“…Volveremos a tomar las calles, volveremos a la huelga si es necesario. Esto solo ha sido posible por la unidad de acción de UGT y CCOO y de todo el sindicalismo [del Estado] español ¡Que nadie os robe la lucha! ¡Que nadie os robe la unidad!”.
Con estas palabras finalizaba su intervención en la manifestación de Madrid el Secretario de CCOO en esa comunidad, Javier López. Antes también explicó: “No hay más patria que nuestro trabajo, que nos hace libres e iguales (…) Todos juntos, catalanes y madrileños, vascos y andaluces (…) La hemos hecho… La hemos hecho… ¡Una huelga como la copa de un pino!”.
Días antes, el sindicato de jugadores de baloncesto apoyó la Huelga General. También CEMPE, la Confederación de Empresas Pequeñas y Autónomos de Andalucía y los demás colectivos de autónomos de la economía social, que aglutina a decenas de miles de trabajadores y trabajadoras autónomos y pequeñas empresas andaluzas, dio a conocer un manifiesto donde rechazaba “…la reforma laboral y los recortes…”. Más de 1.000 colectivos, organizaciones políticas y sociales se solidarizaron con la convocatoria sindical.
El comienzo de la huelga. Los piquetes
Una de las escenas del arranque de la huelga vino dada por Fernández Toxo (Secretario General de CCOO) con un ejemplar del diario ABC que había adelantado la publicación de su edición del jueves al día anterior, para así evitar los efectos seguros de la huelga entre su plantilla. Ese solo hecho dice mucho del intento de manipulación y engaño de los medios de comunicación sobre los efectos de la movilización.
Víctor Domínguez, coordinador provincial de IU en Alicante, reportaba: “Más gente que hace dos años en la primera reunión de los piquetes en Alicante”. Lo mismo vale para la mayoría de las ciudades.
Evidentemente, hay una capa de jóvenes luchadores que tienen que asumir todavía tradiciones que hay que recuperar. En pocos sitios se produjeron escenas como la masiva votación a mano alzada de más de 1.000 trabajadores a favor de la huelga, como en la factoría ferroviaria de la CAF en Beasain, en el Goyerri guipuzcoano.
Pero esta huelga ha sido la que ha tenido un impacto más formidable en romper con toda la herencia anterior y apunta a un nuevo periodo en el que la lucha continuada va a estar a la orden del día, con todas las implicaciones que ello va a conllevar para homogeneizar a la clase trabajadora a través de la lucha, en soldarla y en buscar a través de la lucha colectiva (con victorias y muchas derrotas inevitables) una alternativa ante la realidad que va a ser cada vez más terrible.
En Cantabria, un empresario hirió con un cuchillo a una sindicalista de CCOO, tal como recoge la imagen que proporcionamos. En este caso, la policía no estaba cerca para impedir el suceso.
Una veterana luchadora granadina, Lola Maiztegui, exponía su experiencia al finalizar la madrugada de la huelga:
"Nuestros hijos han aprendido en una noche de piquetes lo que es la guerra verdadera que nos han declarado ¿Se asustan? ¡En absoluto!...Ya pueden empezar a tener miedo los que tienen que tenerlo. Aquí está la clase obrera....".
Las cifras de la huelga:
Unos 10 millones de trabajadores han secundado la huelga, UGT y CCOO informan sobre un 77% de paro.
El paro ha sido masivo en toda la industria, en los puertos, en los servicios municipales, transporte y construcción.
En el sector público tuvo una incidencia clara superior a la huelga del 2010.
En sanidad, el corporativismo del SATSE (sindicato mayoritario en enfermería) demostró sus limitaciones, precisamente a las puertas de que sea aprobado un presupuesto que va a dejar en la calle a miles de enfermeros. Esta división se notó en diferentes hospitales, pero va a servir para sacar lecciones futuras sobre la necesidad de sacar conclusiones a favor de la unidad de un sindicalismo de clase.
Ha habido una guerra de cifras sobre el consumo eléctrico: el Gobierno, con respecto a la última huelga de septiembre de 2009, ha esgrimido una cifra de consumo ligeramente superior a la huelga general del 29 de septiembre de 2010.
Lo que hay que decir es que entonces todavía se hablaba de “brotes verdes”, el nivel de paro era menor y la industria exportadora en algunos sectores estaba todavía en ebullición, pues ese era el sector decisivo que tiraba de la economía entonces, justo después de que los trabajadores volvieran de su descanso veraniego y las empresas alcanzaron probablemente el pico máximo de producción en lo que llevamos de recesión.
Ahora, sin contar el hecho de que muchos servicios públicos de todo el Estado dominados por el PP, estuviesen enchufados, ha habido recaída en recesión. Pero en la industria (que consume la mayor parte de la producción eléctrica) el número de trabajadores no ha caído todavía en la misma proporción que su producción.
Además, como explicó Toxo y también se demostró en el 2010, las cifras que presenta el Gobierno casi seguro están manipuladas.
En Euskadi, la huelga ha sido brutal. En un sector como el comercio, la Patronal del sector reconoció inicialmente que la protesta la habían secundado el 85% de los trabajadores. El Corte Inglés de Bilbao abrió una hora y media tarde y, de hecho, aún entonces, no tenía trabajadores para abrir. En Pamplona, el centro de la misma cadena también vio interrumpida su actividad.
En toda la zona norte del país, desde Cataluña hasta Galicia, con un peso mayor de la industria, la huelga ha sido sin duda superior al 75% y, en algunas zonas, el paro superó el 90% genuinamente.
Unai Sordo, Secretario General de CCOO en Euskadi decía que era la huelga mayor desde el 14-D de 1988.
En el sur y levante se notó más el desempleo tan altísimo, el miedo al paro y los bajos salarios con los que muchos están malviviendo. “Ganas no me faltan de ir a la huelga, pero no me puedo permitir perder el dinero”, “tengo una nómina muy baja e hijos que mantener”…
Pero el movimiento se va haciendo. Muchos de esos trabajadores todavía no han sido afectados por la reforma laboral. Van a verla en plena acción en los propios meses.
El efecto del paro en las televisiones fue superior al de otras veces, afectando a los directos de todas las cadenas. En Canal Sur y la catalana TV3 fue mayor aún, al igual que en las públicas estatales, donde un subtítulo recordaba cada pocos minutos que los contenidos habían sido “acordados” con los sindicatos convocantes. En Telemadrid, donde los trabajadores llevan desde hace años una amarga lucha contra la manipulación informativa y retrocesos laborales de la reaccionaria presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, los trabajadores directamente desconectaron la emisión. La indignación acumulada se expresó en un paro total, hasta de los técnicos de darle al famoso botón: la emisión quedó en negro.
Los diputados a la izquierda del PSOE faltaron a las sesiones parlamentarias en todos lados (Parlamento estatal y regionales) salvo Compromis-EQUO en Valencia, que acudió a trabajar a su silla.
En algunos parlamentos regionales los diputados del PSOE no asistieron, o bien se ausentaron a mitad de sesión para asistir a las manifestaciones, a pesar de las presiones llegadas desde la dirección federal. Rubalcaba y los parlamentarios estatales votaron unánimemente la Ley Financiera del PP hace pocas semanas. Probablemente Rajoy tenga que acudir en los próximos meses a Rubalcaba, ante el previsible desplome de su crédito político, y Rubalcaba, como la práctica totalidad de los dirigentes del PSOE, sabrán demostrar que son “hombres de Estado” si hay que arrimar el hombro junto al PP ante los problemas del país y la presión de los mercados.
Los diputados de IU y de otras organizaciones a la izquierda estuvieron en primera línea en los piquetes.
Las manifestaciones
En Barcelona los medios de comunicación se centraron en los destrozos ocasionados en Plaza Catalunya por parte de diferentes individuos que destrozaron cristaleras de El Corte Inglés, lo que dio la excusa a los Mossos para una represión feroz, con centenares de lanzamientos de pelotas de goma y botes de humo. Pero lo que no dicen los medios es que, al mismo tiempo, a kilómetros de allí, una multitud incontable andaba ajena a esos incidentes por la Gran Vía barcelonesa en una manifestación kilométrica, y por las calles que rodeaban paralelas a la Gran Vía, ante la imposibilidad de avanzar por la calle principal. 800.000 asistentes.
En la Comunidad Valenciana, hubo 250.000 en Valencia. En Alicante y Castellón, 50.000.
200.000 marcharon por Zaragoza.
Cándido Méndez no se equivocaba cuando afirmaba que las “manifestaciones obreras no tenían precedentes”. En Murcia, 90.000 personas abarrotaron la ciudad: tres kilómetros había de la cabeza a la cola.
Asistieron unos 160.000 en Vigo, entre las tres diferentes manifestaciones ¡Ay! que circularon separadamente por la ciudad. La mayor fue la manifestación unitaria de UGT-CCOO.
200.000 asistieron en Zaragoza.
100.000 fueron en Bilbao entre las dos manifestaciones convocadas, circunstancia que se repitió en todas las capitales de la Comunidad Autónoma Vasca y en Navarra. La convocatoria unitaria de huelga entre los sindicatos nacionalistas y los estatales, desgraciadamente, tampoco se pudo saldar aquí con manifestaciones que amplificaran la potencia donde la clase obrera industrial es mayor. Sin embargo, la tendencia hacia la unidad es muy grande, pues los trabajadores han experimentado por sí mismos el éxito de una convocatoria unida, después de tantas separadas.
En Oviedo, por la tarde, la manifestación era comparable a las de finales de los 70 o a aquellas contra la reconversión industrial de los 80.
En Andalucía, a pesar del hándicap de que se celebrasen las manifestaciones por la mañana, salvo en Algeciras (a contracorriente de la mayoría del país), eso no impidió que en algunas ciudades fuesen las manifestaciones del movimiento obrero organizado mayores de la historia, como fue el caso de Granada con sus 60.000 asistentes en su recorrido. Un asistente comentaba: “"Cuando la gente llegaba al final de Gran Vía, todavía había gente en calle Recogidas". Los dirigentes de CCOO dicen que es la manifestación obrera mayor de la historia de Granada”.
Hubo más de 70.000 en Málaga, en un recorrido que se quedó pequeñísimo y que provocó por primera vez situaciones madrileñas como el que los manifestantes, en un momento determinado, apenas pudieran circular.
100.000 participaron en la manifestación de Sevilla.
Lola Maiztegui, desde Granada, cuenta otra vez:
"Enorme y magnífica la manifestación de Granada. Cerrados la mayoría de los establecimientos y los pocos abiertos con la persiana baja. "El pueblo unido jamás será vencido" ha sonado como si acabaran de componerlo ahora mismo una marea de voces jóvenes. Dirán lo que les convenga decir... pero creedme que los datos los tiene Rajoy y sabe, a día de hoy, que "El paseito que imaginó por una España atontada" es una atragantaera que ni sabe, ni podrá resolver...”.
Las regiones insulares también registraron cifras históricas. En Las Palmas de Gran Canaria hubo una prodigiosa asistencia de 100.000 personas. En Palma de Mallorca hubo 60.000 asistentes. Gritaron muchas cosas diferentes, entre ellas “No pasarán, no pasarán”.
En Madrid, como en todo el país, fue generalizado el grito de “andaluces gracias por frenar a la derecha”. Nuevamente asistimos al espectáculo, retransmitido en directo a través de algunas webs, de una manifestación que casi no pudo avanzar, llenándose en unas pocas decenas de minutos durante todo su recorrido.
“La calle es nuestra, adelante compañeros”, gritaba el animador principal de la manifestación, megáfono en mano.
Un asistente comentaba un sentimiento generalizado que estallaba en indignación cada vez que se pasaba delante de una oficina bancaria:
“Los responsables del despilfarro no pagan un duro [antigua moneda] y a nosotros, que no hemos hecho nada, sí nos toca pagar”.
Las manifestaciones han sido muchas más de las 111 anunciadas por los dos sindicatos mayoritarios.
En el pequeño pueblo jornalero de Espera (Cádiz) muchos centenares llenaron las calles principales. En muchos pueblitos anónimos pasó lo mismo y no van a ser recordados por la historia. Sí, ésta ha sido una huelga GENERAL, reconocida como tal por el conjunto de la clase obrera organizada, independientemente de las cifras exactas del seguimiento huelguístico.
¿Cuántos recorrieron las calles españolas? ¿Tres millones y medio, cuatro millones? Muchos, muchísimos en cualquier caso.
En Madrid terminó una manifestación histórica: 900.000 asistentes. Sonó LA INTERNACIONAL. La huelga había sido un triunfo. Muchos activistas, marchaban a descansar felizmente cansados. Una veterana luchadora malagueña, Carmen Gonzalez, dijo en su facebook:
"Me voy a descansar, hoy ha sido un día "grande" en Malaga, la manifestación ha sido un éxito. Digan lo que digan, había muchísima gente. En anteriores manifestaciones vi a la gente seria, hasta triste... Hoy hemos cantado, bailado, y hasta hemos escuchado un discurso de Lenin. Habia ilusión, orgullo, dignidad en la Alameda de Malaga!!".
El discurso de Toxo y Méndez
Toxo al final de la manifestación de ayer en Madrid comentó:
“…No se trata solo de la reforma laboral, se trata de defender el modelo social. Mañana se aprueban los presupuestos generales del estado donde habrá más recortes…”.
Esto es muy correcto. Los compañeros que hemos hecho algún tipo de reunión, información o participado en los piquetes sabemos por experiencia que cuando hemos tenido más efecto en nuestra labor de concienciación ha sido cuando, no solo nos hemos ceñido al ataque de la contrarreforma laboral en sí, sino cuando hemos vinculado ésta al contexto actual, explicando los ataque que ha habido y habrá. Es decir:
- La reforma financiera para recapitalizar con dinero público a los bancos.
- La incapacidad para el 51% de familias españolas que tienen una hipoteca de pagar las mismas con salarios crecientemente mermados.
- Los centenares de miles de despidos nuevos que van a provocar los ajustes derivados del nuevo recorte de 35.000 millones de euros, sobre todo en el sector público.
Toxo habló de que para mantener el estado del bienestar hay que subir los impuestos a los ricos, para luego reclamar que "hace falta crear un fuerte consenso de la mayoría de la sociedad española". Esta expresión es confusa, pues en el pasado siempre se utilizó para reclamar la unidad de “toda” la sociedad española, es decir, de la misma unidad que hay entre un jinete y su caballo: uno va arriba y el otro abajo.
La verdad es que nuestros dirigentes deben aclarar explícitamente que el consenso más amplio de la sociedad española viene dado por el que aglutine la inmensa mayoría de la población en torno a la clase trabajadora. En Intereconomía, la COPE, El Mundo y demás medios reaccionarios vemos a los rabiosos plumíferos de la burguesía española qué tipo de consenso buscan. Hoy mismo, Rajoy lo va a aclarar con su programa de ajuste extra por valor de 35.000 millones de euros. Aunque parte de este dinero planee obtenerlo quitándole algunas de las exenciones fiscales a los ricos, el grueso decisivo del ajuste lo pagaremos los de siempre.
Toxo fue más claro cuando habló de cuáles serían los siguientes pasos. Antes del mitin nos remitió a las manifestaciones del 1º de mayo. Al final de la manifestación explicó que [si el gobierno no cede] "habrá conflicto ascendente y será prolongado en el tiempo todo lo que sea necesario para evitar este estado de cosas (...) UGT y CCOO tomaremos decisiones en los próximos días. Esta huelga la vamos a ganar más tarde o más temprano".
Méndez dijo, por su parte, algo que era de común acuerdo entre los manifestantes cuando se referían a las conclusiones prácticas de las elecciones andaluza y asturiana, al exponer que "se ha marchitado el crédito político del Gobierno".
¿Y ahora qué? Qué estrategia seguir
Ayer Cándido Méndez dijo que “cuando el Gobierno no reconoce a la realidad, ésta no reconoce al Gobierno”, y llevaba toda la razón. Ahora hay que llevar esta declaración hasta sus últimas conclusiones.
La cuestión es que hoy, como hemos explicado, el Gobierno aprueba unos recortes en los Presupuestos Generales del Estado que estarán en torno a los 35.000 millones de euros.
Desde LUCHA DE CLASES hemos explicado cómo el Gobierno del PP intenta conciliar (con indudables contradicciones) los intereses específicos de los capitalistas españoles con los de sus acreedores y las potencias dominantes en la UE.
El resultado final, en cualquier caso, es claramente lesivo para los trabajadores. El nuevo ajuste significa algunos centenares de miles de empleados menos, despedidos. Es decir, la intensificación de la guerra ¿Qué hacemos entonces si hemos demostrado que el 29 de marzo ha habido AUTÉNTICA FUERZA EN LAS CALLES y que este Gobierno está en caída libre en su popularidad, como marcan la tendencia de los resultados desde las últimas elecciones del 20 de noviembre, de la encuesta del CIS de febrero y de las elecciones andaluza-asturiana el 25 de marzo?
Cuando se haga una encuesta en los próximos días se podrá corroborar cómo el Gobierno caerá varios puntos con respecto a noviembre en todo el país.
Nunca en la historia reciente española se ha producido un viraje tan brusco y rápido en el apoyo popular a un nuevo gobierno a menos de 100 días de su conformación. Y esta tendencia no hará sino profundizarse rápidamente según la situación económica internacional afecte más negativamente a la economía española. A ésta, aquejada de gripe, la receta del nuevo ajuste le va a sentar tan mal como a cualquier griposo una recaída.
El escenario para un estallido social está servido y el ajuste en el sector público va a llevar a los empleados del sector público, laborales y funcionarios, a la primera línea de batalla, que van a necesitar, como el conjunto de la clase trabajadora, de una clara estrategia.
“Mariano, con esta reforma no llegas a verano”
Esto se gritaba masivamente en muchas manifestaciones ayer, y la esencia de esta consigna se va a convertir en una idea-fuerza que va a atrapar a millones muy rápidamente. En un momento dado, este Gobierno no va a tener capacidad para seguir imponiendo sus ajustes.
Aquí es donde una parte del discurso oficial de los máximos dirigentes de UGT y CCOO tiene más debilidades. En nuestra experiencia, cuando muchos trabajadores han mostrado su escepticismo acerca de que la huelga sirviera para echar atrás la contrarreforma, la explicación de lo que significa las conclusiones de las elecciones asturiano-andaluzas; la puesta en perspectiva de cómo este Gobierno va a perder rápidamente su crédito; la necesidad de apuntar directamente hacia él (hacia su falta de legitimidad, que está perdiendo a ojos vista); el hecho de dar confianza en que las organizaciones obreras van a seguir hacia delante con un plan de movilizaciones…, ha sido decisivo para convencer a muchos compañeros a la hora de secundar la protesta. Incluso estos argumentos servían para ganarse el oído de autónomos y pequeños empresarios que escuchaban atentamente nuestras explicaciones.
Después de una gigantesca demostración de fuerza como ayer, Rajoy, que está atrapado por intereses que trascienden al propio capitalismo español, con la prima de riesgo en marcha hacia los 400 puntos, sigue con su plan inicial, con muchas más dudas que hace una semana.
Los nuevos ataques van a ser vistos como una provocación auténtica por el movimiento obrero. La polarización va a afectar al conjunto de la sociedad: el obispo de Ciudad Real cargando contra la reforma laboral, va a ser acompañado de más personajes y sectores sociales que van a seguir el paso de la clase trabajadora.
Los hechos son que la conciencia de clase se ha incrementado, la conciencia de que hay fuerza, la conciencia de que hay unidad... Los vivas a los andaluces desde Asturias, los vivas a los vascos desde Madrid… Hay muchas tradiciones que fortalecer y rescatar, hay una debilidad clara de cuadros políticos y sindicales. Pero va a entrar mucha nueva gente en política y en el sindicato. A entrar para intentar cambiar la realidad que les rodea. Eso sí, para la mayoría hacen falta acontecimientos, acontecimientos y más acontecimientos, la mayoría no aprende de libros. Y, como muchos buenos platos, este cocido necesita su tiempo.
En los próximos meses va a quedar de manifiesto para millones que sí hay una esperanza para los trabajadores y oprimidos en el Estado español cada vez más factible: echar al PP y que llegue al poder un Gobierno de la izquierda, en mitad de un proceso de movilizaciones, que esté sometido a la voluntad de éstas para defender nuestros derechos.
Fuente: Lucha de Clases (Estado Español)