De Oriente Medio a Ucrania: el imperialismo estadounidense en la era Trump

El siguiente es el segundo de una serie de tres partes de un discurso sobre perspectivas mundiales, pronunciado el martes 28 de enero en una reunión del Comité Ejecutivo Internacional de la Internacional Comunista Revolucionaria. La primera parte, que puede leerse aquí, analiza la convulsión en las relaciones mundiales, provocada por la presidencia de Trump.

Incluso antes de asumir el cargo, Trump había logrado un acuerdo de alto el fuego en Gaza. Biden no logró hacer eso. Esto tiene muchas implicaciones importantes.

La primera es que esto no tiene precedentes, porque la persona que presionó a Netanyahu para que firmara el acuerdo, el enviado de Trump a Oriente Medio, Steve Witkoff, es un hombre de negocios. También procede del sector inmobiliario, como el propio Trump, y en el momento en que estaba dando vueltas por Oriente Medio, era un ciudadano particular. No tenía ningún cargo oficial. Trump aún no estaba en el cargo. Sin embargo, fue él quien presionó a Netanyahu y lo obligó a firmar el acuerdo de alto el fuego.

Este mismo acuerdo de alto el fuego había estado sobre la mesa desde, como mínimo, en mayo del año pasado. Hamás ya lo había aceptado en julio de 2024. Biden lo estaba impulsando, pero Netanyahu empezó a inventar todo tipo de excusas y pretextos para sabotear el acuerdo.

Una de sus principales excusas fue que Israel tenía que mantener el control del corredor de Filadelfia, que es una estrecha franja de tierra que separa Gaza de Egipto. Netanyahu insistió, en julio del año pasado, y luego en septiembre del año pasado, en que se trataba de una cuestión crucial para la seguridad nacional israelí. Las Fuerzas de Defensa Israelí no podían retirarse de él bajo ninguna circunstancia, ya que de lo contrario Hamás podría cruzar a Egipto, de un lado a otro, y utilizarlo como línea de suministro.

El acuerdo dice precisamente lo contrario. Las Fuerzas de Defensa Israelí se están retirando del corredor de Filadelfia, y también del corredor de Netzarim, creado por las Fuerzas de Defensa Israelí para dividir la franja de Gaza por la mitad. Eso le da una indicación de que todas las protestas y sabotajes de Netanyahu no tenían nada que ver con los rehenes, ni con cuestiones serias de seguridad nacional, sino más bien con mantener la guerra para poder mantenerse en el poder.

Las negociaciones sobre el alto el fuego se reanudaron en diciembre, pero a medida que se acercaba la fecha de la toma de posesión de Trump, estaba claro que estaban a punto de fracasar. Trump había dicho: «Quiero un acuerdo antes de mi toma de posesión». ¿Qué pasó en ese momento? El periódico sionista liberal israelí Haaretz lo describió de la siguiente manera:

Witkoff estaba en Doha, donde se estaban llevando a cabo estas negociaciones, y en cierto momento se dio cuenta de que los negociadores israelíes estaban perdiendo el tiempo, que no tenían ni la intención ni la autoridad para firmar o acordar nada.

Así que Witkoff llamó a la oficina de Netanyahu y dijo: «Quiero reunirme con usted mañana, sábado». La oficina de Netanyahu intentó retrasar todo el proceso, argumentando que no era posible reunirse el sábado porque era el sabbat, que la reunión tendría que posponerse, etc.

Según Haaretz, Steve Witkoff dio una respuesta «fría», dejando claro que no le importaba si era el Sabbath, el día de descanso judío, y que la reunión iba a tener lugar de todos modos. No sabemos qué pasó en esa reunión, pero Witkoff debió de dar un golpe en la mesa y conseguir que Netanyahu firmara este acuerdo.

La firma del alto el fuego dejó a Biden completamente expuesto. Ha quedado claro que Estados Unidos tenía sin duda el poder de presionar a Netanyahu para que cambiara su política. La política de Biden de pleno apoyo a la campaña genocida de Israel en Gaza no dio a Washington ninguna influencia sobre Netanyahu, sino más bien al contrario.

El acuerdo de alto el fuego ha provocado una gran crisis en Israel, o más bien, la aceleración de la crisis política en Israel. Uno de los dos partidos de extrema derecha que forman parte de la coalición de Netanyahu ha abandonado el gobierno, y el otro ha amenazado con hacerlo.

Hace unos meses, Netanyahu incorporó a otro partido a la coalición, el de Gideon Sa'ar, para no depender tanto del apoyo de Smotrich y Ben Gvir, los líderes de los dos partidos de extrema derecha.

El alto el fuego también ha puesto aún más de manifiesto que uno de los principales intereses de Netanyahu a lo largo de la guerra era mantener el conflicto e incluso intensificarla, para poder mantenerse en el poder. Su propia supervivencia política personal jugó un papel importante. Esta es una de las razones por las que ahora está intentando provocar una guerra abierta en Cisjordania.

Un acuerdo de alto el fuego no le interesa y, por lo tanto, no es seguro que este acuerdo de alto el fuego se mantenga. Netanyahu también ha dicho públicamente que ha recibido garantías de Biden y Trump de que, tras la primera fase de este alto el fuego, podrá reanudar la guerra en Gaza.

En los últimos días, el alto el fuego en el Líbano estuvo a punto de romperse. La administración de Trump intervino de nuevo para asegurarse de que no se rompiera por completo.

En cualquier caso, está claro que el acuerdo de alto el fuego no puede describirse como una victoria para Israel. No ha logrado ninguno de sus objetivos de guerra, que eran liberar a los rehenes por la fuerza militar y destruir Hamás.

El ejército israelí es uno de los más poderosos, si no el más poderoso, de Oriente Medio, con acceso a tecnología muy avanzada, fuentes de inteligencia, armas de alta tecnología, armas de baja tecnología, amplios suministros de artillería, etc. Sin embargo, las Fuerzas de Defensa Israelí no han podido rescatar a los rehenes y, lo que es más importante, no han podido aplastar a Hamás, que era el verdadero objetivo de la guerra.

Según algunos informes de inteligencia estadounidenses de los últimos días, Hamás ha reclutado a 15 000 nuevos miembros desde el inicio de la guerra, que es más o menos la misma cantidad de personas que los israelíes dicen haber matado. Obviamente, sin embargo, estas personas no serán entrenadas o integradas en las estructuras militares en el mismo grado que los muertos por Israel. Hamás ha sido claramente debilitado por esto, pero ciertamente no ha sido destruido todavía.

¿Qué hemos visto en los últimos días? ¿Qué sucedió tan pronto como se retiraron las Fuerzas de Defensa de Israel? Las estructuras de Hamás han tomado el control. Ayer, en la plaza principal de la ciudad de Gaza, había agentes de policía de Hamás por todas partes, con uniformes limpios y bonitos, preparando un escenario para los rehenes que iban a ser liberados, con un gran número de hombres armados que mostraban de forma muy demostrativa que todavía tienen el control. Esto ocurrió en la plaza principal de la ciudad de Gaza, el lugar que las Fuerzas de Defensa de Israel habían peinado minuciosamente para asegurarse de que Hamás no estuviera en ningún sitio.

Esto es bastante extraordinario. Los combatientes de Hamás han pasado meses escondidos en túneles. Cortaron todas sus comunicaciones entre ellos por miedo a ser interceptados. Y ahora salen, habiendo reclutado a miles de nuevos miembros, y controlan la Franja de Gaza de nuevo.

Toda esta serie de acontecimientos: el ataque de Hamás del 7 de octubre; el fracaso de la campaña de Israel en Gaza; la actitud cínica de Netanyahu hacia los rehenes: tarde o temprano todas estas cosas deben tener un impacto en la conciencia de la clase trabajadora israelí.

Durante décadas, la clase dirigente sionista ha movilizado a la población israelí en torno a sus políticas con el argumento de que la única forma de garantizar la seguridad y el sustento de los judíos en Israel es mediante un Estado fuerte que venza a todos sus enemigos. El mito de su invencibilidad se ha roto. Con el tiempo, debe imponerse la idea de que no puede haber paz mientras no se resuelvan las aspiraciones nacionales del pueblo palestino.

Vale la pena preguntarse: ¿cuál es la política de Trump para Oriente Medio?

[Nota: este discurso se pronunció dos semanas antes de la visita de Netanyahu a la Casa Blanca y del anuncio de Trump de su plan para que Estados Unidos se haga cargo de Gaza]

Me parece que lo que quiere es un acuerdo de alto el fuego que conduzca a la reanudación de los Acuerdos de Abraham, es decir, a la normalización de las relaciones entre Arabia Saudí e Israel. En su publicación en las redes sociales en la que reivindicaba la responsabilidad del acuerdo, mencionó los Acuerdos de Abraham y el hecho de que Gaza ya no debería ser un «refugio para terroristas».

Por lo que sé, probablemente piensa que si consiguen crear crecimiento económico en la región, todos los problemas se resolverán y todo el mundo será feliz.

Esto no es todo lo que dijo. Ahora pregunta: «¿Por qué no trasladamos a toda la gente de Gaza a Jordania y Egipto? Podemos construirles casas en un lugar donde puedan vivir en paz».

En su mente, esto tiene sentido. Gaza ha sido completamente destruida. Llevará años reconstruirla, limpiar los escombros, construir nuevas viviendas e infraestructuras. Estamos hablando de décadas de reconstrucción que costarán mucho dinero. Básicamente, está pensando: «¿por qué no paga alguien más por esto?».

Y al mismo tiempo, probablemente esté pensando: «De esta manera puedo mantener contenta a la extrema derecha sionista. Quieren expulsar a los palestinos de Gaza. Así que vamos a darles eso también». Puede que quiera que los saudíes y los Estados del Golfo pongan el dinero. Ya se pueden ver los contornos de un plan así.

Sin embargo, es poco probable que el enfoque práctico y empresarial de Trump hacia la política funcione en Oriente Medio, o en cualquier otro lugar, para el caso.

No creo que Arabia Saudí pueda aceptar un acuerdo de normalización con Israel mientras no exista algún tipo de Estado palestino, aunque sea un pequeño Estado sin poder. No porque los gobernantes saudíes se preocupen por las aspiraciones nacionales de los palestinos, sino porque les preocupa ser derrocados si se considera que han traicionado a los palestinos de una manera aún más clara.

Además, si quieren tener un Estado palestino, ¿cómo van a lograrlo en las circunstancias actuales sin que Hamás controle Gaza? Los israelíes acaban de intentar durante 15 meses deshacerse de Hamás con una campaña brutal, y no han podido conseguirlo. Este es realmente un problema insoluble dentro de los límites de las soluciones capitalistas. Esa es la única conclusión que se puede sacar de ello. Y la situación se complicará más para Trump a medida que pase el tiempo.

El colapso del régimen de Assad

Quiero hablar brevemente sobre Siria, porque este es otro acontecimiento importante que ha ocurrido en las últimas semanas de una manera muy sorprendente y repentina.

Ya hemos analizado la caída del régimen de Assad en varios artículos. Esto fue parte de la situación mundial general que describimos anteriormente. Rusia estaba ocupada en Ucrania; Irán se había debilitado en el Líbano por la campaña de Israel.

Turquía tenía una especie de asociación con Rusia que se forjó en el transcurso de los reveses sufridos por Turquía, en la primera fase de la guerra civil siria. Pero Turquía y Rusia no son realmente aliadas. Así que, viendo el relativo debilitamiento de otras potencias que apoyaban a Assad, Turquía decidió que iba a hacer un movimiento.

Comenzaron presionando a Assad para llegar a algún tipo de acuerdo, que implicaría un mayor control por parte de los representantes turcos en Siria, permitiendo el regreso de un gran número de refugiados sirios que se encuentran actualmente en Turquía.

Assad, por alguna razón, decidió no llegar a un acuerdo. También estaba en conversaciones con otros países, incluidos los cataríes, y estaba bajo la presión de los israelíes. No quería llegar a un acuerdo con Erdogan.

Como resultado, Turquía lo presionó, y tan pronto como empezaron a presionar, todo el edificio se derrumbó. El régimen de Assad estaba tan podrido que no quedaba nada.

A veces tienes un armario de madera que ha sido devorado por las termitas. No se puede ver el daño desde fuera, pero un día vas y abres la puerta y todo se derrumba.

La situación que ha surgido tras el colapso del régimen de Assad es una en la que Turquía es mucho más predominante, pero aún no controla todo el país. Lo que vemos es el reparto de Siria entre diferentes potencias regionales.

Israel se ha aprovechado de esto para aumentar el territorio que controla en el sur, junto a los Altos del Golán, con vistas al sur del Líbano. Turquía controla el norte, el noroeste y la capital, Damasco. Los drusos controlan la esquina sur. Los kurdos controlan el noreste, pero su posición es muy frágil.

Aquí hay una lección. Los kurdos de Siria se unieron al imperialismo estadounidense y ahora dependen totalmente del apoyo de este para sobrevivir. Por eso el líder de las Unidades de Defensa del Pueblo Kurdo (YPG) acaba de enviar una carta servil a Trump, diciendo en efecto: «Podemos ser amigos. Somos los mejores defensores de sus intereses en esta región».

De manera camaraderil, deberíamos discutir esta lección con aquellos anarquistas e izquierdistas de Occidente, que tuvieron una actitud completamente acrítica hacia Rojava. Al fin y al cabo, los derechos de las naciones pequeñas son solo monedas sueltas en las maquinaciones de las grandes potencias.

La guerra en Ucrania

Luego llegamos a la guerra en Ucrania. Creo que Occidente y la OTAN han perdido la guerra en Ucrania. Creo que no hay forma de que puedan cambiar el rumbo de esta guerra. Rusia avanza a lo largo de la línea del frente, y el ritmo de avance se acelera.

En cada una de las coyunturas de esta guerra, el intento de Estados Unidos de proporcionar «armas maravillosas» que cambiaran el curso de la guerra ha fracasado por completo. Primero, tuvimos los tanques Leopard, luego los HIMARS, luego los F16, luego los misiles ATACMS. Más recientemente, se concedió permiso para utilizar misiles ATACMS para atacar objetivos dentro del territorio ruso. Cada vez ha fracasado en revertir el curso de la guerra.

El factor decisivo actualmente es la superioridad de Rusia en mano de obra y la incapacidad de Ucrania para reclutar más hombres para el frente.

Hay otros factores involucrados, por supuesto, como el agotamiento de las existencias de armamento en Occidente y los límites de la industria militar occidental para seguir abasteciendo a Ucrania, en comparación con la capacidad de la industria militar rusa para abastecer a sus propias tropas.

Por cierto, hay un punto interesante que se debe mencionar en relación con esta pregunta. Hace unos meses, cuando Occidente mantenía conversaciones con contratistas militares, los jefes de las industrias de armamento decían: «Sí, podemos producir más. Podemos invertir en nuevas plantas para producir más proyectiles y equipo militar, pero solo si nos dan un contrato a largo plazo. Si se trata solo de aumentar la producción durante los próximos seis meses, no vamos a invertir masivamente en capital fijo que no estamos seguros de poder utilizar más adelante». Así es como funciona la inversión capitalista.

Este no es el caso de Rusia, donde el Estado tiene ahora una política intervencionista en la economía, para asegurarse de ganar la guerra. El Estado dice que estas fábricas van a trabajar las 24 horas del día, los 7 días de la semana, y que van a suministrar el material necesario para el ejército. Ya sean fábricas estatales o privadas, ahora están bajo el control del Estado.

Este es un ejemplo que demuestra que la planificación estatal, de una forma u otra, es muy superior a la anarquía de la economía de libre mercado, incluso cuando se trata de suministrar armas para la guerra.

Este es un punto que Ted Grant planteó durante la Segunda Guerra Mundial. En aquel momento, Gran Bretaña estableció consejos industriales a través de los cuales se decía a las fábricas y a los propietarios privados de capital: «Debéis producir esto en tal fecha y en tal cantidad». Esto era efectivamente una forma de planificación estatal. Cuando se trata de cosas importantes, los propios capitalistas no lo dejan en manos del libre mercado.

La idea de que las sanciones occidentales iban a dañar la economía rusa hasta el punto de impedir o dificultar el esfuerzo bélico ha demostrado ser completamente falsa. La economía rusa está creciendo y está produciendo lo suficiente para sostener esta guerra.

Cuando se tienen en cuenta todos estos otros factores, el factor crucial es la incapacidad de Ucrania para reclutar suficientes hombres para luchar. Este ha sido el caso durante meses. Alguna información se ha filtrado en artículos de los medios de comunicación occidentales, pero la situación real es completamente desastrosa.

Muchas personas se ofrecieron como voluntarias para luchar al comienzo de la guerra. En ese momento, se veía como una guerra de defensa nacional y hubo una ola de patriotismo. Estas personas han estado en el frente durante años sin ninguna rotación. Están completamente agotadas. Pero al menos son tropas entrenadas y aguerridas que saben un poco sobre cómo luchar.

Pero lo que tenemos ahora son formas cada vez más autoritarias y violentas en las que el Estado está intentando reclutar a un gran número de personas en el ejército por la fuerza a través del servicio de reclutamiento y movilización, TCC. Recientemente hubo un escándalo en el parlamento ucraniano en el que un miembro del parlamento del partido gobernante de Zelensky dijo: «Esto no puede seguir así, los oficiales de reclutamiento en Járkov actúan como un ejército de ocupación, incluso estableciendo puntos de control de filtración». Buscan a hombres en edad militar, los meten en furgonetas y los envían directamente al frente. Los están secuestrando, en contra de su voluntad.

Esto ha generado resistencia y reacciones violentas. Desde hace meses, los oficiales de reclutamiento han estado utilizando furgonetas sin distintivos, porque la única forma de atrapar a la gente es por sorpresa.

Hubo una entrevista en el Daily Telegraph en Gran Bretaña sobre un día en la vida de un oficial de reclutamiento ucraniano. Al final del artículo le preguntaron: «¿Por qué haces esto?». Él dijo: «Creo que es mejor trabajar para TCC que esconderse de ella». ¡Su única motivación es que es mejor perseguir a la gente que ser perseguido! Ser oficial de reclutamiento al menos significa que no está en el frente, donde casi con toda seguridad moriría. Este es el verdadero estado de ánimo que existe ahora en Ucrania.

Otro ejemplo: Zelensky, con su estilo inimitable en el que todo lo que hace está subordinado a las necesidades de las relaciones públicas para mantener a Occidente de su lado, decidió que se iban a formar ocho nuevas brigadas. Serían entrenadas por Occidente según los mejores estándares de la OTAN.

Una de ellas fue la 155.ª Brigada Mecanizada. Hay 3500 hombres en una brigada. Fueron enviados a Francia para recibir un entrenamiento de alta calidad. Esto también fue una maniobra propagandística de Macron, quien, como sabemos, se enfrenta a muchas dificultades en casa y quería mostrarse como un hombre fuerte.

La 155.ª Brigada fue entrenada y luego regresó a Ucrania, donde fue enviada al frente en Pokrovsk, una de las zonas más calientes de la línea del frente, que los rusos han estado rodeando progresivamente durante meses. ¿Qué pasó? La brigada se deshizo antes de disparar su primer tiro. Unos 1700 hombres desertaron, ausentándose sin permiso. Unos 50 de ellos ya habían desertado en Francia.

Esto fue descrito por un periodista ucraniano, Yuriy Butusov. Ciertamente no es pro-ruso. Publicó un largo informe diciendo que la situación en el ejército es una completa locura. Un grupo de analistas militares ucranianos hizo comentarios similares.

Zelensky no quiere oír la verdad, por lo que los generales que le rodean no le dicen la verdad sobre la situación real. Cuando los comandantes sobre el terreno, que se supone que deben informar de cualquier cambio o problema en su sector, no lo hacen, resulta imposible planificar nada.

Digamos que una unidad es empujada hacia atrás desde la posición que ocupa. Esto no se informa a la cadena de mando por miedo a que sean sancionados. Así que no hay información veraz. La unidad que está al lado de esta piensa entonces que la posición sigue siendo ucraniana. Entonces, de repente, están completamente rodeados por las fuerzas rusas.

¡El número total de soldados ucranianos que se han ausentado sin permiso podría llegar a los 200 000! Más de 90 000 han sido acusados oficialmente de deserción desde 2022, la gran mayoría de ellos en 2024, lo que significa que la tasa se está acelerando. Se trata de personas que un día deciden que ya no quieren estar en primera línea y se van, o se les da licencia médica y nunca vuelven a sus unidades.

El último escándalo en Ucrania es que ahora están enviando especialistas de la Fuerza Aérea al frente como soldados de infantería. Se trata de personas que han sido entrenadas en el uso de drones, en la detección de misiles entrantes y demás, para la defensa aérea. Son personal altamente capacitado y especializado que ahora está siendo sacado de la Fuerza Aérea y enviado al frente. Desde un punto de vista militar, esto es un completo desperdicio de habilidades.

Me parece que esta situación no puede prolongarse mucho más. Somos dialécticos. Llegará un punto en el que estas pequeñas pérdidas incrementales podrían convertirse en un colapso total del frente.

La desmoralización en el ejército, que es un reflejo de la desmoralización en la sociedad, se ha acelerado con la llegada de Trump al poder. Ha dicho que pondrá fin a la guerra en veinticuatro horas y que llegará a un acuerdo con Putin. ¿Cuál cree que será el impacto de esto en Ucrania para los líderes políticos, los líderes militares y los hombres en el frente?

Algunos informes en los medios de comunicación occidentales sobre la opinión de las tropas dicen que los soldados ucranianos apoyan a Trump, ya que quieren poner fin a la guerra. Un exministro ucraniano fue citado por el diario Politico hablando del impacto de Trump en la guerra: «Puede que no sea bueno, pero será mucho mejor que con Biden... [él] gestionó la guerra como una crisis: pensó que si aguantaba lo suficiente, la tormenta pasaría. Pero no está pasando. Trump adopta la perspectiva de que tenemos que detener la tormenta. No le preocupa cómo se detendrá».

Esta parece ser la táctica de Trump: poner fin a la guerra. No está claro cómo pretende lograrlo, ni siquiera si será posible para él lograrlo. Lo que está claro es que si Trump dijera que Estados Unidos se retira de esta guerra, que es lo que está tratando de lograr, entonces la guerra terminaría.

La situación actual es una en la que la guerra ya se ha perdido, pero no ha concluido. Si EE. UU. se retira y detiene el suministro de ayuda militar, armas, suministros, etc., entonces habrá terminado.

Una derrota de la OTAN en Ucrania tendrá un gran impacto en la situación mundial. No será como cuando EE. UU. se vio obligado a abandonar Afganistán, incapaz de derrotar a lo que en efecto es un país muy atrasado. Estamos hablando de una gran guerra indirecta entre la OTAN y Rusia.

Rusia saldrá de esta guerra como la única potencia imperialista con un ejército que ha participado y probado los métodos de la guerra moderna. La guerra de Ucrania ha servido, como todas las guerras, de campo de pruebas para los métodos más modernos de guerra, el uso de drones, el uso de la guerra electrónica para contrarrestarlos, nuevos tipos de misiles, etc.

¿Cómo terminará la guerra de Ucrania?

¿Se puede llegar a un acuerdo para poner fin a la guerra? Diré que la única forma de llegar a un acuerdo es en los términos de Putin. Está ganando la guerra en el campo de batalla y cuanto más dure, más territorio ganará.

¿Cuáles son sus condiciones? En primer lugar, se quedará con todo el territorio que ha tomado. También quiere un compromiso escrito en piedra de que Ucrania nunca se unirá a la OTAN y seguirá siendo un país neutral. Eso también implica una reducción del tamaño del ejército ucraniano.

Lo que Putin estaba diciendo en el período previo a la guerra en diciembre de 2021 era: «Queremos una nueva arquitectura de seguridad en Europa». Lo que esto significa es: «Queremos que Europa y Estados Unidos reconozcan que Rusia es una potencia, y que dejen de entrometerse en nuestro patio trasero y de hacer movimientos agresivos contra Rusia».

En los debates que mantuvimos sobre la guerra en Ucrania cuando comenzó, algunos camaradas argumentaron que Occidente no podía permitir que se perdiera esta guerra. Argumentaron que, para Occidente, esta guerra es una importante cuestión de prestigio y que, por lo tanto, continuarían suministrando armas durante el tiempo que fuera necesario.

En aquel momento pensé que la guerra en Ucrania terminaría mucho antes con un acuerdo. Pensé que Occidente estaría dispuesto a reconocer la situación real mucho antes. Creo que argumenté que habría un acuerdo alrededor del otoño de 2022. Si recuerdan, se estaba discutiendo un acuerdo en Turquía, pero luego Boris Johnson se apresuró a ir a Kiev y les dijo que no firmaran y que Occidente los apoyaría «el tiempo que fuera necesario», hasta que se lograra la victoria sobre Rusia.

Me equivoqué y esos camaradas tenían razón.

En contra de su mejor juicio, Occidente ha seguido acumulando armas en una guerra que, como estaba claro desde hacía mucho tiempo, no podía ganarse. En gran medida, fue por razones de prestigio. Habiéndose embarcado en esta guerra, Occidente no puede ser visto perdiéndola. El error que cometí fue sobreestimar la capacidad del imperialismo occidental para actuar de forma lógica y racional.

Sin embargo, existen límites definidos (financieros, físicos y políticos) a la capacidad de Occidente para continuar suministrando armas. Estos límites se han alcanzado en gran medida.

En cuanto a esta cuestión de prestigio y al impacto que tendrá la pérdida de prestigio de EE. UU. en las relaciones mundiales, tal vez Trump piense que puede salirse con la suya porque puede echarle la culpa a Biden.

«Esta no es mi guerra, esta no es mi humillación, esto es un error o incluso un crimen cometido por Biden. Y nos estamos alejando de esto. Ya han muerto demasiadas personas». Esto es lo que está diciendo.

Trump también es un narcisista. ¡Algunos han dicho que quiere el Premio Nobel de la Paz! Esto no sería inusual para el comité del Nobel; ya han otorgado el premio a muchos personajes desagradables.

Así que, desde el punto de vista de Trump, probablemente piensa que si pudiera sentarse con Putin, a través de su encanto personal y sus relaciones personales, podría llegar a un acuerdo beneficioso para todos.

Este fue el contenido de la publicación de Trump en las redes sociales: «Me gustan los rusos. Los rusos nos ayudaron mucho en la Segunda Guerra Mundial. La economía rusa está en mal estado y le haré un favor a Putin si llegamos a un acuerdo».

Pero, obviamente, Putin no es idiota. Es muchas cosas, pero no un idiota. Y sabe cuál es la situación real, tanto de la economía rusa (que está en auge) como de la situación militar.

Trump cree que la guerra en Ucrania es un error, una pérdida de dinero y una pérdida de tiempo, y quiere ponerle fin. Pero la vida real es más complicada que las intenciones de Trump por sí solas.

Sin duda, tiene mucha influencia sobre Ucrania. Trump considera a Zelensky una molestia. Querrá embarcarse en negociaciones directamente con Putin y luego darse la vuelta hacia Zelensky y decirle: «Debes aceptar esto».

Se informó de que el jefe del servicio de seguridad de Ucrania, Budanov, dijo en una reunión a puerta cerrada con líderes de facciones parlamentarias y líderes militares que, a menos que entablen negociaciones serias, en seis meses Ucrania se enfrentaría a «una amenaza existencial». Zelensky también ha dicho que la prohibición de cualquier negociación con Putin, que él mismo promovió hace meses, no se aplica a él y que está dispuesto a sentarse a la mesa. Está claro que el gobierno ucraniano se ve obligado a reconocer la realidad. Intentarán sacar todo lo que puedan de estas negociaciones, pero no tienen mucha influencia.

¿Qué pasa si los europeos se oponen a las negociaciones o a los términos de un posible acuerdo? Trump dirá: «De acuerdo, esta es vuestra guerra. Adelante. Nosotros nos retiramos». Europa no está en condiciones de continuar la guerra indirecta contra Rusia sin Estados Unidos, ni desde un punto de vista económico, político o militar. Estos son los rasgos generales de la situación.

Trump rompe el manual de reglas imperialistas

¿Qué significa todo esto? Ha habido un cambio importante en las relaciones mundiales. También es un cambio en la forma de actuar de Estados Unidos.

The Economist publicó un editorial en el que afirmaba que Estados Unidos tiene ahora, «por primera vez en más de un siglo... ¡un presidente imperialista!». Estoy seguro de que mucha gente en Vietnam, Irak, Chile, Venezuela y Cuba se va a sorprender. Obviamente, todos los presidentes estadounidenses han sido imperialistas durante mucho tiempo. Más de un siglo, sin duda.

Pero The Economist podría estar en lo cierto, y es lo siguiente. En todo el período desde el final de la Segunda Guerra Mundial, o tal vez incluso antes, el imperialismo estadounidense mantuvo la pretensión de actuar en nombre de los derechos humanos, difundir la democracia y el «orden basado en normas», defender el «principio sagrado de la inviolabilidad de las fronteras nacionales», etc.

Actuaban a través de instituciones internacionales «multilaterales», aparentemente neutrales, en las que todos los países tenían voz y voto: las Naciones Unidas, la OMC, el FMI, etc.

En realidad, esto era solo una hoja de parra. Siempre fue una farsa. O bien los intereses del imperialismo estadounidense se expresaban a través de estas instituciones, o bien las ignoraban por completo.

La diferencia ahora es que a Trump no le importan en absoluto estas pretensiones. Parece decidido a romper todas las reglas y expresar las cosas más abiertamente, tal como son en realidad. Cuando dice que el Canal de Panamá y Groenlandia forman parte de los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos, está expresando el punto de vista de la clase dirigente estadounidense, sin ninguna escapatoria.

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Publicaremos la tercera y última parte de esta transcripción la semana que viene.