Acaba
el año 2007 como empezó: con una profunda polarización política en el
conjunto de la sociedad. Tan sólo han pasado 12 meses y muchos de los
consensos históricos que se tejieron hace treinta años están tocados en
su línea de flotación. Peor aún, los viejos fantasmas que parecían
conjurados han vuelto a cobrar fuerza impregnando todo el debate
político.