Más de 280 compañeros, jóvenes en su mayoría, militantes de Morena y sindicalistas se dieron cita el 7 de noviembre –aniversario de la revolución rusa- para escuchar la plática sobre la vigencia del marxismo que dio nuestro compañero Alan Woods.
La crisis económica y el marxismo
La crisis que se vive en el mundo entero está planteando la necesidad de buscar salidas para la gran mayoría de la población en el planeta. Desde a izquierda –después de la caída de la Unión Soviética a finales de la década de los 80- se ha vivido una tremenda confusión al respecto. La burguesía lanzo una campaña sin precedentes para confundir a los activistas y cuadros políticos del movimiento obrero y de la juventud hablando sobre la inoperancia del marxismo, diciendo que el socialismo “real” había fracasado y que, terminada la Guerra Fría, el mundo viviría en paz y en una prolongada –hasta el infinito- felicidad y prosperidad.
Alan Woods explicó que en realidad lo que hemos vivido es la época de mayor inestabilidad económica, política y social. Explicó que particularmente la crisis económica que se sucedió en el 2008 es la más profunda en toda la historia del sistema capitalista y que marca un nuevo punto de inflexión, pues también demuestra el declive histórico de un sistema de producción que ha perdido cualquier aspecto progresista.
Esta tremenda crisis está siendo pagada con sudor y lagrimas del pueblo entero mientras las ganancias de los capitalistas siguen creciendo. Para los teóricos del capitalismo –comento Alan- esta crisis no debió de existir nunca. Según las teorías burguesas el mercado se auto-regula y busca un equilibrio constantemente. El problema es que el mercado no se puede regular más que a partir de crisis periódicas de sobre producción y lo que implica esto es la destrucción de fuerzas productivas de forma regular.
Woods explico que son crisis estúpidas, absurdas, puesto que mientras millones de personas no tienen techo, el sistema entra en crisis por haber demasiadas casas, mientras que niños mueres de hambre, se paga a los granjeros en EEUU para que no sigan sembrando, pues hay demasiada comida. Son crisis que se crean por la súper abundancia en un mar de necesidades.
Nos comento que el marxismo previó esto desde hace más de 150 años atrás y que estas predicciones están plasmadas en las páginas del Manifiesto del Partido Comunista, escrito por Marx y Engels. En este libro se habla de las crisis periódicas de sobre producción, de la acumulación de la riqueza en pocas manos y del proceso de globalización que hoy se vive.
La interpretación marxista de la historia
El marxismo no sólo es economía, querer reducirlo todo a lo económico nunca fue la idea de Marx o Engels. Lo que sí dijeron estos hombres fue que en última instancia esta sociedad descansa sobre las relaciones económicas y que para transformar esta sociedad de fondo tendrían que cambiar estas.
El compañero Alan explico cómo en la sociedad capitalista se cree y estimula el pensamiento de que el hombre es malo, egoísta e individualista por naturaleza. Al mismo tiempo se piensa que esta llamada naturaleza humana es la misma desde el principio de los tiempos hasta nuestros días. Se insiste en que las cosas no cambian, que se mantienen estáticas y que así han de seguir.
Nada más erróneo que esto. El marxismo parte de la idea de que todo está en constante cambio y que esto no es más que un reflejo del proceso cambiante de la naturaleza y de la sociedad, que han ido transformándose a partir de sus contradicciones internas.
En un primer momento todos éramos comunistas, el comunismo primitivo fue la base de nuestra existencia como especie humana y en esta sociedad no se conocía ni el egoísmo ni avaricia, y la solidaridad era parte fundamental de su existencia. Después vino el esclavismo y dentro de esta sociedad la “naturaliza humana” aceptaba la esclavitud como forma natural, y esta fue la base del desarrollo de la filosofía y la ciencia de los griegos y los egipcios.
Después le siguió el feudalismo, y así hasta llegar al capitalismo, el cual se consolidó, como todas las demás sociedades, por medio de la lucha hasta conseguir la victoria. Ahora este sistema ha entrado en su periodo de declive histórico y tendrá que ser derrocado, también por la fuerza –hasta ahora no se ha visto que los que tienen el poder lo entreguen sin luchar hasta el final- para dar pie a una nueva sociedad socialista.
Al final de su introducción también habló de la dialéctica y la necesidad de recobrar al marxismo como una herramienta de lucha contra este sistema que sólo brinda miseria, dolor y explotación. Alan invitó a los jóvenes a sumarse a la lucha por la transformación de la sociedad y organizarse con la Corriente Marxista Internacional.
Preguntas y respuestas: la necesidad del socialismo
Enseguida se abrió una ronda de preguntas, en total 12 compañeros y compañeras levantaron la mano para intervenir sobre diversos temas. Algunos hablaron sobre la necesidad del socialismo, de lo que había fallado en la URSS, saber si el socialismo sería igual que en Cuba, la necesidad de las luchas por reformas y el papel de los sindicatos, etc. Todas las preguntas fueron muy buenas y demuestran el interés que sentían los participantes por profundizar en el tema del marxismo como método y como herramienta de transformación.
La respuesta fue muy interesante porque se pudo profundizar –particularmente- sobre la idea del socialismo. Alan fue muy enfático al decir que el pueblo mexicano tiene grandes tradiciones de lucha y un espíritu maravilloso. Que no podíamos sobajarlo, ha luchado mucho, no sólo en la época de la revolución mexicana sino en la historia moderna como en el 2006, cuando millones salieron a las calles. Explicó que las bases están maduras para el socialismo, que no se podía esperar más, pues hay claros síntomas de barbarie en la sociedad.
Un socialismo moderno no tendría que ser como lo fue en la URRS bajo el estalinismo. El socialismo es democrático o no es, se necesita de la intervención consciente de los trabajadores y el pueblo mexicano para racionalizar una economía planificada. A diferencia de lo que dicen los medios de comunicación sobre el socialismo, que este implica la nacionalización de todo, nuestro compañero explico que eso es un error, que no se intenta la nacionalización de los puestos de tacos ni pequeñas tiendas o las parcelas de campesinos pobres, la tarea de un gobierno de los trabajadores es la nacionalización de la banca, las grandes industrias y la tierra de los terratenientes. Sólo controlando las palancas fundamentales de la economía se puede terminar con la miseria y la explotación, que los trabajadores pueden poner a funcionar las fabricas bajo su control.
Explicó a modo de ejemplo lo que sucede en Venezuela –también hubo dos preguntas sobre Cuba y Venezuela- y dijo que no se podía hacer una revolución a medias, que el pueblo ha empujado, particularmente al gobierno de Chávez, para ir al frente, pero al final no se ha terminado, la mayor parte de la economía está en manos de la oligarquía venezolana y el proceso puede revertirse, no sin una lucha feroz por parte del pueblo trabajador y juventud quienes defenderán sus conquistas.
Aunque quedaron algunas preguntas en el aire, por falta de tiempo se tuvo que terminar el evento, el ambiente en la sala era de reflexión y entusiasmo, esto se demostró en la venta de materiales políticos y el periódico de La Izquierda Socialista y por compañeros interesados en integrarse a la lucha por el socialismo en nuestro país.