Seis meses después de la elección del nuevo Comité Permanente del Buró Político de China bajo la presidencia de Xi Jinping, ha quedado muy claro que los próximos diez años bajo su mandato no se parecerán a la relativa estabilidad social y al rápido crecimiento de los diez años pasados. El carro no seguirá rodando por el mismo camino. Xi Jinping y el Partido Comunista de China están en una encrucijada, enfrentados a ese dilema clásico de todas las clases dominantes - ¿abrirse a reformas democráticas o tomar medidas drásticas ante el crecimiento de la disidencia?
Por debajo del suave, controlado y aparentemente inmutable edificio de la presidencia de Hu Jintao, China ha sido cualquier cosa menos estable. Millones se han unido a lo que es, de lejos, el mayor proletariado del mundo para comenzar a producir más y más mercancías. De particular interés para los marxistas es el renacimiento del movimiento obrero chino que está creciendo en confianza y en organización día a día. Este hecho es infinitamente de la mayor importancia para determinar la disposición del nuevo régimen a reformarse a sí mismo como le suplican los liberales progresistas.
Según China Labour Bulletin (CLB), los tres meses de junio a agosto de 2013 vieron 183 huelgas, un 7% más que en el trimestre anterior ¡y más del doble que en el mismo periodo del 2012!
CLB también ha observado un desarrollo de gran importancia – cada vez hay más huelgas en un número mayor de grandes fábricas. La concentración y socialización de la producción capitalista es una ley que se expresa en China con una fuerza particular. Esto está llevando a huelgas más grandes y potentes en los centros urbanos más importantes. Guangdong, probablemente, la provincia de mayor desarrollo económico e importancia, ahora concentra un tercio de todas las huelgas de China.
"Una de las tendencias de particular interés en los datos de los mapas huelguísticos es el creciente número de conflictos en las empresas más grandes, las que tienen de 100 a 1000 empleados. La proporción pasó del 35 por ciento en los meses de junio, julio y agosto de 2012 al 60 por ciento en el mismo período de este año. Además, observamos cinco huelgas que afectan a más de un millar de personas. En el centro de fabricación de Dongguan, por ejemplo, más de un millar de obreras realizaron una huelga contra los recortes salariales el 14 de junio y bloquearon las carreteras en las afueras de Lun Hop, una empresa de prendas de vestir de propiedad sueca ...Y en septiembre, cinco de los 38 incidentes registrados, contaron con la participación de más de 1.000 trabajadores. En Jixi, Heilongjiang, por ejemplo, más de 1.000 trabajadores siderúrgicos del Grupo Beigang llevaron a cabo una huelga y se manifestaron frente al gobierno local el 16 de septiembre. Los trabajadores protestaban contra los salarios atrasados, y pusieron carteles que decían "¡tenemos que sobrevivir, tenemos que comer, pagadnos nuestros salarios!" Al día siguiente, el 17 de septiembre, se informó de que alrededor de 6.000 trabajadores de la empresa Electrónica Shili en Dongguan bloquearon las carreteras en protesta por las contribuciones pendientes del pago de la seguridad social. Se enfrentaron a cientos de policías antidisturbios y varios trabajadores fueron golpeados".
CLB luego agrega que "el porcentaje de incidentes en las empresas pequeñas y medianas, las que tienen menos de 100 empleados, se redujo de un 58 por ciento del total al 31 por ciento", muy probablemente debido a que "cada vez más las pequeñas empresas simplemente van a la quiebra o se fusionan con empresas más grandes. Un informe publicado en Forbes China, el 20 de junio, señalaba que, debido a una falta de creatividad, innovación y apoyo del gobierno, las pequeñas y medianas empresas en China se enfrentan cada vez más a la amenaza de la bancarrota". En otras palabras, el desarrollo orgánico del capitalismo en capitalismo monopolista encuentra su reflejo en la fuerza organizativa del proletariado chino - exactamente lo que Marx explicó hace más de 150 años.
La experiencia adquirida y el creciente tamaño y combatividad de las movilizaciones demuestran la confianza creciente de la clase obrera china, cuyo temor al Estado chino disminuye con el aumento de la organización de los trabajadores. Y esta falta de miedo tiene una base objetiva - "Los trabajadores de China ahora parecen estar frente a una fuerza de policía más "amigable" y a un número de detenciones menor. En el verano de 2012, alrededor del 47 por ciento de los incidentes registrados tuvieron una intervención de la policía, y casi el 17 por ciento terminó con algunos arrestos o detenciones; en 2013, sin embargo, las cifras se redujeron al 12 por ciento y 5 por ciento, respectivamente".
¿Cómo se explica la disminución de la represión? ¿Está el Estado chino reformándose en un Estado liberal, como desea tan encarecidamente la intelectualidad occidental? Es evidente que no es así, el nuevo régimen de Xi Jinping está persiguiendo a los disidentes de Internet más que nunca y ha incrementado el gasto en seguridad interna, que ahora suma más que el dedicado a defensa militar. ¿O tal vez está incluso girando a la izquierda y comienza a apoyar los derechos de los trabajadores? Existe alguna evidencia de que la Federación China de Sindicatos (ACFTU), controlada por el gobierno, ha apoyado realmente a trabajadores en huelga, como en el caso de la huelga en International Paper. ¿Indica esto que el Partido Comunista de China está comenzando a regresar a sus raíces para ponerse a la cabeza de la clase obrera?
Al contrario. El PCCh y el Estado chino, en lugar de defender a la clase obrera, están aterrorizados de su fuerza cada vez mayor y se ven obligados a ceder algo de terreno a la misma. El movimiento desde abajo está creciendo más rápido que la capacidad de este pesado aparato de seguir su ritmo, y está, como señala CLB, apoyando pasivamente y de mala gana a la ACFTU. Siempre atareado con las cifras del PIB y preocupado por la banca en la sombra, el Estado chino se ha olvidado de que décadas con resultados de crecimiento de dos cifras produjo igualmente una clase obrera en expansión.
La represión estatal y el control ideológico totalitario de cosas tales como Internet no pueden resistir estas fuerzas, las relaciones económicas y sociales son más poderosas y fundamentales que las políticas. Por cada activista sindical detenido, miles más surgen de la tormentosa e incesante industria china, en la que cientos de millones de trabajadores viven y trabajan codo con codo. Por cada sitio web bloqueado, miles más de trabajadores chinos consiguen acceder a Internet. Por cada cuenta de Sina Weibo (equivalente a Facebook o Twitter) cerrada, ¿cuántas más surgen para informar de noticias de huelgas, protestas contra la contaminación o para quejarse de la corrupción del gobierno?
Es por esta razón que el Estado chino está teniendo un papel más pasivo y deja a los trabajadores un poco de espacio para organizarse - porque no puede contenerlos. Pero esto no significa, como imagina Han Dongfang de CLB, que el Estado chino está consiguiendo una mayor legitimidad y puede ser reformado gradualmente hasta que represente los intereses de los trabajadores. El poder del Estado chino está basado enteramente en el crecimiento del capitalismo chino en el escenario mundial, y el aparato estatal, de arriba a abajo está corrompido a fondo por los intereses capitalistas. Como el propio Han señala en el mismo artículo, "Repito: los trabajadores de China ya no son víctimas sino luchadores. Ellos no sólo están luchando por instinto, ahora están más organizados y en el futuro tendrán una perspectiva más estratégica. Ya no se conforman con luchar por reivindicaciones ocasionales, sino que están empezando a luchar por una solución a largo plazo" (el subrayado es nuestro).
Combatiendo a moscas y tigres
Las políticas emblemáticas iniciales de la presidencia de Xi han sido el 'Sueño Chino' y la campaña contra la corrupción. La primera está tomada del "sueño americano" de los EEUU, y es igual de vacía y falsa, y sirve al mismo propósito - adormecer al proletariado con la ilusión de una prosperidad y libertad futuras. La campaña contra la corrupción representa un intento de cubrir el flanco izquierdo del régimen atacando de forma superficial las injusticias más flagrantes del capitalismo, mientras que en sustancia se introducen medidas cada vez más pro-capitalistas. Es muy revelador que estas sean las principales políticas de Xi - un ataque superficial contra los ricos, unido a la propaganda de un estilo de vida burgués inaccesible para la inmensa mayoría.
Junto con innumerables jefes locales del partido, o "moscas", la campaña contra la corrupción se distingue con algunas víctimas de muy alto perfil, o 'tigres', entre ellos el muy poderoso Zhou Yongkang, miembro del Comité Permanente del Buró Político saliente y responsable de la seguridad interna, y Jiang Jiemin, presidente de la estatal Comisión de Administración y Supervisión de Activos; es decir, ¡el jefe de las privatizaciones en China!
Esto coincide con la invocación de Xi, de forma cínica, de la Línea política de Masas de Mao. Los funcionarios corruptos del PCCh son objeto, bajo su mirada directa, de auto-flagelaciones frente a las masas por sus pecados burgueses. Estas sesiones se transmiten por TV, con Xi Jinping presente, por supuesto; no se hacen confesiones sino que se interroga a los funcionarios, que reconocen cosas como están demasiado preocupados con el crecimiento y el dinero, y no por el bien del pueblo. Por supuesto, todo está orquestado y son cuidadosos en no revelar nada demasiado escandaloso, sin embargo cuando se trata de los juicios de dirigentes como Bo Xilai, Zhou Yongkang y Jiang Jiemin, las revelaciones de la corrupción y la riqueza obscena son inevitablemente perjudiciales para la credibilidad del partido.
La campaña contra la corrupción no engaña a la gente haciéndola creer que el gobierno se autocorrige. El pueblo chino es consciente de que el abismo que separa a las clases ha crecido en proporciones insalvables en el capitalismo, y que los funcionarios del Estado hace tiempo que se han pasado al otro lado. Los informes diarios de corrupción obscena de los funcionarios del partido, tanto pequeños como grandes, en lugar de aumentar la confianza en el liderazgo de Xi, sólo sirven para subrayar la injusticia inherente a todos los niveles que existe en la sociedad capitalista. Según The Economist, "Un bloguero se hizo eco del cinismo general que existe hacia el funcionariado: "¿Por qué no empiezan por criticar el tamaño de sus cuentas bancarias y bienes personales?""
Y qué grandes se han convertido estas cuentas bancarias. Una investigación del New York Times reveló que el entorno familiar de Wen Jiabao, el primer ministro de China hasta noviembre de 2012, tenía una riqueza acumulada de alrededor de 2.700 millones de dólares gracias a sus conexiones. El reciente juicio de Bo Xilai reveló al pueblo chino que este prominente ex-miembro del Partido "Comunista" había aceptado sobornos en forma, entre otras cosas, de una villa de lujo en Francia. Según la agencia Bloomberg, la familia del nuevo presidente y héroe anti-corrupción Xi Jinping tiene "intereses incluyendo inversiones en compañías con activos totales de $ 376 millones, una participación indirecta del 18 por ciento en una empresa de tierras raras con $ 1.730 millones en activos, y un paquete de 20,2 millones de dólares invertidos públicamente en una compañía tecnológica".
Se filtró accidentalmente un informe del Banco Popular de China que reveló que 16.000-18.000 funcionarios del PCCh habían huido de China desde mediados de la década de 1990, ¡llevándose alrededor de 160.000 millones de dólares con ellos! Esto significa que "cada funcionario robó, en promedio, una cifra estimada en 50 millones de yuanes (más de $ 7 millones). Precisamente porque esto es sólo una estimación, se puede imaginar que los números reales son en realidad mucho más grandes. Algunos medios de comunicación han informado que la esposa del ingeniero jefe adjunto del Ministerio de Ferrocarriles, Zhang Shuguang, capturado recientemente por corrupción, posee tres mansiones de lujo en Los Ángeles, y cuenta en una Caja de Ahorros hasta $ 2.800 millones en Estados Unidos y Suiza. Esto da una idea de un panorama más amplio" (World Crunch).
Contrariamente a lo que dicen las publicaciones liberales como The Economist y The Guardian, la corrupción no puede ser acometida mediante la realización de reformas liberales, tales como "el desarrollo de un poder judicial y medios de comunicación independientes". Bajo el capitalismo, cada institución es "despojada de su halo", y los jueces y periodistas "independientes", cuanto más liberados están del control del gobierno, más se convierten en los títeres del capital. Libertad y privatizaciones en la sociedad capitalista no son más que la sumisión al mercado. La verdadera fuente de la corrupción de la burocracia china es la conquista del poder del mercado; de ahí que privatizar los medios de comunicación y liberar el poder judicial simplemente legaliza y formaliza la corrupción, así como miembros del Congreso de Estados Unidos son corrompidos legalmente por los ejércitos de lobbystas de las corporaciones.
La zona de libre comercio de Shanghai
Si alguien se dejó engañar por el ruido "izquierdista" de la campaña contra la corrupción y tenía dudas de que la dirección de la administración de Xi Jinping ha sido hacia una mayor privatización, sólo tenemos que apuntar en la dirección del reciente anuncio de la creación de la Zona de Libre Comercio de Shanghai.
La actividad de esta zona, cuya creación ha sido recientemente anunciada, se centrará alrededor del libre movimiento de capitales internacionales relacionados con instituciones financieras de China. Las principales medidas prometidas serían (todavía hay, como es habitual con el gobierno de China, una gran cantidad de incertidumbre en cuanto a los detalles de las normas de esta nueva zona) la convertibilidad de la mineda china, el Yuan (es decir, la capacidad para liquidar los pagos y el comercio libremente en la moneda de China en los mercados financieros internacionales), y la eliminación de límites a la tasa de interés con que se paga a los depositantes, como se ha ensayado recientemente en Wenzhou. El verdadero objetivo de las zonas de libre comercio en China es probar los siguientes pasos que se aplicarán en el resto del país en su inevitable marcha hacia una economía plenamente capitalista. Más zonas de libre comercio se han anunciado en Wuhan, Guangzhou y Ningxia.
Por supuesto, la filosofía del gobierno chino es "domar a la bestia", e instituir el capitalismo e integrarlo en el mercado mundial de una forma planificada y controlada, con el fin de preservar el status-quo. Sin embargo, la naturaleza burguesa desvergonzada de estas reformas es clara, e indica los planes que Xi Jinping y Li Keqiang (el Primer Ministro) tienen para el conjunto de China.
Hu Xialian, la vicegobernadora del gigantesco banco estatal Banco Popular de China, escribió recientemente un artículo muy franco donde señalaba la naturaleza completamente burguesa de la motivación del gobierno chino para impulsar la convertibilidad del Yuan. Dice:
"La expansión de los negocios transfronterizos del renminbi [otra forma de denominar al yuan. NdT] también crea mayores requisitos para el nivel de los servicios financieros y la infraestructura financiera. ... Por lo que es necesario acelerar las mejoras en el sistema financiero ", escribe. "Los productos deben ser más abundantes, las operaciones de mercado más eficientes, el sistema de mercado más completo y la supervisión del mercado más efectiva. Tenemos que abrir los mercados financieros nacionales de una manera gradual y ordenada, y acelerar el establecimiento de un sistema de mercado comparativamente desarrollado y maduro."
No podía ser más claro - la dirección real del PCCh y de Xi Jinping no va en la "línea de masas" de Mao y de la participación de las masas en predicar justicia social entre los funcionarios corruptos y la emergente clase burguesa, sino en utilizar superficialmente tales campañas como una hoja de parra para disfrazar las privatizaciones en curso y la apertura general de la economía a las fuerzas del mercado.
El mercado dicta al Estado
A medida que el gobierno chino ha aceptado el capitalismo como el motor del crecimiento chino, se ve obligado a cada paso a conceder cada vez más terreno a las necesarias leyes del capitalismo. Sus intentos de "controlar" el mercado y evitar las crisis simplemente absorben mucho más al gobierno en las relaciones capitalistas. Al igual que un hombre que se ahoga en arenas movedizas, la agitación de sus miembros sólo revela su total impotencia ante la situación.
El estímulo fiscal de 2008 ha dado lugar a un hinchamiento de la deuda pública. El gobierno ni siquiera sabe la cantidad exacta de deuda que flota en el sistema. Según sus propios cálculos, varía del 30% al 60% del PIB. Los gobiernos locales, que se vieron obligados a pedir prestado a los bancos de propiedad estatal para luego financiar el gasto en infraestructuras (y otros), ahora están atrapados en una cadena de pagos más grandes de lo que pueden soportar. Esto les ha obligado, en contra de la propia normativa del gobierno central, a emitir deuda en forma de bonos. Estos bonos son luego reempaquetados y utilizados como "Productos de Gestión de Riqueza, 'Wealth Management Porducts' (WMA), que son también, como los bonos de las autoridades locales, "innovaciones financieras" para saltarse las regulaciones bancarias de China. WMA son productos que permiten a los chinos invertir los ahorros y obtener tasas de interés más altas que en las cuentas bancarias normales, ya que las tasas de interés sobre estas últimas están limitadas, en otro intento de "controlar" el capitalismo.
El problema es que el gasto en infraestructura de las autoridades locales no ha creado para ellos un auge económico, ya que el mercado mundial está saturado y el crecimiento de China se está desacelerando. Los datos oficiales muestran que a finales de 2012, la tasa de utilización de la capacidad productiva en las industrias del hierro y acero, cemento, electroliticas, aluminio y vidrio eran respectivamente de sólo el 72%, 73,7%, 71,9%, 73,1% y 75%. No pueden funcionar cerca del 100%, porque entonces no sería rentable vender todo lo que producen. Por lo tanto, las autoridades locales no recaudarán lo suficiente en impuestos con este auge económico como esperaban, y de hecho no lo están haciendo, para financiar este gasto. Hay un enorme déficit y esta es la razón por la que se han visto obligados a comenzar a emitir bonos, rompiendo las regulaciones gubernamentales.
A su vez, dependen de su otra principal fuente de ingresos, la venta de tierras (que también son a menudo ilegales). Por el momento las autoridades locales están, fundamentalmente, apropiándose ilegalmente de tierras campesinas de propiedad colectiva con el fin de vendérselas a los especuladores y promotores. Esto se conoce eufemísticamente como "tierra a cambio de equidad", un nombre que pasa por alto la realidad de millones de campesinos privados de tierras y obligados a trasladarse a las ciudades para convertirse en proletarios inmigrantes, a menudo en lejanas provincias, y por lo tanto carecen de los derechos y los beneficios que se dan sólo a los que pertenecen a cada provincia.
Esta política va a ser formalizada y legalizada en la próxima Tercera Sesión Plenaria del 18º Comité Central del Partido. Pero al mismo tiempo, el gobierno central está tratando conscientemente de enfriar el mercado inmobiliario, por temor a las hipotecas de alto riesgo en peligro de impago. De este modo, pueden terminar provocando impagos de las autoridades locales, que dependen de la subida de los precios de las tierras que venden para tapar sus brechas fiscales.
De esta manera, se demuestra que el mercado, con sus crisis inevitables, está dictándole al gobierno y no al revés. Como señala el economista de Nomura, Zhang Zhiwei, "la deuda de los gobiernos locales ha estado creciendo a una velocidad de casi el 20% anual en el último par de años. Si esta tendencia continúa, sin duda traerá riesgos sistémicos para la economía de China"
Si el Comité Central aprueba esta ley, acelerará el despojo de tierras y de riqueza de los campesinos, y con ello aumentarán los brotes de lucha campesina, ya comunes, como se vio en la ocupación de Wukan en 2011. Estas disputas campesinas están muy conectadas con la clase obrera, ya que a menudo involucran a familias cuya situación también ha obligado a algunos de sus miembros a buscar trabajo asalariado en las ciudades. Es de destacar que este mismo Comité Central también es probable que aumente la edad de jubilación y las contribuciones de los trabajadores para sus pensiones. En Europa, estos movimientos han sido una fuente importante de lucha de clases. El cóctel de más acaparamiento de tierras, "reforma" de las pensiones, una desaceleración de la economía y el ya incremento de las huelgas está acelerando la llegada de la tan temida "explosión social".
Las Luchas de Clase que vienen
Cada vez está más claro que China no puede evitar la crisis capitalista ni un movimiento revolucionario. Las cifras de huelgas testifican que algo se está gestando, y que China está desde hace tiempo madura para una revolución. Pero, ¿qué carácter tendrá?
Como hemos señalado en artículos anteriores (http://www.marxist.com/xi-jinping-and-the-future-of-china-part-one.htm), la revolución china que viene tendrá una clara división de clases desde el primer momento. Inevitablemente, sus primeros objetivos incluirán reformas democráticas, sin embargo, la fuerza motriz será la clase obrera que arrastrará tras de sí a los campesinos. La clase burguesa en China ya está demasiado insertada en el statu quo y el aparato estatal, y no puede resolver la cuestión de la Democracia, que es históricamente una tarea burguesa. Ella ya es la clase dominante. Se alineará con el aparato del Estado y se opondrá a los trabajadores. Los principales métodos de la revolución serán huelgas masivas y levantamientos campesinos.
Aunque el capitalismo chino es fuerte, su clase dominante ha resultado ser políticamente inmadura y atrofiada por la historia. Todavía está pagando el precio de su desarrollo tardío a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, cuando era tan débil que ni siquiera podía oponerse a la anticuada y tambaleante dinastía Qing. En cambio, la revolución china de 1949 tuvo que barrer del poder también a los capitalistas emergentes. El regreso del capitalismo ha llevado a un crecimiento poderosísimo pero, una vez más, no ha podido ser llevado a término por ningún sector de la clase capitalista china porque no existía. En su lugar, esta restauración fue dirigida por el aparato del Estado del que surgió gradualmente una pequeña y frágil clase capitalista.
Esto significa que la clase capitalista china carece de experiencia política. Está excluida del poder y tiene que recurrir al soborno de funcionarios. Mientras que la clase dominante de, por ejemplo, Estados Unidos y Gran Bretaña, tuvo siglos para perfeccionar el arte de controlar la política, incluyendo la corrupción de los dirigentes obreros, la burguesía china no tiene esa experiencia. Ni que decir tiene cómo la ola huelguística está tratando a los sindicalistas corruptos, y el Estado carece de cualquier medio para involucrar a los elementos reformistas del movimiento obrero en la gestión del Estado burgués.
Esto significa que una explosión revolucionaria puede tener lugar sin previo aviso y con la burguesía sin medios probados y comprobados a su disposición para influir en las capas superiores de la clase obrera. Y todo esto ocurre en el contexto de un capitalismo mundial plagado de crisis que está restringiendo el uso de la válvula de seguridad probada y comprobada que ofrece el capitalismo chino, o que ofrecía, con su crecimiento exponencial.
Como muestran las cifras de huelga, en el yunque de las luchas en el taller omnipotente de China, el nuevo proletariado está adquiriendo las más indispensables de las conquistas - la conciencia de clase y la organización. Ninguna cantidad de represión estatal ha sido o será capaz de detener el avance de este proceso objetivo. ¡Viva la clase obrera china, viva la revolución china!
23 de octubre de 2013