En los últimos meses los trabajadores colombianos han empezado a levantar la cabeza, y han demostrado que hay una alternativa al régimen reaccionario de Uribe, una alternativa en germen, que emerge del instinto de clase de los miles de trabajadores. Pronto los trabajadores no sólo querrán subir sus salarios, sino que empezarán a cuestionar las raíces fundamentales del gobierno y el sistema capitalista. Colombia se desliza rápidamente por los senderos de América Latina. El movimiento general de la sociedad Colombiana avanza de la reacción a una acción de masas que -especialmente si encuentra una dirección adecuada- podría desembocar en una situación prerrevolucionaria
En consecuencia, ciertos sectores de la sociedad Colombiana están empezando a sacar conclusiones, o por lo menos a preguntarse: ¿qué nos aguarda? Nos referimos a los trabajadores, campesinos, estudiantes, pequeños propietarios, indígenas, y hasta cierto punto, también a los oligarcas. Este fenómeno se ha venido desarrollando desigualmente en la sociedad colombiana, pero el hecho de la simple pregunta en las cabezas de miles de personas es un paso adelante que ha venido acompañado de la acción popular de otras miles de personas en las calles. Que de hecho han pasado de la pregunta a la respuesta.
Antecedentes de las nuevas luchas
En el 2007 los estudiantes universitarios, estudiantes secundarios y profesores se movilizaron masivamente. Del 23 Mayo al 2 de Junio el sindicato de profesores, el más grande del país con 280.000 afiliados, FECODE, y las organizaciones estudiantiles universitarias y de secundaria se congregaron en contra de la reforma a las transferencias (reforma que disminuye las inversiones en salud, educación y saneamiento ambiental). El paro fue muy combativo y se extendió en todo el sector educativo. Este movimiento llegó aglutinar a unas 300.000 personas en todo el país y se desarrollo hasta llegar al punto de que los estudiantes tomaran las universidades y los colegios, representando un punto de inflexión en el movimiento de los trabajadores en general de nuestro estado.
Sin embargo, la potencia fue mermando hasta que el paro se extinguió, no tanto por la falta de fuerzas, que eran bastantes, sino por la política suicida y conciliadora del sindicato y la dirección del Polo Democrático Alternativo, especialmente impulsada por su sector conciliador . En el PDA existen tres alas: derecha, centro e izquierda. Los dirigentes del ala más derechista del Polo, antes de asumir una posición combativa y de clase, convocando a más sectores al paro y unificando las demás luchas populares del momento para obtener la victoria y derogar la Ley de Transferencias, decidieron desde la Alcaldía de Bogotá (en ese tiempo representada por Lucho Garzón y Abel Rodríguez, Secretario General de Educación) reprimir el movimiento estudiantil, especialmente a los estudiantes de secundaria. Finalmente, el paro se fue fragmentando y el sector universitario, el secundario y los docentes tomaron distintas vías para solucionar sus problemas antes de unificar sus luchas aun más.
El sindicato y el PDA aprobaron, luego de pocos días de movilización, el fin del paro argumentando que: "Dado que el gobierno nacional en cabeza del presidente de la república y de la ministra de educación ha manifestado que sólo dialogaría con los maestros cuando levanten el paro, FECODE acepta el reto y exige al presidente Uribe el cumplimiento de lo dicho y le solicita que abra de inmediato las puertas del diálogo." (Boletín de prensa Nº 11, CE de FECODE). Según FECODE no se había acabado el paro, sólo se trataba de una negociación, de la cual si no había frutos se reanudaría nuevamente la movilización. Pero esto en realidad represento una verdadera claudicación.
Ya todos sabíamos que a la relativa debilidad del paro se le sumaba la gran debilidad absoluta y el oportunismo del sector conciliador del PDA, tanto así como para llegar a reprimir el movimiento que ellos mismos reivindicaban. Es importante aclarar, que este sector conciliador es, y siempre será, más influyente en las etapas donde la reacción es más fuerte, pues refleja el escepticismo, la búsqueda de una salida individual de los trabajadores a los problemas de su clase y los prejuicios pequeñoburgueses, que por miles de lazos se cuelgan a las cabezas de los dirigentes, especialmente por las presiones de los grandes medios de comunicación y los murmullos de la pequeña burguesía histérica.
Aun con todos sus errores, la citada movilización de profesores y estudiantes fue el punto de inflexión que marcó el inicio de la inquietud de las masas en los últimos meses y desde el cual se han desarrollado diferentes luchas en forma dispersa y desigual: huelgas de camioneros, campesinos, indígenas, estudiantes, deudores de hipotecas, victimas del paramilitarismo y del estado, etc. Hay que resaltar aquí el papel de los estudiantes,. Como explica Lenin, "los estudiantes son el termómetro de la sociedad". En Colombia ese termómetro ha venido anunciando ya desde hace algún tiempo altas temperaturas.
Los últimos sucesos, puntos que constituyen una evidencia de un proceso más profundo
En el año 2008, en Colombia, vuelven a darse nuevos acontecimientos que representan un proceso más profundo y "oscuro". A comparación del 2007, las cosas ahora se repiten pero con más experiencias y más conclusiones por parte de los trabajadores; y con nuevos sectores y clases que se suman a la lucha. A la vez, ese proceso que se ha venido dando de forma desigual y fragmentada ahora se puede ir desarrollando en un sentido inverso, "de la dispersión en el tiempo y el espacio, a la unidad en el tiempo y el espacio". En otras palabras, cada día los trabajadores se dan cuenta que la unidad y organización son sus métodos de lucha (Lenin siempre resaltó esto, por ejemplo: una huelga, un sindicato, sin organización y unidad no son mucho) y que las salidas individuales a los problemas de clase no son posibles.
Es por esto que es sumamente importante, aclaramos de paso, estar agitando por la unidad de los trabajadores, la lucha de clases y por consignas concretas que realmente les interesen a los trabajadores. Si no es así, las consignas jugarán un papel negativo que confundirá a los trabajadores y tarde o temprano producirán un efecto negativo en la práctica. Lo que aparenta una simple e inocente consigna, en la construcción de una conciencia de clase nos puede sorprender, las consignas son una guía en un movimiento que envuelve a miles, no basta la simple agitación y propaganda para construir conciencia.
Uno de estos acontecimientos que encarnan el espíritu de clase anteriormente descrito es el triunfo de una dirección más cercana a las aspiraciones de los trabajadores en la CUT (Central Unitaria de Trabajadores). El órgano del Partido Comunista escribe sobre esto: "Las pasadas elecciones para el comité ejecutivo nacional y las subdirectivas de la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, permitieron un notable avance de las corrientes clasistas al interior de las organizaciones de trabajadores. La nueva dirección de la Central se propone enfrentar al uribismo y los desmanes de las transnacionales con movilización (...) Los casi 250 mil votantes favorecieron las propuestas de oposición al gobierno de Álvaro Uribe y su política antinacional y autoritaria. (La Voz, órgano del Partido Comunista, Agosto 27 del 2008 pág.3)" Este triunfo es un indicio de que los trabajadores están fortaleciendo su conciencia de clase , se alejan de las falsas soluciones del sindicalismo oficial y que quieren una solución de clase, pues las otras formulas para solucionar sus problemas no han funcionado en el pasado.
Por otro lado, tenemos los nuevos acaecimientos en la lucha de clases que encabezan los compañeros corteros de caña (trabajadores de los ingenios azucareros), los combativos indígenas del Cauca, los trabajadores del sector judicial, especialmente los sectores más bajos, y detrás de ellos un sin número más de trabajadores que quieren o se están movilizando ya: los trabajadores de la Registraduría, la DIAN, ETB, los estudiantes de la Universidad Nacional (de sus diferentes sedes en el país), los profesores sindicalizados en FECODE, etc. Todas estas luchas fueron algo explosivo, un verdadero "efecto dominó", pero finalmente son parte de un psicología general que se está formado en la sociedad que exige un cambio radical, especialmente en las clases populares. En suma, las personas movilizadas en estos paros y huelgas podrían ascender aproximadamente a: 18.000 corteros de caña, 48.000 trabajadores del sector judicial, 280.000 profesores, 40.000 indígenas (muy combativos, un verdadero ejemplo), 3.000 funcionarios de la registraduría, y 7.000 funcionarios de la DIAN.
Por último tenemos la convocatoria de la Central Unitaria de Trabajadores a la Huelga General del sector estatal. La cual se ha realizado con éxito el 23 el Octubre con una asistencia de 500.000 trabajadores. La CUT escribe lo siguiente sobre la huelga: "De forma democrática, pacífica y organizada más de 500 mil trabajadores en Colombia iniciaron este jueves, el paro estatal de 24 horas convocado por la Central Unitaria de Trabajadores de Colombia, CUT (...) El llamado a la movilización social fue acogido en todo el país por trabajadores del magisterio, salud, Notariado y Registro, Contraloría, Dian, Sena, Icbf y transportadores de los departamentos de Norte de Santander, Santander y Eje Cafetero, además de indígenas y campesinos.(http://www.cut.org.co/ , Comunicado de Prensa)"
La huelga general para los revolucionarios no es una huelga más, tanto en el caso de Colombia como en cualquier otro. En general constituye un hecho que impone una cuestión: ¿quién es el dueño de la casa? Es por eso que entre las consignas fundamentales de la agitación revolucionaria es muy importante exigir "la unificación de la luchas para plantear lo más pronto posible una huelga general". Por ejemplo, un compañero propuso una vez la consigna: "unificar las luchas en una huelga general para sacar al gobierno del bastardo paramilitar". Una huelga general es además una acción donde las clases trabajadoras adquieren gran madurez y experiencia de su poder: "ni una rueda gira, ni un bombillo alumbra sin el modesto permiso de la clase obrera". En la huelga general la clase obrera adquiere conciencia "de sí" y del poder que se lleva en las manos; claro está, si la movilización es organizada y coordinada.
En el caso de Colombia la huelga general se hizo con consignas como: "Por garantía a la protesta. Por garantías sindicales. Por alza general de salarios. Porque el presupuesto general de la nación se redirija a los temas más importantes de la sociedad. Contra la conmoción interior. Contra el TLC." Todas las consignas anteriores son muy válidas y concretas, y se acercan mucho a las aspiraciones de los trabajadores. No se parecen a las elucubraciones erróneas como: "la defensa del estado de derecho", "la defensa de la democracia", "todas las garantías, toda la democracia, toda la libertad", o peor: "En defensa de la Corte Constitucional, ultimo bastión de la democracia", que fueron propuestas por los dirigentes s del PDA.
En todo caso, lo importante de todo lo anterior es valorar que los últimos sucesos de la lucha de clases plantean grandes cuestiones políticas, teóricas y prácticas. Con todas sus peculiaridades, errores y aciertos, se puede decir que una nueva etapa en la historia de Colombia se abre. Todo lo anterior constituye una evidencia de un proceso más profundo. Y por eso nos preguntamos ¿y ahora qué? Pero antes de pasar a esa pregunta analizaremos que papel han tenido las direcciones políticas y sindicales de los trabajadores en los últimos acontecimientos.
El papel de la CUT y el PDA
La CUT Y el PDA han tenido un papel relevante en los últimos hechos, y por ello, el mismo merece ser analizado. Lo primero que afirmamos antes que todo es que en lo político y en lo económico estas dos son las organizaciones más relevantes para los trabajadores. ¿Por qué?
El PDA es relativamente nuevo, agrupa a los movimientos sociales y políticos más tradicionales de los trabajadores y de los sectores populares y ha ganado, tanto electoral como políticamente, una considerable influencia en diferentes sectores de la sociedad colombiana. Finalmente, es el partido que representa una alternativa real para los trabajadores, en tanto que es el único partido de izquierda con una oposición nacional al gobierno y ha ganado espacios dentro del aparato burgués para hacer agitación, propaganda y reivindicaciones de todo tipo. Cuando los trabajadores se movilicen no tendrán a donde más mirar que hacia el PDA, es por eso que a largo y corto plazo (y pese a las contradicciones y errores de muchos de sus dirigentes) seguirá jugando un papel relevante en la lucha de clases.
En cuanto a la CUT, es una central histórica, fundada en el 87, que llegó agrupar a 1.700.000 trabajadores, y ahora agrupa a unos 700.000. Es una organización tradicional de masas muy importante en el desarrollo de la lucha de clases en Colombia. Los últimos acontecimientos prueban esto.
Las dos organizaciones anteriores enfrentan muchos problemas teóricos y prácticos. Su principal error es que no ofrecen un programa que busque organizar, ampliar, unificar y extender la movilización de todos los sectores afectados por las políticas del gobierno y renuncian a explicar que el único modo de conseguir estas reivindicaciones es sustituyendo el poder de la burguesía y el gobierno paramilitar de Uribe por un gobierno de los trabajadores y el resto de los oprimidos que llevé a cabo la transformación de la sociedad. En lugar de ello la mayoría de dirigentes del PDA y la CUT, particularmente los ubicados más a la derecha, huyen a la lucha de masas. Lo cual es evidente en sus consignas, discursos y programas. ¿Por qué es importante analizar esto? Pues porque hay que luchar en la teórica y en la práctica contra estos errores para transformar estas organizaciones de masas en vías para la revolución.
En el caso del papel que actualmente juega la CUT basta con observar a Tarsicio Mora, Presidente actual de la misma. A pesar de que Mora encarna la mayoría del nuevo ejecutivo de la CUT, que como hemos dicho es más cercano a las nuevas aspiraciones de los trabajadores, un informe de la revista burguesa Dinero lo describe de la siguiente forma:
"La intención de Tarsicio Mora, quien fuera presidente de FECODE, uno de los grupos sindicales más radicales del país, es la de acercarse a la sociedad con un discurso nuevo. Señala, por ejemplo, que los sindicatos no pueden ver a los patronos como enemigos. Ellos tienen su papel y nosotros el nuestro. Y agrega que la labor de los sindicatos no sólo es pedir, sino saber cómo se puede contribuir (...) Llamamos a que los trabajadores sean excelentes trabajadores. A que atiendan a los usuarios. Y tenemos que involucrarnos en los problemas del barrio (...) Queremos que la sociedad, los empresarios y el gobierno sepan que el sindicalismo le apuesta a la democracia, que somos parte integrante de esta sociedad (...) Que somos aporte y no obstáculo (Revista Dinero, http://www.dinero.com/noticias-empleo/cut-ajusta-rumbo/50066.aspx)".
Como se puede traslucir en el discurso, la idea no es hacer un sindicalismo combativo y de clase como el que nosotros proponemos, sino conseguir la una utópica democracia en abstracto. Y ello en un país en el que el estado y los paramilitares que él mismo ha armado han acabado con más 2500 sindicalistas en siete años. Y lo peor es que Tarsicio Mora pide de paso que el gobierno y los empresarios no vean al sindicalismo como un "obstáculo", sino un "aporte". Como sea, Mora también propone que el sindicalismo tiene que tener una mira general que es la "democracia" y traducido esto al lenguaje llano del ciudadano a pie quiere decir un sindicalismo apolítico, sino ¿que quiere decir esto?: "la sociedad, los empresarios y el gobierno sepan que el sindicalismo le apuesta a la democracia, que somos parte integrante de esta sociedad. (¿?)" En otros términos propone un "economismo" barato, no olvidarse de los pobres trabajadores y sus reivindicaciones inmediatas y así ellos olvidarán sus reivindicaciones políticas a largo plazo. Luchar por el desayuno, pero sin pensar en que se va a almorzar y luego a comer, esa es la propuesta de Mora: no fortalecer el interés de los trabajadores a largo plazo, no fortalecer sus miras generales de la lucha de clases y nunca sus reivindicaciones políticas. Toda esta posición del compañero de la CUT termina inmovilizando a las masas y desarmándolas políticamente a la largo plazo.
Al otro lado del rio del "economismo barato" de Tarsicio tenemos el "politicismo" de muchos dirigentes del PDA. Con politicismo: queremos decir que no reivindican reformas y consignas concretas para mejorar la situación de los trabajadores. Esta posición dentro del Polo está especialmente representada por su sector conciliador, reformista, derechista y centrista. Lo que se demuestra en la llamada del PDA por la defensa de la "democracia", "el estado de derecho", "la Corte Constitucional", la "Carta de 1991", etc. pero no por la defensa de buenos salarios, de pensiones, que son reivindicaciones concretas de la gran población colombiana etc. Es lo opuesto al compañero Mora. En este caso los compañeros de la dirección del PDA ruegan a la sociedad que piense en la comida antes de pensar en el desayuno, pero como la mayoría no tiene ni desayuno es difícil atraerlos a una mesa donde no hay nada servido. Cabe puntualizar que el PDA toca estos temas concretos de vez en cuando, especialmente sus sectores izquierdistas, aunque no se les da la relevancia e importancia que se merecen. Sobre todo el problema es que no se presenta un programa de transición que vincule entre sí las necesidades inmediatas de las masas (tanto económicas y sociales como políticas) y que explique que la lucha por conquistar ambas pasa necesariamente por un cambio político y económico revolucionario.
Por una lado, los sindicalistas que no luchan por reivindicaciones políticas, y por otro lado, los políticos que no luchan por reivindicaciones inmediatas de los trabajadores. Los dos están conduciendo al movimiento a la inmovilidad (¡!) y no a la lucha de clases a la larga. Los dos deberían luchar tanto política como económicamente para ganara a los trabajadores y de paso elevar su conciencia. Si estas políticas se mantienen su efecto sobre la lucha de los trabajadores, independientemente de que esa sea la voluntad de los compañeros que las defienden o no, será negativo.
Un último punto que podemos analizar respecto al papel del PDA es el de sus consignas. El PDA propone unas consignas de transición hacia la "democracia", lo que hace que los trabajadores se confundan más, pues finalmente en Colombia todos defienden la "democracia", la "independencia de poderes", "las libertades", etc. Desde Uribe a Cesar Gaviria, desde Petro a Carlos Lozano, todos defienden la "democracia" aunque entre todos los anteriores hay diferencias políticas gigantes. Por ejemplo, Carlos Lozano es del ala izquierda del PDA y pertenece al PCC, Petro es del ala derecha del PDA, y pertenece al PDI (Polo Democrático Independiente), pero trágicamente los dos defienden un mismo programa en la forma y en las consignas: "la defensa de la democracia". La cuestión es simple: la política es de masas, y las consignas, que son pequeñas frases que guían el movimientos de miles y de millones , adquieren una importancia decisiva. El que no proponga y use las consignas correctas en el momento correcto será condenado por las masas, pues no atraerá su atención.
La lucha por la democracia y las libertades en abstracto sin explicar concretamente que la democracia y las libertades para los trabajadores son una cosa y para los capitalistas otra sólo adormece a los trabajadores con buenas palabras y oscurece, en lugar de aclarar, cuál es el programa concreto que puede traer una verdadera democracia, en paz y libertad, a Colombia. Los dirigentes más a la izquierda del PDA y de la CUT deben explicar eso y plantear claramente que, mientras se mantenga la propiedad de la tierra y de las principales empresas en manos de los capitalistas, mientras exista el actual estado creado por la burguesía para reprimir al movimiento obrero y popular y se mantenga el gobierno paramilitar de Uribe en Nariño no habrá verdadera democracia para los trabajadores y el pueblo. Cualquier otra posición lleva a confundir y desmovilizar a los trabajadores colombianos. Hay que proponer consignas de izquierda que planteen una diferencia radical con la derecha: consignas socialistas, con programa socialista, y con prácticas socialista, eso es lo que debemos exigir para el PDA y de ese modo aquel no jugará un papel negativo en los eventos por venir, otra vez comprendiendo que ha habido pasos adelante a pesar de los graves errores.
¿Y ahora qué?
Las últimas jornadas de movilización han demostrado que en Colombia se están gestando las condiciones para una situación pre revolucionaria. Esto lo podemos deducir, primero por el ambiente político, económico y social en América Latina, que se ha venido dando en los últimos ocho años, en el que ni un solo gobierno ha estado estable. Por ejemplo, en México han sucedido huelgas de 3 millones de personas ante el fraude electoral de Calderón en el 2006 y la situación es ahora bastante agitada, Ecuador es un plato caliente en el que ha habido tres insurrecciones, igualmente Bolivia, de Venezuela ni se diga, casi después de diez años de revolución la temperatura es alta, en el caso del Perú, la situación es pre revolucionaria, además, Alan García cuanta únicamente con un 20% de apoyo de la población, por otro lado Brasil, Argentina y Chile, sufre una situación parecida, en la que la lucha de clases es alta. A la vez por la situación mundial a nivel económico y de lucha de clases se pude deducir esto. El fracaso económico del capitalismo, la lucha de clases en Grecia, Bélgica, Italia, España, Francia, etc. Es un verdadero plato caliente este mundo, con todo y ají.
Aún así hay que ver la situación concreta de Colombia con todo el tacto posible. El método del marxismo enseña que para cada situación se debe hacer un análisis concreto. La realidad es siempre concreta, como explica Hegel. En todo caso las perspectivas para Colombia son un proceso de desarrollo hacia una situación revolucionaria. De cualquier modo, los hechos de los últimos meses son muestras de un proceso más profundo, que avanza cuantitativamente hacia un salto, un salto a la situación pre revolucionaria. Y de hecho nos damos cuenta que ahora que estamos en una situación grave económicamente y políticamente, y tenemos un desempleo del 12%, las masas empiezan a no poder vivir como antes, el régimen tampoco va a poder dominar como antes.
Sólo resta decir que para que esta situación se pueda desarrollar fácilmente el PDA, los sindicatos, las organizaciones de los trabajadores del campo y la ciudad deben responden combativamente y con consignas, programas, agitación y practicas socialistas. Por eso desde la Corriente Marxista proponemos:
¡Por un PDA de izquierda!
¡Por un programa socialista para el PDA!
¡Por unos sindicatos combativos y de clase!
¡Por unificar las luchas en una huelga general para sacar al gobierno paramilitar!
¡Por una paz REVOLUCIONARIA, con buenos salarios, con reforma agraria, con expropiación de la principales empresas del país y con control directo por los trabajadores de las empresas nacionalizadas y del estado!
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corrientemarxistacolombia@gmail.com