El pasado 3 de noviembre la Reserva Federal de EEUU (equivalente al Banco Central) anunció otra ronda de la llamada "expansión cuantitativa", o "imprimir dinero" como lo conoce la mayoría de la gente. Otros 600.000 millones de dólares serán inyectados a la economía de Estados Unidos con el fin de evitar una nueva recesión y de reducir el desempleo. La clase dirigente de EEUU está preocupada y continúa con sus medidas extraordinarias que intensificarán aún más las contradicciones de la economía mundial.
Una política riesgosa
La así llamada "credit crunch", o "encogimiento del crédito", de 2008 significó el estallido de la burbuja de crédito masivo que se había acumulado en las décadas anteriores. Las empresas y los consumidores, previamente felices al pedir prestado grandes cantidades de dinero para consumir y invertir, pasaron a ahorrar dinero con el fin de reducir su endeudamiento total. Los bancos hicieron lo mismo, lo que significa que aquellos que desean pedir prestado, les resulta mucho más difícil conseguirlo.
Con el fin de mantener la economía en movimiento, los gobiernos y los bancos centrales intervinieron en su lugar. Los gobiernos acumularon déficits enormes. Los bancos centrales se embarcaron en la llamada "expansión cuantitativa", que consiste básicamente en imprimir dinero electrónicamente y en utilizarlo para prestar dinero a las empresas privadas y a los gobiernos. El resultado es que el déficit de la Reserva Federal de los Estados Unidos ha aumentado de 1.000 billones de dólares a poco menos de 2.500 billones, y ahora se prepara para superar los 3.000 billones de dólares.
Al igual que la impresión de dinero en Alemania en la década de 1920, esta política tiene un potencial enorme para crear inflación, razón por la cual la clase dirigente ha sido renuente a utilizarlo en el pasado. Ahora, sin embargo, las cosas están cambiando.
Lo que una vez fue una medida extraordinaria se ha convertido ahora en algo normal, lo que refleja el hecho de que las dificultades económicas del capitalismo distan de haber concluido. City AM, el libro gratuito de la City de Londres (el área urbana donde se concentran los bancos y negocios financieros en la ciudad de Londres), comentó que "la expansión cuantitativa se ha convertido en una herramienta regular de la política, en lugar de utilizarse solamente como un instrumento de emergencia". ¿Cuál es la razón de este cambio de opinión?
Lejos de re-emerger la economía de una manera saludable después de la recesión, el desempleo sigue siendo elevado y los mercados de crédito son muy limitados. La escasa recuperación que se ha reflejado en el PIB (la renta nacional) se ha debido principalmente al consumo de inventarios acumulados y al gasto público: ya que el gasto de los consumidores sigue estando deprimido. El mercado de la vivienda no se ha recuperado y aún muestra signos de debilitarse más, de acuerdo a la encuesta de confianza de consumidores del Conference Board, del mes de septiembre.
Lejos de la recesión "en forma de V", se parece cada vez más a una recesión "en forma de W" o de doble valle, tan pronto como se retiran los estímulos gubernamentales.
¿Recortar o no recortar?
La clase dirigente está dividida sobre cómo abordar los problemas. Considerando que en los Estados Unidos, la Reserva Federal y el Gobierno Federal continúan las políticas aplicadas después del 2008 (aunque a nivel estatal han comenzado los recortes), en Europa la melodía es diferente. El programa de austeridad del Gobierno británico, que le valió el título de tapa de "Gran Bretaña Radical" en The Economist, amenaza con provocar entre 500.000 y 1 millón de despidos en los próximos años, que se sumarían a los actuales 2,5 millones de desempleados. Programas similares están siendo decretados en España, Portugal, Grecia e Irlanda; e Italia y Alemania no les van muy a la zaga.
Por lo tanto, la nota editorial del diario británico AM City, que acoge con satisfacción el programa de austeridad del gobierno Conservador, declara en su edición de hoy: "El orgullo desmedido de la Reserva Federal nos costará caro a todos". Alistair Heath, el editor, explica cómo "Bernanke [el Presidente de la Reserva Federal de EEUU] está repitiendo, al menos en parte, el terrible error cometido en 2003 por su predecesor Alan Greenspan". Es decir, está intentando impedir un reajuste necesario en la economía. Todo el empuje del argumento de Heath es que no hay ningún atajo fuera de lo que es un "proceso difícil y doloroso". El intento de los Estados Unidos de reducir el desempleo apostando al riesgo de una inflación futura es claramente un intento de evitar disturbios sociales ("dolor", como lo llama Heath), un malestar que ya dejó a los Demócratas de EEUU con la nariz ensangrentada en las elecciones del martes 2 de noviembre. En Europa, los gobiernos griego, español y francés ya vivieron disturbios masivos debido a los recortes en el gasto social, y Gran Bretaña los seguirá pronto. Alistair Heath ataca a la clase dirigente de EEUU por eludir la necesidad de hacer que la clase trabajadora estadounidense pague por la crisis. Por supuesto, esta crítica es correcta desde un punto de vista puramente capitalista - pero hay más cosas en esta historia.
Las guerras monetaria y el aumento del proteccionismo
Como hemos explicado, las disputas recientes sobre las monedas reflejan una lucha entre las principales potencias por el mercado mundial. El estruendo que hay sobre la moneda china, el Renminbi (o Yuan como también se la conoce) es, claramente, una señal de las crecientes tendencias proteccionistas de las principales economías que están intentando salir de la recesión a través de la exportación. El nuevo programa de "expansión cuantitativa" es otro paso en esa dirección.
Al imprimir dinero masivamente, la Reserva Federal de EEUU lo que hace es devaluar el dólar, lo que significa que las exportaciones de EEUU serán más baratas y las importaciones más caras. Por lo tanto, el efecto de la política estadounidense será precisamente el mismo que la china, de la que la clase dirigente de EEUU estuvo quejándose tanto tiempo. Desde principios de septiembre, cuando Bernanke empezó a hablar sobre la "expansión cuantitativa", el dólar cayó un 9% contra el euro. No es de extrañar que la burguesía europea se enojara y se opusiera a esta iniciativa de la Reserva Federal. Esto significa que el dólar ahora volverá a tener el nivel de valor de enero, lo que significa que las ventajas competitivas para el Capital europeo, adquiridas durante la crisis de la deuda griega, han sido aniquiladas.
Cualquiera que sea la política - los trabajadores saldrán perdiendo
La política del Capital estadounidense, muy parecida a la europea, también significa un ataque a las condiciones de vida de los trabajadores. La Inflación, que inevitablemente surgirá de esta política, va a comerse los salarios de los trabajadores en los Estados Unidos, así como los recortes en el sector público van a comerse el salario social en Europa. También es cierto, como Alastair Heath señala, que la política de los Estados Unidos simplemente va a re-inflar la burbuja, y provocará que los precios de los activos suban a medida que los inversores intenten protegerse de la inflación en su intento de comprar los valores más baratos, lo que conducirá a otro estallido en el futuro. Sin embargo, su alternativa a favor de políticas de austeridad lo más probable es que socave completamente la demanda en la economía, lo que conducirá a una nueva recesión.
El Capital europeo ha iniciado el camino de asaltar las conquistas acumuladas de la clase trabajadora, con recortes severos en el gasto público; mientras que los burgueses de EEUU, a nivel federal todavía postergan el mal día, tratando desesperadamente de estimular el crecimiento. Ninguna de estas políticas funcionará, y ambas implican grandes reducciones en el nivel de vida de la clase trabajadora. Los activistas del movimiento obrero de todo el mundo necesitan prepararse para la lucha feroz que tienen por delante.