Savina Cuellar, candidata por la Alianza Comité Interinstitucional (ACI), ha ganado las elecciones a la Prefectura de Sucre remplazando el anterior prefecto David Sánchez, del MAS, que había renunciado tras los violentos y luctuosos acontecimientos del pasado noviembre, cuando la Ciudad Blanca fue escenario de confrontaciones y enfrentamientos alrededor de la Asamblea Constituyente por el tema de la capitalidad. Según los primeros datos disponibles Savina Cuellar, ex constituyente del MAS y exponente del mundo campesino - originario, habría ganado con el 55,5% de los votos en el departamento, mientras que Walter Valda, profesional candidato del MAS, habría obtenido el 40,5% de los votos y Felipe Cruz, de Alianza Social (AS), el partido del Alcalde potosino René Joaquino Cabrera, el 4%. Aun perdiendo la prefectura el MAS se confirma primer partido en el departamento, ganando en 7 de las 10 provincias que lo componen con el apoyo masivo del área rural, donde obtiene el 68,8% de los votos frente al 27,5% del ACI. La Cuellar al contrario habría ganado gracias principalmente al apoyo del área urbana, la ciudad de Sucre donde es votada por el 70,9% de los electores, frente a un 25,2% de votos para el MAS. Los comicios en sí se desarrollaron sin violencia, aunque fue impedido al MAS celebrar su cierre de campaña en la capital y en la misma Sucre estuvieron presentes alrededor de 1500 integrantes de la Unión Juvenil Cruceñista, al fin claramente de amedrentar y condicionar el voto juntos a grupos de la Universidad San Francisco Xavier. El sábado un atentado incendiario cortó la señal del Canal 7, la televisión nacional boliviana que estaba transmitiendo un documental sobre los sucesos del 24 de mayo, cuando universitarios humillaron a campesinos obligándose a arrodillarse a pecho desnudo y gritando "Autonomía" mientras quemaban sus ponchos para mortificar su identidad.
La derecha intenta dar a este voto un valor nacional interpretándolo como claro castigo al gobierno central. En primer lugar el MAS, como dijimos, sigue siendo primer partido de Chuquisaca, tanto que los mismos autonomistas tienen que presentarse con la cara de una ex masista para restar votos al oficialismo. La oposición de PODEMOS no puede reivindicar la victoria electoral en Chuquisaca, considerando que la ACI es una alianza vareada que va de la burguesía abierta al dialogo como Unidad Nacional hasta el desenmascarado fascismo de la Falange Socialista Boliviana, y que ninguno de estos partidos hubiera podido conquistar este resultado con sus candidatos y mostrándose por lo que son. La hipocresía de estas evaluaciones es además inmediatamente demostrada por un hecho: si la oposición, tanto la oficial de PODEMOS cuanto la de los prefectos de la media luna, están convencidos que el gobierno de Evo Morales está desgastado y ellos adquieren fuerza ¿por qué no quieren ahora someterse al referéndum revocatorio? ¿Por qué le tienen miedo a esta consulta que ellos mismos convocaron para desatar la holeada de movilizaciones que se dieron en el país a partir del 4 de mayo, referéndum autonómico en Santa Cruz?
En realidad las consultas autonómicas y su evidente fracaso demuestran una cosa: el referéndum revocatorio podría regalar muchas sorpresas a la derecha. Los votos contrarios y el abstencionismo, a pesar de las amenazas de la Unión Juvenil Cruceñista masivamente movilizada en cada referendo, fueron más de los votos a favor de la Autonomía, como describimos en artículos anteriores, y en todo caso inferiores en términos absolutos a los mismos votos que la Autonomía había recibido en el referéndum nacional del 2006, a pesar del aumento del patrón electoral y de los fraudes mostrados por los mismos medio de prensa. Los prefectos de la media luna, así como los de Cochabamba y La Paz, pueden festejar y hacerse llamar gobernadores en público, pero en privado saben bien que ni movilizando todas sus bandas fascistas pueden garantizarse la victoria electoral el 10 de agosto en el referéndum revocatorio. La actual situación que ve ahora 6 prefecturas opuestas abiertamente al gobierno central está muy lejos de representar la realidad y las perspectivas.
Sin embargo las elecciones en Chuquisaca representan una alarma para el gobierno y el MAS que no se puede descuidar. Al contrario es necesario entender las motivaciones profundas del voto, el humor y las correlaciones de fuerza en las clases sociales que a través de esto se expresan para evitar que esta derrota, por ahora extremamente parcial, pueda constituirse en un movimiento más duradero capaz de minar el éxito del proceso revolucionario y la existencia del mismo gobierno de Evo Morales. En Sucre se ha manifestado claramente:
1) la división siempre más profunda entre el campo y la ciudad;
2) El creciente regionalismo que es parte del plan de la derecha para desestabilizar el país;
3) La penetración de las bandas y de las organizaciones políticas de inspiración declaradamente fascistas dentro de las mismas fortalezas del MAS y de la izquierda.
Ya dijimos en varias ocasiones, el 2002 el MAS se quedó al 20% de los votos mientras en el 2005 llegó al 54%. La diferencia fue el apoyo prevalente de la clase trabajadora del área urbana que buscó en este partido y en Evo Morales el instrumento para ejecutar su agenda nacida de la lucha del 2003 y del 2005: nacionalizar y revertir al pueblo los recursos naturales y las empresas capitalizadas para arrinconar la derecha y el capitalismo, industrializar el país y realizar un verdadera reforma agraria. Ya señalamos (en nuestro volante de noviembre Defender y profundizar la revolución en Bolivia) como las vacilaciones del gobierno frente a la derecha, el empresariado privado y el imperialismo estaban sembrando decepción y desanimo dentro de la clase trabajadora del área urbana: sería un error hoy relacionar el resultado electoral urbano de Sucre a la sola cuestión de la capitalidad. Es claro que el regionalismo y el egoísmo departamental han sido la palanca para que la derecha se rearticule con una base de masa. Esta estrategia ha sido efectiva pero solo porque por otro lado ha hecho falta una visión y un proyecto de desarrollo y cambios estructurales nacionales, lo que representaba la Agenda de Octubre.
Por dos años el gobierno ha respondido a cada arremetida de la derecha y del imperialismo con concesiones y aberturas del dialogo. La idea de construir un capitalismo con el rostro humano fundado en una relación societaria y no subalterna al imperialismo y con la participación de la burguesía nacional ha desembocado en el saboteo de la economía y de la producción gasífera. Mientras el pueblo veía perderse en la maraña y en los pasillos parlamentarios lo que había conquistado con la lucha la derecha se envalentonaba y aumentaba su osadía aprovechando y utilizando cada mesa de diálogo y cada vacilación para desgastar el consenso del gobierno. Al contrario que impedir una inevitable confrontación esta política le ha puesto en condiciones más desfavorable para el movimiento obrero y campesino. Dos ejemplos para entendernos y ser más claros: 1) se alaban tanto las cifras macroeconómicas del país pero ¿Dónde están las inversiones productivas generadoras de trabajo digno? 2) el Ministro del Trabajo Walter Delgadillo declara su disponibilidad a reconocer el aumento a 1000 bolivianos del salario mínimo fijado en la "autónoma" Santa Cruz ¿no es esto un incentivo directo a apoyar la autonomía y la derecha que la sostiene en todo el país? ¿Por qué al contrario que pintar esta demagógica concesión social del empresariado privado cruceño como una "conquista de los trabajadores" no se le opone una política a todo campo hacia la clase trabajadora urbana, una política de "pan, trabajo y vivienda" como piden los fabriles de Cochabamba?
El MAS y el gobierno de Evo Morales, a pesar de sus errores siguen siendo punto de referencia para amplios sectores de explotados en el país, tanto en el campo como en la ciudad. Las mismas elecciones en Sucre lo demuestran claramente. Sin tener siempre presente este vinculo entre amplias capas de la clase trabajadora y la mayoría del campesinado con el oficialismo y con el gobierno del MAS no se entenderían las nacionalizaciones recientes de ENTEL y TRANSREDES que pueden representar un cambio, una gira decisiva en la acción del gobierno. Tras dos años de tira y afloja y frente a la posibilidad de un nuevo fracaso en las negociaciones con el imperialismo se ha tomado el único camino posible, él de la nacionalización completa. Nuevas ocasiones y nacionalizaciones podrían darse en el próximos periodo en otros sectores de la economía como resultado de una coexistencia imposible entre las razones de los explotados y las de los explotadores. Esto prueba que no todo está perdido. Para que estas ocasiones se vuelvan en un movimiento firme y para que la derecha sea dividida y arrinconada definitivamente es imprescindible que la clase trabajadora, la juventud revolucionaria y el campesinado recuperen su papel protagónico dentro del proceso revolucionario. La COB debería ahora, con el aproximarse del referéndum revocatorio, proponer un frente único al gobierno y al MAS fundado en la profundización de las nacionalizaciones, en la abrogación del 21060, en la Agenda de Octubre entre otros y en las reivindicaciones que puedan fortalecer la entidad matriz de los trabajadores. Mientras hay dirigentes sindicales que persiguen una política de puro oportunismo, otros al contrario siguen con una postura pasiva, es decir apoyando los cambios estructurales pero por ejemplo declarándose desinteresados al revocatorio, como si estos cambios pudieran venir de la derecha entreguista y pro imperialista. El gobierno es muy cuestionado por muchos sectores sociales por la presencia en el gabinete de ministros que no tienen nada a que ver con la lucha del pueblo, terratenientes a la cabeza de la revolución agraria, adenistas en ministerios claves como la economía, etc. Pero ¿Cómo se puede limpiar esta podredumbre del viejo sistema político sin la participación activa, independiente y movilizada de los trabajadores? El único antídoto a la burocracia es la participación consciente y organizada de los trabajadores. Como el 4 de mayo demuestra la ofensiva obrero - popular divide y arrincona la derecha y desbarata sus bandas fascistas. No tenemos que buscar: las respuestas a los problemas de esta difícil coyuntura ya están dados.
Source: Corriente Marxista Internacional - El Militante Bolivia