Las elecciones europeas han provocado un terremoto político. La clase dominante no puede ocultar su preocupación. Los efectos políticos de la grave crisis económica y social que sacude al continente se hacen notar en todos los países. En el Estado español, el voto combinado de PP y PSOE ha caído hasta el 49%. El Secretario general del PSOE, Rubalcaba, ha dimitido, y se ha convocado un Congreso extraordinario del partido. Más importante todavía, el 18% que suman los votos combinados de IU y Podemos – el mayor porcentaje de votos conseguido nunca a la izquierda del PSOE – refleja la búsqueda por una parte creciente de la población de un cambio radical de sociedad y de sistema.
Las elecciones europeas tienen particularidades, que obligan a manejar sus datos con cierta precaución, debido al tradicional bajo nivel de participación con respecto a unas elecciones nacionales, porque no son vistas de gran utilidad. Pero también, por esa misma razón, los votantes tienden a liberarse del corsé del llamado voto útil y a expresar de manera más directa su humor social.
Y estas elecciones reflejan síntomas muy importantes para comprender el momento político que atravesamos, sobre todo si las comparamos con las elecciones europeas del 2009 donde hubo un nivel de abstención similar que ahora, un 55%.
Fuerte retroceso de PP y PSOE
El dato más llamativo es el castigo a los dos partidos que son vistos como el baluarte del régimen nacido de la Transición, PP y PSOE. Ambos partidos pasan de representar el 81% de los votos al 49%, el menor apoyo electoral de toda su historia: el PP pasa del 42,1% al 26%, y el PSOE se desploma desde el 38,8% al 23%.
El dato resulta más espectacular si comparamos los votos obtenidos. Ambos partidos pasan de agrupar 12,8 millones de votos en 2009 a 7,7 millones ahora, 5,1 millones menos. El PSOE pierde 2,5 millones de votos y el PP 2,6 millones. Es importante señalar que el PP se desploma en sus hasta ahora importantes feudos de Baleares, Valencia y Madrid, cayendo por debajo del 30% en todos ellos. Y en esta última comunidad, la de Madrid, el PSOE cae por debajo del 19%.
Otro dato significativo. En 2009, el bloque de la derecha en sus diferentes variantes (PP, UPyD, CiU, PNV) sumaba el 50,10% de los votos, y ahora el 42,72% (PP, UPyD, CiU, PNV, Ciudadanos, Vox). Mientras que el voto sociológico de izquierdas (incluyendo a los votantes del PSOE y a los nacionalistas de izquierda en Cataluña, Euskadi y Galicia), pasa del 46,7% al 49%.
No tomamos en cuenta las otras 20 listas minoritarias de carácter muy heterogéneo e influencia residual.
Es decir, hay un claro giro del electorado hacia la izquierda. El voto de izquierda se impone en 8 comunidades (Andalucía, Extremadura, Asturias, Navarra, Aragón, Galicia, Baleares y País Valenciano) y la derecha se impone en 7 (Madrid, La Rioja, Cantabria, Canarias, Castilla-La Mancha, Castilla-León, Murcia) sobre todo, por la aportación de los grupos derechistas demagógicos más pequeños (UPyD, Ciudadanos y, en menor medida, VOX). Significativamente, la suma de votos de IU y PODEMOS los coloca como la primera fuerza política en Asturias y la segunda fuerza en la Comunidad de Madrid. En las demás comunidades autónomas, con excepción de Catalunya, Euskadi y Navarra, se colocarían como la tercera fuerza política soplándole en algunas de ellas la nuca al PSOE.
Cabe suponer que gran parte del electorado que se ha abstenido en estas elecciones por considerarlas irrelevantes, y que en un grado mayoritario son igualmente contrarios al PP y a la derecha, podría incrementar aún más el peso de la izquierda en unas futuras elecciones regionales y estatales, incluso en muchas de las comunidades donde la derecha todavía mantiene una agónica ventaja sobre la izquierda, como sería el caso de Madrid o Castilla-La Mancha.
Catalunya y Euskadi
El resultado electoral en Catalunya ha estado atravesado por el debate soberanista. No deja de ser significativo que Catalunya, Navarra y Euskadi hayan sido casi las únicas zonas del Estado español donde ha habido un incremento de la participación en estas elecciones con respecto al 2009, en el caso de Catalunya de hasta 10 puntos más.
Claramente, gran parte de la población ha querido aprovechar estas elecciones para castigar al reaccionario gobierno del PP y su insolencia en sus ataques a los derechos democráticos de los pueblos catalán y vasco por negarles el derecho de la autodeterminación.
En Catalunya, los votos de ERC y CiU fueron en conjunto el 45% del total, mientras que el PSC-PSOE cae al nivel más bajo de su historia en Catalunya con apenas el 14%, pagando así duramente el precio por aceptar arrastrarse tras la política del PP. Significativamente, ICV-EUiA, la federación catalana de IU, supera al PP en Catalunya (10,30% frente a 9,80%) revelando igualmente la política suicida del PP en Catalunya. Lo más significativo de las elecciones es que por primera vez ERC supera electoralmente a CiU lo que refleja dos cosas: en primer lugar, que la población nacionalista se agrupa alrededor del partido que considera que más consecuentemente defiende el derecho a decidir; en segundo lugar, que la política de CiU es vista como oportunista, un giro “soberanista” para desviar la atención de la población por el al alto nivel de impopularidad de sus políticas de ajuste y de recortes en Catalunya. Al final, CiU ha quedado atrapada en una trampa de la que no sabe salir y se ve obligada a seguir a rastras a ERC.
En Euskadi, el dato más relevante es el gran resultado de Bildu que, aunque en segundo lugar, alcanza más del 23 % de los votos. El PNV, el 27,45%. El PSOE queda a considerable distancia, con poco más del 13%. Lo significativo es que aquí PODEMOS supera a IU, pero entre ambos sacan más del 12%, por encima del PP y muy cerca del PSOE, lo que refleja que en Euskadi también hay una expresión política de las luchas educativas, del 15 M, de la lucha contra los desahucios, etc. al margen de la izquierda abertzale, y que revela la existencia de muy buenas condiciones para el desarrollo de una alternativa de izquierda socialista e internacionalista que pueda encontrar un eco a su vez en la misma izquierda abertzale.
En Navarra, lo significativo es que la izquierda alcanza una sólida mayoría, destacando el 20% que sitúa a Bildu como segunda fuerza por detrás del PP con el 25%. Es importante señalar que la suma de los votos del PSOE, IU, PODEMOS, Primavera Europea y Bildu suponen el 55%, exponiendo la enorme debilidad y aislamiento de la derecha navarrista.
Perspectivas políticas
Esta situación es un reflejo de la experiencia de los últimos 5 años con los gobiernos de Zapatero y Rajoy, y también un reflejo de 5 años de movilizaciones incesantes de un carácter extraordinariamente masivo.
Amplios sectores de la población, de la clase trabajadora, de los pensionistas y de la juventud identifican a ambos partidos como los impulsores y defensores de las políticas brutales de ajuste. Es elocuente el hecho de que, pese a los más de dos años de ataques salvajes del PP y de las extraordinarias movilizaciones de masas habidas en su contra (2 huelgas generales, millones en las luchas educativas y de la sanidad, decenas de miles en las protestas contra los desahucios, el millón en la Marcha de la Dignidad el 22 de marzo, y cientos de conflictos menores que han involucrado a cientos de miles de personas) el PSOE, lejos de reconquistar apoyo, lo continúa perdiendo. Esto ya ha tenido consecuencias inmediatas, como decíamos, con la dimisión de Rubalcaba al frente del PSOE y la convocatoria de un Congreso extraordinario del partido para fines de julio para elegir una nueva dirección.
Pese a los intentos del gobierno de Rajoy por tratar de convencernos de que la situación va para mejor, la inmensa mayoría de la población no siente mejora alguna. El paro no desciende sensiblemente, y 2 millones ya no ingresan ningún tipo de subsidio. Los trabajadores tienen sueldos más bajos que hace 2 años y deben trabajar más horas, pagan más impuestos y ven subir los precios. Las matrículas universitarias son prohibitivas, y los desahucios siguen sucediéndose sin pausa.
No es probable, por tanto, un cambio considerable en la situación económica y social de aquí a un año, porque tampoco se aprecia un cambio sustancial en la raquítica recuperación de la economía mundial.
Por esa razón, las tendencias políticas que han salido a la superficie en estas elecciones europeas no harán sino agudizarse. La debilidad de los partidos que son vistos como garantes del régimen no hará sino agravarse, y por lo tanto veremos incrementarse la inestabilidad política. En estas condiciones, es inevitable el avance de aquellas opciones que de manera más resuelta traten de ofrecer una salida a la situación, a expensas de los sectores más tibios y vacilantes, ya sea en el campo de la derecha como de la izquierda.
IU y PODEMOS: un 18% que abre nuevos horizontes
Como decíamos, el 18% obtenido por los votos combinados de IU (10%) y PODEMOS (8%) ha situado este elemento como el más relevante de las elecciones del 25 de mayo. Esto plantea la posibilidad de avanzar hacia un frente político de izquierdas entre ambas formaciones, de cara a futuras elecciones y a la movilización en la calle, aspecto que apoyaríamos decididamente y que trataremos más adelante.
Sobre todo, hay que resaltar el resultado de PODEMOS que ha sorprendido a todos, comenzando por los propios dirigentes de esta formación.
Los resultados de IU con respecto al 2009 son buenos, pues casi triplica sus votos y porcentaje, pasando del 3,7% al 10%, y de 588.000 votos a 1,562.000, teniendo en cuenta que Izquierda Unida ha sufrido un boicot escandaloso en los medios de comunicación burgueses. Este resultado también representa un crecimiento porcentual con respecto las generales del 2011 (7%).
Sin embargo, debemos ser honestos, el 10% conseguido el 25 de mayo ha dejado un sentimiento agridulce en gran parte de la militancia, ya que la referencia fijada para hacer la comparación eran los resultados del 2011, no los del 2009; y, sobre todo, las encuestas electorales que hasta hace pocas semanas o meses les deban alrededor del 14%-15%.
Después de los gravísimos ataques del PP y de las masivas e incontables movilizaciones de masas habidas en todo el Estado en estos dos años, la militancia de IU esperaba, con toda justificación, un apoyo electoral mayor que el finalmente conseguido.
Este sentimiento de contrariedad se ha visto reforzado por la irrupción de PODEMOS en la escena electoral con su 8% de apoyo, superando a IU en varias comunidades autónomas, aunque por un margen estrecho de votos en la mayoría de ellas. Lo significativo es que PODEMOS haya superado a IU en alguna de sus “plazas fuertes”, como Madrid y Asturias. En este sentido, merece la pena señalar que PODAMOS ha superado a IU en toda una serie de bastiones suyos en poblaciones industriales y ciudades obreras como Avilés o Gijón (en el caso de Asturias), o en la misma ciudad de Madrid, en Fuenlabrada, Getafe, Leganés, Móstoles, Parla, Rivas-Vaciamadrid, etc. (en el caso de la Comunidad de Madrid). Y esto requiere una explicación.
¿Por qué ha irrumpido PODEMOS?
Es evidente que el impacto de Podemos en el electorado progresista y de izquierdas no puede entenderse sin la gran proyección pública diaria que ha tenido su principal dirigente, Pablo Iglesias, en medios de TV y radio desde hace meses – incluida la campaña electoral – propagando sus consignas, denunciando a los políticos del régimen, y confrontando agudamente con los voceros de la derecha más odiados y repugnantes, en canales de TV como La Sexta y Cuatro. Igualmente, ha sido muy promocionado por el portal de internet Público, muy seguido por lectores progresistas y simpatizantes de la izquierda. Todo ello ha contrarrestado con creces la pobreza de medios con que ha contado esta joven formación política.
Pero esto sólo explica la mitad de este impactante hecho político. La otra razón es que Pablo Iglesias ha utilizado un discurso muy combativo y radical en sus formas, denunciando con fuerza a los políticos del sistema y a los banqueros y grandes empresarios, con consignas claras y precisas, que han conectado con el sentir y el ánimo de cientos de miles de trabajadores y jóvenes. A partir del anuncio de su candidatura en las elecciones europeas, esta plataforma conquistada le ha permitido a los impulsores de PODEMOS organizar círculos de apoyo en toda la geografía estatal, aglutinando a miles de personas, fundamentalmente jóvenes.
PODEMOS ha sabido captar la atención de decenas de miles de activistas, jóvenes y veteranos, que han estado en el primer frente de batalla de las movilizaciones del 15M, de las Mareas y de las marchas de la Dignidad.
Pese a la peculiaridad de las circunstancias que han permitido a PODEMOS alcanzar su extraordinario resultado electoral, ha expresado la necesidad de manifestarse políticamente de una capa significativa de votantes tradicionales de izquierda y de jóvenes recién ingresados a la vida política, que no encontraban a mano una expresión organizada donde reconocerse. Si bien es innegable que una parte de sus votantes hubiera votado a IU de no haber aparecido PODEMOS en la escena política, otra parte de sus votantes – seguramente más considerable – hubiera optado por la abstención al no encontrar en la actual IU, por razones que luego explicaremos, una opción atractiva por la que votar.
A la vista de los resultados de PODEMOS nos parecería equivocado tener una actitud falsamente diplomática. Nosotros hemos polemizado públicamente en los meses y semanas pasados con los dirigentes de PODEMOS. Compartíamos con cientos de miles de activistas y seguidores de la izquierda, la preocupación por las consecuencias desmoralizantes de una división del voto de izquierda que sólo beneficiaría a nuestros enemigos en la derecha y a nuestros adversarios en la socialdemocracia. Por eso, ya en febrero, apelamos a un frente IU-PODEMOS, cuando además no había diferencias significativas de programa. No nos caben dudas de que el impacto político y social de un 18% de apoyo producto de una candidatura unificada habría sido cualitativamente superior al efecto de este mismo porcentaje, como ha sido el caso, aglutinado por dos fuerzas de izquierda separadas.
Otro aspecto en el que diferíamos de los dirigentes de PODEMOS fue sobre sus fundamentos ideológicos y programa, que considerábamos un paso atrás con respecto a Izquierda Unida, al emplear una terminología confusa sobre “ni izquierda, ni derecha” que apelaba a posiciones interclasistas (ciudadanos) – renunciando a presentar una posición centrada en la clase trabajadora – y con un programa de reformas muy avanzado, pero que no contemplaba superar el marco del capitalismo.
Los excelentes resultados de PODEMOS – que celebramos sinceramente, pese a las diferencias manifestadas – creemos que confirman nuestra apreciación de que el avance electoral de la izquierda no lo resuelve evitar proclamarse abiertamente de “izquierda” o moderar el programa ni el discurso. Por el contrario, el lado fuerte de PODEMOS, y lo que explica justamente su impacto – siendo más hábiles en este aspecto que los dirigentes de Izquierda Unida – es precisamente su lenguaje fuerte, directo y firme contra la corrupción, la explotación y las injusticias del sistema; que ha hecho aparecer a PODEMOS ante cientos de miles de sus votantes como una fuerza “antisistema” y “anti-establishment”. Creemos que un lenguaje y un programa de clase y socialista claro, no sólo no les habrían restado votos, sino que posiblemente les habrían ayudado a incrementarlos.
Afortunadamente, ese posicionamiento confuso sobre “ni izquierda, ni derecha” ya ha dejado de tener sentido en la medida que la dirección de PODEMOS ha decidido apoyar al dirigente de la izquierda griega, Alexis Tsipras, como candidato a presidir la Comisión Europea (el gobierno de la Unión Europea), y también ingresar en el grupo de la Izquierda Europea en el parlamento de Estrasburgo, junto a Izquierda Unida.
Izquierda Unida debe cambiar de rumbo
Por otro lado, los dirigentes de Izquierda Unida deben hacer una evaluación sobria y crítica de los resultados.
bien es cierto, que IU tiene un acceso más restringido a los medios de comunicación de la burguesía, eso no es una novedad. IU tiene sólidas estructuras en cientos de ciudades y pueblos, una amplia representación en las instituciones estatales, regionales y locales, y miles de activistas abnegados, instrumentos todos que podría movilizar más efectivamente para ampliar su base de influencia, comenzando por organizar sus propios medios de comunicación alternativos.
El problema que lastra IU para conseguir un avance electoral mucho mayor se debe, a nuestro juicio, a que todavía es vista en cierta medida como parte del “establishment”, y a la carencia de consignas concretas, claras, directas y firmes, que la clase trabajadora y la juventud abracen como propias y ayuden a movilizarlas.
No es suficiente, siquiera, hablar de manera abstracta sobre la clase trabajadora, de anticapitalismo y hasta de socialismo. Hacen falta consignas concretas, claras y contundentes que vayan al corazón y al sentir de la clase trabajadora y de la juventud. Por ejemplo, la dirección de IU podría organizar campañas públicas audaces y activas en la calle para formular demandas básicas como: la expropiación efectiva de las viviendas vacías en manos de bancos y promotoras para que se destinen a alquiler social, o la nacionalización de la banca sin indemnizar a los grandes banqueros para dedicar sus recursos a la economía productiva y social, o la expropiación de toda empresa que cierre o despida trabajadores, o la expropiación de todos los activos que las grandes empresas tengan colocados en paraísos fiscales, o la negativa a seguir pagando la deuda pública en manos de los bancos y grandes grupos financieros, o la nacionalización del sistema eléctrico, o denunciar los privilegios de la Iglesia Católica y de la Monarquía. O debería hacer efectiva la decisión de la X Asamblea Federal de IU de que ningún cargo público reciba un salario superior a 3 veces el salario Mínimo Interprofesional, como sí lo han declarado públicamente – al menos, de palabra – los dirigentes de PODEMOS.
Sumado a esto, está la enorme contradicción de situar al PP y al PSOE como corresponsables de la crisis y de las políticas de ajuste, y mantener el gobierno de coalición con el PSOE en Andalucía, haciéndose corresponsables de los ajustes en esta comunidad; y, más escandaloso aún, sostener con sus votos en el parlamento al gobierno regional del PP en Extremadura. No es casualidad que sea en Extremadura donde IU haya alcanzando el porcentaje de votos más bajo del Estado, apenas un 6%.
Luego, está el caso de IU Madrid, cuyos dirigentes representan el ala más derechista y burocrática de la coalición en todo el Estado, sin gozar del apoyo mayoritario de la base, mientras sofocan la vida interna de las asambleas de base que tienen un número de miembros activos muy reducido, y que carecen de iniciativas para orientarse hacia la juventud.
Los dirigentes de Izquierda Unida deben acometer un proceso urgente de cambios, y la militancia debe exigírselos. Aparte de los ya mencionados en cuanto a la agitación y al programa, hay que salir inmediatamente del gobierno de la Junta de Andalucía. Deben convocarse Asambleas extraordinarias de IU de Madrid y de Extremadura para elegir nuevas direcciones que reflejen de manera más directa el sentir de las bases
Hay que rediseñar a fondo el método de elección de los candidatos, dando un protagonismo indiscutible a la base de IU, y abandonar los acuerdos de cúpula a espaldas de la militancia.
Hay una capa nueva de jóvenes dirigentes y activistas de IU que deben ser promocionados y que han demostrado saber conectar, pese a lo limitado de su acceso a los grandes medios, con el sentir de amplios sectores de la clase obrera y de la juventud, defendiendo posiciones claramente anticapitalistas y socialistas, como son los casos particulares del joven compañero y diputado nacional Alberto Garzón, de la ahora eurodiputada Marina Albiol, o del compañero Javier Couso, por mencionar algunos de los más conocidos.
Estamos seguros de que si Izquierda Unida diera pasos firmes por esta senda, no sólo crearía las condiciones para un avance en su apoyo electoral futuro, sino que vería incrementada de manera sensible su militancia, particularmente entre la juventud, y su influencia social.
Hay que avanzar hacia un Frente político de Izquierdas
Reiteramos que el elemento más relevante de las elecciones del 25 de mayo es el 18% de apoyo que han obtenido, en conjunto, IU y PODEMOS; lo que ha puesto inmediatamente sobre la mesa la idea, tanto en la mayoría de votantes de PODEMOS como en los de Izquierda Unida, de la necesidad de una convergencia política, no sólo en la lucha electoral sino en la movilización cotidiana en la calle.
De hecho, ya hay una experiencia de lucha en común, particularmente en las Marchas de la Dignidad y en la mayoría de las movilizaciones sociales que se suceden.
Tampoco se entendería que si ambas formaciones van a colaborar estrechamente en el Parlamento europeo, trabajando en el mismo grupo parlamentario de la Izquierda Europea, no acerquen posiciones políticas y organizativas en el Estado español para afianzar su influencia y debilitar políticamente a la derecha y a la socialdemocracia.
La perspectiva para un frente político de izquierda tiene mayor relevancia aún, cuando está planteada sobre la mesa la hipótesis de una “gran coalición” entre el PP y el PSOE – como ha sugerido Felipe González – si en las elecciones legislativas del 2015 no hay una mayoría clara. No hay ninguna duda que ese tipo de gobierno trataría de mantener las políticas de recortes y ataques, por lo que un frente político de izquierda sería la mejor manera de presentar una alternativa a la clase obrera y a la juventud, que en muy poco tiempo podría conseguir un apoyo de masas. Ante el inevitable desprestigio de tal gobierno de coalición PP-PSOE y las protestas masivas que le seguirían, se prepararían las condiciones para la elección de un gobierno genuino de frente único de la izquierda. Esta es la perspectiva para la que debemos prepararnos.
Hay que avanzar ya, por tanto, hacia un frente único político entre IU y Podemos. Esto sería recibido con entusiasmo por los 2,8 millones de votantes de ambas formaciones en las europeas, y atraería sin duda el entusiasmo y la simpatía de muchos de centenares de miles más de manera inmediata.
Los dirigentes de ambas formaciones, Cayo Lara de IU y Pablo Iglesias de PODEMOS, ya han declarado públicamente a la prensa que desean avanzar en alianzas políticas con otras formaciones. Los dirigentes de IU han sido muy explícitos y han mencionado directamente a PODEMOS. Iglesias no ha especificado el nombre de las organizaciones con las que desea una confluencia, pero no se entendería que no contemplara a IU entre ellas. Sería un error sectario que podría pagar caro. Sobre todo, cuando se acerquen las rondas electorales y la presión de la clase obrera y demás sectores populares se haga más fuerte a favor de concentrar el voto en el frente político más útil para echar a la derecha de las instituciones.
Pese a todo, IU es actualmente la fuerza más relevante a la izquierda del PSOE y tiene una tradición y un fuerte enraizamiento en la clase trabajadora, además de estructuras relativamente sólidas en el conjunto del Estado. Y, por supuesto, debe adecuarse a la nueva situación lo que no va a suceder sin algunas sacudidas internas.
PODEMOS es una organización joven, y aunque tiene una proyección electoral interesante, carece por el momento de estructuras sólidas en el conjunto del Estado y de un basamento ideológico firme, con diferentes corrientes internas participando en su interior. A partir de ahora, va a ser probada en la práctica en la política cotidiana donde debe demostrar su viabilidad y se enfrenta a muchos desafíos.
No es una novedad política en Europa la aparición de fuerzas políticas nuevas de izquierda radical que, en momentos determinados, incluso superaron electoralmente a organizaciones tradicionales situadas a la izquierda de la socialdemocracia, como es el caso de IU en el Estado español.
Esto fue lo que ocurrió en 2007 en las elecciones presidenciales de Francia con el Nuevo Partido Anticapitalista, cuando superó ampliamente al Partido Comunista francés; o con el Bloco d’Esquerdas en Portugal, que también superó momentáneamente en el terreno electoral a la coalición impulsada por el Partido Comunista Portugués, el MUD. Sin embargo, poco después, por la falta de una concepción ideológica clara y errores políticos, de carácter sectario y oportunista, esas organizaciones nuevas perdieron pie y quedaron relegadas. Actualmente, el Frente de Izquierda en Francia (coalición del PCF y del Partido de Izquierda de Mélenchon) y el MUD en Portugal se mantienen como las principales fuerzas a la izquierda de los Partidos socialistas francés y portugués, respectivamente. Los dirigentes de PODEMOS deben tomar nota de estas experiencias y actuar en consecuencia.
Desde la Corriente Lucha de Clases, pensamos que tal frente político entre IU y PODEMOS podría formarse sobre la base de una serie de puntos políticos programáticos comunes a ambas organizaciones, lo que no debería ser ningún problema porque comparten una base programática parecida. Más allá de eso, desde la Corriente Lucha de Clases explicaremos pacientemente la necesidad de dotarse de un programa socialista de expropiación del gran capital para planificar la economía en interés de la inmensa mayoría de la sociedad, como la única manera de terminar con este sistema capitalista inhumano y bárbaro.
Pero lo principal es que los dirigentes de IU y de PODEMOS comiencen a poner manos a la obra. Amplios sectores de la clase trabajadora y de la juventud así lo esperan y demandan.