100 años atrás en Rusia, en medio de lo que fue la primera gran carnicería humana del siglo XX –la Primera Guerra Mundial-, el pueblo ruso, el Partido Bolchevique y su dirección, especialmente Lenin y Trotsky, tomaron el poder y derrumbaron el imperio de los Zares. Si omitimos el breve periodo en que los trabajadores parisinos que gloriosamente se organizaron y tomaron el poder en los tres meses que duró la comuna de París, en 1871; se demostró, por la vía de los hechos, que la clase obrera era capaz, no solo de derribar la vieja oligarquía zarista sino hacer a un lado a la cobarde burguesía rusa y sus partidos y llegar de forma pacífica al poder.
El imperialismo internacional, la misma dinastía zarista, la burguesía y pequeña burguesía acomodada no le daban dos semanas de vida a la revolución triunfante, cuando este periodo concluyó, pensaron que ese tiempo seria suficiente para demostrar que una bola de ignorantes y desconocidos serían incapaz de ejercer el poder. Todos ellos se equivocaron y tuvieron que tragarse sus palabras rápidamente, pasaron de los malos augurios a la organización de ejércitos invasores y blancos los cuales emprendieron una brutal guerra civil, en la cual también fueron vencidos por la entrega de los obreros, de las mujeres rusas, de la juventud que se vio entusiasmada para defender su gobierno y sus conquistas. También se venció a la burguesía porque existían líderes del tamaño de las circunstancias, como Lenin y Trotsky, que no dudaron un minuto en defender la revolución a como diera lugar, crearon el Ejército Rojo de la nada, implementaron medidas económicas que fueron probadas y desechadas para salir del atraso espantoso que los había hundido. La revolución fue una intervención masiva de las masas con todo su ímpetu y creatividad, esta fue la base de la fuerza y resistencia de estos años difíciles.
No solo eso, este pueblo revolucionario con el partido bolchevique a la cabeza, comprendieron perfectamente que la revolución no podía quedarse en las fronteras de un país. El internacionalismo de los comunistas no era una bonita idea, era una necesidad de vida o muerte para la revolución, y en medio del bloque imperialista a Rusia, en medio de una guerra civil, de un sabotaje permanente y el ensayo y error que significaron estos primeros años, se llamó a conformar la Tercera Internacional o Internacional Comunista (IC), la cual se desarrollaría rápidamente en Europa a partir de grandes escisiones de masas de los partidos socialistas de la Segunda Internacional –que había traicionado al proletariado en 1914 al votar con su burguesía nacional respectiva los créditos de guerra para iniciar la Primera Guerra Mundial-.
La revolución rusa tuvo un gran impacto a nivel internacional, en todos los continentes llegaron noticias que en un lejano país, tierra de zares, los obreros habían derrocado al odiado régimen y se habían apoderado del poder. Esto fue una luz en medio de la brutalidad del capitalismo en la guerra. Hubo levantamientos revolucionarios en varios países influenciados por los acontecimientos en Rusia: En Hungría se instauró por un periodo breve de tiempo la república; hubo toma de fábricas por parte de los obreros en todo el norte de Italia en 1919; una insurrección obrera en Babaría; una huelga general en España en 1918; la revolución alemana en 1919, 1921 y 1923; una huelga general en Gran Bretaña en 1926, la revolución China de 1926-27; etc. Los obreros más radicalizados, en todas las partes del mundo, veían como ejemplo a seguir lo que sucedía en Rusia. El continente americano no fue la excepción.
Las primeras noticias de la revolución
Las noticias que llegaron sobre la revolución bolchevique a México son muy confusas y con meses de retraso (tenemos que imaginarnos un mundo sin internet y redes sociales). Los primeros medios que dieron a conocer las noticias fue la prensa burguesa la cual expone los acontecimientos como locuras y delirios anarquistas. Estos periódicos publicaron artículos de Lenin, Trotsky, Bujarin y demás dirigentes del partido, popularizaron nombres que en el imaginario colectivo significada lo más radical en la lucha contra el capitalismo y por las conquistas de mejoras económicas.
El otro sector que dio a conocer las noticias de la revolución bolchevique fueron los anarquistas, los cuales están organizados en decenas de agrupaciones políticas y gozan de gran influencia en el movimiento sindical. También hubo ciertas distorsiones en sus artículos y comunicados que aparecen, pintaban a los soviets como el sueño anarquista, hablaban sobre la realización de los planteamientos anarquistas en la tierra.
Por medio de estos informes, diferentes personalidades de la revolución mexicana se enteraron de los acontecimientos en Rusia. Emiliano Zapata escribe una carta al general Genaro Amezcua que se encuentra en La Habana, Cuba, hablando sobre la importancia de entender la trascendencia de la revolución: “Mucho ganaríamos, mucho ganaría la humana justicia, si todos los pueblos de nuestra América y todas las naciones de la vieja Europa comprendiesen que la causa del México revolucionario y la causa de la Rusia irredenta, son y representan la causa de la humanidad, el interés supremo de todos los pueblos oprimidos.”
El ala del nacionalismo radical que se mantuvo militando dentro del Constitucionalismo también se manifiestan de forma favorable a la revolución Rusa. Dos de las figuras más relevantes son Felipe Carrillo Puerto y Francisco Mujica, ambos serán en el siguiente periodo gobernadores, uno del estado de Yucatán y el otro de Michoacán.
Por otros medios, pero también manifestándose a favor, en un primer momento, están los hermanos Flores Magón, particularmente Ricardo es entusiasta en el primer periodo sobre la revolución Rusa, escribe sobre ella, llama a replicar su ejemplo y mantenerla como el punto donde los trabajadores mexicanos tienen que llegar. Este entusiasmo se termina cuando comienzan los conflictos entre los anarquistas rusos agrupados en el Ejercito Verde de Magno y el Ejército Rojo bolchevique.
La Tercera Internacional y la formación del PCM
Como lo mencionamos anteriormente, ninguno de los dirigentes del partido bolchevique se imaginaba la idea de construir el socialismo en un solo país –estas ideas reaccionarias son fruto del proceso de degeneración burocrática que se desata después de la muerte de Lenin, en 1924–. Tenemos que decir que no es la única idea reaccionaria, otro de los grandes fiascos “teóricos” de la burocracia es la teoría de las dos etapas: las próximas revoluciones que se desencadenarían en los países coloniales o ex coloniales no sería revoluciones socialistas sino democráticas burguesas, por esto, la tarea de los partidos comunistas era apoyar a las burguesías nacionales progresistas frente al imperialismo, de aquí se desprende la “teoría” del Frente Popular, hacer alianza de los comunistas con esas supuestas burguesías progresistas y entregarles la dirección del movimiento obrero, en plata. En el caso de México la política más repugnante de estas teorías fue en 1936 cuando el PCM entrega a Lombardo Toledano y Fidel Velázquez la dirección de la CTM-. Desde el primer momento las fuerzas de Lenin y Trotsky se centraron en construir el Partido Mundial de la Revolución, la Tercera Internacional o Internacional Comunista (IC).
A pesar de la guerra civil y del bloqueo económico y militar del imperialismo, en enero del 19 se reúne el primer congreso internacional de la IC, esto significó un gran paso adelante en la organización del movimiento comunista a nivel internacional. Donde mayor influencia tiene el llamado de la IC es en Europa, ahí se viven grandes escisiones de masas de los partidos reformistas para sumarse a las filas comunistas.
En ese primer congreso de la IC solo pudo estar presente del continente americano el famoso periodista John Reed. Lo importante de este congreso es la conformación del Comité Ejecutivo Internacional el cual tiene la tarea de organizar emitir las resoluciones más importantes de la internacional, así como organizar el trabajo de lo que serán los futuros partidos comunistas. Para dar seguimiento a todo el mundo se forman Burós de apoyo al trabajo, El Buro de Ámsterdam fue el encargado de dar seguimiento al trabajo en América para formar los PC.
En México no existía un partido socialdemócrata de masas, como en los países europeos, en el cual hubiera cuadros marxistas. Sí existían algunos Partidos Socialistas que eran muy pequeños y muchos eran utilizados como cotos de poder personal para negociar con el gobierno. El único Partido Socialista de masas que había en el país era el de Yucatán –más tarde del Sureste- con Felipe Carrillo Puerto al frente. En la capital había un grupo de socialistas que se había formado desde 1912 gracias a un militante del Partido Socialdemócrata Alemán que había sido exiliado en México, llamado Paul Zierold, quien forma, junto a un abogado socialista, Santibáñez, el Partido Obrero Socialista.
Para el año de la revolución rusa, 1917, el grupo era muy pequeño y tenía poca participación de la lucha de clases. Fue con la llegada de algunos migrantes que venían huyendo de los EE.UU., por diferentes índoles, que el grupo vuelve a retomar su publicación y comienza un proceso de discusión sobre lo que sucede al otro lado del mundo. Especialmente son dos, los que influyen de forma importante en el grupo de socialistas mexicanos, por un lado está Manavendra Roy y su esposa Evelyn. Roy viene huyendo de la policía secreta inglesa, pues él es un radical nacionalista indio. Fue a EEUU buscando escapar de la mano larga del imperialismo ingles pero decidió buscar seguridad en México, él entra en contacto con el grupo de Socialistas en la capital y rápidamente se vuelve el promotor de su periódico, también lo financia. El otro emigrante es un americano llamado Charles Phillips (utilizará otros sobre nombres en su estancia en México), él es militante del Partido Socialista Estadounidense y también se involucra en la lucha política nacional. Hay muchos otros migrantes que van a jugar un papel importante en la lucha de clases, por ejemplo Robert Haberman, quien influirá decisivamente en Carrillo Puerto y el PSY. Estos migrantes vienen mejor preparados, con más conocimiento de lo que sucede en Rusia, y comienzan a agitar sobre una reunión de socialistas.
Para mediados de 1919 aparece en las calles de la Ciudad de México la convocatoria para una Conferencia Socialista, la convocatoria es muy confusa políticamente, sus objetivos era la discusión sobre lo que sucedía en Rusia y escoger un delegado para mandarlo al Congreso Internacional de Berna, de la segunda internacional. El 25 de agosto comienza la reunión con una fuerte discusión. Están representados tres fuerzas antagónicas; por un lado los socialistas, encabezados por Manavendra; los anarquistas del periódico Luz y un grupo de dirigentes oportunistas, encabezados por Luis N.Morones.
Cuando termina la reunión los anarquistas se han retirado, pues una de las decisiones de la reunión ha sido la formación de un partido, el Partido Socialista de México. El otro grupo que se ha ido son los oportunistas de Morones. Otra de las resoluciones trascendentes de la reunión es que se decide, no mandar un delegado al congreso de la segunda internacional, sino vincularse con la IC, es decir con el sector más radical de la lucha internacional.
Poco tiempo después de terminar la reunión, llega al país el primer bolchevique que pisa suelo mexicano, Borodin. Este hombre, miembro del partido bolchevique y exiliado en EEUU fue el encargado a venir a México, para aprovechar los antagonismo que existían entre el gobierno de Venustiano Carranza con el imperialismo americano, y que México estableciera negocios con la Rusia soviética. Otra de las tareas era encontrar un vínculo con los sectores más a la izquierda para formar el Partido Comunista. Borodin se reunió con Manavendra y parte de la dirección del nuevo Partido Socialista, seguramente acordaron el convocar una asamblea extraordinaria, la cual se desarrolló el 24 de noviembre, y en esta reunión, con un puñado de presentes, se decide cambiar el nombre del partido a Partido Comunista de México y escogen a tres delegados (Manavendra Roy, Evelyn Roy y Charles Phillips) para participar en el Segundo Congreso de la Internacional Comunista.
Muchos fueron los problemas y tropiezos que se tuvieron que superar en esos primeros años de formación del PCM. Recordemos que la vida política en los años 20 estuvo marcada por grandes cambios bruscos, alzamientos militares, etc. El PCM pudo sobrevivir, a pesar de sus carencias, gracias al seguimiento de la IC, a los cuadros que mandó para fortaleces al partido, por la orientación que recibió de sus cuatro primeros congresos. Todo un futuro que parecía muy prometedor para este nuevo partido se quedó truncado por el proceso de degeneración burocrático que se vivió en la URSS después de 1924. Así como en los primeros años la IC fue fundamental para mantener el partido, después del 25 también la IC estalinista fue fundamental para llevar al PCM a aventuras ultra izquierdistas y reformistas, a conciliar con la burguesía, etc.
A 100 años de distancia, está historia, tanto de la revolución bolchevique, como la de los primeros años del PCM, valen la pena recordarla, no como un ejercicio intelectual, sino para extraer las experiencias de aciertos y errores para emprender la batalla, porque el futuro o es socialista o no será.