Estimados compañeros de La Izquierda Diario*:
*Hacemos publica esta carta luego de enviarla a los autores de la entrevista a Alan Woods y al mail de contacto de La Izquierda Diario, y no recibir ninguna respuesta o rectificacion en las lineas solicitadas por el comite de redaccion de la Corriente Socialista Militante.
Les agradecemos la amable entrevista que realizaron con Alan Woods durante su participación en el Congreso a 100 años de la revolución rusa en Rosario. Sin embargo nos sorprendió mucho la nota editorial que añadieron al final y que dice:
Las posiciones políticas internacionales de la Corriente Marxista Internacional (CMI) de Alan Woods, han sido sumamente controversiales en el marxismo, especialmente en el movimiento trotskista, ya que, pese a ser críticos se mantuvieron como parte de la coalición griega Syriza incluso tras el acuerdo de ajuste con el Eurogrupo. En Latinoamérica, se destaca su apoyo al gobierno bonapartista de Venezuela.
Nos parece un método deshonesto de tratar de descalificar al entrevistado con una descripción sesgada de sus opiniones, más aún teniendo en cuenta que durante la entrevista nunca se le hizo ninguna pregunta en relación a Syriza ni a Venezuela. Es decir, se ataca al entrevistado pero no se le deja expresar sus propias opiniones sobre esos temas.
Por lo tanto pensamos que sería necesario que publicaran una aclaratoria al respecto.
La Corriente Marxista Internacional en Grecia, la Corriente Comunista, formó parte de Syriza, defendiendo desde el primer momento un punto de vista marxista y advirtiendo, incluso antes de la victoria electoral, que era imposible llegar a un acuerdo con la troika y que la única salida para romper con la austeridad era romper con el capitalismo. Después de que el gobierno de Syriza rompiera el mandato del referéndum y firmara el Memorando con la troika, el 13 de junio, Tsipras perdió el control del comité central de Syriza cuando una mayoría de sus miembros firmaron una declaración oponiéndose a esa firma. En la primera reunión del Comité Central de Syriza el 8 de agosto, la Corriente Comunista agitó por la convocatoria de un Congreso Extraordinario para quitar a la dirección y cambiar curso. La mayoría de organizaciones del partido se oponían al Memorando. Sin embargo, las vacilaciones de la Plataforma de Izquierdas frustraron esa batalla e hicieron inevitable la ruptura, que se consumó el 24 de agosto con la formación de Unidad Popular - LAE, de la que la Corriente Comunista fue miembro fundador.
Es claro que la Corriente Marxista Internacional en Grecia se opuso completamente a la capitulación de Tsipras y caracterizó el acuerdo con la Troika como una capitulación humillante, dando una lucha política contra la dirección del partido y agitando por la convocatoria a una huelga general indefinida, así como concentraciones y manifestaciones masivas diarias exigiendo el rechazo del acuerdo.
La sección griega de la CMI siempre sostuvo que la única manera de que el pueblo griego pueda tomar el control de su destino de nuevo en sus propias manos era, y sigue siendo, poner fin a la dictadura de los banqueros y capitalistas, expropiando a los banqueros, a los magnates y al resto de la oligarquía parásita que realmente gobierna Grecia.
En cuanto a Venezuela, nuestra postura no es de apoyo al gobierno de Maduro, sino más bien de oposición a la campaña de la oligarquía venezolana y el imperialismo de derrocarlo instalando un gobierno reaccionario, anti-obrero y pro-imperialista.
Los marxistas no podemos permanecer neutrales entre el campo de la Revolución y el de la Contrarrevolución, de la misma manera que Trotsky no fue neutral entre el campo de Kornilov y el de Kerensky, al que señalaba como responsable del asalto reaccionario y como incapaz de dominarlo.
En agosto de 1917 el gobierno Kerensky, los socialistas revolucionarios y los mencheviques (los reformistas de entonces), querían continuar la guerra imperialista y ahogaban en sangre en los frentes de batalla a los obreros y campesinos vestidos de soldados. En las ciudades faltaba pan y en el campo reinaban los terratenientes. Los bolcheviques, liderados por Lenin y Trotsky, combatían bajo las consignas de "Paz, Pan y Tierra" y eran duramente reprimidos. Pero, como Lenin decía, ellos seguían explicando pacientemente la situación a los trabajadores.
Kerensky mandaba arrasar las imprentas bolcheviques, organizó la campaña de calumnias según la cual Lenin y Trotsky eran "agentes del Kaiser" alemán y finalmente, tras las manifestaciones de julio dirigidas por los bolcheviques, mandó arrestar a todo el mundo. Trotsky fue arrestado y Lenin tuvo que refugiarse clandestinamente en Finlandia.
A finales de agosto el general Kornilov, comandante del Ejército, nombrado por Kerensky, intenta un golpe fascista para liquidar la revolución y restablecer la monarquía.
Los bolcheviques perseguidos, Lenin en la clandestinidad, Trotsky preso, campesinos y obreros diezmados en el frente de guerra al servicio de los imperialistas. Todo ello producto de Kerensky. Nadie con la cabeza en su sitio puede decir que Maduro es peor que Kerensky.
Los obreros y marineros armados fueron entonces a la prisión donde estaba Trotsky y exigieron hablar con él para saber cómo posicionarse frente a la ofensiva de Kornilov. Trotsky explicó que en ese momento, sin dar ningún apoyo a Kerensky, debían apoyar su fusil en el hombro del propio Kerensky y disparar sobre Kornilov. Después ajustarían cuentas con Kerensky.
Lenin envió cartas al Comité Central del Partido Bolchevique, el 28 y 30 de agosto, en las que daba la misma orientación al CC. Explicaba que no podía apoyarse al gobierno, sino que se trataba en aquel momento de derrotar a Kornilov, de volver todas las fuerzas contra el golpe reaccionario. Decía que debían continuar denunciando a Kerensky por su incapacidad de defender la revolución y su política criminal y convocar a los trabajadores a luchar juntos contra el general reaccionario.
Con esa política revolucionaria independiente, los bolcheviques no sólo derrotaron a Kornilov ganando las propias tropas del general y dispersando al resto de sus fuerzas, sino que se transformaron en mayoría entre las masas de obreros y soldados. En octubre tomaron el poder con el apoyo de la inmensa mayoría de los trabajadores, campesinos, soldados y marineros.
Así es como se prepararon las premisas políticas de la Revolución Rusa en octubre de 1917 y no basándose en lecturas lineales como proclaman los ultraizquierdistas.
Parafraseando a Trotsky en “Los ultraizquierdistas en general y los incurables en particular” la tarea política de los revolucionarios es transformar esta revolución híbrida, confusa, medio ciega y medio sorda, a la que la han arrastrado los reformistas, en una Revolución Socialista.
En cambio las posiciones ultraizquierdistas cumplen el papel de dificultar que esta revolución incompleta se transforme en revolución consciente y terminada.
Los dirigentes de izquierda deben separar a las masas y su vanguardia de la burocracia reformista y de la derecha, pero esto no se puede lograr colocándose en un frente no declarado con la burguesía.
Esperamos que puedan publicar esta breve aclaración.
Saludos revolucionarios.