Rajoy nos anunció en el debate sobre el estado de la nación que 2014 va a ser “el año de la recuperación”. Antes de esta grandilocuente afirmación, el Gobierno había congelado el magro Salario Mínimo (645,3€), subido el precio del transporte un 1,9% y asentado la enorme subida de la tarifa eléctrica de los últimos años.
Editorial Lucha de Clases nº 16
La economía va mejor ¿para quién?
Cuando la recaudación del 85% del IRPF la soportamos los asalariados, y el Consejo Económico y Social calcula que la mayor parte del fraude fiscal (72%) corresponde a las grandes empresas y patrimonios, el Presidente del gobierno anuncia en el mismo debate del estado de la nación, nuevas rebajas fiscales a los empresarios.
Hay que contextualizar el “crecimiento” que se anuncia: tenemos un 26% de desempleo, mientras los salarios han bajado para los trabajadores un 10% en los dos últimos años. En dos años, la Deuda Pública escaló desde el 69% del PIB hasta el 94%, en buena medida gracias a los decenas de miles de millones de euros puestos a disposición de la banca sin discreción, mientra el gobierno perseguía a los jueces que hacían el intento de investigar el escándalo. Con un objetivo incumplido de déficit público en 2013 (6,7% del PIB, frente al 6,5% previsto) , a pesar de todos sus maquillajes contables. llegar al déficit que propone la Comisión Europea al final del año (5,5% del PIB) lastrará el crecimiento económíco, al implicar nuevos recortes.
La “recuperación” de la economía española, en un contexto de estancamiento europeo, y con los llamados países emergentes (que en los últimos años habían tirado del crecimiento mundial) en retroceso, va a ser un fenómeno muy temporal y casi imperceptible en la vida cotidiana de nuestras familias. Más bien, la supuesta salida de la recesión no va a ser en forma de V, sino que se va a expresar en forma de una L que significa la consolidación del estancamiento y del dolor amargo que significa la crisis capitalista.
La reciente encuesta del CIS muestra una inmensa mayoría de la sociedad que vive su particular estado del malestar tras seis años de devastación económica: el 42% considera que el año que viene la situación económica será igual que este año y un 28,6% que será peor; tras responder un 86,9% que la situación actual es mala o muy mala.
De la impotencia a la acción: o te defiendes, o te comen
A finales del año pasado, el semanario capitalista The Economist situaba a España entre los países europeos con “riesgo alto” de descontento social para el 2014.
La victoria popular en Gamonal, corolario de todas las movilizaciones obreras que han venido desarrollándose desde el Otoño pasado, ante la inacción de los dirigentes confederales de UGT y CCOO, retrata a un gobierno que es consciente de que no puede imponer arbitrariamente la totalidad de sus medidas. La derrota de la privatización hospitalaria en Madrid, cuya guinda la pusieron los tribunales, expresa el hartazgo de la inmensa mayoría ante el campo de experimentos que ha sido en las dos últimas décadas la sociedad madrileña.
En este sentido, hay que interpretar también el atraso por parte del gobierno del reaccionario cambio previsto en la ley del aborto, cuando goza en el Parlamento de una supuesta mayoría inapelable. La anunciada marcha de las filas del PP de una diputada, que ahora reivindica su fe republicana, muestra el sentido del movimiento que predomina en la sociedad y el agarrotamiento del gobierno y del PP, al que se le acumulan los escándalos en juicios y las divisiones internas.
A un PP a la baja le interesará jugar la carta de la xenofobia. En este contexto, sin embargo, las cuchillas de Ceuta y Melilla, como expresa también el asesinato documentado de 15 inmigrantes subsaharianos, provocará aún más rabia e indignación por parte de los trabajadores más conscientes.
Frente a muchos dirigentes de la izquierda que no cesan de recordarnos cómo el movimiento obrero está afectado grandemente por la “doctrina del shock”, no podemos dejar de insistir en que se está subrayando una tendencia cambiante, cada vez más rotunda, que comenzó a partir del Otoño con la huelga docente en Baleares, por el que un creciente sector de la clase trabajadora está respondiendo en cada vez más empresas a los provocadores ataques de la patronal. Esto queda reflejado en la continuación de la oleada de huelgas indefinidas que se está dando en todo el Estado, que continúa no solo en empresas afectadas por cierres, como Coca Cola, sino para oponerse a los ajustes salariales, como muestra ahora la huelga en la empresa de autobuses ALSA.
Las “Marchas de la Dignidad”, cuya llegada a Madrid será el 22 de marzo, expresan muy bien la creciente actitud de desafío existente entre la clase trabajadora. Con más de un millar de actos celebrados en todo el Estado, la creación de las “Plataformas por la Marcha de la Dignidad” está significando en centenares de ciudades y pueblos el trabajo en común de muchas organizaciones populares y de la izquierda.
Crear Plataformas de Organización Popular
El 22 de marzo, y las movilizaciones que se van a suceder inmediatamente después, van a suponer un aldabonazo de los trabajadores y desposeídos que deben levantar una plataforma de organización superior. Desde la corriente LUCHA DE CLASES creemos que hay una idea que se está imponiendo en diferentes lugares: la necesidad de que estas Plataformas se consoliden como PLATAFORMAS DE ORGANIZACIÓN POPULAR; es decir, como verdaderos organismos de unidad, de Frente Único, de las organizaciones políticas de izquierda, junto a los movimientos sociales y sindicales existentes. Su cometido debe ser llevar a la práctica los mecanismos de apoyo y solidaridad en las luchas que se den en cada zona, y a nivel estatal, para organizar y coordinar la protesta social contra los ajustes, apoyar a los detenidos y represaliados en las movilizaciones, conseguir dinero para las multas, etc. En última instancia, todo el movimiento de protesta se debe marcar un objetivo central: contribuir a terminar cuanto antes con el gobierno de los ricos del Partido Popular.