El resultado de las elecciones, en la noche electoral del 20-N, fue inapelable: El PP obtuvo en porcentaje de votos y en votos absolutos, los mayores números de toda su historia que le permitirán gobernar en solitario. El PSOE cosecha su derrota más clara: ni siquiera en las primeras elecciones de la Democracia, en 1977, sacó tan pocos diputados.