En Bolivia, la oligarquía ha lanzado un desafío importante al gobierno de Evo Morales en forma de un referéndum sobre un "Estatuto Autonómico" en el departamento oriental de Santa Cruz. El estatuto, si se aprueba en este referéndum anticonstitucional, daría a Santa Cruz el derecho, entre otros, a aprobar sus propias leyes, en particular sobre cuestiones como la reforma agraria, el control de los beneficios sobre los recursos naturales localizados en la región, aprobar su propio presupuesto y lo más importante de todo, crear sus propias fuerzas de seguridad. El plan de la oligarquía, como explicaba el prefecto de Santa Cruz, es que esta medida fuera seguida por referendos similares en Beni, Pando y Tarija, los otros departamentos que forman la Media Luna Oriental de Bolivia.
En realidad, lo que intenta hacer la coalición de ricos terratenientes, agroempresarios capitalistas y sectores clave de la clase dominante boliviana es una declaración unilateral de independencia, de esta manera, no tendrían que implantar las leyes aprobadas por el gobierno del MAS de Evo Morales, en particular las relacionadas con la reforma agraria y los hidrocarburos. Se trata de una coalición muy poderosa, a la que se ha descrito como los "100 clanes" que controlan grandes cantidades de tierra (25 millones de hectáreas frente a 5 millones que están en manos de 2 millones de campesinos pobres), plantas procesadoras de carne, el rentable negocio de las plantaciones de soja, los principales bancos y medios de comunicación del país, y las principales industrias privadas. Están defendiendo sus intereses de clase y están dispuestos a llegar hasta el final y utilizar cualquier método necesario.
Han utilizado la cuestión de la "autonomía" para movilizar un apoyo de masas para lo que realmente es una rebelión de los esclavistas, por utilizar una expresión de Marx. Al mismo tiempo, han estado armando a miles de jóvenes, reclutados entre los hijos de los ricos y elementos lúmpenes, en lo que sólo se puede describir como las bandas fascistas de la Unión Juvenil Cruceña. Con un intenso elemento de racismo contra los "indios del altiplano", personas con piel oscura, indígenas, en la plaza principal de Santa Cruz están pegadas las listas de los principales activistas del MAS, en esta ciudad ahora sólo está permitida la actividad política de la derecha. Al propio Evo Morales le llaman "mono" las figuras principales del Comité "Cívico" de Santa Cruz.
En este movimiento de la clase superior hay claros indicios de la implicación de la embajada norteamericana. A principios de abril, Evo Morales denunció que el gobierno había descubierto una oficina de la CIA dentro del palacio presidencial. Fue creada por un antiguo oficial de alto rango de la policía nacional que, con el pretexto de luchar contra el terrorismo, estaba pasando información vital a la CIA. Un ministro del gobierno denunció también que el año pasado 93 millones de dólares de USAID habían ido directamente a grupos y organizaciones de la oposición.
¿Cómo hemos llegado a esta situación? Es una consecuencia del movimiento revolucionario de los trabajadores y campesinos bolivianos en 2000-2005, cuando el MAS (Movimiento Al Socialismo) de Evo Morales consiguió una arrolladora victoria en las elecciones de diciembre de 2005, con más del 53 por ciento de los votos frente al 28 por ciento de su rival más cercano. Incluso en Santa Cruz el resultado fue bueno para el MAS, un 33 por ciento, incluso aunque perdió con respecto a PODEMOS que sacó un 41 por ciento.
Como dijimos en aquel momento: "los cientos de miles de trabajadores y campesinos que votaron al MAS lo hicieron con una idea clara en su mente, que Morales cumpliera la ‘Agenda de Octubre', es decir, las reivindicaciones que llevaron a la insurrección de octubre de 2003. Éstas son, principalmente, la nacionalización e industrialización del gas, la reforma agraria, cambio de rumbo de la política neoliberal y, para algunos, la convocatoria de una Asamblea Constituyente".
¿Qué política ha puesto en práctica el MAS? Si algo ha caracterizado al gobierno de Evo Morales durante estos dos últimos años ha sido su vacilación. Cada paso que daba en la dirección correcta (nacionalización del gas, subida del salario mínimo, escuelas para los niños con leche gratis, aumento de las pensiones) se ha encontrado con una resistencia feroz de la clase capitalista y el imperialismo. Frente a esta oposición el gobierno daba medio paso atrás, convocando negociaciones y en general conciliatorias. Esta circunstancia sólo conseguía fortalecer a la oligarquía que intensificaba su campaña, creaba confusión entre los seguidores del MAS (las masas de trabajadores y campesinos pobres de la mayoría indígena) y los desmovilizaba. La oligarquía fue capaz de llevar la iniciativa e incluso ganar una base de apoyo entra las masas de la Media Luna Oriental.
Incluso cuando la dirección del MAS intentó utilizar el movimiento de masas contra la derecha, no lo hizo de manera decisiva, evitó un enfrentamiento serio y se quedó firmemente dentro de los estrechos límites de la legalidad burguesa (en un momento en que a la burguesía no le importaba incumplir sus propias leyes para defender su tierra, sus intereses y beneficios). Ese fue el caso por ejemplo hace un año en Cochabamba. Cuando el prefecto de Cochabamba (la zona donde el MAS surgió y donde consiguió un apoyo masivo en las elecciones de 2005) se declaró a favor de la autonomía, los dirigentes del MAS convocaron movilizaciones de masas para protestar. El prefecto utilizó a la policía contra los manifestantes y esa fue la chispa que inició el fuego. Las masas enfurecidas se reunieron en un cabildo abierto de masas en la principal plaza de la ciudad donde votaron la expulsión del prefecto del departamento y eligieron su nuevo gobierno. ¿Cuál fue la respuesta del vicepresidente García Linera? Defendió que se debía respetar al prefecto porque él había sido elegido legítima y democráticamente, así que la población debía regresar a sus casas. Esta política sólo podía tener dos efectos: desorientar y desmovilizar a los trabajadores y campesinos, y dar ánimos a la oligarquía.
Y eso es lo que ocurrió. A principios de este año, después de muchas negociaciones, la mediación de la Iglesia Católica, reuniones y conversaciones, etc., tanto el gobierno como la oligarquía anunciaron la convocatoria de un referéndum: el gobierno para aprobar una nueva Constitución Política del Estado (el borrador costó muchos meses de disputas legales en la Asamblea Constituyente y que fue aprobado en una sesión boicoteada por la oposición) y la oligarquía de Santa Cruz para aprobar su Estatuto Autonómico, en un desafío directo y en contradicción con la Constitución Política del Estado (CPE). Entonces, el Tribunal Electoral Nacional decidió que, debido a cuestiones de procedimiento, los dos referendos eran inconstitucionales y debían ser cancelados. El gobierno probablemente respiró aliviado, de esta manera evitaba un enfrentamiento que no querían, así que acataron la decisión.
Sin embargo, la oligarquía, envalentonada por cada concesión por parte del gobierno, se sintió lo suficiente fuerte para desafiar la ley y seguir con su referéndum de autonomía. Desde entonces, se han producido constantes escaramuzas entre el gobierno nacional central, elegido democráticamente, y el sector decisivo de la clase dominante del país representado por el gobierno departamental de Santa Cruz y el Comité Cívico de Santa Cruz (dirigido por el terrateniente y capitalista agrario Branko Marinkovic).
Hace unos meses hubo un incidente sobre quién controlaba el aeropuerto de Santa Cruz. Después de enviar al ejército para su ocupación, el gobierno, una vez más, retrocedió y se lo entregó al Departamento.
Más recientemente, estuvo el conflicto por la decisión del gobierno de bloquear las exportaciones de alimentos básicos para hacer frente a las subidas de precios y escasez en el país. Marinkovic es uno de los ganaderos y productores de soja más grandes del país (para el mercado de exportación). La oligarquía respondió con un cierre patronal y amenazó con un cierre patronal nacional de la industria del transporte. El gobierno relajó el bloqueo de las exportaciones.
Después del Departamento de Santa Cruz desconectó los ordenadores que conectan su presupuesto con el del gobierno nacional. El gobierno cortó las transferencias de dinero a Santa Cruz.
Pero en todas estas batallas la única fuerza que puede salvar la revolución boliviana y también al gobierno del PAS ha estado ausente: las masas de trabajadores y campesinos. El sindicato de mineros y varias organizaciones campesinas hicieron un llamamiento al gobierno para que utilizara todos los métodos necesarios para detener el referéndum del 4 de mayo en Santa Cruz. Claramente lo consideraban una amenaza contra todo por lo que habían luchado. ¿Cuál fue la respuesta de los dirigentes del MAS? Cuando le preguntaron a García Linera respondió que el referéndum era "sólo una encuesta de opinión", y cuando preguntaron a Evo Morales qué iba a hacer dijo literalmente: "Nada. Creo en la conciencia del pueblo boliviano".
La oligarquía están lanzando un desafío serio y bien organizado al gobierno de Evo Morales y el gobierno básicamente esconde la cabeza debajo de la arena. No está claro que el objetivo de la clase dominante sea la división del país, han conseguido controlar Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija. Tienen posiciones fuertes en Cochabamba y Sucre, incluso el prefecto de la capital La Paz ahora está a favor de la autonomía para Santa Cruz. Es verdad que existen sectores más extremistas de la oligarquía (representados por el Comité Cívico de Marinkovic) que no vacilarían en tomar el camino de la independencia. Pero otros probablemente piensan que basados en este movimiento pueden derrocar al gobierno de Evo Morales y acabar con el movimiento revolucionario de las masas, y entonces no necesitarían dividir el país.
Sin embargo, no todo está perdido en Bolivia. En cualquier momento, todas estas provocaciones reaccionarias pueden llevar a un movimiento masivo de los trabajadores y campesinos. Aquí está la única esperanza para el futuro. Como en el caso de Venezuela, los llamamientos al diálogo, la conciliación, la utilización de mediadores, no impidió a la clase dominante organizar un intento tras otro de derrocamiento del gobierno de Chávez. En cada ocasión, sólo la movilización de masas de los trabajadores y campesinos en las calles lo que derrotó los intentos contrarrevolucionarios. En Bolivia durante estos últimos años las masas han demostrado una y otra vez su disposición a sacrificarse en la lucha por un futuro mejor, han derrocado a tres gobiernos, se han enfrentado al ejército y la policía. En abril de 1952 los mineros derrotaron y aplastaron enérgicamente al ejército en lo que fue el inicio de la revolución boliviana. Esa derrota se puede repetir de nuevo con la condición de que tenga una dirección clara. Una masiva muestra de fuerza puede desmantelar las fuerzas de la reacción.
Los mineros de Huanuni, en una declaración del 4 de abril identificaban claramente el peligro: "La rica oligarquía, una minoría compuesta de terratenientes agrarios y empresarios multinacionales.... Con los masivos recursos derivados de su poder económico y el apoyo abierto de países alineados con EEUU, han comenzado una ofensiva seria para recuperar todo el poder político que perdieron durante las luchas sangrientas de 2003 y 2005".
Pero además añadían: "El gobierno nacional del MAS también es responsable de esta situación al haber permitido que esta pequeña minoría de ricos se reorganicen y levante de nuevo la cabeza. Esta minoría oligárquica es tan poderosa porque tiene el poder económico que sacan de la explotación de nuestros recursos naturales, como los hidrocarburos, minería, tierra, etc., Si el gobierno no se hace cargo de estos recursos para el Estado, estos vampiros continuarán siendo tan poderosos y garantizarán la continuación del desempleo, la pobreza y la miseria en la que hemos vivido durante las últimas décadas".
Y terminan con un llamamiento claro a la acción: "Sólo la aplicación de las Agendas de 2003 y 2005 garantizará el desarme y la derrota de la oligarquía. Los mineros de Huanuni exigen que el gobierno adopte medidas más audaces para acabar con el fraude de este referéndum autonómico, que aplique de una vez por todas los cambios estructurales reales en el país. Los mineros leales a nuestra tradición de lucha revolucionaria, exigen que el gobierno nos de los medios y recursos necesarios para aplastar a las camarillas ‘cívicas' y empresariales que por todo el país, y particularmente en la Media Luna Oriental, engañan al pueblo y quieren llenar el país con el odio, la sangre y la división".
De todo esto se debe aprender una lección: los últimos dos años de gobierno del MAS demuestran de una manera concluyente que no es posible un camino de en medio, ni se puede construir un "capitalismo andino". Incluso las medidas tímidas del gobierno de Morales han llevado directamente a esta rebelión de los esclavistas. La única salida es la expropiación de la tierra, los bancos y la industria bajo el control democrático de la clase obrera de Bolivia, vinculándola con los movimientos revolucionarios que están teniendo lugar por todo América Latina.
Source: El Militante