Declaración de los comunistas venezolanos: reconstruir las fuerzas de la revolución Share TweetA continuación, publicamos la Resolución de Lucha de Clases – CMI Venezuela sobre el contexto político y la coyuntura electoral, aprobada por el Comité Central de dicha organización. En las próximas horas serán publicados análisis extensos que sustentan y detallan la postura que la presente Resolución esgrime. Invitamos a las capas más conscientes del movimiento obrero y popular a leer, analizar, difundir y discutir el contenido del texto, que es una contribución al debate sobre qué posición deben asumir los revolucionarios consecuentes en las venideras elecciones presidenciales y qué organización necesitamos para volver a poner en pie las fuerzas del pueblo trabajador venezolano.El Comité Central de Lucha de Clases, sección venezolana de la Corriente Marxista Internacional, en el marco de la actual coyuntura política y la ruta hacia los comicios presidenciales del 28 de julio, expresa la siguiente posición: 1. Los comunistas revolucionarios de LdC/CMI condenamos, de forma categórica, la política de chantaje del imperialismo estadounidense, que amenaza con reimponer sanciones financieras contra Venezuela en respuesta al fracaso de los Acuerdos de Barbados y como forma de presión económica para intentar posicionar sus intereses en nuestro país. La imposición de medidas sancionatorias contra el Estado y PDVSA ha agravado la precedente crisis del capitalismo rentista criollo, lo que en última instancia ha afectado gravemente los niveles de vida del pueblo trabajador.2. Rechazamos las amenazas expresadas por María Corina Machado –principal dirigente de la derecha golpista y proimperialista– de constituir una fuerza cívica para apuntalar escenarios de desobediencia civil y así exigir a sus amos imperialistas “actuaciones más contundentes” contra Maduro, lo que entre líneas supone nuevos llamamientos a golpes de Estado y a procesos de intervención extranjera más decididos, incluyendo incursiones militares. 3. De alcanzar el poder la derecha proimperialista, esta continuaría –bajo otros esquemas– la brutal política de ajuste antipopular en curso, que en cuestión de una década ha pulverizado los derechos y conquistas del pueblo trabajador. Las marionetas serviles a Washington tomarían las mismas armas antidemocráticas y represivas que ha desplegado el gobierno de Maduro, no solo para acallar las voces de disidencia al ajuste, sino también para desatar toda su ira revanchista contra la clase obrera, contenida y acumulada por décadas. 4. Ratificamos, de forma inequívoca, nuestra más contundente oposición a la política de ajuste antipopular que el gobierno de Maduro ha ejecutado a los fines de salvar el decadente capitalismo venezolano. La dirigencia psuvista ha impuesto, mediante el uso autoritario de las instituciones, condiciones electorales que dificultan la inscripción de nuevos electores, la actualización de datos y la participación de los venezolanos en el extranjero, mientras restringe el derecho de numerosas organizaciones a ser parte de la oferta electoral. Todas estas acciones se inscriben en el interés de asegurar la segunda reelección de Maduro a cualquier costo. Adicionalmente, el gobierno esgrime acusaciones sobre conspiraciones golpistas, las cuales utiliza para perseguir y realizar detenciones arbitrarias, violatorias del debido proceso. Este accionar bonapartista, que se extiende a la proscripción de la actividad sindical clasista, la criminalización de la protesta y la judicialización arbitraria de trabajadores; constituye un repudiable asalto a los derechos políticos, civiles y democráticos de la población. Dicha política se opone diametralmente a los ideales del socialismo y la revolución, con los que la cúpula del PSUV intenta manipular a sus bases. 5. Condenamos la restricción absoluta a la participación de las organizaciones políticas de izquierda, las cuales –conforme a su legítimo derecho– aspiran postular candidatos a la venidera contienda electoral. Dicho estado de cosas es el resultado de varias oleadas de secuestro oficialista a las personalidades jurídicas de numerosos partidos, el rechazo institucional a la formalización de nuevas agrupaciones, el bloqueo a las gestiones para la conformación de grupos de electores y solicitudes de denominación provisional para postular candidatos. 6. A pesar de lo anterior, debemos manifestar nuestra distancia política de las propuestas electorales levantadas por distintos factores de izquierdas, que vienen siendo obstaculizadas por la institucionalidad. Nos referimos, por un lado, a la presentada por el MPA y el PCV en la figura de Manuel Isidro Molina, y, por otro, a la del Bloque Histórico Popular en la persona de María Alejandra Díaz. A nuestro entender, las posturas políticas y los programas que defienden dichas personalidades se inscriben dentro de la conciliación de clases, están profundamente impregnadas de chovinismo y conservadurismo burgués, y más importante aún, no aterrizan en propuestas capaces de conectar, atraer, agrupar y desarrollar las fuerzas de la clase obrera, la juventud y todos los sectores oprimidos. 7. Los programas antiobreros y antipopulares que defienden los factores dominantes de la política nacional, y la ausencia de propuestas programáticas que permitan la acumulación de fuerzas clasistas, nos dirigen a la siguiente conclusión: el pueblo trabajador no cuenta hoy con una alternativa electoral capaz de expresar genuinamente sus aspiraciones. Si bien los militantes de LdC/CMI entendemos la táctica electoral como una oportunidad para difundir el programa revolucionario, las actuales condiciones electorales han anulado toda proyección en esa dirección. Creemos firmemente que la presente coyuntura demanda –más allá de las elecciones– levantar las fuerzas de la clase obrera para que esta posicione sus intereses en la sociedad. Ante la ofensiva de las clases dominantes contra los derechos y conquistas de todos los sectores oprimidos, la tarea de los revolucionarios, antes y después del 28 de julio, consiste en organizar, extender, integrar y coordinar todos los esfuerzos locales, regionales y nacionales orientados a impulsar las luchas defensivas por un salario igual al costo de la canasta básica, restitución de los derechos laborales, libertad de todos los trabajadores presos por luchar, servicios públicos y de calidad, entre otras. Llamamos a todos los factores consecuentemente clasistas a mantener y redoblar sus iniciativas de lucha. Por nada del mundo estas deben ser depuestas o pospuestas a nombre de un proceso comicial viciado, cuyo resultado está predeterminado. En respuesta a la demagogia politiquera que abundará en los próximos meses, debemos mantener el relieve en las necesidades imperantes, promoviendo instancias de discusión programática que nos permitan acumular fuerzas. Estamos convencidos de la necesidad de vincular las reivindicaciones inmediatas de los trabajadores de la ciudad y el campo, del movimiento de mujeres, la juventud y demás sectores oprimidos con las tareas de transformación revolucionaria de la sociedad. 8. Todo lo antes señalado pone de manifiesto la necesidad de construir una alternativa comunista y revolucionaria capaz de agrupar toda la combatividad de los sectores más conscientes del pueblo trabajador. Nuestra lucha es por derrocar el capitalismo y edificar un nuevo mundo, con la fuerza creativa de la clase obrera y todos los sectores oprimidos. Llamamos a los revolucionarios que estén de acuerdo con esta posición a que nos apoyen en este necesario empeño.