Lo medios de comunicación, especialmente los norteamericanos, han iniciado una campaña de apoyo al Presidente de México Enrique Peña Nieto. Por supuesto a nivel local la campaña no ha cesado un sólo momento desde que era incluso prospecto a candidato. La oligarquía local primero lo posicionó, luego lo hizo elegir y ahora pretende darle una imagen de infalibilidad que le permita un cómodo proceso de renovación de la Cámara de Diputados para 2015. A la larga este régimen fracasará, no obstante el evitar que continúe agrediendo a la clase trabajadora solo depende de la formación de una oposición de izquierda genuina.
En lo que se refiere a los medios internacionales (destacando la revista Time) la campaña parece responder a un pago por los favores recibidos; en efecto, todo lo que va de periodo presidencial de Peña ha consistido en la aprobación de “reformas” que en realidad sólo sirven para afianzar el control político del partido gobernante (telecomunicaciones, educativa, de competencia) y para entregar los recursos naturales al extranjero (particularmente la energética).
Resulta paradójico que precisamente se festeje a Peña por su primer año de gobierno cuando este ha sido uno de los más desastrosos desde la crisis de 2008, con un crecimiento de apenas el 1%. Al respecto se puede decir que el resultado fuera un cálculo previsto, los analistas de la burguesía vaticinaban un 4% al inicio del año. Ahora no dudan en apuntar que el crecimiento será de un 3%, es probable que lo logren, especialmente debido a una nueva fase del crecimiento de la economía norteamericana, pero de ahí a suponer que será un triunfo del gobierno de Peña hay una gran diferencia.
La realidad y la publicidad guardan una enorme distancia y los castillos de arena que el régimen está construyendo en torno a su imagen se derrumbaran al primer empujón, de ahí que una de las principales tragedias de la actual situación en México es que no hay una oposición de izquierdas seria que lo enfrente.
La derecha panista vive una de sus crisis más profundas, el ala dominada por el expresidente Felipe Calderón está dando una batalla a muerte en contra del ala dirigida por Gustavo Madero. De ambos grupos no hay a cual irle; los caleronistas son famosos por sus escándalos de corrupción cuya principal protagonista fue la anterior vocera presidencial que se despachó con la cuchara grande con contratos de “asesoría” a distintas organismos gubernamentales; los maderistas, por su parte, no pueden ocultar sus nexos con las empresas (Oceanografica) relacionadas con los Bribiesca que pudieran significar un fraude a Pemex por 400 millones de pesos.
En lo único que hay acuerdo entre los bandos panistas, aparte de las acusaciones mutuas de corrupción, es en la proclividad a apoyar la política económica de peña nieto, la cual en buena medida esta calcada del programa panista, de hecho gran parte de los resultados de la reforma energética es producto suyo.
La izquierda con representación parlamentaria vive sumida en bandazos de carácter oportunista; el PRD, bajo la dirección de los “Chuchos”, Ortega y Zambrano, establecieron una desastrosa estrategia de alianza con el régimen priista bajo la forma de pacto por México. Por supuesto, el gobierno de Peña Nieto estaba muy interesado en mostrar ante la opinión pública nacional e internacional una especie de imagen de consenso y el famoso pacto se lo otorgó.
La pantomima, que era evidente para quién tuviera dos dedos de frente, quedo clara para la dirección del PRD cuando el régimen procedió la aprobación al vapor de una reforma energética, entonces se demostró que el pacto por México era en realidad un procedimiento para avalar única y estrictamente el programa burgués, con o sin pacto la privatización de los energéticos iría adelante.
La clave del pacto fue la desarticulación de una parte importante de los grupos vinculados con el PRD de frente a la ofensiva de contrarreformas burguesas. En este proceso el Morena se encontró en una situación bastante desventajosa. Cabe aceptar que fue la única organización que llamó la atención de frente a la inminencia del ataque al petróleo, no obstante enfrascado como estaba en el proceso de su legalización como partido se desdibujó en el terreno de la organización de la lucha.
Si hacemos una revisión de la política y el programa del PRD y el Morena la única diferencia sustancial era que el Morena ponía un énfasis especial en la movilización social, cientos de miles de activistas vinculados con las luchas de la última década se sumaron al Morena por este motivo. No obstante aún a sabiendas de la lucha que se avecinaba no se tomaron medidas pertinentes, la enfermedad de Andrés Manuel López Obrador sólo puso en evidencia estas debilidades, que llegado el momento generaron la sensación de que hiciese lo que se hiciese la reforma pasaría.
Por supuesto a ello hay que sumar que las acciones previas a la aprobación de la reforma, aún bajo la presencia de López Obrador no pasaban de la convocatoria a concentraciones, consultas plantones y todo lo que, ya sabemos, no ha sido suficiente durante los últimos 10 años de lucha.
Por supuesto, esto no significa que las masas estén descorazonadas, claro que hay algo de eso, no obstante, lo principal es que ante convocatorias poco serias no están dispuestas como antes a actuar de forma acrítica.
En ese escenario político podríamos decir que la aprobación de las reformas le salieron baratas al régimen. Por supuesto estas circunstancias solo allanan el camino para nuevos ataques, a no ser que el movimiento de masas diga lo contrario, afortunadamente hay elementos muy importantes que hacen vislumbrar un cambio en la situación.
Una prueba de que no todo está bajo el control de la burguesía es el estallido de los movimientos de autodefensas en Guerrero y Michoacán.
La tradición de lucha de los campesinos de Guerrero es amplia y esta plena de enseñanzas, particularmente desde la época de Lucio Cabañas hay una tendencia a la autodefensa armada, dicho proceso está vinculado con las organizaciones locales lo cual genera un espectro político muchísimo más cohesionado, por ejemplo con el movimiento magisterial.
En el caso de Michoacán la situación es más semejante a un estallido social que al tornarse incontrolable llevó al gobierno a tratar de controlar y mediatizar, pero no hay que confundirse, fue la fuerza y magnitud del levantamiento armado michoacano la que llevó la desarticulación real de los grupos delincuenciales que estaban asolando la región. Solo la ausencia de una organización política revolucionaria que le diera cauce al movimiento fue lo que permitió que éste entrara en una relación de colaboración inestable y por momentos a punto de la ruptura con el Estado. El caso es que hay miles de campesinos armados, que están dispuestos a ir hasta las últimas consecuencias para aplastar la delincuencia y que en cualquier momento la situación puede cambiar.
El otro tema de importancia es el movimiento sindical, por el momento tan solo el Movimiento Magisterial Democrático, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación entre ellos, ha desarrollado una lucha a nivel nacional en contra de las reformas. El movimiento asumió un carácter de masas en Guerrero, Michoacán, Oaxaca, Chiapas y en la mayoría de los estados de la república, especialmente intenso fue en Veracruz. Cientos de miles de profesores se movilizaron y pese a que la contrarreforma se aprobó, la lucha aún tiene muchos episodios pendientes. Lo más importante del proceso fue que el movimiento magisterial puso el ejemplo, generando un ambiente en el terreno sindical de alerta.
Han pasado ya más de un año de la aprobación de la reforma laboral y lejos de generar condiciones para el crecimiento del empleo ha propiciado un aumento tanto del desempleo como de las condiciones de por si precarias en las que laboran los trabajadores mexicanos.
Sin duda la presión que estas nuevas leyes ejerzan sobre las bases trabajadores generará presión en los sindicatos que aún quedan para desarrollar frentes de lucha unificados, no es una casualidad que en este contexto se esté desarrollando la iniciativa de formar una nueva central de trabajadores.
Por el momento las circunstancias juegan a favor del régimen de Peña Nieto, no tanto porque este sea muy capaz, de hecho es todo lo contrario, el mismo está destruyendo el terreno firma bajo sus pies, el problema es que no hay una lucha articulada en contra de los ataques que ha perpetrado. Lugo entonces, la tarea principal en estos momentos es impulsar dichos frentes unificados por parte tanto del Moren como de los sindicatos y el ala izquierda del PRD que se declara franca y abiertamente en contra de las políticas maniobreras y entreguistas de los chucos y compañía.
Para los impulsores de La Izquierda Socialista la tarea de estos momentos es reagrupar fuerzas para prepararse para las futuras luchas. Con el paso del tiempo se hará cada vez más evidente que las llamadas reformas no resolverán uno solo de los problemas de los trabajadores, no solo eso sino que intensificaran la explotación que ya de por si es salvaje. En este momento la apariencia monolítica del régimen se hará añicos y habrá condiciones para que los trabajadores impongamos condiciones, pero sólo a condición de una lucha unificada, clasista y combativa, que proponga derribar al régimen, no negociar con él, que impulse medidas de carácter masivo y contundente como el paro nacional.
No hay que hacerse ilusiones los pactos no solucionan nada, tampoco las caminatas o plantones, es necesario ir más allá, esa es una de las enseñanzas principales de luchas como la magisterial o los levantamientos campesinos en contra de la delincuencia