Ha habido nuevas revelaciones sobre la corrupción que corre por las venas de la política brasileña. Una investigación sobre lo que se conoce como 'Operación Lava Coches' (Lava Jato) –una red de lavado de dinero y soborno con enlaces con la petrolera estatal Petrobrás y una serie de políticos– ha estado en curso desde 2014. En fecha tan reciente como la semana pasada, esta investigación ha producido una nueva ola de acusaciones contra más miembros todavía del Congreso de todos los partidos políticos. La suciedad avariciosa que salpica al Estado brasileño es clara para que todo el que la vea.
He discutido esta situación con Fernando Leal, que es miembro de Esquerda Marxista (la Corriente Marxista Internacional en Brasil) y trabajador sindicalizado de la petrolera estatal Petrobrás, en Río de Janeiro. Le pregunté qué pensaba de la 'Operación Lava Coches'.
“Al principio”, me dijo, “las acusaciones estuvieron dirigidas principalmente contra los miembros del PT [el anteriormente gobernante Partido de los Trabajadores, de Lula y Dilma Rousseff]”. “No hay duda de que el PT es corrupto –que no actúa en interés de los trabajadores, a pesar de su nombre y, a pesar del hecho de que muchos trabajadores aún lo apoyan. Sin embargo, los partidos de la derecha, que son igualmente culpables de la corrupción, trataron cínicamente de utilizar esta investigación para atacar al PT y, por extensión, a los trabajadores que lo apoyan. Todo esto fue parte de la campaña para destituir a Dilma Rousseff [la ex presidente y miembro del PT].
“Pero las revelaciones recientes incluyen a miembros de todos los partidos políticos. Esto era inevitable debido a que el proceso de investigación ha adquirido una vida propia y ha escapado al control de los partidos de la derecha.
“Pero también creo que la clase dominante brasileña ha decidido que sus representantes políticos se están volviendo demasiado caros. Los capitalistas quieren reducir el costo de los sobornos pagados a los funcionarios públicos, y en muchos casos sustituirlos por otros nuevos. Están usando el escándalo de Lava Jato para controlar la política de una forma más barata mediante la eliminación de los políticos más corruptos –es por eso que están permitiendo que continúe esta investigación policial y judicial, y por eso están publicando nuevas acusaciones en sus periódicos y medios“.
Discutí este punto aún más con Fernando, y estuvimos de acuerdo en que esta es una estrategia arriesgada para la clase dominante. Mientras que los capitalistas podrían alcanzar su objetivo deseado de reducir el precio de los políticos corruptos, es probable que sea a costa de socavar la confianza pública en el sistema político en su conjunto. Fernando explicó que esto se refleja en la baja participación electoral y en el disgusto hacia la política en su totalidad, especialmente entre los jóvenes.
Le pregunté a Fernando cuál será el probable impacto de todo esto en las elecciones presidenciales del próximo año.
“El escándalo no parece haber hecho mella en la popularidad de Lula [ex presidente del PT que busca la reelección en el 2018]”, me dijo. “Una encuesta del 10 de abril le daba a Lula un 44% de apoyo, y a su siguiente rival más cercano el 11%. Así que si hubiera una elección hoy, entonces ganaría Lula.
“Pero muchas cosas pueden cambiar hasta el próximo año, por lo que nada está garantizado. Por encima de todo, tendremos que ver qué pasa el 28 de abril y más allá“.
Este 28 de abril será testigo de una huelga general en Brasil, la primera en una generación. Fernando explicó que esto ocurre tras los dos días de lucha, el 15 de marzo y el 31 de marzo, que han visto manifestaciones masivas por todo el país, asambleas locales de los maestros y de los trabajadores del transporte, y huelgas de los trabajadores del metro y del autobús en Sâo Paulo.
Este movimiento ha sido provocado por los ataques del gobierno de Temer contra la clase obrera y la juventud. La privatización está avanzando en Petrobrás, Electrobrás (la compañía eléctrica), el servicio y el transporte postal, e infraestructuras como aeropuertos, puertos y ferrocarriles. También hay propuestas de cambios brutales en las leyes laborales, que están poniendo la subcontratación y precarización al orden del día en todas partes, con los recortes correspondientes en la seguridad y la calidad de vida de los trabajadores.
Caminando por Río con Fernando, es posible ver el efecto de estos recortes. Me dijo que los problemas sociales de la ciudad y en todo el país van en aumento. La falta de vivienda está aumentando exponencialmente, y el desempleo se ubica actualmente en el 13%, con un desempleo juvenil del 26%.
“Pero”, me dice Fernando, “el mayor ataque es sobre la cuestión de las pensiones. En este momento el único requisito para obtener una pensión es que hayas estado trabajando durante 35 años. Así que si comienzas a trabajar a los 16 años, puedes jubilarte a los 51. Ahora el gobierno de Temer quiere imponer una edad mínima para recibir la pensión de 65 años - un enorme ataque a la clase obrera“.
Estos ataques son la fuerza impulsora detrás de la huelga general del 28 de abril que está siendo preparada por una coalición de federaciones sindicales. A diferencia de las huelgas salvajes del 15 de marzo, ha habido mucho más tiempo para preparar esta acción, por lo que se espera una participación mayor en un área geográfica mucho más amplia y en un mayor espectro de sectores. El PT también está apoyando la huelga aunque, como Fernando me dijo, la participación del PT en realidad sólo pretende sujetar al movimiento.
“El PT no está interesado en regresar al poder en este momento”, dijo. “Creo que Lula y el PT quieren en secreto que la reforma de las pensiones sea aprobada por el gobierno, de manera que Temer se vuelva aún más impopular y el PT pueda utilizar esto como un trampolín para ganar las próximas elecciones, después de lo cual Lula trataría la reforma de pensiones como un hecho consumado y se negaría a derogarla“.
Este es el tipo de maniobra cínica que muchos trabajadores han llegado a esperar de los líderes del PT, pero no está garantizado que funcione. El gobierno no está en una posición fuerte, y Temer sólo pudo llegar al poder mediante la maniobra parlamentaria de acusar y destituir a Dilma Rousseff. La huelga general es un arma poderosa en manos de la clase obrera que, si se maneja adecuadamente como parte de una estrategia coordinada que se extienda más allá del 28 de abril, podría provocar la caída del gobierno antes de las elecciones de 2018.
El problema es la falta de una estrategia en la dirección de las federaciones de sindicatos que convocan la huelga. Pero incluso esta falta de dirección por arriba podría no ser suficiente para mantener sujeto al movimiento. Los acontecimientos del 15, 31 de marzo y 28 de abril pueden acumular un impulso propio. La clase trabajadora puede ganar una cierta confianza en su propia fuerza y podría empujar a sus líderes a desarrollar una estrategia adecuada para derribar al gobierno. O eso, o que el movimiento barra a estos líderes por completo si se interponen en su camino.
La consigna de la izquierda en Brasil en este momento es 'Fora Temer!'('¡Fuera Temer!'). Fernando está convencido de que esto debería ser sólo el primer paso en la estrategia de la izquierda.
“Estos ataques a las pensiones y a los derechos de los trabajadores no están sucediendo en el vacío”, explicó. “La economía brasileña está en dificultades ahora, porque China está importando un número mucho menor de productos de países como Brasil. Esto se debe a que Europa y los EE.UU., a su vez, están importando menos bienes de consumo de China.
“El punto es que Brasil está sufriendo la crisis global del capitalismo. No es tal o cual gobierno o un político la causa de ello –es el sistema en su conjunto. Tenemos que conseguir echar a Temer, pero también es necesario desembarazarse del capitalismo“.
Fernando explicó que esta es la razón por la cual es parte de Esquerda Marxista. La CMI en Brasil lucha por una ruptura total con el capitalismo, por que se ponga fin a la explotación y a la opresión, y por la transformación socialista de la sociedad. A medida que el ambiente anti-Temer y anti-sistema en Brasil continúe desarrollándose, hay una urgencia y un entusiasmo en la tarea de la construcción de una organización verdaderamente revolucionaria como ésta.
Frente a la corrupción y a la crisis de la clase dominante, y ante una huelga general y una ola de combatividad en la clase obrera, Fernando y los compañeros de Esquerda Marxista se muestran comprometidos y optimistas acerca de la lucha por el socialismo. Los marxistas de todo el mundo pueden inspirarse en su lucha por un mundo mejor.