A septiembre la inflación acumulada llegó al 5,65% y se espera que el año cierre con un 7,13%, rebasando las perspectivas del gobierno. Más allá de fenómenos coyunturales, esto demuestra el corto alcance de las medidas eclécticas adoptadas para frenar el aumento de precios. Si no se interviene con una política de clases en los problemas estructurales de la economía boliviana, no será posible eliminar este fenómeno que afecta la economía popular.