“Da igual que nos guste o no la palabra "rescate" porque, en todo el mundo, la ayuda financiera de la UE en forma de una garantía de 100.000 millones de euros se ha definido claramente como bailout que, según la traducción al castellano de la definición que aporta el Oxford English Dictionary es ‘el acto de dar asistencia financiera a un negocio o a una economía en problemas para salvarla del colapso’".
Santiago Carbó, asesor del Banco de la Reserva Federal de Chicago.
¿Por qué ahora?
Una de las primeras preguntas a contestar es “por qué ahora” se anuncia este acuerdo. El 21 de junio próximo es la fecha en la que las dos consultoras contratadas por el Gobierno español para examinar el sistema financiero español (Oliver Wyman y Roland Berger) harán pública su evaluación global del mismo. Si entonces es cuando podremos tener una imagen detallada del conjunto de la banca ¿Por qué ahora, antes de saber las necesidades precisas de recapitalización, se anuncia de manera indeterminada que el Gobierno español podrá contar con “hasta 100.000 millones de euros de fondos europeos”?
A los acreedores siempre les interesa ser muy puntillosos con los deudores. Recordemos el escándalo de Bankia (¡De repente, el nuevo director del banco, Goirigolzarri, pidió 19.000 millones de euros para recapitalizar el banco!) ¿Cuántas Bankias hay en el conjunto del sistema financiero español? Realmente, nadie lo sabe ahora mismo, y las razones de la publicidad de la ayuda actual responden a otro tipo de cuestiones, en primer lugar políticas.
Es claro que, de ganar el SYRIZA las elecciones del próximo domingo, el terremoto político que se puede desencadenar puede provocar un posterior tsunami económico y financiero en forma de crisis del euro, que dé carta de naturaleza a las latentes contradicciones que subyacen en el seno de la Unión Europea.
El Cinco Días recoge hoy cómo la UE estudia los "peores escenarios" que implicaría la salida de Grecia del euro. “Esa eventualidad podría suponer límites a las retiradas de efectivo en cajeros automáticos, controles de capital y reinstauración de inspecciones en las fronteras "por lo menos en Grecia". [1]
El Gobierno de Rajoy totalmente impotente.
La muy posible crisis política de primer orden que se va a provocar en la UE tras las elecciones griegas es lo que ha hecho que se le haya torcido el brazo públicamente ahora a Mariano Rajoy que, nuevamente por mezquinos intereses particulares de prestigio, no quería reconocer la necesidad de la “intervención” de la economía española y, patéticamente, todavía el pasado jueves galleaba alardeando que “el rescate no era necesario”.
Posteriormente, Rajoy y su ministro De Guindos se desgañitaban sobre la “falta de nuevas condiciones” que la obtención de este préstamo les hubiera supuesto por parte de las autoridades europeas.
Hoy, Joaquín Maudos, el economista especialista en el sector financiero que publica regularmente en el económico Cinco Días, explicaba lo contrario:
“… El comunicado del Eurogrupo no deja lugar a dudas: ‘se vigilará de cerca y de forma periódica el progreso en estas áreas al mismo tiempo que se proporcione la ayuda financiera’. ¿Y a qué áreas se refiere? A las relacionadas con el déficit público y a las reformas estructurales. Estamos hablando de las medidas que hace escasos días nos recomendaba la Comisión Europea y que son las que sufren los ciudadanos: subida del IVA, acelerar la aplicación del retraso en la edad de jubilación, suprimir la deducción por vivienda, rebajar aún más el coste del despido, etc…”.
Es decir, más “reformas”, más ajustes, más sacrificios…
Por si no quedaba dudas, también hoy mismo, lunes 11 de junio, el ministro alemán de Finanzas aseguró que, no solo las autoridades de la UE, sino también la 'troika' vigilará el rescate a la banca (es decir, también el FMI, pues los Estados Unidos también entienden que podemos estar ante una crisis financiera demoledora). Es decir, todos los famosos hombres de negro estarán presentes, vigilantes y… mandando.
El Cinco Días también aclara:
“…El auxilio financiero está regulado hasta tal punto que cualquier beneficio que pueda surgir de la recapitalización de la banca en apuros tendrá que ser utilizado para repagar el préstamo si así lo pide el fondo de rescate, donde se priva al Estado en cuestión de su derecho al voto. El país beneficiario (España, en este caso) se tendrá que adherir, al menos hasta que se repague la línea de crédito, a la condicionalidad y el "control continuo" asociados al rescate”.[2]
Sin prestar más atención a nuestro presidente del gobierno, amante del fútbol que, a estas alturas del partido, carece de total credibilidad, volvemos a las cuidadosas e iniciales palabras de este artículo que empleaba uno de los actuales economistas más prestigiosos de nuestro país, justo una semana antes de los efectos políticos y económicos que van a empezar a provocar las elecciones griegas: a la economía española se le ha otorgado un préstamo gigantesco (en principio, de hasta 100.000 millones de euros) para “salvarla del colapso”. Entonces podemos empezar a valorar si esta especie de salvamento ante el tsunami va a tener efectos duraderos o no.
Las condiciones del préstamo. Las primeras dudas entre los acreedores.
Con la información que sale a la luz, a cuentagotas, del anunciado “acuerdo” que, para ser claros, se está negociando ahora mismo y en los próximos días con la máxima dureza entre los países acreedores y el Gobierno español, hay varias cosas que llaman la atención.
Los técnicos del fondo europeo que se utilice para recapitalizar la banca española tendrán poder de decisión para reestructurar a los bancos que necesiten ayuda. En la práctica se considera que los accionistas y gestores del banco que reciba ayudas son corresponsables de la situación de la entidad. En la práctica, se trata de realizar la reestructuración bancaria que se ha venido dilatando en el tiempo para uno de los países más endeudados de Europa y que cuenta todavía con más oficinas por habitante: para empezar, asistiremos rápidamente a varias decenas de miles de despidos en la banca. Como recoge la prensa económica “como último recurso se llegará a la liquidación de entidades, que tampoco se descarta”.
En teoría, los “hasta 100.000 millones” prometidos tienen un interés medio que oscilará entre el 3 y 4% y la totalidad del crédito se devolvería (no está nada claro en este momento, y parece que va a tardar un poco más en estarlo) en unos diez años. Este interés es inferior al actual que necesita España para financiarse en ese margen de tiempo, que llega ahora al 6’5%. O sea, en unas condiciones más ventajosas que las del mercado se le proporcionan a España “hasta 100.000 millones”.
Ahora bien, tan solo entre Italia y España suman el 32% de las garantías aportadas al fondo de rescate. Es decir, dos países con la prima de riesgo al alza, con problemas serios para endeudarse (incluido el país necesitado de ayuda en custión, el nuestro) tienen que aportar al fondo de rescate una sustanciosa cantidad. Es una situación un tanto venenosa: para librarte de la deuda te tienes que endeudar ¡En verdad las condiciones son diferentes del rescate griego! Esto, hoy mismo, ya ha tirado hacia arriba de la prima de riesgo hasta elevarla otra vez hacia los 521 puntos. Pero hay otros elementos políticos que también han contribuido a generar incertidumbre de manera sustancial.
El Cinco Días recoge:
“…Menos de 48 horas después de la solicitud del rescate, ya comienzan a surgir los primeros problemas. Berlín y Bruselas chocan sobre la fórmula para rescatar a la banca española. Los Gobiernos de Alemania y Finlandia quieren que se organice a través del Mecanismo Europeo de Estabilidad (ESM) -si así fuera, la deuda soberana española estaría subordinada al préstamo para la banca, y tendría menos capacidad para venderse en el mercado- y Bruselas aboga por el Fondo de Estabilidad Financiera (EFSF)”.
Es decir, los países más ricos quieren garantías de que el dinero que van a poner ahora se cobrará en primer lugar si el escenario se complica después del próximo domingo.
Un ejemplo de la indeterminación y falta de solidez de la situación viene dada por el hecho de que el citado ESM entrará en vigor el próximo 1 de julio ¿A qué responde estas primeras diferencias entre los prestatarios? Esta es una de las cosas que ha llevado hoy a Wolfgan Münchau, en el Financial Times, a asegurar que si el acuerdo de los “100.000 millones” resulta en una “chapuza”, podríamos prepararnos para “el final de la zona euro”.
Tendencias a la disolución en el seno de la UE
Una de las cosas que casi no aparecen reflejadas en los artículos de los analistas, ni siquiera entre los de la izquierda política, es el hecho de las contradicciones cada vez más abiertas que se dibujan entre los diferentes capitalismos que componen la UE.
La burguesía alemana, la dominante en la UE, se confió excesivamente en el pasado boom económico a la hora de la ampliación tanto de la propia UE como de la eurozona. Esta última acogía con su moneda a países que caminaban en direcciones distintas. Mientras la economía europea, y mundial, crecía parecía no haber problemas.
Pero economías como la portuguesa (que, debido a su propia debilidad y falta de competitividad, ya entró en recesión antes de 2007) o el capitalismo griego son un reflejo de la falta de miras y decrepitud históricas de sus propias clases dominantes, que tradicionalmente se basaron en la explotación al límite de su fuerza de trabajo antes que en la inversión y en la creación de empresas competitivas (algo que es común también al capitalismo hispano en líneas generales).
En la última década y media, la burguesía alemana llevó a cabo sus más importantes inversiones en el este europeo, estando las economías de aquella zona claramente ligadas a la alemana por múltiples y nuevos lazos. Sobre todo, no poseen el fardo del endeudamiento brutal que el euro barato posibilitó en España entre 1997-2007.
La suerte de Grecia parece echada: los diferentes paquetes de ayuda sirvieron para dar tiempo a los bancos alemanes y franceses (fundamentalmente) a cambiar su exposición a la Deuda Pública helena, lavándola en gran parte, gracias a los recursos europeos. En el marco de la recaída económica internacional actual, la débil Portugal puede que siga a Grecia en un espacio de tiempo posterior en un camino que la conduzca fuera de la eurozona.
En el caso hispano, los “hasta 100.000 millones de euros”, si finalmente se conceden, en un horizonte de pocos años permitirían a los bancos alemanes, franceses, ingleses y norteamericanos (Obama se mostró muy nervioso en todo este asunto) iniciar un proceso similar al citado en Grecia, cambiando la propiedad de los títulos de Deuda Pública de los bancos deudores, para pasarlos al fondo europeo que finalmente se escoja. A este Fondo, a su vez, le liquidaría sus deudas el Estado español con dinero extraído de nuestros servicios sociales, de nuestros impuestos…, de nuestra sangre y sufrimiento.
En cualquier caso, hace ya meses, ante el nuevo deterioro del escenario económico, los inversores extranjeros comenzaron a sacar su dinero de la economía española, de sus títulos de Deuda Pública, de la Bolsa y de otras inversiones:
- En este sentido, en los últimos doce meses salieron 296.000 millones de euros de la economía española, una cantidad equivalente al 28% del PIB español. [3]
- En el último trimestre la cantidad fue de 97.090 millones de euros.
- En marzo (última cifra conocida) fue de 66.200 millones de euros.
Si nos fijamos en los datos, en los últimos meses se intensifica radicalmente la fuga de capitales.
En el 2008 el 60% de la Deuda Pública española estaba en manos extranjeras.
En diciembre de 2011 este porcentaje había bajado al 40%.
En marzo seguía cayendo hasta el 38%.
De hecho, otra de las razones para la “intervención” de la economía española estriba en que este abandono de la Deuda Pública española por parte de los bancos y Estados extranjeros no se haga desordenadamente, pudiendo llegarse a una implosión de la misma, una vez que queda claro después de la crisis de Bankia que el Estado español está obligado a intervenir masivamente para nacionalizar una gran parte de la banca en pérdidas. Paradójicamente, el resto de la banca “sana” (Santander, BBVA, La Caixa y poco más) cada vez vale menos en Bolsa, poseyendo cada vez más títulos de Deuda Pública española con una tendencia futura clara a la desvalorización de la misma, que es lo que marca la prima de deuda de la endeudada y poco competitiva economía española. [4]
En este contexto, no es casualidad que Merkel retomase la semana pasada el discurso de la “Europa a dos velocidades”. Dijo textualmente “que la Unión Europea necesita una unión política y fiscal aunque eso signifique que algunos países se integren más rápido que otros”. La comprensión cada vez más clara por parte de las burguesías más ricas europeas de que es necesaria una “poda” de la UE es lo que está detrás de que se nieguen en las actuales circunstancias a mutualizar (hacerse cargo) de las deudas de todos los estados miembros, es decir a imprimir los famosos “eurobonos” de los que tanto se ha hablado, por ahora.
Todavía, el núcleo central de la UE que orbita en torno al capitalismo alemán no está seguro de hasta dónde va a llegar esta "poda": tienen fuertes inversiones en el Estado español, tienen préstamos que quieren cobrar, pero ya se están preparando para cualquier escenario. De ahí también la propia condicionalidad del plan de ayuda de "hasta 100.000 millones de euros", que, más que un plan, por ahora es poco más que una declaración política ante las elecciones griegas.
Por eso Berlín impuso que el préstamo de “hasta 100.000 millones” no fuese directamente a los bancos españoles, sino que se hiciera responsable del mismo al FROB (la agencia de recapitalización de bancos del Estado español).
Otros “rescates” anteriores. Los efectos políticos.
“El primer ministro de Portugal, Pedro Passos Coelho, ha rehusado este lunes tomar cualquier decisión sobre las condiciones del rescate a la economía lusa a la espera de que se conozcan las condiciones de la ayuda a España (…) ha asegurado que tiene la "certeza" de que si se aprueban "condiciones más ventajosas para España", estas se extenderán a otros países de la Unión Europa que están bajo la asistencia financiera”. [5]
"Grecia, por su parte, espera conseguir un nuevo acuerdo con la UE tras el rescate bancario español, según han asegurado fuentes de los principales partidos griegos" a Reuters, que consideran que las condiciones impuestas al país son muy duras, tras el rescate de 130.000 millones de euros.
Los “principales partidos griegos” ya no son solo el SYRIZA.
Todo esto es muy lógico, hay un límite tolerable, físico, por el que se puede atacar a los derechos básicos de la clase trabajadora sin que se llegue a un cuestionamiento general del sistema capitalista. En Grecia ya existe un límite muy tenue antes de que se llegue a una explosión, prolongada y duradera, de combatividad revolucionaria, situación que no se produce en Europa desde hace décadas.
Para entender los efectos sociales que se van a dar en nuestro país, tenemos que basarnos en la evidencia empírica que conocemos hasta el momento. En Grecia, Portugal e Irlanda ya se llevaron adelante “rescates” de sus economías (dos en el caso griego) y, como hemos visto, no se logró otra cosa que exacerbar la crisis.
En efecto, el ajuste del gasto público y de los salarios, la depresión posterior del consumo interno, la elevación consiguiente del desempleo,…, todo ello hizo entrar a estos países en un “bucle” de recesión continua, que no hizo sino incentivarse en la medida que la caída de la economía implicó una menor recaudación fiscal, mayor elevación del déficit, más ajustes…, situación a la que pone la puntilla la actual tendencia recesiva de la economía internacional, en particular de la europea.
Teniendo en cuenta la estructural depresión del consumo interno que provocan estos planes de ajuste, a la larga, a todas estas economías (y la española no va a ser una excepción) solo las puede salvar, desde un punto de vista capitalista, una devaluación brutal del valor de la fuerza de trabajo que haga competitiva sus exportaciones en el mercado mundial. Eso, y que se acepte por la mayoría de la sociedad este estado de cosas: pauperización progresiva de la sociedad, pérdida ininterrumpida de derechos sociales…
Jorge Martín ya escribió un artículo la semana pasada refiriéndose a los últimos datos del ajuste social y económico en el Estado español:
“…A su vez, esto conduce a una disminución aún mayor del mercado de consumo (las ventas minoristas cayeron casi un 10% en abril), lo que empeora la recesión. Los capitalistas españoles no invierten [debido a la sobreproducción existente]. La producción industrial cayó en un 8.3% adicional en abril, con una caída del 14% en la producción de bienes de equipo y del 16% de la producción de bienes de consumo duraderos”.
Ahora bien, a pesar de la falta de estrategia y claridad políticas de nuestros dirigentes políticos y sindicales, todo tiene un límite. La incógnita griega se empezará a resolver en el plano político este próximo domingo con la multiplicación por seis en intención de voto de la izquierda radical del SYRIZA con respecto a hace tres años.
Los acontecimientos posteriores van a tener indudables efectos políticos en toda Europa, y en la propia conciencia de los trabajadores. A pesar de la vergonzosa desaparición pública de nuestros máximos dirigentes sindicales del escenario público en las últimas semanas, el ambiente es crecientemente radicalizado en la minería, astilleros, enseñanza y resto de empresas públicas… Va a haber luchas, que se van a tornar irresistibles. Empezando por la juventud universitaria, el próximo otoño amenaza con desatarse una auténtica explosión social.
Desde las organizaciones de la izquierda debemos estar preparados para ello.
Lo primero que debemos ofrecer es una explicación y una alternativa de clase ante la extorsión del ajuste de los capitalistas.
[1] http://www.cincodias.com/articulo/mercados/ue-estudia-peores-escenarios-implicaria-salida-grecia-euro/20120611cdscdsmer_24/
[2] http://www.cincodias.com/articulo/mercados/rescate-despeja-terreno-aterrizaje-extranjero-banca-espanola/20120611cdscdsmer_23/ .