Aunque en tiempos recientes las instituciones burguesas han querido negarle el carácter de lucha a esta jornada, los socialistas debemos reivindicarla como jornada de combate por la emancipación de la mujer trabajadora como parte de la emancipación de la clase trabajadora en su conjunto.
Hoy, como Ayer, La Lucha Continúa
Sin desconocer las distintas versiones acerca de los hechos que dieron origen a la conmemoración del día Internacional de la mujer trabajadora (que en los primeros años no se encontraba unificado), no hay dudas que la Revolución Rusa de 1917 tuvo una gran influencia a todos los niveles en la conmemoración de este Día. Aunque el 8 de marzo se llevaba celebrando en Rusia desde 1914, en 1917 las mujeres rusas se amotinaron ante la falta de alimentos, dando inicio al proceso revolucionario que acabaría en el mes de octubre de ese mismo año.
Los acontecimientos del 8 de marzo de 1917 (23 de febrero en el antiguo calendario ruso) son importantes, no sólo porque dieron origen a la revolución y porque fueron protagonizados por mujeres, sino porque, según todo parece apuntar, esos sucesos fueron los que hicieron que el Día Internacional de la Mujer Trabajadora se pasara al celebrar definitivamente el 8 de Marzo.
Aunque en tiempos recientes las instituciones burguesas han querido negarle el carácter de lucha a esta jornada, los socialistas debemos reivindicarla como jornada de combate por la emancipación de la mujer trabajadora como parte de la emancipación de la clase trabajadora en su conjunto.
En la sociedad actual el problema de la mujer trabajadora surge como uno de los más importantes, entre otras cosas porque este sector de la clase padece, conjuntamente, explotación y opresión: la derivada por su posición en la producción y la derivada por su género. Ésta, en última instancia, también relacionada con un aspecto de la producción poco señalado pero también importante para el desarrollo de la sociedad capitalista: el trabajo doméstico (generación de plusvalía invisible).
Quienes tratan de asumir una posición objetiva en el análisis de la cuestión de género, dejando de lado la cuestión de clase, ocultan el fondo de la problemática y contribuyen claramente a desvirtuar la lucha y la búsqueda de soluciones. La concepción del feminismo burgués y pequeñoburgués tiene como elemento principal de reivindicación la búsqueda de igualdad de oportunidades en la sociedad capitalista; la consigna seria tanto así como:"liberar a la mujer, sobre todo a mí".
La mujer trabajadora sufre la opresión de género a la vez que es explotada igual o más que su compañero proletario. Por lo tanto la lucha contra la opresión de la mujer debe darse a la par de la lucha contra la explotación del pueblo trabajador, y ésta en sus múltiples aspectos deberá dirigirse contra las causas que dan origen a dicha opresión: la sociedad dividida en clases, el sistema capitalista.
Desde la corriente Socialista El Militante nos oponemos a los artilugios burgueses que, temerosos del potencial revolucionario de la mujer trabajadora, lo desdibuja caricaturizando el rol “tradicional” de la mujer o promoviendo un feminismo separado de la lucha contra la opresión de clase.
Por ello reivindicamos la importancia de la participación de la mujer trabajadora en cada una de las luchas de clases llevadas adelante contra la burguesía, y recordamos que fue con el triunfo de la Revolución de 1917 cuando la mujer alcanzó sus mayores logros en materia de reivindicaciones. La gran mayoría de esas conquistas han sido destruidas por el sistema capitalista. En consecuencia llamamos a todas/os las/os militantes a unificar tareas en pos de lograr una transformación socialista de la sociedad, única solución real para la clase proletaria femenina.