La clase dominante y su aparato de Estado están decididos a hacer cualquier cosa para dar un escarmiento al independentismo catalán e impedir la investidura de Puigdemont como President de la Generalitat. Para ello, están pisoteando sus propias leyes en una deriva autoritaria que también apunta contra los movimientos de lucha y resistencia de la clase obrera que se dibujan en el horizonte. Si la excusa para violentar su propia legalidad burguesa es la “situación excepcional” catalana, ¿cuánto más no van a justificar mañana acciones similares y más graves cuando tengan lugar, a su entender, “situaciones excepcionales” en el resto del Estado?