¡Blair más impopular que Thatcher!
Según las encuestas de opinión, Tony Blair es incluso ahora un primer ministro más impopular que la tan despreciada Margaret Thatcher. Esto es una condena después de diez años de gobierno del “nuevo laborismo”, un gobierno ahora identificado con la corrupción, el escándalo y no es otra cosa que un refrito de las mismas políticas tories del pasado.
La salida de Blair será bienvenida para muchos, no menos para los millones que votaron en 1997 al Laborismo que han visto como se desvanecían sus esperanzas. Sin embargo, ahora se ha puesto todo en movimiento para garantizar la “coronación” tranquila del canciller Gordon Brown como líder y evitar un desafío por parte del izquierdista John McDonnell.
Esta conspiración también es apoyada por algunos dirigentes sindicales. A pesar de que Brown representaría una continuación del blairismo, mientras que McDonell representa a la política de izquierdas aprobada democráticamente en los congresos sindicales, los dirigentes del UNISOn, TGWU, AMICUS, GMB y otros, vergonzosamente, no han salido en apoyo de McDonnell. Sólo el FBU y el MRT (que no están afiliados al partido), además del ASLEF, lo han hecho. Al actuar de esta manera, los dirigentes de los principales sindicatos están dando pleno apoyo a Brown y perdiendo totalmente el contacto con su base.
León Trotsky escribió en una ocasión que la fuerza más conservadora de la sociedad británico es la dirección sindical. No apoyar a McDonnell es un reflejo de esto. No hay diferencia entre Blair y Brown, realmente no existen diferencias de principio entre Brown, John Reid y Charles Clarke, o cualquier otra de las voces blairistas, excepto la cruda ambición personal. Todos apoyan la privatización, las leyes antisindicales, el despido de 100.000 funcionarios, los recortes salariales en el sector público, el PFI, la guerra de Iraq, etcétera.
Los sindicatos tienen el poder de transformar el Partido Laborista y limpiarlo de aventureros blairistas. Tienen una oportunidad de oro ante ellos para devolver el Partido Laborista a la clase obrera, no en palabras sino en hechos. Deberían comenzar por dar todo su apoyo a John McDonnell.
Sin un cambio radical de dirección y la adopción de una política socialista audaz, el laborismo se dirige a la derrota en las próximas elecciones. El laborismo, como vemos en la prensa, ha sufrido una paliza en las elecciones municipales, lo mismo que en las elecciones a la asamblea de Gales y el parlamento escocés. Esto no es una consecuencia de la recuperación de los tories, sino como resultado de la abstención de masas entre los votantes tradicionales laboristas desilusionados por los 10 años sombríos de Nuevo Laborismo. Las últimas encuestas dan al laborismo un 29 por ciento, el apoyo más bajo del PL desde que era líder Michael Foot, ¡hace veinticinco años!
En el pasado los dirigentes sindicales suplicaban a sus militantes que no “hicieran la ola” y esperaran al gobierno laborista. Ahora hemos tenido diez años, ¡suficiente! Y las cosas no han ido mejor, sino que cada vez han ido a peor.
Mientras que a los ricos en Gran Bretaña nunca les ha ido tan bien, millones de trabajadores, especialmente en el sector público, se enfrentan a recortes salariales. El primer ministro le está diciendo a los trabajadores del sector público que se ajusten los cinturones y quiere imponer un “aumento” salarial del ,25 por ciento, cuando el coste del transporte, la vivienda y los servicios municipales se ha disparado. El índice de precios al consumo está en un 4,8 por ciento. Como ha explicado Socialist Appeal en muchas ocasiones, el “boom” económico del que presume Brown ha sido a costa de la clase obrera. Millones han tenido que recurrir al endeudamiento. Ahora con una subida inminente de los tipos de interés, el coste de los préstamos subirá, junto con las cargas hipotecarias, imponiendo más cargas sobre la clase obrera, especialmente a los que tienen salarios más bajos. Al mismo tiempo, los bancos han anunciado beneficios récord. ¡No es extraño que los trabajadores hayan dicho basta ya!
Los trabajadores del sector público dicen “¡Basta ya!”
El servicio sanitario se supone que se ha beneficiado con el gobierno laborista, pero los recursos extra sólo han subido el gasto a la media europea (que ha existido desde los años sesenta) y el próximo año caerá drásticamente. La reintroducción del mercado en el NHS (sistema nacional de salud) está provocando una crisis profunda donde muchos fondos sanitarios están en déficit y se ven obligados a reducir servicios y empleos. Según una encuesta de RCH, unos 22.300 empleos del NHS se han perdido en los últimos dieciocho meses. Se ha descubierto que un hospital en el norte de Gran Bretaña estaba “reciclando” la ropa de cama ¡para reducir la factura de lavandería! Brown ahora le ha dicho a las enfermeras que tendrán que ganar por debajo de la inflación, que ni siquiera se puede permitir un aumento del 2,5 por ciento, muy por debajo de la inflación. Sus salarios subirán ahora un 1,5 por ciento y otro 1 por ciento en noviembre, ahorrándose el Tesoro unos 60 millones de libras. Esto ha provocado un enorme enfado entre las enfermeras, los trabajadores sanitarios y los del sector público en general. Se ha reflejado en la conferencia anual del Colegio Real de Enfermeras, que, por primera vez en sus noventa y un años de historia, ha aprobado la decisión, un 97 por ciento a favor y un 3 en contra, de iniciar una lucha por el tema salarial. Esto representa un terremoto social. El anteriormente moderado “Colegio Real” no recogió en sus estatutos el tema de la huelga hasta hace doce años y ¡nunca en su historia había convocado una lucha! El GMB, que representa a los trabajadores de ambulancias, porteros y personal auxiliar, votó por un 90 por ciento a favor de la lucha. Esto será seguido por el UNISON que también se espera que apoye la lucha de las enfermeras, después de haber aprobado por unanimidad en su conferencia sanitaria luchas que incluyen huelgas. Mientras tanto, 200.000 funcionarios también emprenderán una lucha estatal durante el mes de mayo.
Esta marea ascendente de descontento ha alcanzado un nivel explosivo y es el resultado directo de las acciones del gobierno Blair/Brown. En lugar de intentar contener el movimiento, los dirigentes sindicales leerían generalizar el movimiento en un día de huelga general de todos los trabajadores del sector público contra los recortes salariales impuestos por el gobierno. En lugar de apoyar a Brown como líder del Partido Laborista, deberían dar todo su apoyo a John McDonnell. Deberían utilizar la marcha de Blair para hacer una campaña que echara a los blairistas del partido y para que el Partido Laborista regresara a sus raíces. Eso sólo puede significar una política socialista como la única alternativa real a las grandes empresas, al “mercado” y todos los demás males del capitalismo.