del Grupo de Lima. No es que estos representantes tengan alguna convicción ideológica contraria a la intervención militar directa sobre la soberanía de Venezuela, más bien estiman que esta es una iniciativa arriesgada, en circunstancias que la situación económica y social en muchos países de la región sudamericana es convulsa. Un conflicto bélico abierto en la frontera de Venezuela con Colombia y Brasil, puede despertar y movilizar bajo una sola bandera a millones de personas contra los gobiernos empresariales al servicio del imperialismo.
En todo caso, los presidentes de Chile y Colombia, Piñera y Duque respectivamente, apuestan a aprovechar al máximo la correlación de fuerzas del momento para establecer las bases de un organismo de integración regional que reafirme sus respectivos liderazgos y contrapese a la Unasur impulsada en 2011 principalmente por Lula en Brasil, Chávez en Venezuela y Kirchner en Argentina. De esta forma, la primera cumbre “Para el Progreso de Sudamérica”, Prosur, se celebrará este fin de semana en Santiago y en principio se espera la participación de Colombia, Argentina, Perú, Ecuador y Paraguay. Un gran ausente es el autoproclamado Juan Guaidó, aunque su esposa ya se encuentra visitando el país. Por otra parte el polémico presidente brasileño Jair Bolsonaro llegó el jueves por la noche a Chile, provocando desde ya el rechazo por su perfil misógino, racista y reaccionario.
El presidente Sebastián Piñera, el “anfitrión” del evento, se ha desmarcado hipócritamente de su simpatía por el ex dictador Augusto Pinochet. Hasta hoy en día su partido político no encuentra consenso entre sus militantes en torno a esta situación, pero lo que es cierto es que el “pinochetismo” es aún una tendencia real dentro de Renovación Nacional (RN). Una agravante mayor sobre esto, son dichos que expresó años atrás el mismo Bolsonaro, señalando que “Pinochet debió haber matado a más personas”, dichos que a su llegada este Jueves 21 de Marzo al aeropuerto internacional de Santiago, lo llevaron a decir en sus primeras frases en Chile que “aquí no voy a hablar de Pinochet”. Provocando justamente las primeras polémicas entorno a su apoyo a las dictaduras militares.
El ex militar brasileño mantuvo estrecha relación a las dictaduras, así como también el padre del actual presidente paraguayo Mario Abdo Benítez, quien fuera secretario del dictador Alfredo Stroessner. Mario Abdo o “Marito” representa a un viejo partido nacionalista y tradicionalista de Paraguay, el Partido Colorado que además formó parte del golpe al ex presidente Lugo. “Marito” electo el año pasado en medio de acusaciones de corrupción, forma parte al igual que los Piñera y los Macri de la casta empresarial gobernante en la región.
El mismo Mauricio Macri y su familia son uno de los principales beneficiados de la dictadura en Argentina. La familia Macri consiguió acuerdos importantes con el Estado dictatorial en Argentina, concretando con ello innumerables licitaciones, obteniendo un gran poder económico en el país.
Según Piñera Prosur es un “foro sin ideología ni burocracia”, pero la derecha con Bolsonaro, Macri, Duque, Piñera y otros buscan consolidar las políticas reaccionarias y privatizadoras en la región sudamericana con la supervisión y orientación del imperialismo estadounidense, en un período de crisis capitalista mundial y desaceleración china que no augura tiempos mejores.
¡Fuera Bolsonaro racista y misógino!
Bolsonaro reproduce las ideas más viles y reaccionarias contra mujeres y activistas negros, además de ser un nostálgico de la dictadura. Pero su victoria electoral no se explica precisamente como el ascenso del fascismo. Bolsonaro busca más bien apoyarse en el aparato represivo estatal como lo hacen tantos otros regímenes burgueses. No tiene un movimiento de masas armado en las calles, pues un fenómeno fascista de estas características sólo podría darse habiendo desmoralizado y arrollado completamente a la clase trabajadora brasileña. El Partido de los Trabajadores (PT) se adaptó a las prácticas de la institucionalidad burguesa, y luego de los escándalos de corrupción la confianza en el establishment se derrumbó en conjunto con el prestigio de lo que fuera el principal instrumento político de los trabajadores en Brasil . En las elecciones Bolsonaro se presentaba con un discurso contra la corrupción y una imagen por fuera del establishment, mientras el PT llamaba a votar para derrotar el “fascismo” en nombre de la “democracia”, esa misma democracia corrupta que está completamente desprestigiada. Lo que se necesitaba era un candidato “anti establishment” con un programa de izquierda, contra los ajustes, por organizar a los trabajadores y por la expropiación de los capitalistas.
Estados Unidos entiende la importancia de Brasil en Sudamérica, sin embargo, la desesperada intención de Estados Unidos por derrocar a Maduro a través de una intervención militar con bases en Brasil no dió resultados. Tras el encuentro acontecido esta semana en el país norteamericano junto a Bolsonaro, Trump señaló “designaré a Brasil como un aliado estratégico fuera de la OTAN, o quizá incluso su ingreso como aliado en la OTAN”, dejando en claro la aspiración para la alianza militar de Estados Unidos en la región.
Una materia importante para el gobierno ultraderechista de Jair Bolsonaro es la reforma da previdência (reforma previsional). Este es un eslabón de la pasada candidatura y actual política interna del gigante sudamericano. De esta manera, el sistema chileno de AFP es el modelo de negocios que más convence al ex militar y su ministro de economía Paulo Guedes, quién ridículamente señala en una entrevista con el “Financial Times” que Chile es actualmente como Suiza, tras la liberación económica impulsada por los “Chicago Boys” durante la sangrienta dictadura de Pinochet.
El foro “Prosur” es una instancia propicia para que Bolsonaro consulte sobre la aplicación, alcance y rentabilidad de la abusiva reforma previsional chilena del año 1980. Tras casi 40 años de capitalización individual de los ahorros de pensiones no se ha logrado generar jubilaciones dignas y justas para la clase trabajadora.
El fatídico tiroteo en una escuela de São Paulo, reaviva la controversia sobre el uso deliberado de armas en Brasil. Además se le añade la posible vinculación de la familia Bolsonaro con los asesinos de Marielle Franco , que ha generado una abrupta caída de 15 puntos en la aprobación del presidente brasileño (obteniendo un 34% de aprobación), luego del estudio realizado por IBOPE. La visita de Bolsonaro al país ocurre justamente en medio de un clima de episodios recientes de agresiones homofóbicas y transfóbicas en Chile. En una reciente publicación se indica un aumento del 45% de denuncias de este tipo en el último año.
El discurso agresor de esta derecha ha generado el repudio generalizado del movimiento de mujeres y LGBT en Brasil y Chile, aunque esto no pareciera ser una temática importante para los Piñeristas y la derecha organizadora del foro “Prosur”.
Durante los días previos al encuentro, han aparecido parlamentarios contrarios a discursos y prácticas “antidemocráticas”, personificando su crítica hacia Bolsonaro. Algunos senadores y diputados ya han expresado su inasistencia al encuentro alegando “convicciones políticas” y “peligro de la democracia”. Sin embargo, ni los senadores De Urresti (PS), ni Jaime Quintana (PPD) se pronunciaron contra las políticas intervencionistas y “antidemocráticas” llevadas a cabo por Estados Unidos en contra de Venezuela, ni mucho menos dirigieron críticas de la visita de Piñera a Cúcuta el mes pasado bajo el mismo asunto en cuestión. Han surgido otras voces como las del recién electo presidente de la cámara de diputados, Iván Flores (DC), quién no asistirá al almuerzo con Bolsonaro agendado para el día Sábado. Pero, la respuesta más trascendental al foro no está en los pasillos del parlamento, sino que en las calles.
Para el viernes se ha convocado a manifestar contra esta instancia, que se exprese la voz de los trabajadores y otros movimientos sociales y políticos que están siendo amenazados por la derecha reaccionaria. El foro del día viernes es un reflejo consciente del gobierno de Sebastián Piñera y los demás mandatarios por consolidar una política brutal en contra de la clase trabajadores y los pobres. El llamado a las calles nace desde diversas organizaciones como la Confech, la ACES, el movimiento No + AFP, el Movilh, la Coordinadora 8M, entre otros colectivos feministas que se unirán a la manifestación. Sin duda el movimiento de mujeres ha tomado un carácter de masas que sobrepasa las demandas sectoriales del feminismo liberal y universitario, y dado el rol tibio e incluso desmovilizador de algunas direcciones sindicales, el movimiento de mujeres se coloca a la vanguardia de la oposición a los gobiernos de Bolsonaro, Macri y Piñera.
Además, para el día domingo se realizará un acto masivo (concierto por el derecho de vivir en paz) en contra del intervencionismo y “la proliferación de posiciones y discursos de odio y agresiones a la soberanía de los pueblos de América Latina y El Caribe”. Esta será una instancia que demuestre el internacionalismo de la resistencia a los gobiernos de derecha en la región y por sobre todo al imperialismo. El acto es convocatoria de la Coordinadora Nacional de Migrantes, Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH), Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD), Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP), Juventudes Comunistas de Chile (JJCC), Movimiento Autonomista, Izquierda Libertaria, Comunes, Nueva Democracia, SOL, JRME, Igualdad, MAS-IC, JS y el PH.
Todas estas actividades son tremendamente positivas y van en la dirección correcta de ofrecer un llamado de movilización en unidad contra el imperialismo y los gobiernos que reproducen una ideología rancia y conservadora contra las mujeres, los pueblos indígenas, los inmigrantes y otros grupos oprimidos de la sociedad. No es cierto que los pueblos tienen el gobierno que se merecen, como reza el sentido común. Las derechas han sido elegidas debido a la incapacidad de los gobiernos reformistas para conducir los cambios estructurales tan necesarios en nuestros países. Lamentablemente la dirección revolucionaria que los trabajadores necesitan no se adquiere como quién se compra nuevos zapatos que ya no le quedan. Deben pasarse duras pruebas, para probar el estado de preparación de la clase, su partido y su dirección. Estas pruebas pueden ser guerras y revoluciones, o las debacles sociales y económicas que provocan las políticas de ultraderecha de los gobiernos en la región sudamericana. El gran dirigente de la revolución León Trotsky explicaba:
“Existe un viejo dicho que refleja la concepción evolucionista y liberal de la historia: un pueblo tiene el gobierno que se merece. La historia nos demuestra, no obstante, que un solo y mismo pueblo puede tener durante un período relativamente breve, gobiernos muy diferentes (Rusia, Italia, Alemania, España, etc.) y además que el orden en que éstos se suceden no tiene siempre el mismo sentido, del despotismo hacia la libertad, como creen los liberales evolucionistas. El secreto de este estado de cosas reside en que un pueblo está compuesto de clases hostiles y que estas mismas clases están formadas por capas diferentes, parcialmente opuestas unas a otras y que tienen diferentes orientaciones. Y además, todos los pueblos sufren la influencia de otros pueblos, compuestos a su vez de clases.Los gobiernos no son la expresión de la “madurez” siempre creciente de un “pueblo”, sino el producto de la lucha entre las diferentes clases y las diferentes capas en el interior de una sola y misma clase y, además, de la acción de fuerzas exteriores -alianzas, conflictos, guerras, etc.- . Hay que añadir que un gobierno, desde el momento en que se establece, puede durar mucho más tiempo que la relación de fuerzas del cual ha sido producto. Es a partir de estas contradicciones históricas que se producen las revoluciones, los golpes de estado, las contrarrevoluciones.”(Clase,partido y dirección)
Para combatir de manera eficaz al imperialismo, la derecha local lacaya del mismo y sus políticas contra la clase obrera y los oprimidos es necesario hacer un balance de las dos últimas décadas y sacar las conclusiones necesarias. No se puede reformar ni regular el capitalismo. Es necesario combatir en el movimiento obrero y juvenil por una perspectiva de clase y socialista.