Cientos de miles salen en Madrid en defensa de la sanidad pública y contra el gobierno de Ayuso ¡Es la hora de la calle!

Ayer domingo 13 de noviembre cientos de miles de personas inundaron las calles de Madrid contra la política sanitaria criminal del gobierno derechista de Ayuso, y en defensa de la sanidad pública. Ayuso, inflada en su arrogancia en la misma medida que su ignorancia y diminuta estatura intelectual, empieza a ver socavado su apoyo popular, incluso entre capas medias que le son afines. Lo que hace falta es darle un último empujón.

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La delegación del Gobierno de Madrid cifró la asistencia en 200.000 personas, y los convocantes en 650.000. Y esta última cifra está más cercana a la realidad.

La manifestación estuvo convocada por las asociaciones vecinales de Madrid y de las principales poblaciones de la Comunidad, y fue apoyada por las principales asociaciones profesionales sanitarias y los sindicatos obreros, además de los partidos de izquierda. Nadie duda del enorme ambiente favorable a la izquierda que se respiraba en la manifestación. A los gritos de ¡Sanidad Pública! se sumaron los de ¡Ayuso dimisión!

Los compañeros de la Corriente Marxista Internacional estuvimos presentes de manera activa, donde repartimos la hoja que te puedes descargar aquí.

La enorme manifestación resultó de la confluencia de 4 columnas que partieron simultáneamente de las plazas de Nuevos Ministerios (Norte) y Ópera (Oeste), Hospital la Princesa (Este), en pleno corazón geográfico de la derecha madrileña, y finalmente en Atocha (Sur), que concentró el mayor contingente, proveniente de los barrios proletarios del sur de Madrid y del cinturón rojo de la Comunidad.

En realidad, la manifestación fue un continuo en los cerca de 2 kilómetros que separan Atocha de la Plaza de Cibeles, donde confluyeron las columnas, permaneciendo inmóviles la cabecera y la cola de manifestación. Madrid revivió así las magníficas jornadas de lucha multitudinarias de las Mareas, las Marchas de la Dignidad y las huelgas generales, entre 2012 y 2014, o más recientemente las maravillosas movilizaciones de las mujeres y los pensionistas de 2018 y 2019, antes de la pandemia. El Madrid obrero y luchador se levantó de nuevo mostrando su puño firme a la derecha y exhibiendo la auténtica correlación de fuerzas a favor de la clase obrera y la izquierda que existe en la sociedad siempre que se moviliza decisivamente. Una movilización, que podríamos estimar en cerca de medio millón de personas, que la derecha madrileña nunca ha podido igualar, ni remotamente.

En un artículo anterior, ya explicamos las razones de la movilización y del descontento popular: el proceso de desmantelamiento de la sanidad pública, y más recientemente de la atención primaria y las urgencias de los centros de salud de los barrios. Madrid, con toda su riqueza, tiene el menor gasto sanitario por habitante de todo el Estado, con 1.171 euros/hab frente a la media situada en 1.478 euros, y es la segunda comunidad autónoma con menos médicos por habitante (0,7) sólo por delante de Baleares. Y es la única comunidad donde hubo una reducción de médicos de atención primaria, un 2% desde 2018.

La falta de médicos ocasiona que estos estén saturados de pacientes a los que no pueden atender adecuadamente, llevando la ansiedad y el agotamiento a miles de profesionales, muchos de los cuales están huyendo progresivamente al extranjero o a otras comunidades autónomas. A los habituales retrasos en las citas para consulta con especialistas de 4, 6 u 8 meses, ahora es normal conseguir cita con el médico de cabecera ¡hasta un mes después de solicitarla! Claro está que no es igual en todos los barrios. Un informe periodístico reciente revela que el plazo para conseguir cita con el médico de cabecera es de dos días en un barrio rico y de 20 días en un barrio obrero.

Loa centros de salud de los barrios burgueses están muy bien abastecidos de profesionales y los recortes se concentran en los barrios obreros y marginales.

Además del negocio de desviar miles de millones de euros de dinero público al año a las clínicas y laboratorios privados, con todo tipo de conciertos y el desvío de miles de pacientes de la sanidad pública para estudios  e intervenciones de todo tipo, el creciente deterioro de la sanidad pública madrileña lleva a mucha gente desesperada a suscribir seguros privados de salud, que ya cubren a ¡cerca del 40% de la población de Madrid!, según la Fundación IDIS, el lobby de la medicina privada en España.

Al desastre de la atención primaria se suma el desastre aún mayor en las urgencias de los centros de salud, que han reabierto, tras dos años cerradas, con la mitad del personal, que debe desparramarse por toda la comunidad para poder garantizar su apertura. Numerosas guardias médicas se hacen sin médicos, y ahora el gobierno de Ayuso propone resolverlo con consultas telemáticas, sin posibilidad de auscultar, revisar ni atender debidamente a los pacientes. De esto resultó la huelga indefinida, que dura todavía del personal sanitario de las urgencias médicas. Y dentro de una semana, el 21 de noviembre, se inicia la huelga de los médicos de atención primaria, los médicos de cabecera.

Es pues ahora el momento de golpear con fuerza y no, como estúpidamente han pregonado algunos representantes políticos de la izquierda oficial, en su habitual cortedad de miras y desconfianza hacia  la movilización social, de esperar hasta 2023 para echar a Ayuso en las elecciones autonómicas de mayo. La política sanitaria de Ayuso, así como su política general, debe ser combatida y derrotada ahora. Las familias obreras no pueden ni quieren esperar 6 meses.

Lo relevante es que un sector de la clase media y de sectores obreros atrasados que le dieron su apoyo a Ayuso hace poco más de un año y medio, en las elecciones de 2021, empiezan a darle la espalda. No olvidemos que el colectivo de médicos –una capa relativamente acomodada y conservadora– así como una buena parte de profesionales sanitarios, son una base tradicional de la derecha, y ahora están encabezando la lucha más importante que ha sufrido Díaz Ayuso en sus 3 años y medio de mandato.

La disposición a la lucha y la movilización de las familias obreras quedó bien patente ayer, el pase de un número cada vez mayor de sectores de clases medias a la oposición a Ayuso también es evidente, y ni siquiera la ultraderecha de Vox, absolutamente muda en este conflicto y principal apoyo parlamentario de Ayuso, puede capitalizar para sí el descontento social. Es pues ahora el momento de que el conjunto de los sindicatos, las asociaciones de vecinos, los movimiento sociales, así como los partidos de izquierdas y sus activistas, aúnen esfuerzos para ampliar sus reivindicaciones más allá del tema sanitario: en atención social, educación, urbanismo, vivienda, etc. y lanzar una primera jornada de huelga general en la Comunidad de Madrid de 24 horas, con movilizaciones masivas en todos los barrios y ciudades.

Esta será la mejor manera de arrinconar a la reaccionaria de Ayuso y su gobierno, arrancarle concesiones, y laminar aún más su base de apoyo social. Esta es, la lucha  y la movilización social más decidida,  la mejor manera de acelerar la caída y derrumbe de la derecha madrileña, y no mezquinos cálculos electorales a medio plazo que no interesan en lo más mínimo a las familias obreras madrileñas ¡Es la hora de la calle! ¡Todos juntos a luchar!

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